Sobre la investigación y la documentación en Tecnología Educativa


* Guillem Bou. Este trabajo es un fragmento del proyecto docente de Tecnología Educativa, 1999. Autorizada su reproducción por el autor .


"En este escenario tenían lugar no sólo heroicos actos de descubrimiento científico sino también sucias luchas soterradas por el control del espacio, luchas por el financiamiento y sobretodo luchas por la exclusividad de la grandeza científica. Como decía el Dr. Coma, con la claridad cínica del superviviente de diez trienios de escaramuzas, guerras y peleas de esta clase, habría que edificar centros de investigación con techos aún mucho más altos si hubiesen de contener, además de los laboratorios, el ego de los científicos" (Marià Alemany, 1994, El virus de la gloria, Premio de Novela Científica 1994 de la Fundació Catalana per a la Recerca[1], p. 6)
 


Un catedrático de matemática aplicada de esta universidad, Carlos Perelló, disertaba en cierta ocasión sobre el carácter del investigador anglosajón y el del investigador proveniente de la cultura latina. A modo de autocrítica (y con cierto aire caricaturesco) exponía, basándose en ejemplos de pensadores a través de la historia, los defectos de la cultura latina por lo que se refiere a la investigación.
A veces da la impresión, según sostenía él, que el investigador latino ha heredado la obsesión de los grandes clásicos por explicar el mundo en su totalidad. Es decir, aspira a ser un nuevo Platón o Aristóteles, que expone visiones cosmológicas completas y cerradas. Esta concepción de la ciencia es necrófila, ya que el investigador es el primer interesado en "enterrar" (resolver y, por tanto, cerrar) para siempre el problema de investigación.
De la visión anglosajona, en cambio, siempre había que aprender la visión que él llamaba biófila. Ponía como ejemplo el hecho de la abundancia de inventos o de aportaciones de ingenierías en campos como los motores, la mecánica, la aviación, etc. El investigador anglosajón es consciente de que él no terminará de diseñar el motor definitivo, que él sólo construirá una parte del artefacto que mueve un vehículo (llámese motor de explosión, de dos tiempos, cuatro tiempos, etc.); su invento será completado por otro y por otro investigador, hasta que se llegue a un producto aceptable.
Aunque, como digo, fuera una visión caricaturesca expuesta en clase en el año 1984, nos da una lección sobre el espíritu de la investigación y la concepción que debe regirla. Sin embargo, mucho de realidad debía tener dicha caricatura, ya que en el año 1994 la novela que ganó el premio de novela científica de la Fundació Catalana per a la Recerca llevaba por título "El virus de la gloria" y trataba precisamente de cómo se podía llegar a envilecer la vida universitaria en el plano personal, y todo precisamente por la obsesión de conseguir este lugar destacado, por ser este nuevo Platón de la modernidad[2].
Por la parte que nos corresponde, hay que decir que la visión biófila parece ser la más extendida entre los investigadores de Tecnología Educativa en la actualidad. Quizá sea porque están acostumbrados a la vertiginosa evolución de los medios y a la mecánica agotadora de que, cuando se consigue diseñar un sistema de enseñanza revolucionario, al cabo de dos días ya es obsoleto y todo el mundo lo califica de antigualla.
Esta modestia forzosa (o bien la costumbre a una gloria efímera por definición) tiene como contrapartida el trabajo en común de investigadores de diferentes universidades españolas. Como mínimo en los aspectos de comunicar las novedades, organizar reflexiones, encuentros y actos de esta índole. Siendo una disciplina relativamente joven y novedosa, se han consolidado ya líneas periódicas de encuentros como las Jornadas Universitarias de Tecnología Educativa o los encuentros de Edutec.
Ahora bien, para mantener esta actividad y este modo de operar es necesario disponer de un buen sistema de documentación y comunicación, tanto para la consulta de obras consolidadas como para la comunicación ágil con otros investigadores (puesta en común de resultados). En este sentir interpreto yo los acuerdos de las VI Jornadas Universitarias de Tecnología Educativa (Tenerife 98), en las que se convino:


"a) Crear una red organizada de webs españoles sobre Tecnología Educativa distribuido físicamente entre distintas universidades formando un único web virtual.


Cada universidad debe elaborar su propia página web con información sobre la docencia que imparte; la investigación desarrollada; publicaciones; materiales de trabajo y enlaces de interés. Paralelamente una universidad (en este caso se ofreció la Universitat Oberta de Catalunya) se encargará de crear la Página Inicial a esta red de webs españoles en la que se dé información de quiénes somos, objetivos y temas de trabajo, actividades desarrolladas, enlaces con los webs particulares de Tecnología Educativa en cada universidad.
b) Elaborar un "libro blanco" sobre la investigación española en Tecnología Educativa y Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación


Con la elaboración de este "libro blanco" se pretende en primer lugar inventariar el conjunto de investigaciones (tesis doctorales, proyectos financiados, publicaciones, ...) desarrolladas en nuestro país por el conjunto de investigadores sobre tecnologías y educación. En este trabajo se propondrá un mapa conceptual con los temas, ámbitos o problemas a los que se les ha prestado atención preferente en las universidades de nuestro país. Finalmente se intentará sugerir líneas de investigación que sean representativas y tengan interés para el futuro desarrollo de nuestro campo. Se responsabilizaron de coordinar e impulsar la tarea de elaboración de este libro blanco la Univ. Complutense de Madrid y la Univ. de La Laguna." (Conclusiones de las jornadas, disponibles en [ http://www.ull.es/congresos/Tecneduc/  )
He pensado que el fuerte desarrollo de los aspectos documentales de la última década y su ligazón con las nuevas tecnologías, me obligaba a tratar este tema con cierta profundidad en un proyecto docente. Por ello, además que ofrecer una lista de recursos documentales como es costumbre en los proyectos (costumbre que percibo como muy sana), voy a exponer a continuación seis problemas  fundamentales a los que nos arroja la temática de la documentación en entornos electrónicos[3].
Así pues, este capítulo tratará dicha problemática en el presente apartado. El inventario comentado de fuentes  de documentación lo realizaré en el apartado segundo. Y, finalmente, en el apartado tres trataré las cuestiones de investigación en Tecnología Educativa.


1.1       Problema número uno: Sobre los documentos primarios y secundarios y sobre la autenticidad.


"Pero, un documento pedagógico como lo es el material didáctico de un curso puede convertirse en un acto pedagógico que permita al alumnado apropiarse del proceso de aprendizaje. (...)

El único planteamiento que cabe si se usan otras formas de  comunicación -documentos sonoros, visuales, audiovisuales e informáticos - es considerarlas componentes del proceso pedagógico. Es decir, que los documentos en su conjunto estén integrados de forma consustancial al discurso didáctico."(Roberto Aparici, 1998, El documento integrado)


Es una clasificación sobradamente conocida la de documentos primarios y secundarios (Arnal, Latorre, Rincón y Sans, 1995) así como sus papeles diferentes en la tarea de la investigación[4]. Tejada (1997), sin embargo, introduce una nueva categoría (documentos terciarios) que se caracteriza por tener elementos de uno y otro tipo de documentos.
Esta nueva categoría, con el añadido de la potencialidad comunicativa de los medios audiovisuales, es la más abundante en las redes hipermedia de comunicación: uno y otro tipo de documentos (primarios y secundarios) van a integrarse en conglomerados de información en soporte electrónico y en formato hipertextual (Millán, 1998). Es decir, es típico encontrar unas páginas temáticas o un CD-ROMen el cual documentos que calificaríamos como secundarios nos remiten, mediante enlaces directos, a los documentos primarios, pudiendo éstos ser de naturaleza audiovisual, y sin que ello suponga ningún problema técnico.
Por una parte, son evidentes sus ventajas para la investigación. Pongamos un ejemplo perteneciente a nuestra disciplina: el CD-ROM de la UNED sobre nuevas tecnologías y educación (Aparici, Osuna y Busón, 1999). Además de tener artículos, ilustraciones y tramas de vídeo, permite la consulta directa de web sites de Tecnología Educativa, como son los de Cabero (US) o Salinas (UIB). Es decir, se puede leer la valoración que se hace sobre la aportación de un autor y contrastarla o ampliarla, ya que, acto seguido, se puede obtener en pantalla la fuente original (el texto donde el autor realiza la aportación).
Por otra, la capacidad comunicativa de este tipo de documento es muy alta, ya que permite, como dice Aparici en la cita, convertirlo en un agente activo de un proceso de instrucción (de aquí que dicho autor se refiera a él como el documento integrado). Sin embargo, ¿qué sucede si este mismo recurso se utiliza al servicio de una causa menos noble (la manipulación de la información, por ejemplo)?
Para responder de forma breve, trataré dos problemas graves relacionados con la veracidad de la información eléctrónica:
 

a)    La documentación persuasiva.
Los recursos técnicos incrementan la capacidad de convicción de los nuevos documentos. Se parecen más a los programas de televisión. Por tanto, son más convincentes, parecen más rigurosos pero no dejan de transmitir una opinión sobre el tema que tratan. Es decir, el documento secundario que se apoya en uno primario gana en convicción, pero evidentemente no muestra las fuentes primarias que dan apoyo a las tesis contrarias.
Cloutier (1975) señala que los medios aportan el tipo de información que se transmite mejor por cada uno de ellos; es decir, el medio optimiza el impacto de dicha información. Este hecho es altamente positivo en el contexto de una campaña de sensibilización social pero, evidentemente, es un arma de doble filo: a más impacto comunicativo menos capacidad crítica del receptor.
Tenderemos, por tanto, cada vez más a una cultura documental que se basará en conglomerados de información primaria y secundaria. De hecho, ya han invadido la publicación divulgativa de la ciencia[5]. En los apartados siguientes se verán otras repercusiones sociales y científicas de este tipo de documentación, pero aquí baste con indicar las consecuencias: información y persuasión viajarán juntas a partir de ahora[6].
 

b)  La documentación volátil.
Una de las misiones de la cita bibliográfica es permitir al lector contrastar la opinión que se atribuye a un investigador. En consecuencia, el sistema de citado debe ser fiable y preciso. Pero en los recursos electrónicos nos encontramos ante un problema de verificabilidad: ¿Cómo puede comprobarse algo que es volátil?


"Este tema plantea numerosos numerosas interrogantes. Por ejemplo, si la información no está en un soporte físico controlado, ¿cómo sabremos que no se cambia la historia de acuerdo con la evolución de los hechos? Realmente este tema no debería ser nuevo: la pérdida de la «memoria histórica» es uno de los grandes males que lleva a indignarse ante la invasión de Kuwait por Irak aunque antes las tropas americanas hayan invadido sin el menor rubor un país como Panamá para defender sus intereses comerciales en relación al canal de Panamá" (Bartolomé, 1999, 118)


En pro de la actividad investigadora, los equipos de normativa bibliográfica están realizando esfuerzos considerables para paliar en parte los efectos perniciosos de la volatilidad y beneficiar el rigor en la investigación. No obstante, no hay unanimidad respecto a las formas (Estivill y Urbano, 1997). Una panorámica de las tendencias actuales puede encontrarse en Estivill (1998), Urbano (1997), Quintana (1999), dado que estos documentalistas analizan tanto la problemática como la actitud de los comités normalizadores (American Psychological Association,World Wide Web Consortium, International Federation of Library Associations and Institutions y, de talante más general, la International Standar Organization).


A pesar de ello, las direcciones electrónicas (incluso las institucionales) cambian a veces de ubicación[7] y, por otra parte, cientos de pseudouniversidades y de informes presuntamente científicos aparecen y desaparecen en las redes. Por tanto, ¿qué impide a un investigador desarrollar una argumentación ficticia o hacer una interpretación sesgada de unos hechos avalándola con sus correspondientes citas bibliográficas (aparentemente, dignas de toda confianza)? Si debemos aprovechar la potencia informativa y comunicativa de la red pero, por su propia naturaleza, no es fiable ¿no nos plantea esto un serio problema metodológico?
En el campo educativo, conscientes de que las nuevas generaciones van a desarrollarse con el hábito de navegar, encontramos advertencias electrónicas ante el fenómeno de la  pseudodocumentación, realizadas por universidades, organismos oficiales, centros educativos, asociaciones, etc. Quizá "sembrar" la red de avisos como el siguiente sea la única posibilidad que de momento tenemos los educadores:


"Puede ser difícil juzgar la exactitud o credibilidad de una información ofrecida en Internet. Piense en la motivación que originó su creación. Mucha información NO tiene ningún carácter académico ni rigor científico y su propósito es solamente: Promocional, Comercial, Personal. (...) "No se crea todo lo que lea en la Web". Busque en la información obtenida el nombre de la persona o institución responsable y también la fecha de última revisión pues aún procediendo de una fuente fiable puede estar obsoleta." (Vicent, 1996)
 

1.2       Problema número dos: Sobre la actividad empresarial y la actividad universitaria de la documentación.
 


En el marco de unas universidades en crisis, el hecho que la información se haya convertido en mercadería y materia de intercambio (Adell, 1996) puede venir a paliar la situación de déficit presupuestario. Entre los diversos tipos de negocio virtual en Internet, Adell (1996b) nos recuerda el del suministro de información corporativa. ¿Qué tipo de documentación es ésta? Muchas veces se trata de recopilaciones comentadas de web sites; es decir, las empresas y los profesionales contratan servicios consistentes en saber qué encontrarán en las marañas de sitios que hay en la red.
En este contexto económico, nuestras universidades también juegan el papel de suministradores gratuitos y altruistas de información. En España tenemos varios ejemplos, ya que, sin ir más lejos, UNED, UPF, UIB, UB, URV y US ofrecen información pública y valiosa a cualquier persona que acceda a su site. En el caso de la Tecnología Educativa, como hemos visto, se acordó en el encuentro del 98 establecer una alianza de este tipo y, con más o menos premura, se trabaja en ella (de hecho, ya tenemos un ring[8] entre universidades con enlaces mutuos de grupos de Tecnología Educativa).
Como experiencia del tándem formación-información en red vale la pena destacar el caso del Instituto Universitario del Audiovisual de la UPF de Barcelona, donde el profesor da clases, produce multimedia e investiga en su campo pero, además, ofrece periódicamente a los alumnos listas recopiladas de web sites comentados. De este modo son accesibles al público artículos que suministran información valiosa, que toca temas como la producción multimedia, las estrategias para la formación, etc. A modo de ejemplo véase Ribas (1997), Parés y Parés (1997), Berenguer (1997), Ribas, Freixa, Julià, Berenguer y Parés (1999).
Pero esta visión filantrópica y universal de la información se quiebra en el momento en que la investigación en Tecnología Educativa entra en juego con intereses comerciales: entonces todo es posible. Desde las alianzas entre grandes empresas y universidades para formar fundaciones en pro de las nuevas tecnologías[9] hasta las ofertas masivas de equipos informáticos aceptadas de forma oficial por los centros universitarios[10].
Si sólo se mantuvieran en el terreno comercial, estas observaciones no tendrían por qué estar en este proyecto docente. Sin embargo, este apartado trata el tema de cómo la actividad empresarial interfiere en la actividad investigadora. Véamoslo con un ejemplo.
Supongamos que una universidad recibe una subvención cuantiosa por parte de la Unión Europea para la experimentación y evaluación de las nuevas tecnologías en la formación[11]. Habitualmente el proyecto se ejecuta de la siguiente manera: unos técnicos se presentan con un kit (paquete) generador de un "campus virtual" (un sistema de correo, edición de apuntes y algunos otros servicios que pretenden emular la vida universitaria), un educador u otra persona de otro ámbito del saber experimenta como puede el sistema con algunos grupos y se encuentra con los problemas conocidos de los sistemas telemáticos (básicamente dos: alto abandono y dificultad para entender las funciones del sistema informático[12]) y, finalmente, se presenta un evaluador que debe realizar el informe final (¡del cual depende el cobro de la subvención por parte de la universidad que experimenta!).
Al respecto, es fácil encontrar opiniones de tecnólogos educativos como la siguiente:
"También es cierto que hay otras actuaciones en el terreno de la formación a distancia que han presentado sistemas menos flexibles, en los que la autoformación y el aprendizaje personalizado han sido a veces más un propósito teórico que una práctica llevada a cabo o, en muchos casos, ni siquiera ha existido esta intención"(Roca, 1994, 185)
Nuestro drama como investigadores es que, sea cual sea el resultado, siempre constará en la bibliografía (electrónica y no electrónica) que ha sido positivo, que el modelo mejora los anteriores y que debe invertirse más en iniciativas de este tipo. De esta manera, nuestras fuentes bibliográficas quedarán llenas de experimentos y modelos "exitosos" y, en consecuencia, de los supuestos principios de intervención que se derivan de ellos.
En el marco de unas instituciones con problemas de financiamiento, ¿cómo va a reconocer una universidad que una experiencia no ha sido satisfactoria cuando ha recibido del orden de decenas de millones de pesetas[13] para realizarla? La interferencia económica en la actividad universitaria no hace más que agrandar un problema puesto hace años de manifiesto incluso por el mismo Piaget, el de la alerta ante los resultados experimentales:


 ``...dos psicólogos canadienses, M. Lurendeau y A. Pinard, han vuelto a realizar sobre 500 niños de 4 a 12 años un estudio (minucioso desde el punto de vista estadístico) de la mayor parte de las pruebas que yo había utilizado en otro tiempo para analizar la ``precausalidad" infantil, y han obtenido esencialmente los mismos resultados que yo. Por otro lado, han hecho una crítica durísima de los trabajos anteriores al suyo que tratan del mismo tema, y gran parte de los cuales contradecían mis hipótesis, mientras que otros, por el contrario, las ratificaban" (Piaget, 1993, 113)
 

Sin embargo, hay que distinguir entre la predisposición de un investigador a querer que un resultado se produzca por una razón humana de expectativas (efecto Pygmalion) y la predisposición institucional por motivos económicos a que un resultado sea exitoso.
¿Qué puede llegar a ser, entonces, la documentación electrónica que encontramos en Internet? Lejos de ser el testimonio sólido, el legado de la ciencia para los investigadores futuros, es lo que parece cierto porque está apoyado por la inversión de capital (Schiller, 1996).
Llegados a este punto, para el investigador no es tanta la dificultad de encontrar la información como la de juzgar su veracidad, aunque venga avalada por la crónica de un experimento. Como apunta Cebrián (1999), estamos en la era de la incertidumbre. En el terreno científico, puede equivaler a la escasa ética profesional de los gestores del conocimiento.


1.3       Problema número tres: Sobre la velocidad de la documentación y la vulnerabilidad.
Ciertamente se ha ganado en rapidez para reunir información. Como ejemplo pensemos en el capítulo segundo en el cual, mediante una consulta al catálogo de la librería Amazon, hemos conseguido una estadística al momento de las publicaciones sobre Tecnología Educativa. O, por poner otro caso, pensemos en la cantidad de artículos sobre la disciplina que están accesibles ahora mismo en los sites de la UIB, la UB o la US.
Una forma de optimizar todavía más este proceso consiste en la creación de grupos de distribución (comunidades de interesados en ciertas temáticas) y en las listas de enlaces a otras páginas que nos sirven los sites (los cuales amplían con muchos más documentos nuestra colección original). Pero ambos mecanismos son vulnerables a las infiltraciones, ya que se puede introducir información falsa con aspecto verdadero a un colectivo de reacción rápida[14], que no dudará de la buena fe y la difundirá.
Veamos un caso reciente. Hemos dicho que la UPF en Barcelona tiene un sistema envidiable de organización del trabajo investigador. Los profesores, entre otras cosas, recomiendan lugares para el estudio de temas a los alumnos (las listas comentadas de sites). Respecto a ello, el tres de enero de 1999 el administrador de dicha universidad recibió el siguiente mensaje electrónico:
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Ola !
Soy estudiante en filologia espanola en la ucl (Belgica). No les estoy
escribiendo directamente en relacion con mi trabajo, sino para
senalarle que, siguiendo los enlaces que me proponia su sitio
("literatura interactiva", "teoria, critica e investigacion"), cai en
la pagina de Paul Dyck (http://www.ualberta.ca/~pdyck/ht29.htm,
http://www.ualberta.ca/~pdyck/old/htface.htm). Esta pagina, apesar de
ser muy interesante del punto de vista teorico, propone un enlace
directo (en la categoria "on-line sources") hacia un sitio
negacionista donde se questiona el holocausto!
Mi interes cientifico no va mas alla de mis concepciones eticas!
Espero que sea lo mismo para ustedes, y que pueden hacer algo para
rectificar una cercania malsana.
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¿Qué había sucedido? Los profesores de la UPF habían propuesto la visita a las páginas de literatura interactiva del citado señor, Paul Dyck. El flujo de estudiantes que lo visitaban se encontraban con que dicho señor recomendaba, a su vez, otros lugares interesantes. Uno de ellos era un site negacionista (sitios mantenidos por grupos de ultraderecha que ofrecen "datos" para desmentir el holocausto).


Al respecto de este último site, hay que notar lo siguiente:


c)     Burla las leyes internacionales sobre apología del genocidio porque físicamente se halla ubicado en un ordenador de un país donde tal delito no existe.
d)     El enfoque para quitar importancia al genocidio era digno de los mejores publicistas. Empieza calculando grandes desastres que han afectado a otros pueblos o naciones (la bomba atómica, por ejemplo) para luego realizar un cálculo "riguroso" (con datos de diferentes fuentes) sobre las personas de etnia hebrea exterminadas y llegar a la conclusión que fueron mucho menos que los rusos, franceses, etc. Pretende convencer que se trata de una exageración y que se quiere victimizar este caso. Después, evidentemente, viene la invitación a "conocer la verdad" de más temas históricos entrando en contacto con el grupo.
e)     El potencial de impacto en grupos sociales con problemas es alto, ya que señala a un grupo étnico como culpable de sus males.
f)      Se beneficia del tráfico de visitas que le llegarán por haberse "enganchado" a un site de mucha circulación y de cierto prestigio.
Es éste un ejemplo extremo de cómo verdades pseudocientíficas utilizan los canales científicos estándar para propagarse.


1.4       Problema número cuatro: Sobre la facilidad de la documentación y la interdisciplinariedad.
La facilidad no sólo para acceder a la información sino para reproducirla se ha conjugado con otro factor: la necesidad de publicar. Por una parte, es relativamente sencillo escribir un artículo, registrarlo (obtener el ISBN) y colocarlo en la red. Por otra, hay muchos sites nuevos que necesitan artículos temáticos y que los solicitan a los especialistas.
A veces da la sensación de que se ha caído en una loca carrera por publicar que va en detrimento de la investigación:


"Las necesidades de engrosar eso que, en el mundo universitario, se llama "curriculum", está provocando -en grados preocupantes- que salgan publicaciones, sin coherencia y pensamiento propio, que son meros "refritos" de otras, nacionales o extranjeras." (Bolívar, 1997, 79)


Por añadidura, la promoción de los campos interdisciplinares de investigación se ha convertido en una vía donde tales "recopilaciones" pasan desapercibidas y llegan incluso a tener cierto sentido. El caso más llamativo y escandaloso es el que he comentado en el capítulo uno (cita inicial de Juan de Pablos), que ha dado lugar al libro de Sokal sobre imposturas intelectuales.
Acudir a argumentaciones de otras ciencias para apoyar resultados propios o, a la inversa, prestar a apoyo a otras ciencias con argumentos de nuestra disciplina, es una práctica intelectualmente sana y que beneficia el avance global del saber. Las loas a la interdisciplinariedad de investigadores que parecen haberla descubierto de repente, no hacen más que demostrar el desconocimiento de la historia de la ciencia tanto antigua como reciente:
 

``Esto nos conduce a las últimas observaciones que nos quedan por hacer: en ciertos casos, el estudio genético de la construcción de las nociones y de las operaciones permite responder a cuestiones planteadas por las ciencias en lo referente a sus procedimientos de conocimiento, y, en estos casos, la psicología del niño se prolonga de manera natural en ``epistemología genética".


Voy a dar simplemente un ejemplo: el del tiempo y la velocidad. En 1928, Einstein, con ocasión de un pequeño congreso de filosofía de las ciencias, me había preguntado si, psicológicamente, la noción de velocidad se desarrolla en función de la del tiempo o si puede construirse independientemente de toda duración e incluso eventualmente de forma más primitiva que la noción de duración. (...) Nos pusimos, pues, al trabajo y, como veremos, los resultados obtenidos por lo que se refiere a la formación de la noción de velocidad han podido ser utilizados, como contrapartida, por dos relativistas franceses en un ensayo de nueva conceptualización de estas nociones de base" (Piaget, 1993, 121)[15]
En el capítulo dos he expuesto otros ejemplos de Piaget y la interdisciplinariedad, pero hay una diferencia evidente entre los enfoques rigurosos del maestro ginebrino, el cual mantenía excelentes relaciones intelectuales con matemáticos de la época (Poincaré, Bourbaki, Brower) y una asistencia a otras disciplinas sin ningún tipo de rigor, destinada no a fundamentar lo que decimos, sino a hacerlo comunicativamente creíble (Sokal y Bricmont, 1999). Hace falta una gestión auténtica del hecho interdisciplinar, no tanto por lo que se refiere a la producción y experimentación, sino por lo que atañe a la construcción de la teoría.
Al respecto, una cultura amplia se considera un requisito fundamental para la creatividad (Csikszentmihalyi, 1998)[16]. Pero este "beber de varias fuentes" también puede esconder la falta de rigor que he expuesto:


"¿Cuántos de estos autores reconoces? ¿Retienes algunas de sus ideas como discípulo o como "erudito"? No olvides que la "erudicción" puede servir como "nube o cortina de humo" de falta de información rigurosa. Todos hemos empleado este recurso alguna vez." (Fernández Huerta, 1982, 13)


Por lo demás, una sana competencia en el quehacer científico es intrínseca en él y, a veces, puede ser en cierto modo injusta. De sobras es conocido el ejemplo de Darwin, que trabajó con premura para adelantar la publicación de su obra capital, ya que se le había comunicado que paralelamente Wallace trabajaba en una teoría idéntica en términos generales.
La historia reserva un lugar diferente para uno y para otro (la historia de la ciencia es quizá un poco más equitativa), pero ello no justifica la competición desmesurada que acude a la facilidad de reproducción y retoque de los textos en soporte electrónico.
En este sentido, tal como señala Millán (1998), para conseguir una mayor protección de los derechos intelectuales de los investigadores y alarmados por los casos flagrantes de plagio electrónico, la Asociación de Editores Americanos, la Corporation for National Research Initiative y la compañía administradora del ISBN en Estados Unidos, están trabajando para implantar un nuevo método de registro documental: el IOD (Identificador de Objeto Digital), el cual tiene la ventaja que permite aplicarlo a libros o partes menores de ellos (capítulos, ilustraciones, etc.).

 
1.5       Problema número cinco: Sobre la calidad y la cantidad de la documentación.


Se habla de la saturación de información como si fuera algo que siempre afectara a los demás. Hay que considerar la posibilidad de que este problema también afecte a los autores e investigadores. Es obvio, dada la inmensa cantidad de información que hay para todos en la red, que ya hemos visto que puede venir contaminada ideológicamente (con su justificación intelectual), que probablemente esté sesgada debido a motivos comerciales, y que a veces sea poco rigurosa por la necesidad urgente de brillar con luz propia en el campo de la ciencia.
Esta situación hace más laboriosa la investigación bibliográfica y dificulta poder distinguir entre lo realmente válido y lo superfluo[17]. Cabe preguntarse a dónde nos llevará su evolución en dos ámbitos diferentes: el de la divulgación del conocimiento y el de la construcción del mismo.


a)    Divulgación del conocimiento:
¿Se perderán Cervantes o Shakespeare entre la lluvia de literatos aficionados? Esta pregunta resume el espíritu de lo que quiero decir. Diversos investigadores (Dawkins, Dennett, Hofstadter, Minsky)intentan presentar una disciplina nueva[18], que se llama memética, el objetivo de la cual es estudiar como las ideas sobreviven de generación en generación, cómo se transforman, cómo evolucionan, etc.
El enfoque memético concibe las ideas (y las aportaciones intelectuales en general) como seres vivos que, como en un ecosistema, desplazan unas a otras (fagocitan) o establecen relaciones de simbiosis. Bajo este enfoque, lo que se puede decir es que el exceso de competencia entre los árboles va a hacer que nos quedemos sin bosque:


"En Internet, no hay material fuerte o incentivo económico para suprimir la prolijidad o para eliminar las publicaciones redundantes, y la amplitud y la apertura de las discusiones y el interés en cambiar rápidamente militan contra la búsqueda de precisión. (...) Cualquier estudiante puede colocar sus pensamientos nocturnos sobre Mary Shelley o el verbo  klingon a una "audiencia  potencial" de millones de personas (una rápida búsqueda en la red muestra numerosos ejemplos de ambos), y no habrá nada en su modo de circulación que lo distinga de comunicaciones de personas más cualificadas." (Geoffrey Nunberg, 1998, Adiós a la era de la información, p. 134)


 b) Construcción del conocimiento
¿Sienta este contexto las bases del quehacer científico riguroso y justo con las aportaciones de los diferentes investigadores? Como bien dice Nunberg (1998) cuesta cada vez más lidiar con la información,  la cual nos llega desestructurada y en unidades heterogéneas.
Si además, como hemos visto en apartados anteriores, debido a presiones financieras o a infiltraciones pseudocientíficas gran parte de esta información parece fruto de un trabajo riguroso pero no lo es, tarde o temprano serán frecuentes los gazapos o pinchazos en las publicaciones científicas: citación de referencias de ninguna solvencia, apoyo en resultados experimentales falseados por experiencias posteriores, etc.
Como ejemplo de los mismos, Rodríguez Diéguez (1993) alerta de la ligereza con que se abordan ciertos temas pretendidamente científicos en los estudios sobre medios audiovisuales y muestra un ejemplo del año 1973 que tuvo amplia difusión en los manuales de la época. Se trataba de un informe médico sobre percepción que, en realidad, nunca pudo ser contrastado[19].

 
1.6       Problema número seis: Sobre la aureola mítica de justicia en la red.


La popularidad de Internet de debe en parte a los autores que alaban sus virtudes como promotora de un mundo más justo y con más oportunidades (por ejemplo, Negroponte, 1999). Como referente cultural más inmediato, podemos decir que se trata de la exportación al resto del mundo del sueño americano[21].
Sin embargo, este negocio de la pequeña empresa de documentación que se abre paso a través de la red es desmentido por la realidad, tal como muestra el fragmento del artículo de Cornella. Y la extensión al ámbito de la cultura, que sería suponer que el autor brillante es descubierto por el cazatalentos que escudriña la red, también es una falacia en general.
Hechas estas reflexiones, vamos a exponer los lugares de documentación útiles para el investigador en Tecnología Educativa.

 



[1]Fundación Catalana para la Investigación, adscrita a la Dirección General de Universidades del Gobierno de la Comunidad Autónoma.
[2] La obra cuenta la historia de trifulcas y batallas de diversos grupos de investigación en biología, por ello el título realiza un juego de palabras dando entender que se busca el virus que dará la gloria al investigador o, a la vez, que la obsesión del investigador es tal que parece más bien atacado por un virus maligno que movido por el deseo de contribuir a la ciencia.
[3] Vaya por delante que ciertos autores como Negroponte, exhiben un optimismo a veces sospechoso en cuestiones sobre información, democracia, tecnología y sociedad. Como se verá, al tratar el tema de la documentación electrónica, aportaré reflexiones, datos y estudios que dibujan un panorama bien distinto al de los nuevos profetas del progreso tecnológico.
[4] De todas formas, en el apartado sobre documentación se darán dichas definiciones.
[5] Piénsese en las colecciones de divulgación científica en soporte CD de grandes editoriales como Anaya, Zeta Multimedia, Enciclopedia Catalana, etc. (y esto por citar sólo editoriales de nuestro país)
[6] El investigador deberá actuar ante la información electrónica a modo de los jueces americanos (ya que, como parte de una perversión del sistema democrático de jurado popular, los abogados de aquel país complementan sus estudios legales con cursos de arte dramático).
[7] Tómese como ejemplo el cambio de servidor que realizó la Universidad de Sevilla este año o la migración a un nuevo servidor en el caso de la UAB.
[8] Un ring (anillo) de sites consiste en un grupo de instituciones que se remiten unas a otras, con el objetivo de aportar más información sobre determinados temas. Puede pensarse en la imagen mental de un anillo o aro del cual colgasen los suministradores de información, de manera que moviéndose por este aro el usuario puediera pararse en uno y en otro.
[9] La Fundación UBMEDIA, por ejemplo, tiene como socios a la Universidad de Barcelona y al Banco de Santander. Su misión es producir aplicaciones multimedia pero, ¿no entra esto en cierto modo dentro de la competencia desleal al sector editorial de este tipo de material? Quejas de este estilo fueron realizadas hace unos años por las sociedades de editores de España contra los servicios de publicaciones universitarios.
[10] Aceptar un descuento para una compra masiva no es irregular, siempre y cuando esta relación no conlleve una situación ventajosa para el proveedor sobre futuras ofertas de otros proveedores, mediante el sistema de no elegir la mejor oferta o, simplemente, de pasar información reservada a los participantes en un concurso de adjudicación.
[11] No será de extrañar que algún que otro socio del proyecto sea una empresa, normalmente del sector de las telecomunicaciones, editorial o informática.
[12] El problema del abandono es reconocido sin pudor por parte de las universidades que realizan estudios a distancia. Para ilustrar el problema de las funciones, baste considerar que algunas universidades examinan a sus alumnos sobre el funcionamiento de su sistema informático. Como tecnólogo debo opinar que este hecho es la punta del iceberg de un festival de despropósitos, porque tener que hacer estudiar a un alumno el funcionamiento de una aplicación informática es equivalente a reconocer que la iconografia desarrollada en ella no es ergonómica (el usuario no intuye la función del icono).
[13] A modo de ejemplo, la UAB recibió 19 millones para el desarrollo del campus virtual por parte de la CICYT. Una subvención europea puede superar largamente esta cifra.
[14] Esto es, bien comunicado.
[15] Por la fecha ya vemos que se trata de una reedición. La obra original a la que corresponde esta cita fue escrita en 1964.
[16] Este resultado es conocido en el campo de la pedagogía y la psicología, pero he querido avalarlo con la referencia de este autor, Catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago, porque me parece una obra excelente en la que se realiza un buen análisis sobre la creatividad.
[17] Evidentemente, una vez leído un documento, un investigador puede pronunciarse sobre su calidad; pero estamos hablando de antes de leerlo: la oferta de documentos posibles es abrumadora.
[18] Con el tiempo veremos si se consolida como disciplina o si se queda en un ejercicio intelectual de algunos filósofos y otros estudiosos del pensamiento.
[19] ¿Les suena un texto que establece que "sólo recordamos el 50% de lo que vemos y oímos a la par, el 30% de lo que vemos y sólo el 20% de lo que oímos"?
[20] Alfons Cornella es un profesor de ESADE que publica artículos de opinión sobre la economía en la red.
[21] Este concepto merece estudios sociológicos en profundidad, ya que su aplicación práctica mantiene cohesionada a una ciudadanía que convive con auténticas aberraciones jurídicas (la pena de muerte y el uso político que hacen de ella los gobernadores, por ejemplo) y todo ello se logra por la convicción de que existe un mercado donde realmente hay igualdad de oportunidades. Un alegato a este mito es el caso real de un inventor de coches de los años 50, llevado al cine con el título precisamente de "Tacker, el sueño americano", en el cual se expone con toda crudeza como las mejoras técnicas aportadas por este ingeniero son boicoteadas y luego copiadas por las multinacionales del automóvil, todo ello recurriendo a la manipulación de la información periodística y al poder polítco