Perspectiva dialéctica de la tecnología educativa

Domingo J. Gallego y Catalina M. Alonso

Departamento de Didáctica, Organización Escolar y DD.EE. UNED

 

`` Resulta evidente la necesidad de reconceptualizar y actualizar los contenidos y los presupuestos epistemológicos que están en la base de la Tecnología Educativa" (De Pablos, 1994:40). Es una propuesta que nos encontramos repetidas veces en los escritos de los especialistas españoles en Tecnología Educativa, que no parece se encuentren satisfechos con la delimitación conceptual de este tema, y en las reuniones de expertos en Tecnología Educativa.

La preocupación no es nueva. Ya Richmond (1970) dedicaba setenta páginas de su libro The concept of Educational Technology a la búsqueda de una definición. Esfuerzo repetido años después por Howe (1980), Hawkridge (1981), Osborne (1982), Rowntree (1985) y otros muchos autores.

Parte de la ``pequeña historia" de la Tecnología Educativa en España se centra en la reflexión epistemológica y en la búsqueda de una definición. Esta continua búsqueda comienza por «encontrar un espacio digno» en el panorama de las Ciencias de la Educación.

Durante los años setenta la Tecnología Educativa en España se centraba en la actividad de las Divisiones de Tecnología Educativa de los ICEs y en el Seminario Permanente coordinado desde el INCIE. Esta actividad pionera, sin duda con sus fallos y errores, ha sido criticada por quienes no conocían la situación en la que vivía el mundo educativo y de los «espacios disponibles» en el marco escolar de la época y por quienes deseaban ocupar la «parcela» formativa hasta entonces encomendada a los ICES.

Se ha tachado estos años de Tecnología Educativa de carácter «instrumentalista» porque se centraba en «los recursos didácticos» (se pueden citar algunos manuales que, efectivamente, se encuadran dentro de esta orientación). Pero no era el único enfoque. Seríamos injustos si olvidáramos que en la Tecnología Educativa de los setenta se incluían enfoques de descubrimiento, de escuela activa, < aprender haciendo» , de participación profesoresalumnos, de impulso de la creatividad, de fomento del trabajo en grupo, de expresión personal con otros lenguajes (¡cónicos, no verbales...) , de análisis de los Medios de Comunicación, de estudio crítico de la sociedad que se vuelve progresivamente tecnológica.

A principio de los años ochenta eran muy escasas las Facultades de Educación que ofrecían una asignatura, por supuesto optativa, con la denominación de Tecnología Educativa o Tecnología Educacional. Tampoco en los Planes de Estudios de las Escuelas de Magisterio se contaba con esta asignatura. Sólo a mediados de los ochenta se empiezan a convocar en las Universidades plazas con el perfil de Tecnología Educativa. Es en este momento cuando se intensifica la reflexión epistemológica sobre una asignatura que adquiere un nuevo rango y un espacio dentro de la Didáctica, que se le había negado, en la práctica, hasta entonces.

Incluso desde el área de Teoría de la Educación se presentan reflexiones sobre el concepto de Tecnología Educativa, identificándola con Pedagogía. Algunas publicaciones de García Carrasco (1981), Castillejo (1987), Sarramona (1987), Castillejo y Colón (1987) van en esta línea.

Hemos titulado estas reflexiones «La Tecnología Educativa desde una perspectiva dialéctica» porque nos parece suficientemente probado, como tratamos de demostrar en este trabajo, que el concepto de Tecnología Educativa, base de nuestro estudio, ha ido evolucionando a lo largo de los años, al menos parcialmente, de forma dialéctica.

A1 utilizar una perspectiva dialéctica no deseamos introducir un nuevo elemento de complejidad en nuestro debate sino una línea de análisis que nos ayude a comprender el sentido epistemológico de la Tecnología Educativa.

El concepto de dialéctica, que utilizamos aquí, se inscribe en la linea descrita por autores como Cencillo (1972) y su interpretación de Hegel, más que en las aplicaciones de la dialéctica a la enseñanza que presentan otros autores como d'Arcais (1990).

La esencia del concepto consiste en ser un movimiento vivo en su propia entraña, un automovimiento que consiste en determinarse a sí mismo, de modo que él mismo pone determinaciones y él mismo las anula para obtener deternunaciones cada vez más ricas, diversos momentos contradictorios que se anulan unos a otros para reabsorberse constantemente en un movimiento progresivamente procesual.

La categoría hegeliana de la Negación no deja tras sí nada sustancial, sino que todo lo substancial de la Posición anterior es reabsorbido, aunque cambiado de signo, en la Posición ulterior a que da lugar a la Negación.

Utilizamos, pues, el concepto de dialéctica para calificar un proceso evolutivo epistemológico que parte de una Posición, o tesis, tiene un segundo movimiento la Negación, o antítesis y un tercer Movimiento, Negación de la Negación, que se convierte en una nueva Afirmación o síntesis.

En nuestra reflexión sobre el concepto de Tecnología Educativa hemos comprobado la claridad de los dos primeros movimientos hegelianos y la dificultad por alcanzar el tercer Movimiento de la < síntesis».

Para simplificar nuestro recorrido dialéctico hemos concretado en diez tesis y antítesis básicas el proceso que ha vivido y vive la investigación epistemológica sobre Tecnología Educativa.

1. ¿Tecnología y Educativa?

El mismo nombre que se adjudica a esta asignatura es ya conflictivo. ¿Podemos unir, lícita y sintéticamente, esos dos conceptos? ¿Son una tesis y una antítesis?

La palabra Tecnología aparece de forma constante y casi obsesiva en libros, ensayos y artículos de todo tipo. Y es lógico porque la técnica afecta a todos los aspectos de la vida humana. < Nunca hasta ahora había estado una sociedad, en su conjunto, tan articulada en torno a la actividad tecnológica, y nunca la tecnología había tenido tan fuertes repercusiones sobre la estructura social, y, en especial, sobre la estructura cultural de una sociedad» (Quintanilla,1989:19).

No es este el momento de extendernos en reflexiones sobre la Tecnología, la Técnica y la Ciencia, pero sí de indicar que es necesaria una fundamentación seria de esos conceptos para comprender bien las bases de una Tecnología Educativa.

En otros momentos de debate terminológico se ha denominado esta asignatura Tecnología Educacional, Tecnología Didáctica (Gerlach y Ely (1981), Ferrández, Sarramona y Tarín ,1977), Tecnología Instruccional... La opción por la denominación de «Tecnología Educativa» nos parece fruto de una síntesis basada en un determinado paradigma educativo, que tiene en cuenta la postura axiológica.

El conjunto de elementos a considerar hoy en la concepción tecnológica de la acción educativa justifica que pueda hablarse, con plena propiedad de Tecnología de la Educación», cuando en otros tiempos podía tener mayor sentido referirse a la Tecnología de la Instrucción. La razón estriba en la superación de las limitaciones que imponían la redacción de los objetivos específicos de carácter operativo, que realmente sólo convenían al campo instructivo. Por el contrario, la aceptación de los objetivos integradores y de cariz amplio, así como la posibilidad de participación activa que le corresponde al educando, permite hoy concebir la Tecnología como susceptible de aplicación al conjunto del proceso educativo. (Sarramona, 1992)

2. Maximalismo y minimalismo de la Tecnología Educativa

El maximalismo y el minimalismo (tesis y antítesis) es otra de las constantes que acompañan el devenir de la Tecnología Educativa.

Los maximalistas adoptaron pronto la clásica definición que acuñó Tickton (1970) para la AECT americana y que en España se tradujo, se adaptó y se adoptó en el año 1976 por el Seminario Permanente de Tecnología Educativa de la Red INCIE ICES, no sin un amplio debate y algunas opiniones en contra. En esta definición se confunde el ámbito de la Tecnología Educativa con el terreno de la Didáctica. Este maximalismo no es ajeno del hecho de que el Director de la División de Tecnología Educativa del INCIE fuera un catedrático de Química de una Escuela de Ingenieros que identificaba Pedagogía y Didáctica con Tecnología Educativa.

Esta postura maximalista, típica de los años setenta, contrastaba con la realidad que se vivía en los distintos centros educativos en los que la Tecnología Educativa se reducía, por necesidad, a los «Medios Audiovisuales». La postura minimalista trataba de reducir el campo de la asignatura a los Medios y Recursos Didácticos, reservando todos los demás temas a las asignaturas de Didáctica I y Didáctica II.

Mientras duró esta dialéctica maximalistaminimalista no se pudo crear ninguna plaza de profesor universitario con un perfil de Tecnología Educativa. Si se aceptaba la propuesta maximalista se entraba en directo conflicto con la visión tradicional de la Didáctica. Si se aceptaba la propuesta minimalista se carecía de unas bases suficientemente amplias y científicas para crear una plaza de docente universitario.

3. Humanismo y Tecnología

Se trata de un viejo enfrentamiento que ha dado lugar a una amplia Bibliografía. ¿La Tecnología es compatible con el Humanismo? ¿Las máquinas van a sustituir a los profesores?

En el Congreso de Pedagogía de Granada (1980) ya se dedicó una ponencia a explicar la conciliación y potenciación de ambos extremos en el caso de la formación de Profesores (Gallego y Aguado, 1980). La Tecnología Educativa debe ser una forma de Humanismo.

`` Oponer Humanismo y Tecnología carece de sentido cuando la Tecnología, como es el caso de la Educación, se pone precisamente al servicio del proceso mismo de humanización. Pedir la aplicación de la concepción tecnológica al servicio de la acción educativa supone aportar los conocimientos científicos, los recursos técnicos, las estrategias metodológicas, los controles, etc., que impidan la «sorpresa» en los resultados; los cuales, no hace falta decirlo, en nuestro caso son siempre progresistas para el desarrollo del individuo y la colectividad, de lo contrario no merecerían el calificativo pleno de educativos". (Tecnología y Educación, 1986:9)

«Algunos confunden sistemáticamente los valores de la cultura tecnológica en el ámbito de las tecnologías sociales, con la organización fordista del trabajo en una fábrica. La confusión resulta bastante ridícula hoy, cuando, por motivos precisamente tecnológicos, se considera que el fordismo es una técnica de organización del trabajo bastante ineficiente si se la compara con técnicas flexibles, basadas en la iniciativa individual y en la integración de tareas en células pequeñas.» (Quintanilla, 1995:18)

« El nuevo diseño del sistema de formación de educadores en nuestro país intentará conseguir formar buenos técnicos, capaces de conducir con eficiencia los procesos psicopedagógicos de la educación y de diseñar y gestionar de forma eficiente los sistemas institucionales de enseñanza». (Quintanilla, 1995:119)

4. La «Ferretería o la cacharrería educativa» y el «Diseño»

Los comienzos de la Tecnología Educativa vienen marcados por la preocupación y la dedicación a los Medios Audiovisuales, por cierto enfoque «instrumental», mecánico. A principios de los ochenta tuve que soportar en un Departamento de Didáctica, más de una vez frases como ésta: «Oye como eres de Tecnología a ver si ntiras la fotocopiadora que no funciona...» Una mezcla de humor (inexistente) con un claro «prejuicio».

Los Medios Audiovisuales, el uso didáctico de equipos, es uno de los temas de la Tecnología Educativa, pero no debe ser el único. Lo «mecánico» y manual tiene su importancia pero relativa.

Simultáneamente los Tecnólogos de la Educación propugnaban la importancia del Diseño de Instrucción como la gran tarea a realizar. Wager (1992), por ejemplo, insistía en que el auténtico enfoque de la Tecnología Educativa se debe centrar en el Diseño de Instrucción.

La literatura sobre el Diseño de Instrucción es muy amplia y , naturalmente, plural. No es el momento de revisar los modelos de Diseño de Instrucción que ofrecen autores como Dick y Carey (1978) , Wileman y Bambil (1983). El enfoque sistémico de la educación tuvo un impacto inicial en el desarrollo de la Enseñanza Programada. También en la definición de Tickton y del INCIE se recogía la importancia de la Teoría de Sistemas para la Tecnología Educativa. Chadwick insistiría, también, en la importancia del diseño de instrucción y de los enfoques sistémicos en el concepto de Tecnología Educativa.

«La Tecnología Educativa, en sentido amplio, supone el diseño pedagógico, y se interesa por la estructuración y la presentación de información con objetivos pedagógicos» (Duchastel, Fleury y Provost,1988).

El Centro de gravedad de la Tecnología Educativa lo constituyen « el diseño, la estructuración, la presentación, la optimización de instrumentos, medios y programas de intervención didáctica. « (Rodríguez Diéguez, 1993).

La síntesis entre el adecuado uso de los medios audiovisuales y el enfoque pedagógico propuesto desde el diseño de instrucción es algo cada vez más frecuente. Nuestra síntesis presenta la «integración curricular de los medios y recursos tecnológicos» (Gallego, Alonso, Cantón, 1996).

5. La «teoría» y la práctica»

Otro de los debates que ha vivido y vive la Tecnología Educativa se centra en cómo compaginar la teoría y la práctica. En el campo de la Tecnología Educativa se «mueven» docentes activos, concretos y «prácticos» quienes sólo se interesan por las «aplicaciones» de los Medios y recursos al aprendizaje. Todo lo que no sea «aplicable», lo que no resuelva un problema, queda fuera de su interés. Están cansados, dicen, de «teorías y de los teóricos». Viven el día a día en el aula y tratan de encontrar respuestas inmediatas y operativas al quehacer pedagógico.

Este enfoque tiene el peligro de convertirse en « practicismo», es decir, en una simple colección de «recetas» sin una auténtica base didáctica.

En el otro extremo se sitúan los «teóricos», los que han leído todas las fundamentaciones conceptuales, los que son capaces de impartir conferencias sobre la importancia de los medios Audiovisuales, pero sin utilizar ningún medio Audiovisual... De teóricos pasan a « teoricistas», a un enfoque parcial y equivocado de los recursos tecnológicos.

« Si la Tecnología Educativa es la aplicación del pensamiento sistemático al ambiente educativo se entabla una cierta coincidencia entre Teoría de la Educación y Tecnología Educativa» (Colom, 1986:22)

«¿Qué papel le corresponde jugar a la Teoría de la Educación (o a la Teoría entendida como Tecnología de la Educación?» Vázquez (1986:93).

La síntesis es clara. Debemos contar con una seria fundamentación teórica pero, a la vez, un tecnólogo educativo debe ser un docente capaz de aplicar en el aula las propuestas de la Tecnología Educativa.

6. Postura sociocrítica y postura creativa

En la última década la postura sociocrítica de la educación se ha popularizado en los ambientes educativos. En Tecnología Educativa se trata de estudiar críticamente, de saber preguntarse los «por qués» y «hacia dónde vamos», «quién hay detrás de los medios», «a quién benefician», «quién manipula», «qué tipo de hombre y sociedad propugnan»...

Merece la pena respondernos a estas preguntas y otras muchas por el estilo que desvelen el currículum oculto de los Mass Media y de los productos tecnológicos... Pero de ahí a ver el imperialismo americano en cada ordenador y el « american way of life» en cada programa parece que hay una diferencia.

Es importante la postura crítica, formar «detectores del engaño» como decía hace ya años Postman.

En contraste con los sociocríticos otros autores nos hablan de la Tecnología Educativa como cauce para la creatividad. Hay que pasar de la crítica a la creación. El docente debe ser capaz de leer y utilizar los distintos lenguajes audiovisuales e informáticos y debe procurar que sus alumnos también sean capaces de comunicarse con sistemas multimediales. Es, precisamente, con las posibilidades que nos ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación como podemos fomentar la creatividad.

La síntesis que se propone es ser críticos y ser creativos simultáneamente.

7. Nuevas Tecnologías versus Viejas Tecnologías

En los nuevos planes de estudio de los Centros de Formación del Profesorado se ha incorporado una nueva asignatura troncal con el nombre de «Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación». El término Nuevas Tecnologías se ha generalizado en los ambientes educativos con el desarrollo de los Proyectos Mercurio (Vídeo Educativo) y Proyecto Atenea (Informática), en los Centros del territorio MEC, y con proyectos paralelos en otras Comunidades Autónomas.

El nombre de Nuevas Tecnologías es un ejemplo de la acción del marketing. Por otra parte, con frecuencia, se llama Nuevas Tecnologías a las que no son tan nuevas. Pero implícitamente si no «compras» las Nuevas Tecnologías y te quedas con las «viejas tecnologías» estás anticuado. No se puede presentar un centro docente, sin decir que cuenta con todos los elementos tecnológicos, que está en la punta de la tecnología, que prepara a los alumnos para la sociedad tecnológica. No hay más que revisar los anuncios que insertan en los periódicos los centros docentes y comprobaremos que utilizan las Nuevas Tecnologías como argumento de marketing de sus instituciones.

Rodríguez Diéguez (1995:41) ha realizado un buen esfuerzo para delimitar los campos de las nuevas asignaturas Tecnología Educativa y Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación, analizando los descriptores de ambas asignaturas y propone como síntesis: `` La Tecnología de la Educación estudia las estrategias de enseñanza de carácter multimedia. Las Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación pretenden la capacitación del futuro profesor como usuario de recursos multimedia."

La verdad es que resulta penoso para los profesores de Tecnología Educativa tener que realizar `` ejercicios de trapecio"  con los descriptores ministeriales y buscar una definición científica con tales elementos. La triste realidad es que actos administrativos defectuosos (propuesta de nombres de asignaturas y sus descriptores) contribuyen a aumentar la complejidad del concepto que estamos estudiando.

8. Tecnología Educativa en la empresa y en la educación

La Tecnología Educativa se ha desarrollado de una manera muy notable en las empresas. Mientras en los Centros Educativos se «hablaba y debatía» sobre los aspectos positivos y negativos de la Tecnología, en las empresas, que estaban viviendo una ineludible y dura transformación tecnológica se aplicaba de forma generalizada la Tecnología Educativa. Esta tendencia sigue aumentando ante las posibilidades que ofrecen la enseñanza a distancia y los sistemas multimedia para el aprendizaje adulto.

Mientras que las reflexiones y escritos sobre Tecnología Educativa tenían su origen en los centros académicos, múltiples realizaciones tecnológicas tenían lugar en las empresas. Lo que no se podía realizar en el contexto universitario de principios de los ochenta, por falta de presupuesto para material de equipo y material de paso, se realizaba en el campo de la formación de empresa. Afortunadamente la distancia entre las empresas y la Universidad va acortándose.

Y cuando hablamos de empresas nos referimos también a las empresas productoras de software y hardware, cuyos productos y departamentos I+D caminan, con frecuencia, con más rapidez que las reflexiones teóricas universitarias. Y mientras tanto ambos grupos se miran con cierto recelo... Hay muchas más «máquinas» y programas multimedia disponibles en el mercado que pedagogos preparados para utilizarlos didácticamente...

Habrá que buscar una nueva síntesis de la acción empresarial y la acción académica. Superar recelos, colaborar en los equipos de diseño, sugerir ideas para la producción.

9. De presupuestos conductistas a bases cognitivas

Se admite, generalmente, que los principios de la Tecnología Educativa, años cincuenta y sesenta, han estado marcados por el influjo de las ideas conductistas y, en concreto, por Skinner. La Microenseñanza ortodoxa propuesta por Allen y la Enseñanza Programada se apoyan, inicialmente, en presupuestos conductistas. Esta base conceptual ha sido sometida a crítica con la llegada de las teorías cognitivas, actualmente predominantes en Educación. Muchos de los actuales enfoques de la Tecnología Educativa se encuadran dentro de los presupuestos cognitivos. Mientras que algunas de las críticas a la Tecnología Educativa siguen basándose en posturas trasnochadas que hoy casi nadie mantiene.

El esfuerzo por incorporar el cognitivismo a la Tecnología Educativa se inscribe en este devenir dialéctico en el que la tesis era conductista, la antítesis el cognitivismo y la síntesis aprovechar lo positivo de las distintas teorías del aprendizaje según el tipo de alumnos y el tipo de aprendizajes.

10. La nueva Tecnología Educativa ¿sólo es Informática?

La adscripción de la asignatura de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación a Areas de conocimientos, hasta ahora ajenas a la Facultad de Educación ha supuesto un nuevo problema para la asignatura. A1 parecer la Tecnología Educativa se identifica en algunos entornos con la Informática, omitiendo cualquier otro referente.

Una vez más nos encontramos el proceso dialéctico. Hasta la invención y difusión de los microordenadores la informática apenas se consideraba en los programas educativos. Poco a poco los microordenadores se han hecho accesibles para los profesores, los alumnos y los Centros Docentes. Hoy son imprescindibles. La Informática Educativa debe ocupar un espacio importante en los programas de Tecnología Educativa. Y decimos importante pero no exclusivo. La síntesis que propugnamos se encuadra en no omitir las bases conceptuales de la Tecnología Educativa `` tradicional `` aunque se aumente el espacio dedicado a la Informática Educativa.

Pensamos que los esfuerzos realizados para familiarizar a profesores y alumnos con los lenguajes ¡cónicos y auditivos no deben olvidarse sino integrarse en los actuales programas multimedia. Los equipos multidisciplinares que realicen los multimedia deben contar no sólo con los expertos en contenidos y los expertos en informática sino también con pedagogos capaces de expresarse con lenguajes audiovisuales evolucionados.

Terminemos nuestro recorrido dialéctico con unas < palabras síntesis> de Quintanilla: «Una adecuada cultura tecnológica debe ser una cultura basada en la racionalidad crítica, en la creatividad y la innovación, y en la libertad para llevar a cabo empresas nuevas de forma racional. En fin, todo un modelo de lo que pueden ser los objetivos ideales para el proceso educativo.> (Quintanilla, 1995:18)

 

Artículo publicado en el libro de las III Jornadas Universitarias de Tecnología Educativa

ALONSO, C. (coord.) La Tecnología Educativa a finales del siglo XX: concepciones, conexiones y límites con otras disciplinas. Vic: Eumo

 

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