Todo
sucedió un día cuando entró en mi aula una alumna y se dirigió a donde yo
estaba, diciéndome delante de todos los niños: - Seño, ¿sabes que cuando me
riñe mi madre, yo le pego y ella no me dice nada?. Esto me dejó parada y no supe que decirle en aquel momento.
Cuando
las clases terminaron, tuve un momento para meditar cómo había ido la mañana,
y me acordé del comentario anterior. ¡
Son cosas de niños ¡, pensé... he intenté averiguar si era cierto.
Nos encontrábamos
ya en clase, con nuestro Capitán Carxofa. Como todas
las tardes, era el momento destinado a intercambiar impresiones. Cuando me
llegó el turno, les comenté que hoy no tenía muchas ganas de contarles lo que
había hecho, me preocupaba un comentario
que había oído por la mañana. Los niños, quisieron saber rápidamente qué era.
Yo me limité a decirles que ya tendrían tiempo de saberlo. El intento fue
fallido, la curiosidad infantil pudo más
que mi excusa.
Como era una práctica habitual en el aula, comentar nuestras dudas, decidí relatarles lo que me
preocupaba. Ximo, que había escuchado a la niña dijo:
- ¡Ha sido ella, que yo la he oído! ; Andrea, Alba y Julià,
comenzaron a opinar al respecto
intentando aportar soluciones.
- Yo quiero a mi
mamá.
- A la mamá no se le pega, porque si no se
busca otro hijo.
- Si le pegas a tu mamá el papá se enfada y
te castiga.
Y
temían cosas así: “ no dejar ver la tele”,” no te darán chucherías,””
te pondrá ante la pared”, etc.
Yo
les propuse: ¿Hacemos un trato?.
Había
un clima propicio para adquirir un compromiso particular y colectivo. Con el
consenso de la mayoría, lo primero era hacerlo por escrito, afianzar lo hablado
y como “las palabras se las lleva el viento”, lo escribiríamos en un papel, el
niño/a que quisiese asumir un compromiso lo firmaría con su nombre. Me dirigí a
la niña en cuestión y, delicadamente, le
fui preguntando:
- ¿
Por qué le pegas a mamá? Me enfado con
ella, cuando me dice que me vista.
-
¿Crees que pegarle es la mejor solución?
- No. No quiero pegarle.
-
Quieres que hable con tu mamá e
intentemos solucionar lo que te pasa?
-
Vale, asintió.
- Mira, aquí tengo una
caja, es La Caja de los Compromisos. Sirve para guardar nuestros deseos de ser
mejores; con nuestra ayuda y la de tus padres conseguirás superar tus
problemas. La tendremos siempre cerca, aquí, en la clase y con
ella, las dificultades serán menores.
De la Escuela a la Familia: ¿Cómo podemos implicar a los padres?
Como
en todo lo relacionado con la educación, la implicación de la familia es de
suma importancia. Con la toma de contacto inicial, conseguiremos que el niño se
implique en el proceso y a su vez sepa
que él nos interesa. Es entonces cuando podremos recurrir a La Caja de
los Compromisos. Decían en la antigua Roma ad rem operam suam
polliceri, en este juramento se conjugaban los
términos, “ promesa y colaboración “. Yo, no pretendo que los maestros, niños
y padres, hagamos lo mismo que los romanos, sino que aplicando una metodología viva, sincera y
perseverante, conseguiremos saborear el éxito de La Caja de los Compromisos.
DESARROLLO
METODOLÓGICO: LA CAJA DE LOS COMPROMISOS
·
Toma de contacto familiar para tratar el tema que nos interesa solucionar.
·
Tanto a la familia como al profesor, le
interesa que haya un resultado positivo, para ello, todos pondremos de
nuestra parte. Mediante la charla inicial, conseguimos que los padres escriban el compromiso Siempre
teniendo delante a su hijo/a, para que
tome conciencia de la importancia que merece. Y a su vez, hacemos
copartícipe al maestro/a. Luego, el papel lo
guardaremos dentro de la Caja de los Compromisos y lo dejaremos allí.
·
Entregamos una hoja de seguimiento a los padres para que la rellenen en casa y
luego la traigan a la escuela. (ver ficha). En la
parte de detrás el niño irá pegando las notas que sus padres hayan decidido
hacer para traer al colegio; en ellas hacen constancia del proceso del acuerdo
y será el pequeño el que explique a su
profesor cómo ha ido su comportamiento en su casa(ver foto).
·
El tutor hará una valoración semanal de
la Caja de los Compromisos, en gran grupo (habriendo
la caja y revisando los papeles que hayan).
Elogiaremos los progresos de aquellos
alumnos/as que tengan algún papel, es interesante hacer ver lo mucho que algunos
han progresado, porque los niños toman consciencia de ello y les agrada que los
demás estén enterados de sus progresos.
·
Alabaremos y animaremos la actitud de
aquellos niños/as, que obtienen resultados más lentamente, para que no se
desanimen.
·
Después de un período de tiempo, un día
el alumno/a nos dirá:
¡Bravo,
lo he conseguido! : Es el momento más esperado, el niño/a nos
comunica que tiene que romper el papel
de la Caja de los Compromisos porque ya ha mejorado.
·
El siguiente paso será, hablar con la
familia para constatar el hecho y también invitar a los padres al aula para que
cuenten cómo han conseguido estimular a su hijo.
·
La asistencia del padre o madre tiene un
efecto vinculante y el maestro /a,
desempeña un nexo de relación vital,.. Ahora el protagonista se siente arropado y valorado por todos.
·
El coger y romper ese pequeño trozo de
papel refleja en el niño/a un deseo de ser mejor. El niño llega a darse cuenta,
que él solo, ha conseguido superar sus dificultades.
·
Como premio a su constancia y
cumplimiento del propósito puede
llevarse un pequeño diploma de recuerdo, para ponerlo en su habitación y así
pensar: ¡Lo conseguí gracias a mi voluntad!
Nota Las cuestiones que hemos tratado han sido de lo más variopintas, relacionadas con la alimentación, rabietas infantiles, celos entre hermanos pequeños, comportamiento, no querer dormir solo en la habitación,..
María Eugenia Guillén Soria
Educación Infantil, 4 años
C.P. Antonio Machado, Torrent (Valencia).