Educar para transformar: reinventando el presente en el Foro Mundial de la Educación 2003

 

Maria Jesús Martínez Usarralde*

 

         La experiencia del FME (Foro Mundial de la Educación), en vísperas del Foro Social Mundial, obliga, sobre todo cuando uno quiere exponerla a las personas que no participaron directamente, a distinguir entre lo que uno conocía, y lo que uno vivió allí. De lo anterior surgió una vivencia participativa única que tuvo lugar en un acto colectivo y un escenario muy específico.

 

El II Foro Mundial de la Educación-FME volvió a repetir un emplazamiento, Portoalegre. Y no podía ser de otro modo, si se trata de mantener una coherencia entre las aspiraciones que pretende una convocatoria de esta envergadura y la búsqueda de un contexto que ejemplifique de manera visible la puesta en marcha de proyectos acordes con estos ideales. Y es que el bagaje cultural, político y pedagógico, hilvanado por el hilo de la democracia sentida y vivida, del que esta ciudad es acreedora, consigue que haya de configurarse como entorno privilegiado, alimentado constantemente desde sus protagonistas: los ciudadanos y ciudadanas.

 

La perspectiva de unir educadores del mundo en un debate amplio, plural y democrático permitió el nacimiento, en el año 2001, del primer FME, cuyas cifras dieron buena muestra de la ingente organización que asumió el reto: durante esos días se creó una “esfera pública cosmopolita” cuyos protagonistas fueron 15000 educadores de 60 países, 1000 organizaciones representadas por 1200 delegados y 82 invitados, entre conferenciantes y ponentes. En cuanto a su organización giró en torno a 4 ejes temáticos, 154 debates temáticos, 786 trabajos inscritos y 29 encuentros simultáneos.

 

Este año, como el precedente, el FME ha vuelto a convocar a educadores, estudiantes, sindicatos, movimientos sociales, ONGS, universidades y escuelas, que por su parte han reforzado su compromiso en la defensa de la educación pública como un derecho social inalienable. En esta ocasión volvieron a concurrir, según cifras oficiales, 15000 educadores de 100 países. A la cifra anterior se unieron 800 profesionales de comunicación y más de 5000 jóvenes de 23 países que acamparon en el Campamento Intercontinental.

 

En efecto, los que allí asistimos y participamos fuimos testigos de cómo una heterogeneidad tan creativa y posibilista como activa y activista se movilizaba unánimemente en pro de ideales educativos comunes. Así, en el Foro, la utopía de `crear un mundo en el que quepan otros mundos´, retomando el lema zapatista, podía respirarse y sentirse como algo cercano y vivido.

 

1. Acerca del Neoliberalismo y la globalización: nuevos sentidos

 

 El FSE, auténtico crisol de objetivos, de ilusiones, de ideas y de proyectos, converge en una sola aspiración: la oposición al proyecto de educación neoliberal que se erige con ideales totalizantes. Y se sirve de un medio, la globalización, a la que manipula y pervierte con el convencimiento de que la promoción de estándares culturales, políticos, económicos y sociales homogéneos constituye la estrategia hacia la que deben caminar las regiones del mundo, a fin de conseguir sistemas educativos eficaces, eficientes y cuya calidad esté probada bajo esos parámetros.

 

Contra estas finalidades, los miembros del Foro recogieron otro sentido de la globalización, haciéndolo suyo e interpretándolo como la adquisición de una conciencia global que reconozca el valor de la pluralidad, la diferencia y la otridad, la interculturalidad, la defensa de la paz (en un mundo avasallado por fundamentalismos culturales, pero sobre todo políticos y económicos), el respeto y la tolerancia y que se sirve del diálogo y de la denuncia como instrumentos de acción. Se consolida, también, la convicción de que la producción del conocimiento social debe servir para transformar la injusta realidad que hoy padecen millones de personas en todo el mundo. Ése era el espíritu que trataba de transmitirse desde el momento en que, al entrar al Giganthinno (edificio en el que éramos convocados para los actos multitudinarios) podía leerse, en uno de los muchos carteles que colgaban de las paredes del Foro, "bienvenido a la globalización de los pobres".

 

2. Propuestas y denuncias

 

Ha de entenderse, en efecto, un doble sentido del proyecto educativo mundial generado desde el FME, cristalizado en propuestas y denuncias, respectivamente. La vulgata discursiva que legitimó las participaciones fue tomando forma a medida que transcurrían las diferentes jornadas y se articulaba en un doble sentido: por un lado, propuestas y proyectos ilusionantes sobre el fortalecimiento de las ciudades educadoras, la apuesta firme por una educación pública de calidad y exigencia crecientes, la atención prioritaria y estratégica de que han de ser objeto las mujeres, las minorías étnicas, raciales, sexuales y lingüísticas y los niños trabajadores; de la especial sensibilidad que merece la atención hacia el ámbito rural. A su vez, por otro, se expusieron denuncias concretas sobre el establishment, sobre el espectro de privatización que parece aquejar a las instituciones educativas, en especial de la universidad y sobre la necesidad de articular propuestas educativas valientes y operativas para salvaguardar el medio ambiente, en pro siempre del reconocimiento, como señala Boff, haciendo un sutil e inteligente juego de palabras, de que "no queremos un medio ambiente, sino un ambiente entero"[1].

 

Las aspiraciones anteriores se demandan ante una realidad desoladora: se reconoce, a través de cifras aportadas desde UNESCO, cómo 875 millones de personas son excluidos del acceso a la educación (63,7% de los cuales son mujeres, y 110 millones son niños de 6 a 12 años sin escuela). En este contexto, educadores, sindicalistas, estudiantes e investigadores se reunieron para construir alternativas a la no comercialización de la educación y al respeto de las diferencias culturales y sociales de cada nación, apuntando caminos que detengan tendencias como la creciente privatización de la educación.

 

 

 

3. Sobre el lema del FSE: educar para transformar

 

Pero ¿cómo "es posible otro mundo”, retomando la consigna que quizá más haya representado a este Foro desde que fue creado? El primer Forum, organizado en enero del año 2001, nos transmitió, a través del lema de "la educación como política pública y como práctica social", que la educación constaba como un tema concreto de discusión y sobre todo de acción, cargándose de significados más allá de los meramente escolares, para cubrir todos los ámbitos de la acción humana que enriquecieran el proyecto colectivo por una educación equitativa y solidaria.

 

El lema inspirador del Foro Mundial de este año ha sido `Educación y Transformación. La Educación Pública en la construcción de otro mundo posible´. De este modo, puede interpretarse cómo la intención va más allá, puesto que se reconoce de manera explícita, tal y como señalaba Freyre, que educar es transformar, en el sentido de que, tal y como él reconoce “en la medida en que nos hagamos capaces de transformar el mundo, de poner nombre a las cosas, de percibir, de entender, de decidir, de escoger, de valorar, en último término, de eticizar el mundo, nuestro movimiento en él y en la historia envuelve, necesariamente, los sueños por cuya realización luchamos” (Freyre, 2001:43). Lo anterior está implicando que, también como él indica, nuestra presencia en el mundo, pero sobre todo nuestra elección y decisión sobre lo que queremos y cómo queremos trabajar en el mundo, no es una presencia neutra, sino que se halla imbuida de carácter político y crítico.

 

         De ahí, también, que la lectura del mundo y la consideración del mundo como texto que ha de leerse exige de manera necesaria la comprensión crítica de la realidad, en un doble sentido: tanto en el de denuncia de la realidad que se constata como de lo que se anuncia como alternativa viable y superación de lo anterior. En este sentido, y volviendo a citar a Freyre, “la denuncia y el anuncio, que se realizan críticamente en el proceso de lectura del mundo, dan origen al sueño por el que luchamos”(Freyre, 2001: 44).

 

El lema, además, profundiza esta nueva faceta educativa en la que se reconoce el papel estratégico que en estos momentos cumplen en educación los movimientos sociales emergentes en contrapunto a la hegemonía del liberalismo. Desde la necesidad del diálogo como método constitutivo de estas nuevas relaciones, surge la premisa de defender la educación pública como derecho social inalienable, que unifica a todos y surge como el baluarte de que otro mundo es posible a través de la educación.

 

         4. Organización del FSE: conferencias y debates

 

Y ¿Cómo se materializa esta premisa? A través de un esfuerzo de coordinación magistral, y a partir del lema inicial, los contenidos del Foro se estructuraron en torno a conferencias, debates especiales, mesas redondas, relatos temáticos y una programación cultural complementaria tan rica como diversa establecida en torno a la dinámica generada en el Foro. Conjuntamente con los diferentes actos preparados y programados y tras la exposición de los mismos, surgían espontáneamente y fluían voces y visiones enriquecedoras aportadas por los asistentes, que no hacían sino dar cuenta de esta fabulosa babel donde, contrariando la parábola bíblica, la tumultuosa diversidad de movimientos, sensibilidades e idiomas compartió ideas y acciones (Seoane y Tadei, 2001). Ello no era sino una muestra del alto índice de participación, a pesar del calor insoportable, sólo superado por el entusiasmo y el compromiso de los que allí nos encontrábamos.

 

Los escenarios en los que éramos convocados también invitaban al trabajo y responsabilidad conjuntos en las propuestas sugeridas: escuelas públicas (en cuyas pizarras podía leerse el calendario escolar, escrito a tiza, para la inscripción de grupos de mañana, tarde y noche de los alumnos), universidades de pedagogía (Facultad de Educaçao/UFRGS), sedes gubernamentales y no gubernamentales, pero también carpas, teatros, exposiciones de fotografías, cafés, los campamentos indígenas y de jóvenes... se erigieron en espacios privilegiados de encuentro y de intercambio, de conocimientos de las diferentes experiencias nacionales de resistencia a las políticas neoliberales y de coordinación de esfuerzos y actividades con vistas al futuro más inmediato, en coherencia también, como señaló Subirats, con la realidad según la cual la dimensión educadora de las ciudades va siempre más allá de las instituciones creadas a tal efecto[2].

 

         En torno a las conferencias y debates temáticos se sucedieron varias cuestiones intelectuales que coincidieron en esencia con la necesidad de garantizar el carácter público de la educación como derecho social, frente a las acciones fruto de la lógica del mercado, tendencia ésta última que se consolida de manera especial en América Latina sobre la educación superior. Tomando a ésta como idea legitimadora clave, se articularon otros temas de urgente revisión: el fortalecimiento del proyecto de  construcción de ciudades educadoras; la construcción social del conocimiento y la apuesta por la construcción de un conocimiento profundo legitimador de las acciones del Estado y la sociedad civil; la educación popular; el rol de los movimientos sociales y ONGDs sobre la educación; el papel estratégico de la universidad en la construcción del conocimiento y la necesidad de contar con un proyecto pedagógico superador de dialécticas que se plantean en la política de educación, lo que requiere, a su vez, la distinción, tal y como sostiene Charlot, entre `politics´ (organización escolar) y `policy´ (defensa de valores, de proyecto de necesidades][3].

 

         Igualmente destacaron los debates especiales: a los temas de la educación para la paz y la diversidad cultural y la importancia estratégica de enfocar la educación ambiental desde la propuesta de la Carta de la Tierra, se suma el coloquio internacional que organizó la CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) y que tuvo su epicentro en la internacionalización de las reformas educativas: el impacto de la globalización, la educación pública como derecho humano; el reto que han de afrontar las universidades públicas latinoamericanas frente al avance de la privatización, el desafío de la información y las redes como alternativas de democratización del conocimiento y el avance de las reformas neoliberales en la región latinoamericana, entre otros temas.

 

         Para concluir, y con respecto a los relatos temáticos, sólo destacar un dato numérico: en torno a setecientos ochenta paneles y pósters pertenecientes a 18 áreas temáticas fueron expuestos, defendidos, problematizados y compartidos en la tarde del 20 de enero, siendo las más concurridas en número de propuestas `la educación infantil´ (con 55 pósters), `la educación primaria´ (77), `la educación superior´ (81) y, significativamente superior en propuestas, `políticas públicas y gestión de la educación´ (con 115).

 

         El Foro se clausuró formalmente con la lectura de la Carta del FSE, que se dirigió de manera directa e inmediata a los participantes allí presentes como acto de clausura a un proceso forjado a fuerza de intensos días de debate, de denuncia y de propuestas alternativas. En este sentido, la Carta ha querido erigirse, una vez más, como cierre y como principio. Como cierre, por cuanto representa un conjunto de premisas concertadas por los representantes de cuantos allí estábamos y recogía el espíritu de trabajo y reflexión de los días allí vividos. Pero, más interesante, como principio porque marca el punto de partida para que educadores, políticos y responsables de la educación, planificadores y gestores, profesores, alumnos, asociaciones...continuemos trabajando en este proyecto ilusionante y comprometido dirigido a los habitantes de cualquier lugar de la tierra, a través de la construcción de prácticas en coherencia con esas premisas, de modo que adquiramos un compromiso personal y profesional con la defensa de sus principios.

 

Se reconoce, de este modo, el apoyo que se brinda desde la Carta a todo proceso educativo que se lleve a cabo con estas premisas y que contribuya a la cristalización de la política educativa que consiga, efectivamente, la posibilidad de otro mundo. Al mismo tiempo, se abre, cual agenda educativa, con propuestas que mantienen el delicado equilibrio entre la formulación de consensos mínimos y de propuestas posibilistas que se pueden articular, a su vez, en políticas educativas de naturaleza muy diferente en coherencia con los ámbitos desde los que se promuevan. Lo anterior desde un marco operativo: la creación de una Plataforma Mundial de Educación que permita el desarrollo de programas y proyectos educativos , en todos los niveles de enseñanza y para todos los pueblos de la tierra, de todos los segmentos sociales. Para ello se organizarán Foros Regionales constituidos por los países participantes en las dos ediciones del FME y los que se vayan adhiriendo y se consolidará institucionalmente en el III FME.

 

5. Algunas reflexiones. Retos pendientes desde el compromiso profesional

 

¿Qué nos queda de esos intensos, solidarios y democráticos días de Portoalegre? La, si no convicción, sí razonable posibilidad de poder reinventar el presente, utilizando como uno de los instrumentos la fuerza transmitida por y desde cada una de las personas que allí nos encontramos.

 

Ante todo, Portoalegre constituye una muestra viva de que los movimientos antisistémicos como alternativa al orden existente continúan su lucha, aunque su evolución, fortalecimiento y constitución dependerán en gran parte de ellos mismos y de la capacidad de continuar generando un diálogo democrático y permanente que sirva para producir balances críticos, para corregir rumbos y para recrear constantemente las esperanzas. La percepción de la denominada `primavera´ de Porto Alegre[4], viene a fraguar, así, un nuevo estadio en el movimiento de convergencia internacional antineoliberal, indudable para los que tuvimos la oportunidad de compartirla, que nos lleva a continuar interrogándonos sobre las raíces y características de esta convergencia que vino a sacudir y demoler las “fábulas globalizadoras” (Seoane y Tadei, 2001).

 

Pero también fluyen, automáticamente, varias cuestiones sobre las que habremos de seguir avanzando. A fin de concluir, señalaré tan sólo una, planteada desde un doble desafío: el programático y el pedagógico.

 

En primer lugar, cómo, reconociendo que la utopía sólo puede ser postcapitalista, y que para superar la mundialización neoliberal cabe reconocer la visión del “Estado del mundo visto desde abajo” (simbología utilizada en muchos carteles, incluido el Foruzhino, la versión infantil del FSE) puede articularse una convergencia estratégica con el objeto de tomar decisiones colectivas, especialmente en los ámbitos institucionales. De este modo, y aunque se ha probado que el surgimiento de un sujeto político internacional socialmente heterogéneo y políticamente plural ya constituye una realidad, aún queda, como señala Houtart, un largo camino por recorrer antes de lograr una verdadera convergencia estratégica y a esos efectos será necesario establecer un inventario permanente de los movimientos y sus redes que permita un conocimiento mutuo sistemático y la organización de los contactos necesarios (Houtart, 2001), entre otros.

 

En segundo lugar, como sostiene Freyre, un mañana que no está dado de antemano, exige luchar para obtenerlo. Aplicado a la educación, hemos de seguir avanzando en la búsqueda de diseños educativos que materialicen las aspiraciones educativas y que cristalicen en la futurible Plataforma Mundial de Educación. Y aunque es posible que se nos tache de ingenuos, de ilusos, por equiparar `sueños´ a `realidades´, Portoalegre ha constituido el escenario idóneo en el que se nos ha dotado de diferentes claves para materializar esta realidad y la vía para promover la legitimidad de ese sueño, que es ético y es político, de la superación de esa realidad injusta.

 

Bibliografía

 

FREYRE, P. (2001): Pedagogía de la indignación, Madrid: Morata.

HOUTART, F. (2001): “La mundialización de las resistencias y de las luchas contra el neoliberalismo”. En J. SEOANE Y E. TADEI: Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires:Clacso. pp., 63-69.

SEOANE, J. Y TADEI, E. (2001): “De Seattle a Porto Alegre: pasado, presente y futuro del movimiento ant-mundialización neoliberal”. En J. SEOANE Y E. TADEI: Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires:Clacso. pp., 105-129.

 

 



 

 

* Amparo Blat y María Jesús Martínez son profesoras del Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Valencia. Carme Doménech es profesora de Educación Secundaria y miembro de la red Entrelínies

 

 

Notas

 

[1] Tal y como señaló en el Foro “`Vivimos juntos´: conocer y vivir la Carta de la Tierra”, que tuvo lugar el día 22 de enero de 2003.

[2] En el transcurso de la Conferencia `Ciudad y Educación´ celebrada el 20 de enero de 2003.

[3] En el transcurso de la Conferencia `Proyecto político, proyecto pedagógico´, celebrada el 22 de enero de 2003.

[4] Como indican Seoane y Tadei, la literatura política contemporánea ha recurrido sobre todo a partir de segunda mitad del siglo XX, al empleo del término “primavera” para referirse a hechos político-sociales contestatarios del orden existente, portadores de nuevas ilusiones e ideales societales. Esta “primaveras” suelen caracterizarse por un alto grado de espontaneidad y solidaridad social, por su originalidad política y por una radical práctica democrática. En este caso, el uso metafórico del término se refiere, en el campo político y social, a la voluntad de cambio y transformación, de gestación de un nuevo orden solidario que emerge para sobreponerse a un presente cargado de injusticias para las mayorías populares.