Diálogo con el ordenador

Rafael Sánchez Montoya

 

A veces sentimos ansiedad cuando no encontramos en el ordenador una solución tecnológica rápida y sencilla. Observamos, por ejemplo, a Marta, una joven con parálisis cerebral, con la inteligencia no afectada por su disfunción neurológica, con disartria grave, que al no interactuar con el medio, va quedándose rezagada lentamente, en cuanto a capacidad congnitiva y desarrollo afectivo-emocional, con respecto a sus compañeros de edad cronológica. Sabemos que hay recursos informáticos que pueden ayudarle, pero la solución no es tarea fácil. La comunicación es un acto complejo en el que ningún elemento carece de importancia, y los ordenadores a veces son todo menos personales.

La interfaz

El concepto de interfaz es clave pues nos muestra el  grado de accesibilidad del software y hardware que pueden utilizar los estudiantes con necesidades especiales. Diseñarla  es una tarea difícil y compleja en la que intervienen distintas áreas de conocimiento (Booth,1994): ergonomía, ingeniería del software, psicología cognitiva, inteligencia artificial, etc. Podemos ser optimistas y pensar que si ahora es habitual que al configurar un programa pregunten por el tipo de impresora o tarjeta gráfica , en un futuro cercano podremos llegar más lejos y personalizar parámetros de acuerdo con las condiciones intelectuales, sensoriales o motóricas del individuo: ¿utilizará conmutadores?, ¿uno o dos?, ¿qué velocidad de barrido?, ¿con sintetizador de voz?, ¿las ayudas las desea visual o sonora?, ¿incluimos vídeo zoom?,.. y todo esto con cualquier programa de los que podemos encontrar en el mercado: procesador de textos, dibujo asistido, educativos ,etc.

 

Aunque es compresible que la impaciencia lleve a algunos profesionales y familiares de usuarios con necesidades especiales a buscar resultados inmediatos, no hay que olvidar que el uso de una nueva herramienta es una tarea delicada y es necesario que transcurra cierto período de tiempo hasta que se consigue que el usuario se familiarice con ella y encuentre útil y ventajosos su uso cotidiano. El proceso de aprender a escribir, por ejemplo, se complica para un niño con discapacidad motora que no puede utilizar el lápiz, porque al aprendizaje normal debe añadirle uno supletorio: el manejo de un procesador de textos. Aunque lo aprenden con bastante rapidez, no hay que olvidar que no es sólo el acto mecánico de apretar las teclas, sino todo un modelo conceptual de funcionamiento del programa que requiere cierto tiempo. En este caso concreto, el uso de esta herramienta sería una prótesis cerebral para facilitar el proceso de escritura. Ante estas situaciones, algunas personas ven desventajas mientras otras simplemente aceptan que están en un proceso más largo.

Búsqueda de un modelo de intervención

 

La intervención la planteamos desde un punto de vista holístico pues los recursos informáticos y el individuo es un todo armónico que debe ser tratados de forma global y coordinada. Hay que hacer hincapié en el conjunto de interacciones que el usuario es capaz de realizar consigo mismo y con los demás y no en las tareas que le impide su deficiencia. Si la versatilidad de la computadora no soluciona per se todos los problemas de las personas con necesidades especiales, si debe servir para magnificar sus capacidades que permanecen en cualquier persona, por muy severa que sea su deficiencia, hasta conseguir que su discapacidad tenga la menor influencia negativa posible sobre su vida. Su desarrollo supone, sobre todo, un proceso de exteriorización de las potencialidades de las personas. Para la consecución de este objetivo seguimos la siguiente secuencia de actuación:

1. Diagnosticar y valorar las discapacidades de la persona que usa el ordenador.

2. Seleccionar y evaluar los dispositivos y programas que pueden resultar adecuados

a sus necesidades.

3. Hacer una correlación entre las necesidades del individuo y el funcionamiento

de los programas y dispositivos.

[1º] DIAGNÓSTICO Y VALORACIÓN.

 

La variabilidad que puede existir entre dos estudiantes con discapacidad puede ser muy grande aunque ambos tengan la misma etiqueta médica. Es conveniente contar con la ayuda de personas formadas en distintas disciplinas que mantengan una adecuada coordinación durante todo el proceso y se esfuercen por evitar desplazamientos y molestias inútiles a la persona discapacitada. En 1985 Rodgers ya proponía la creación de una nueva profesión: Aid System Integrator. Serían los coordinadores del equipo, personas que además de conocer las propiedades y posibilidades técnicas de los medios informáticos de que disponen basarían su modelo de intervención concreta en los datos aportados por todos los profesionales.

 

No debemos olvidar que una evaluación diagnóstica no debe conformarse sólo con determinar los déficits y las necesidades específicas sino que debe indicar cuál es en ese momento la mejor forma de superarlos. Un diagnóstico correcto proporcionará un mayor número de oportunidades de éxito, mejorará el nivel de autoconfianza del usuario y evitará su frustración tanto si el nivel de exigencia es grande como en el otro extremo, si ha habido una infravaloración y se han puesto límites a su desarrollo intelectual y personal. Como cualquier otra herramienta no está libre de riesgos si no es utilizada adecuadamente. En el aspecto cognitivo hay que cuidar que las pruebas psicopedagógicas que se utilicen en la exploración no midan sólo las capacidades que las personas tienen en ese momento, sino que sobre todo pongan énfasis en la capacidad de aprender que tiene el individuo y en los objetivos que podría llegar a alcanzar con una adecuada rehabilitación y comunicación con los demás.

 

[2º] SELECCIONAR Y EVALUAR LOS DISPOSITIVOS Y PROGRAMAS QUE PUEDEN RESULTAR ADECUADOS A SUS NECESIDADES.

 

Conviene elegir programas y dispositivos que el usuario pueda operar con facilidad y autonomía. Para ello es imprescindible evaluar en los dispositivos de entradas y salidas: su rapidez, precisión, versatilidad, eficiencia, seguridad y coste. Un equipo sofisticado no tiene por qué‚ ser mejor que otro sencillo; todo depende de las necesidades del usuario. No hay que olvidar que estos dispositivos trabajan de forma sincronizada con un conjunto de instrucciones -programas- que le dicen lo que deben hacer de ahí que la evaluación deba hacerse de una forma conjunta. Por ejemplo, un sencillo conmutador debe ser cómodo de transportar, sencillo de instalar, duradero, fiable y de apariencia atractiva. Así podríamos continuar enumerando cualidades hasta los equipos más sofisticados. A veces separamos artificialmente elementos que trabajan juntos y cuanto más pasivamente aceptemos situaciones de este tipo más difícil nos resultar movernos por el campo de las nuevas tecnologías aplicadas a las personas con necesidades especiales.

 

Las autoayudas informáticas y los simuladores son claves pues facilitan el uso de aplicaciones informáticas de tipo general a las personas con discapacidad que, de otra forma, se verían obligadas a usar solo soft o hard específicamente diseñados para ellos. Estos son algunos de ellos:

Redefinir el tecladoRalentizar los programasModificar los tiempos de esperaMagnificar la imagenRedundancia visualRedundancia auditivaAcceso rápidoSimulador de teclado y ratón

[3º] CORRELACIÓN CON LAS NECESIDADES PERSONALES.

 

En los dos primeros apartados hemos visto tanto la necesidad de realizar diagnósticos y valoraciones acertadas de la situación de la persona como la conveniencia de seleccionar y evaluar correctamente los programas y dispositivos que vamos a utilizar. Es ahora, en esta tercera parte, cuando vamos a intentar organizar adecuadamente esta información y describir un conjunto de estrategias basadas en los recursos que, sin llegar a una fórmula mágica, que no existe, puedan ayudarnos a tomar decisiones propias y a integrar positivamente los recursos de nuevas tecnologías en la vida de la persona sea cual fuere su deficiencia, discapacidad o minusvalía.

 

Estos tres términos no son sinónimos, y es necesario diferenciarlos. La organización Mundial de la Salud y la Carta de Rehabilitación Internacional dicen de ellos:

* Deficiencia.- Pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica.

* Discapacidad.- Restricción o ausencia (causada por una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para el ser humano.

* Minusvalía.- Situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que le limita e impide desempeñar un rol que es normal en su caso (en función de la edad, sexo y factores sociales y culturales).

 

¿Cuál puede ser el papel de la computadora en cada uno de estos niveles? Nuestra propuesta tiene en cuenta las directrices del Programa de Acción Mundial para las personas con Discapacidad de las Naciones Unidas y la información expuesta brevemente en este artículo. La computadora colabora en todos los casos como un instrumento que reduce las dificultades que se presentan en el desarrollo personal y eleva la autoestima del usuario en la búsqueda de dos objetivos:

 

· Ser un instrumento de reeducación y rehabilitación porque con la tecnología de la información se puede seguir un programa de trabajo de duración limitada para intentar conseguir que una persona con deficiencia alcance un nivel físico, mental y/o social óptimo que le permita modificar su propia vida.

 

· Equiparar oportunidades al estimular y facilitar la participación de las personas con discapacidad en todos los niveles de la vida social, cultural y económica. La base para conseguirlo es amplia y depende de muchos factores aunque no hay duda de que tendrá una gran influencia la formación de los usuarios, familiares y profesionales que les atienden.

 

Y para finalizar decir que los prometedores avances que se están produciendo en la tecnología informática suponen, sobre todo, un cambio en el concepto de persona discapacitada por el de persona normal que tiene una restricción o ausencia de capacidad de realizar determinadas actividades. No se trata de que aspiren a mayores derechos, sino que al tener que soportar una carga supletoria –su discapacidad- necesitan, simplemente, mayores recursos.

 

Rafael Sánchez Montoya, autor del libro ``Ordenador y discapacidad. Guía práctica"  (http://www.arrakis.es/~integrar ) .