La organización del aula informática

Osvaldo Lorenzo Bertone

 

Introducción histórica

Cuando a fines del siglo pasado comenzó a masificarse la educación básica se creó la necesidad de construir edificios para escuelas. Pero en esos momentos el libro ya se había inventado, entonces seguramente  a algún arquitecto se le habrá ocurrido hacer un edificio escolar con una sala para la biblioteca. También es probable que las aulas hayan  tomado la forma clásica de aquellas aulas universitarias donde se combinaba la voz del maestro: lo auditivo y sus escrituras y dibujos en la pizarra: lo visual. Más tarde, se mejoró mucho más lo visual que lo auditivo; después de las típicas ilustraciones de los mapas e ilustraciones, aparecieron el proyector de diapositivas, el proyector  de transparencias y mucho más tarde el video-reproductor. Ninguna de estas apariciones de tecnología visual modificó el aula substancialmente. Éstas continuaron teniendo sus alumnos sentados uno tras otros mirándose la nuca, quizás con la finalidad de que atendieran solamente a lo que decía el maestro. Así funcionó la escuela durante aproximadamente 100 años y de pronto  apareció el microordenador: primer instrumento visual, auditivo y táctil capaz de interactuar con el ser humano. Es natural que muchos profesionales de la educación hayan visto en ella buenas posibilidades de ser utilizada en la escuela. Cuando esto ocurrió los edificios de las escuelas ya estaban construidos en función de las modalidades existentes. Entonces, surgió, junto a esta nueva esperanza de contar con nuevos medios educativos un nuevo problema: ¿Dónde poner los microordenadores en la escuela? La mayoría de las escuelas tuvo que emplear una sala destinada a aula, o biblioteca, o museo para ubicar el aula informática.

 

¿Qué factores determinan la organización del aula informática?

 

 Seguramente, podríamos citar muchos modos en que esto ha ocurrido. Por ejemplo, a mediados de la década del 80, algunas escuelas las incorporaron dentro de una sala en red siguiendo la disposición clásica del aula que ya tenía la escuela, por cierto con elevados costos de instalación. Pero no es importante listar los diversos modos en que esto ocurrió, sino preguntarse por los factores que determinan su organización. La disposición de las primeras aulas informáticas estuvo determinada  por los mismos microordenadores(tamaño, costo, etc.), el edificio(forma de la sala disponible) y la preparación de los maestros en computación. Éstos, en la mayoría de los casos, no decidieron la incorporación de esta tecnología sino que fueron sus autoridades y también los padres que exigían una escuela «actualizada». La falta de preparación de los maestros, sumado a los costos y el tipo de sala disponible, determinó que los microordenadores fueran colocados en un aula específica. Ésta fue protegida con rejas, alarmas, se instalaron aire acondicionado y pizarras blancas, constituyéndose así en un lugar selecto que era manejado por un especialista y que era visitado ocasionalmente por los alumnos que continuaban con sus clases tradicionales en su aula habitual. Algunos la llamaron Taller de Computación, otros Gabinete de Computación o nombres para significar que era algo diferente y especial. De este modo, el microordenador se incorporó a la escuela pero no al aula como lo hicieron, con cierta facilidad, otros medios de la tecnología audiovisual.

Muchas de las aulas informáticas actuales fueron creadas con los criterios citados, sin embargo, éstas fueron variando paulatinamente en función de las necesidades curriculares. En realidad, la organización del aula informática debería estar determinada preferentemente por necesidades curriculares y menos por otros factores. La incorporación de otros recursos  materiales didácticos se hizo por esas necesidades, por ejemplo el video-reproductor que no necesitó de los maestros mucha preparación previa para su uso. Sin embargo, el microordenador se incorporó a la escuela cuando el maestro todavía no sabía como explotar sus virtudes en función de las necesidades curriculares.  En los últimos años se observó que las necesidades curriculares tienen una mayor influencia en la organización del aula informática, esto ha ocurrido por la aparición de software educativo más amigable y útil para los maestros y también por una mejor preparación de éstos.

 

Aspectos de la organización del aula informática

 

En la organización del aula informática deberíamos distinguir la estrictamente material de la  operativa. Esta última está referida a la coordinación de las actividades aulas - aula informática, es decir, qué aulas utilizan el aula informática, en qué horas y en qué temas. También, lo operativo tiene que ver con su actualización permanente en función de las necesidades curriculares,  por ejemplo, adquisición de nuevos programas computacionales educativos. Los mismos maestros deberían conformar una comisión para decidir la compra de nuevos softwares y/o hardwares, en esta materia es importante que se tenga un asesor especializado.

La organización material del aula se refiere a la disposición del mobiliario y a la conexión de los equipos. No existe una única y mejor manera de disponer los equipos dentro de la sala. Muchas de las primeras aulas tuvieron la misma disposición del aula tradicional, es decir microordenadores sobre mesas ordenadas mirando hacia la pizarra para que se pudiera seguir dando clases habituales. Por supuesto, esto implicaba costosas instalaciones de cableado eléctrico y/o de red. A estas aulas asistían los alumnos para realizar sólo actividades computacionales, lenguajes LOGO, BASIC, guiados por un especialista que no era su maestro. Revisando «vieja» bibliografía del año 1983 he rescatado lo siguiente de A. J. Obrist "El Microordenador en la Enseñanza", Narcea: «Es obvio que a medida que aumente la familiaridad de los maestros con  el microordenador habrá que debatir ampliamente las prioridades, la adquisición de programas y su integración general en el currículum.»; esta anticipación está ocurriendo hoy, paulatinamente las necesidades curriculares van determinando también la organización material del aula informática.

Hoy podemos observar aulas con microordenadores en red o no, dispuestas alrededor de las paredes de la sala  que dejan un importante espacio interno donde hay mesas vacías que los alumnos utilizan para realizar tareas combinadas. Esta disposición diferente a la tradicional se debe fundamentalmente a la aparición de nuevos programas educativos computacionales más amigables y a la mayor seguridad que los maestros han adquirido en el empleo de los microordenadores. El maestro ha trasladado muchas actividades habituales del aula común al aula informática y aquí las ha potenciado con el microordenador.  Una actividad combinada implica que el alumno, por ejemplo,  escribirá e imprimirá un cuento en el microordenador y luego pegará alguna figura recortada referente al tema, o dibujará para producir un material que formará su carpeta de trabajo escolar en algún tema como ciencias naturales o sociales. En otras palabras, la tendencia nos sugiere que los maestros irán paulatinamente incorporando la computadora a las actividades áulicas.  Entonces, lo que hoy está progresivamente determinando  la disposición del equipamiento del aula informática es el estilo del maestro que está ligado fundamentalmente a su preparación y a las necesidades curriculares actuales.

 

En perspectiva

 

En realidad, no existen recetas para la organización material de un aula informática, pero si existen factores que la determinan. Habría que preguntarse si las aulas informáticas se dispondrán siempre así; la respuesta seguramente es «no». Habrá muchos factores que determinarán el futuro del aula informática. Es probable que los menores costos, la capacidad, el manejo, el tamaño de los microordenadores  hagan que en el futuro cada alumno tenga su propio equipo y así todas las aulas se transformen en aulas informáticas.

 

Osvaldo Lorenzo Bertone

Coordinador

Laboratorio de Computación Educativa

Instituto Superior Dr. Domingo Cabred

Casilla de Correo 851

5000 Córdoba – Argentina

E-Mail: cabred@satlink.com