Entrando al trapo de las TIC (I)
por Fran
Iglesias
(Al estilo Grimm, por
supuesto, y empezando por el principio. En esta entrega queremos dejar claras
algunas ideas previas a cualquier planteamiento práctico.)
Este artículo es el
primero de una serie que se ha comenzado a publicar en la web de Proyecto
Grimm, un grupo de maestros y maestras que trabajamos en la integración de las
tecnologías en las aulas. El grupo abarca a profesores y profesoras de toda
España, trabajando en escuelas de todo tipo.
Tal vez seas un
apasionado/a de la tecnología que no sabe cómo controlarse para empezar a
utilizar las herramientas TIC en tu clase. O, por el contrario, quizá seas muy
escéptica/o acerca de sus cacareados beneficios. O puede que en realidad te
asuste el tema, pero sientes la obligación de hacer algo en este terreno.
Introducir las TIC en la cotidianeidad de un aula escolar se sigue viendo por
muchos como un reto, un trabajo añadido, un esfuerzo que quizá no valga la
pena. ¿Es realmente así?
Vamos a iniciar una
serie de artículos que pretenden ayudar a clarificar ideas a quienes buscan
hacer su primera actividad de clase con TIC. También a quienes ya han empezado,
pero no acaban de verle el sentido. No buscamos dar recetas, más bien queremos
dar orientaciones y principios que den sentido al trabajo.
Hablamos de educación
Lo primero y principal
que tienes que tener en la cabeza es que eres maestro/a o profesor/a, que tu
meta es una meta educativa.
Lo segundo, que ninguna
tecnología te hará ser mejor profesor o dar mejores clases (1).
Si tienes esto bien
claro, tienes la mitad del camino andado.
¿Por qué TIC?
Cualquier cambio en la
metodología de la enseñanza nos tendría que llevar a la misma pregunta: ¿en qué
medida este cambio me ayuda a aproximarme a mis objetivos educativos? Si la
respuesta es satisfactoria, podemos apostar por llevar a cabo ese cambio.
Pero ¿cómo saberlo? Los
beneficios de la aplicación de las TIC en educación han sido pregonados a los
cuatro vientos desde hace varias décadas ya sea por pedagogos o tecnólogos,
pasando por vendedores y fabricantes de cachivaches. Periódicamente asistimos
al nacimiento de la "herramienta TIC definitiva" que va a arreglar
todos los problemas de atención y esfuerzo de los alumnos y que va a aportar al
trabajo docente cotas de facilidad y comodidad inimaginadas.
Sin embargo, todos hemos
sido testigos directos o indirectos de numerosos fracasos en este campo, así
que el escepticismo se nos supone.
Conclusión: la
tecnología no hace milagros, aunque en manos de buenos profesores la cosa ya no
está tan clara.
Algunos
mitos que conviene cuestionar
El cachivache x ahorra trabajo/tiempo al profesor. Falso. Las TIC no
ahorran trabajo. Ciertos usos de las TIC pueden ayudar a reducir algunos tipos
de tareas repetitivas o tediosas. Lo normal es que las TIC te den más trabajo.
Otra cosa es que puedas
disfrutar más de ese trabajo u obtener resultados que te satisfacen más como
maestro y que difícilmente podrías alcanzar sin usarlas.
El programa x enseña a los niños a tal o cual cosa. Falso. ¿No habíamos
quedado en que el maestro/a eres tú? En todo caso, un programa de ordenador
puede ayudar a tus alumnos a practicar algo que les has enseñado y que,
probablemente, podrían practicar con igual eficacia en tareas tradicionales de
lápiz y papel.
Otra cosa es que ese
tipo de práctica repetitiva que proporcionan algunos juegos y programas es más
agradable de realizar para los alumnos y trabajarán más tiempo y practicarán
más.
Las TIC permiten individualizar la enseñanza. Falso. Como profesor
eres el único que puede hacer eso y las TIC pueden ser una herramienta que te
facilite conseguirlo en la medida que las uses con ese objetivo.
La creencia en ese poder
taumatúrgico de las TIC para mejorar la enseñanza es uno de las fuerzas que más
dificultan un uso realmente educativo.
Para aplicar las TIC hace falta mucha formación. Falso. Necesitas
conocer las posiblidades que te ofrece la tecnología, pero no tienes que ser un
experto (Y la información que más necesitas no tiene por qué ser técnica
(2)).
¿Sabes acaso como funciona una lavadora o un televisor? No. Sin embargo, los
utilizas a diario y les sacas partido. ¿Has tenido que hacer cursos de 40 horas
reconocidos por la Consejería? No. ¿Por qué? Porque sabes para qué quieres la
lavadora.
Qué puede aportar usar las TIC en educación
Para empezar, deberíamos
considerar por un momento la idea de que las tecnologías de la información y la
comunicación están aquí para quedarse. Tal vez queda gente por ahí que ve
Internet como una moda pasajera o que los ordenadores son sólo para tecnólogos.
Son los mismos que hace algunos miles de años pensaron que el fuego era un
juguete curioso y peligroso y que después de la novedad la tribu volvería a la
carne cruda.
Recordemos que nuestro
modelo mental de escuela en pleno siglo dieci... ¡veintiuno! (como dirían Les
Luthiers) es una variante ligeramente mejorada de las escuelas medievales. Lo
cierto es que el ente abstracto "escuela" parece querer vivir
impermeable a los cambios y hasta experimenta un cierto rechazo por las propias
"ciencias de la educación".
Para decirlo en pocas
palabras: la escuela debería integrar la tecnología porque forma parte del
abanico de herramientas que están disponibles hoy. Es más:
• El alumnado es "homo sapiens
digitalis". Vive en un mundo en el que las tecnologías de la información y
la comunicación forman parte de su vida cotidiana: usan teléfonos móviles,
ordenadores, Internet (3)...
• El alumnado es "tecnoparlante":
habla en el lenguaje audivisual y tecnológico.
Dicho lo anterior, la
integración de actividades TIC en el aula puede aportar algunos beneficios en
tanto que puede (potencialmente):
• Favorecer la adopción de metodologías de
trabajo colaborativo, ya sea porque las actividades TIC requieren de trabajo en
equipo, ya sea porque existen tecnologías (correo electrónico, chat, blog,
wiki...) que sirven como herramientas para realizarlo.
• Facilitar la creación de conocimiento y
contenidos desde la escuela. En lugar de limitarse a recibir, la escuela
dispone ahora de herramientas para hablar. Y la audiencia potencial es todo el
mundo.
• Permitir la realización de actividades
"imposibles" como rodar y montar una película, establecer una radio
y/o televisión escolar mediante podcast, comunicarse con escuelas de otros
lugares en tiempo real y un largo etcétera.
No hablamos de la
escuela "virtual" porque nuestra escuela es todavía presencial. La
enseñanza a distancia es una modalidad específica a la que las TIC aportan una
gran cantidad de herramientas de contenidos y comunicación. Sin embargo,
nuestras escuelas infantiles, nuestros colegios de primaria y nuestros
institutos de ESO siguen siendo entornos presenciales.
Pero, ¿cómo hago entonces?
Explora
Un primer acercamiento
podría ser tratar de conocer lo que se hace con tecnología en las aulas. Por
supuesto, Proyecto Grimm es un buen punto de partida, pero hay muchos más
espacios en la web por donde investigar.
El objetivo de esta
exploración tendría que ser el de ir abriendo tu mente a ideas que tal vez no
te hayas planteado. No se trata tanto de aprender los detalles técnicos como de
encontrar inspiración. Algunas aplicaciones de las TIC a tu aula pueden ser
bastante evidentes, otras resultan sorprendentes.
La imaginación necesita
ejemplos para nutrirse y crecer. Aliméntala bien.
Imagina
El ansia por aplicar la
tecnología a una actividad nos lleva a veces a la situación de "solución
en busca de un problema". Volviendo al caso de la lavadora: te compras la
lavadora porque quieres lavar ropa, pero no la ensucias para poder lavarla.
La integración de la
tecnología en el aula tendría que responder a una necesidad: mejorar o
potenciar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Sobre la base anterior
puedes imaginar la forma en que ciertas experiencias que has recogido en tu
exploración de posibilidades servirían para aportar una mejora en tu trabajo de
clase. Es una forma un tanto rimbombante de decir que si sabes lo que quieres
conseguir con tu enseñanza, entonces puedes llegar al punto en que la
tecnología "encaja" en ella.
Prepara
Si en tu cabeza han
empezado a funcionar los engranajes entre pedagogía y tecnología, el paso
siguiente sólo puede ser pensar en cómo lo vas a llevar a cabo. La clave está
en que las actividades TIC sean un recurso más de los que cuentas para
trabajar, ni más ni menos. Y, por tanto, tomado en la misma consideración que
cualquier otro que pudieras querer utilizar.
Y cuando decimos esto
nos referimos a que tienen que ser programadas como cualquier otra actividad.
Tienen que responder a una finalidad en el contexto de una programación de
aula. Tienen que ser evaluables y evaluadas.
Acompaña
Una cosa que irás
descubriendo es que las buenas actividades TIC son proyectos relativamente
complejos y que, en cierto modo, no se sabe cómo acaban.
En esa situación ciertas
"certezas de profesor" desaparecen y te encuentras, por así decir, al
nivel de los alumnos, con una diferencia importante: se supone que sabes a
dónde quieres llegar con eso (ver el punto anterior). Entonces tu papel es más
de acompañante y guía de los alumnos en un camino que ellos tienen que recorrer
básicamente solos.
Pongamos por ejemplo que
propones la realización de un podcast sobre temas de tu asignatura. Pues bien,
tus alumnos tendrán que preparar su guión, buscar su forma de expresar las
ideas y terminarán por crear algo diferente. Es decir, el trabajo resultante no
reproducirá lo que has explicado en la clase, ni lo que viene en los libros de
referencia: será algo nuevo (de ahí lo de saber cómo acaban estos proyectos)
Eso sí: en ese viaje
habrán aprendido algo sobre el contenido, pero también sobre el método de
trabajo, sobre la búsqueda de información, sobre el lenguaje oral y la
comunicación.
Y tú, seguramente,
también
1. http://mitarima.wordpress.com/2007/02/19/steve-jobs-la-tecnologia-y-los-malos-profesores/
2.
http://apiedeaula.blogspot.com/2007/02/formacin-formar-para-la-accin.html
3.
http://edutec.perublogs.com/2007/02/las-tic-son-imprescindibles.html