EL MAESTRO COMO MEDIADOR ENTRE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Y EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS EN TICS





Autor

LUIS ALFREDO GONZÁLEZ MONROY

Magister en educación

lalfredgonzalez@yahoo.es



Grupo Interindisciplinario de Evaluación Pedagógica GIEP

Grupo Región Caribe REGCARIBE

Universidad del Magdalena



RESUMEN

El presente artículo es una reflexión surgida a partir de la trasparencia en que se nos vienen convirtiendo las TICs en el quehacer educativo de la escuela contemporánea. Transparencia entendida como el paso final de algo que fue innovador en su aparición a pasar a ser algo desapercibido. En los sistemas escolares el uso de las TICs se viene implementando desde los aprendizajes de atisbo y contacto, llegándose a ser hábil y competente en su uso. Sin embargo, como herramienta de la modernidad están sujetas a ser mediadas por los maestros con el desarrollo curricular de la escuela y la sociedad en el fin último de contribuir en la formación de ciudadanos de bien y comprometidos con su entorno biopsicosocial.

PALABRAS CLAVES: TICs, currículo, competencias, mediación, sociedad del conocimiento.



CONTENIDO.

El rol fundamental de la educación en el siglo XXI es el de transformar a la sociedad desde la formación de individuos que sean capaces de responder a las necesidades de pensamiento y conocimiento. Lo anterior solo se puede germinar en espacios de reflexión y diálogo sobre las prácticas y funciones que deben asumir los sistemas educativos de los cuatro puntos cardinales de este lado del orbe. La humanidad evoluciona al paso de los avances tecno-educativos, constituidos en verdaderas herramientas que modifican la estructura cognitiva de sus beneficiarios, apareciendo como una alternativa en el diseño del currículo que aspira a formar hombres y mujeres en pensamiento estratégico, con capacidad para aprender de manera autónoma, crítica y eficiente; con capacidad para adaptarse a los nuevos contextos y aplicando el conocimiento en virtud de forjar una personalidad y un carácter para la vida.

nuestra sociedad requiere de una educación acorde a los avances de la tecnología, considerada esta última como herramienta para acceder a nuevas formas de pensamiento, cultura, ideología e imaginarios colectivos; sobre todo cuando se requiere formar individuos que tienen un o algún bagaje escolar del nivel precedente (Bachilleres) para insertarlos en la producción y desarrollo de nuestros países emergentes.

Hoy estamos en el trámite de pasar de una sociedad de la información a una sociedad del conocimiento; en la primera los individuos del común fueron invadidos por avalanchas de información, que en su mayoría traían excesos de publicidad en el afán de atraparlos en el consumismo. En la segunda, es decir, en la sociedad del conocimiento se propone llevar a la práctica los cuatro pilares de la educación surgidos de la pluma de Delors (1998): aprender a conocer, aprender a ser, aprender a estar juntos y aprender a hacer; pilares con los cuales se busca la consolidación de una educación de alto nivel que privilegia el desarrollo de competencias en el requerimiento de una sociedad que demanda más pensamiento complejo y aprendizajes más flexibles. Al respecto Corvalán (1999, p. 5) toma del Informe de la Comisión Nacional para la Modernización de la Educación de Chile (1999) el concepto de competencia desde la perspectiva laboral en los siguientes términos: “…es un concepto complejo, pero en el mundo profesional ha llegado a ser de idoneidad, suficiencia, capacidad, habilidad, maestría o excelencia”. Y más adelante afirma: “En nuestro país se ha señalado que la competencia profesional no es la simple suma inorgánica de saberes, habilidades y valores, sino la maestría con que el profesional articula, compone, dosifica y pondera constantemente estos recursos y es el resultado de su integración”.

Sin embargo es a los pedagogos a quien les corresponde resolver el problema esencial de la educación en el referente al tipo de hombre, mujer y sociedad que se quiere contribuir a formar; y para ello es necesario construir herramientas conceptuales para entender con claridad el problema; una de estas herramientas que se han de tener en cuenta son los modelos pedagógicos, Schalk (2005, pp. 79-80) no los dilucida de la siguiente manera: “un modelo pedagógico debe responder a las preguntas: ¿Quién lo enseña?, ¿Quién lo aprende?, ¿Cómo se enseña?, ¿Cómo se prende?, ¿ Qué recursos intervienen en el proceso?, ¿ Qué se evalúa?, ¿Quién lo evalúa?, y ¿ Cómo se evalúa? ”.

Pero el objetivo real del modelo pedagógico es comunicar de manera bilateral conocimientos al lenguaje de quien los aprende para luego hacer de éstos competencias que benefician al individuo en una primera instancia y a la sociedad a la que éste pertenece en una segunda.

De todo lo anterior, se desprende señalar que el maestro o mediador del proceso enseñanza-aprendizaje no puede ser un simple enseñante de conocimientos y el alumno un estricto receptor y acumulador de saberes, conocimientos que pueden ser capturados en los libros o en el ciberespacio. El maestro ha de ser un formador afectado por la más alta pedagogía y el alumno un aspirante ávido de crecimiento humano, autogestionario de su propio perfeccionamiento, transcendente en las esferas de su espiritualidad e inmortalidad de una memoria histórica-colectiva.

El maestro es pues un mediador entre los conocimientos y los aprendizajes constructivos, para lo cual Biencinto (2005, p.661) nos reitera, citando a García (2002, p.58):

En definitiva el resultado de la mediación consiste en la adquisición por parte del que aprende. De comportamientos apropiados, conjuntos de aprendizajes y estructuras operativas a través de las cuales, respondiendo a la estimulación directa, modifica su estructura cognitiva. Los efectos del aprendizaje mediado proporcionan al organismo una gran variedad de estrategias y procesos conducentes a la formación de comportamientos, como prerrequisito para un buen funcionamiento cognitivo. El alumno puede llegar a tomar parte en el proceso de aprendizaje de manera activa como procesador de información y estratega de su propio aprendizaje. De esta manera, cada vez está más abierto a la modificalidad cognitiva”.

El hombre y la mujer de la sociedad del conocimiento, entendida ésta como la aldea global, habrá de lograr niveles de formación altos y/o medianamente altos; el analfabetismo lecto-escritural será cosa del pasado, al látigo que debemos enfrentarnos es al analfabetismo de las tecno-comunicaciones y para ello la escuela, la universidad y/o cualquier casa de estudios debe asimilar y asumir este reto. Para ello es necesario rediseñar los currículos y sobre todo sensibilizar a la humanidad en el nuevo lenguaje universal que se impone a grandes pasos: educación e-learning, y/o educación on-line.

La educación e-learning se desarrolla en estos momentos desde las mismas facultades de las universidades como carreras y/o cursos de educación formal a distancia sincrónica, mediante el empleo de las TICs; es una educación que solo es gozada por unas minorías muchas veces privilegiadas. Lo ideal sería que ésta se ampliará a la educación on-line, que contrario a la e-learning forma desde la educación informal y es subida al ciberespacio a disposición de cualquier usuario, con la ventaja de que muchas veces es asincrónica.

Es pues un reto para el cual el maestro en su condición de mediador cognitivo debe estar preparado y para ello Biencinto (2005. p. 648) nos hace un acercamiento a esta perspectiva citando a Díez Hocheleitner (1997, pp. 18-19):

Así es pues, las nuevas tecnologías, y sobre todo la informática relacionada con el proceso educativo, apoyada en poderosos bancos de datos y avanzado software, están siendo los agentes de un profundo cambio en marcha en el “aprender a aprende”. Tecnologías on-line (internet, correo electrónico, etc.) y software son hoy por hoy, ejemplos paradigmáticos del potencial en marcha. Todo ello comporta un serio desafío para los profesionales de la enseñanza en especial ante los alumnos más jóvenes, a quienes hay que educar para que adquieran estas destrezas en la búsqueda de la crítica, autónoma y responsable de la información deseada”

Pero no solo basta con que los maestros mediadores se entrenen en el manejo de las TICs, lo ideal es el desarrollo de sus potencialidades como personas humanas en sus multidimensiones; las TICs son una herramienta, un recurso didáctico que es empleado por el mediador y/o pedagogo para acercar el conocimiento verdaderamente útil al individuo que lo empleará también de manera útil.

Las Tics se consideran una competencia del orden de las genéricas básicas, adquirida como una habilidad necesaria de la vida diaria, las TICs no son el todo de la formación, en esta última ellas deben transcurrir de manera trasversal en el currículo escolar. Por lo tanto al maestro mediador le corresponde estar en la capacidad de autocriticarse para mejorar y darle sentido a su nuevo rol en un mundo en constante cambio.

Igualmente estas tecnologías están a disposición de individuos que hacen parte de las empresas, ya sea como ejecutivos y/u operarios, entonces es deber de la empresa, las agremiaciones y/o el aparato educativo estimular la educación permanente de las gentes en la consecución de progreso, tanto individual como colectivo reflejado en el mejoramiento de la calidad de su vida. Es pues satisfactorio manifestar como las tecnologías y sobre todo las de la información y la comunicación, consideradas como ya lo habíamos dicho una herramienta de la educación desde la perspectiva cualitativa del hombre, es decir, entendida como mediación y/o extensión de lo humano en el sentido de cumplir una función intencional y una finalidad pragmática.

Las tecnologías tienen una razón de ser y Pérez (1998, p. 31) no lo justifica de la siguiente manera:

“… las tecnologías no cobran existencia sólo por el hecho de ser realidades que el sujeto orienta hacia el entorno, o por ser utilizadas para generar beneficios o perjuicios. Las tecnologías también cobran existencia en la medida en que se tratan de códigos de acción, sistemas de cognición y de información, que son reconstruidos por la mente humana y que de esta manera, entren a formar parte de las formas de pensamiento, de las competencias cognitivas o epistémicas”.

Son pues las TICs una artilugio que se viene imponiendo en la formación de jóvenes y adultos particularmente a través de `procedimientos virtuales como E-Learning y On-Line en la elaboración de conocimientos que se masifican en red. Conocimientos que mediante pensamiento estratégico se localizan en el ciberespacio para ser enseñados-aprendidos pero con el agregue de unos valores: la pedagogía, la didáctica, la ética y la estética.

E-Learning y on-line son una forma de lenguaje, donde está implícita la cognición, y a este respecto y haciendo una analogía tomemos de nuevo a Pérez (1998, p. 33) desde la perspectiva lingüística:

Hablar de lenguaje como tecnología es hablar del lenguaje como mediación en los procesos de significación y como herramienta de pensamiento: el lenguaje como tecnología, particularmente el tipo de uso que se haga del mismo, determina los procesos mentales. Y es que el lenguaje es la herramienta por excelencia, pues a través de ella se crean nuevas herramientas. Por otra parte, las herramientas han sufrido procesos de complejizacion, pero su carácter fundamental no ha variado…La complejidad de la herramienta no transforma la finalidad de la herramienta”.

En consecuencia la educación que debemos enfrentar en los próximos años nos debe llevar por lo menos a adquirir un mínimo de manejo de las TICs y a un compromiso como maestros en la preparación del currículo, el syllabus y demás aspectos que atañen a la formación. No es subir contenidos en una plataforma tecnológica por subirlos, sino proponer soportes estratégicos en la acción pedagógica de los mismos en relación a su cognición y metacognición. Desarrollar y ejercer estas nuevas competencias en el uso de las TICs requiere una actitud positiva hacia la mediación tecnológica en la procura de comunicar e interactuar, propósito de la educación de adultos y jóvenes en actitud de formación permanente.

Estas mediaciones se consolidan mediante la implementación eficaz de nuevos modelos pedagógicos en los cuales el uso de las TICs debe tomarse de manera seria y sin atisbos, al respecto Schalk (2005, p.6) nos afirma:

La experiencia ha demostrado que la tecnología “en si misma” no tiene logros sustanciales en lo que a educación se refiere. Los últimos diez años en el ámbito de la educación virtual y de la investigación que la subyacen han dejado en claro que la tecnología es la “forma” que facilita, enriquece y responde a la sociedad del conocimiento por todos los aportes que hace a la educación bajo los requerimientos del mundo actual. Sin embargo ha quedado en claro que una tecnología sin sustento educativo, sin orientación ni metodología no hace sino perderse en el mundo de la “rapidez sin orientación.”

Tanto el maestro como el alumno que convergen en estas mediaciones han de fortalecer su compromiso y responsabilidad de manera autónoma y autodirigida, no en el compromiso empresa-cliente sino en la hilación de tejido humano reciproco desde la perspectiva escuela-alumno. La mediación cognitiva ha de ir acompañada de manera permanente de actos metacognitivos que han de fortalecer el currículo escolar como producto de una construcción social y al respecto Biencinto (2005, p. 648) nos dimensiona el alcance de este cambio de paradigma citando a Martín y Guardia (1979, p. 9):

Es aquella actitud que posibilita e impulsa hacia una verdadera comunicación, un feedback continuo entre profesor-alumno; aula-centro; centro-sociedad. No podemos centrarnos, dentro de la escuela, en la relación aislada del aula, es necesario el dialogo con la cultura y la sociedad intentando conectar con ella a través de los canales o medios de comunicación que utiliza. No podemos cerrarnos en un espacio y un esquema totalmente definido y limitado.

Es necesario entonces entender el currículo como un constructo en permanente cambio y adaptación, éste no puede considerarse ya como un monumento exclusivo de la escuela; la sociedad representada en la empresa y los gremios han de elaborar sus currículos como medio para surgir y enfrentar la competitividad y la incertidumbre de un mundo en constante evolución. La expansión de los grandes emporios económicos no se fundamenta en el poder monetario que ostentan sino en el capital humano altamente calificado con que cuentan, son los conocimientos de los trabajadores adquiridos en pro de su empleador y no las acciones de este ultimo que bambolean en la bolsa; que hacen que la empresa crezca.

Corresponde a la universidad y a la escuela en general rediseñar currículos acordes a los nuevos retos y promover su constante evaluación desde sus diferentes dimensiones (auto-co-hetero). Otro ingrediente del currículo que ha de ser abordado desde la perspectiva de la nueva educación es el de los contenidos, sin desmeritar los declarativos (saber) ni los procedímentales (saber hacer), se deben fortalecer los estratégicos que propugnan por el ser, donde el individuo potencia sus dimensiones de desarrollo humano en el reconocimiento de sí mismo y en el de sus pares para interactuar e integrarse a la sociedad como medio para formarse de manera integral. Pero los contenidos también deben partir del resultado de enfrentar las necesidades de la sociedad actual para concebir los profesionales que el mundo productivo requiere, para ello las competencias adquieren un valor agregado en el diseño de perfiles profesionales, a este último respecto Corvalán (1999, p. 6) manifiesta:

Se entiende al perfil profesional como una realidad dinámica y móvil, que está en permanente cambio y ajuste en relación al entorno y sus variaciones. Se trata de estado de permanente apertura y búsqueda de un equilibrio con el entorno, mediante las interacciones profesionales actuales de la profesión sobre un medio específico y la preparación para actuar en los campos que se están abriendo permanentemente para los profesionales.”

Sin embargo este perfil profesional se sustenta también en unos contenidos, cognitivos, instrumentales e interpersonales; en los primeros se tienen en cuenta los procesos mentales en que los individuos aprenden, en las habilidades para aprender y en la manifestación de las diferentes inteligencias para abordar la vida de manera confortable; de los segundos se puede afirmar que su finalidad consiste en desarrollar en el individuo dominios de métodos y técnicas para resolver problemas; y de los terceros al individuo se le forma para que sea capaz de convivir en sociedad y son tal vez estos contenidos que hacen del trabajador más competente de cara al desarrollo de su empresa en resorte con el desarrollo de su país.

Por lo tanto para lograr mediaciones cognitivas es necesario sumergirse en teorías educativas abiertas, como la constructivista desde sus diferentes puntos de vista y llegar a empoderarse de éstas. Un ejemplo de ello es situarse desde las reflexiones de Vygostky y/o Bruner, autores aún vigentes quienes nos hablan de como los individuos poseen un acervo de símbolos en sus mentes que mediadas con el contexto en el cual se desarrollan a través de un par (compañero/a) o de un/a maestro/a que los guía haciendo uso de herramientas como por ejemplo en nuestra realidad de un computador conectado a Internet; luego de realizar una serie de procedimientos cualesquiera, los internaliza para que hagan parte de su mente, se han convertido en una forma de cognición que es a la vez social al ser validada por la comunidad e individual por ser apropiada por el sujeto que la hace suya y la emplea de manera intencional; cumplido este paso se busca mediaciones más complejas, desarmando la estructura inicial para iniciar la construcción de una estructura más compleja y así sucesivamente hasta alcanzar conocimientos verdaderamente útiles y estratégicos.

En conclusión la mediación cognitiva que desarrollan los maestros actuales esta sujeta a cambios no predecibles y el diseño de sus estrategias pedagógicas no escapa a dicho fenómeno; el maestro mediador desde la metacognición elabora sus propuestas de aprendizaje abordadas desde la enseñabilidad y la aprendibilidad en un espiral, donde cada paso hacia adelante es dado bajo la dialéctica surgida de su práctica cotidiana.

Por lo tanto el currículo visto desde la identidad cultural de sus creadores dentro del contexto de la globalización es implementado teniendo en cuenta los pilares de la educación, donde se establece que el ser prima sobre el tener y las competencias del individuo como elemento de una sociedad productiva tiene como valor agregado su desarrollo humano integral en una simbiosis con las tecno-comunicaciones en la consecución armoniosa y tranquila de una vida efímera pero vivida, en este último aspecto cobra sentido que cada ser humano pase por las manos de un mediador cognitivo en su calidad de maestro autentico.

Es pues necesario para la educación del siglo XXI consolidar en el pensamiento colectivo de nuestra sociedad la idea de que la escuela hablando en el sentido genérico, no es una institución cuya característica principal radica en legar conocimientos diacrónicos y sincrónicos desarticulados con la aparición de nuevas herramientas, sino un espacio de mediaciones físicas y virtuales en la búsqueda de desarrollo sostenible de la especie humana sobre la faz de la tierra.



REFERENCIAS:

Biencinto, Ch.; Dominguez, G. & García, J. (2005). La necesaria imbricación entre aprendizaje y formación. El simulador situativo como tecnología adecuada para la formación de formadores. Universidad Complutense de Madrid. En: Revista Complutense de Educación. Vol. 16. N° 2. [Extraído el 10 de Diciembre de 2009 de [http://revistas.ucm.es/edu/11302496/articulos/RCED0505220645A.PDF]

Bruner, J. (S.F.). La educación, puerta de la cultura. [Extraído el 11 de Diciembre de 2009 de http://pdf.rincondelvago.com/la-educacion-puerta-de-la-cultura_jerome-bruner.html ].

Comisión Nacional para la Modernización de la Educación (1999). Los desafíos de la educación chilena frente al siglo XXI. Informe de la Comisión Nacional para la modernización de la Educación. Santiago. Editorial Universitaria.

Corvalán, O. & Hawes, G. (1999). Aplicación del enfoque de competencias en la construcción curricular de la Universidad de Talca, Chile. [Extraído el 9 de Diciembre de 2009 de http://www.rieoei.org/deloslectores/1463Corvalan.pdf]

Delors, J. (1998). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. París. [Extraído el 10 de Diciembre 2009 a las 07:52 A.M. de http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF]

Díez Hochleitner., R. (1997). Aprender para el futuro. Desafíos y oportunidades. En: Fundación Santillana. XI Semana Monográfica. UNED. Madrid. (Tesis doctoral inédita).

Fundación Santillana (1998). Aprender para el futuro, nuevo marco de la tarea docente. Madrid. Fundación Santillana.

García, J. (2002). La formación de formadores para la formación continúa. En: Formación siglo XXI. N° 2. Madrid.

Martín, A. & Guardia, S. (1979). Comunicación audiovisual y educación. Madrid. Editorial Anaya.

Pérez, M. (1998). Lenguaje y cognición. En: Alegría para enseñar. Revista para maestros y pades. N° 36. MEN. Bogotá, D.C.

Schalk, A. (2005). Modelo de enseñanza-aprendizaje para adultos en la era del conocimiento. Diseño y estructura del modelo. En: Gestión en el tercer milenio. Revista de Investigación de la Facultad de Ciencias Administrativas. UNMSM, Vol. 18. N° 16. Lima. [Extraído el 9 de Diciembre de 2009 de http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtualData/publicaciones/administracion/N16_2005/a08.pdf]

Vigotski, L. (S.F.). Psicología y pedagogía. Madrid. Editorial Akal.





10