RESEÑA: INVESTIGACIONES, EXPERIENCIAS Y DEBATES SOBRE EDUCACION A DISTANCIA
Graciela
M Carbone
Doctora
en Ciencias de la Educación
Resumen
El escrito que se presenta es un prologo del libro Reseña, recientemente publicado a fines de 2011 por el Departamento de Educación a Distancia de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Se trata de una publicación que compila diferentes investigaciones y experiencias sobre educación a Distancia realizadas durante los últimos 15 años. Aquí se pretende destacar la contribución a la producción de conocimiento que significaron estos trabajos situándolos en sus contextos de origen y analizando así sus aportes dentro del campo de estudio.
Palabras clave: educación a distancia, investigación, experiencias, universidad pública, democratización, nuevas tecnologías, interacciones.
La compilación de producciones que testimonia la obra del Departamento de EaD desde su fundación hasta el presente reúne trabajos que fueron publicados entre 1997 y 2011. Me detengo expresamente en las fechas para destacar, en primer lugar, la cercanía entre el año fundacional, la realización de investigaciones y la continuidad de la labor de producir conocimiento del equipo.
El contenido que el lector encontrará en los capítulos de esta Reseña es caudaloso en múltiples aspectos: la consistencia de los lineamientos que sustentan el abordaje de cada uno de los temas; la elección de problemas representativos de las preocupaciones y acciones de los actores de la EaD; la vigencia de las reflexiones críticas sobre la modalidad en un entorno institucional permanentemente interpelado por las transformaciones tecnológicas de las que se apropia; la magnitud de las creaciones académicas de las que da cuenta; la creatividad, solvencia y lealtad a la ética de la investigación que trasuntan los capítulos dedicados a investigaciones y debates.
En cuanto al espectro de problemas abarcados, me parece relevante anticipar que los textos que hoy compartimos asumieron el riesgo de afrontar la autoevaluación en las más diversas dimensiones de los proyectos de Educación a Distancia, lo que supone el ejercicio de la autocrítica y la profundización de los principios de la autonomía universitaria en una etapa en que las políticas en curso en la región producen efectos que los vulneran. Además, el conjunto de la obra y en particular los capítulos dedicados a la evaluación, tienen el mérito de contribuir a la producción de conocimientos.
Quisiera destacar algunos rasgos del escenario histórico en que transcurre la vida del Departamento que celebra sus dos décadas en el contexto internacional y, particularmente, el latinoamericano. El reconocimiento expreso por parte del equipo acerca de los valores de la EaD para generar condiciones de acceso a la educación sustentados en principios democráticos tiene como una de sus fuentes los aportes de algunos programas pioneros en universidades públicas. Sin embargo, - como sugieren diversos capítulos - ese devenir transcurre en un contexto en el que se profundizaron los discursos y las políticas de valoración de la modalidad en dimensiones que expresaban la herencia de las políticas tecnocráticas en versiones actualizadas. A las expectativas originarias de minimizar costos se sumaban conocimientos de las políticas de educación superior, de la gestión institucional y de las herramientas de la administración, así como de las TIC incorporadas a cada una de esas dimensiones, a la luz de criterios instrumentales, saberes y procedimientos para fortalecer el encuadre (medición de la retención y la deserción, las relaciones costo/beneficio y los resultados).
A lo largo de estas dos décadas crecieron los equipos de EaD con perspectivas críticas para revertir esas tendencias y potenciar la mirada pedagógica sobre los datos susceptibles de aportar a diagnósticos, delinear políticas, diseñar, desarrollar y evaluar proyectos potenciadores de la democratización de la educación superior. En este encuadre se da el devenir del Departamento de Educación a Distancia, del que hoy tenemos acceso a importantes reseñas de proyectos, procesos y resultados significativos.
El recorrido del libro, en sus apartados “Investigaciones”, “Experiencias “y “Temas en debate” nos comunica quince años de reflexiones compartidas a través de obras escritas y eventos académicos. En su transcurso destaco que esos aportes resultan de acciones efectivas desarrolladas en ámbitos diversos tanto por las culturas con las que interactuaron como por los niveles de enseñanza en los que operaron y por los sujetos pedagógicos que atendieron en la acción y perfilaron en la investigación.
Las creaciones académicas que hoy coexisten en la Facultad de Ciencias Económicas en forma de programas de articulación entre niveles (Ciclo Básico a Distancia), carreras de grado, cursos y carreras de posgrado se da en el contexto de la década de los noventa. Es sugestivo reconocer que las primeras creaciones estuvieron en consonancia con las tradiciones de prácticas de actualización profesional de los miembros del colectivo académico y profesional que alojó e hizo crecer el Departamento. Este avance diferencial respecto de otros campos que integran la vida de las universidades no es azaroso, porque desde entonces fue notorio que en el ámbito nacional algunas áreas permanecerían vedadas o restringidas a los practicantes de la Educación a Distancia – particularmente las carreras de grado – así como otras ganarían espacios: las que ya contaban con la experiencia ganada, los proyectos de articulación entre el nivel medio y el superior y algunos posgrados de corta duración. El camino transitado para abrir nuevas áreas y oportunidades de formación profesional ha sido y es objeto de análisis, desde diversas perspectivas que coinciden en explicitar la conflictividad que caracterizó el escenario de las prácticas de los profesionales de la Educación a Distancia para validar sus credenciales. En la actualidad, el panorama de ampliación de iniciativas generadas horizontalmente por grupos académicos de muy diversas disciplinas en las universidades públicas, en condiciones de escaso sustento de sus iniciativas e incipientes políticas académicas de fomento, continúan arrojando evidencias de la laboriosidad y espíritu emprendedor de los docentes que valoran la EaD y quieren experimentar con sus potencialidades al servicio de la buena enseñanza.
Las sucesivas apropiaciones de las TIC en nuestro ámbito han operado tanto en el sentido de fortalecer las herencias de corte utilitario que alimentaron expectativas de rentabilidad como la imaginación de las posibilidades de la modalidad que busca la concreción de proyectos en clave pedagógica. En palabras de las autoras, evocando el poder y las realizaciones actuales de la EaD en entornos virtuales, queda trazado el horizonte:
Desde ello nos preguntamos, en un contexto que tensa globalización, diversidad y diferencias: ¿cómo preservar desde las Universidades Públicas propuestas formativas que apunten a que en la sociedad prevalezcan valores como la paz, la democracia, una distribución más justa de la riqueza, aportando respuestas a los problemas relacionados con el desarrollo social y la sustentabilidad de las políticas públicas? ¿Cómo sostener procesos de democratización en el acceso a los conocimientos, no sólo extendiéndolos cada vez más a núcleos desfavorecidos de la población, sino a la vez, tratando con problemas relevantes desde el punto de vista de las transformaciones necesarias en nuestras sociedades y desde una perspectiva crítica y de compromiso social y cultural? (P. 243).
El entramado histórico es reconocido por las autoras en términos que permiten entrever el sentido de las producciones:
Diversos autores han sugerido que los medios electrónicos de masas han transformado nuestra forma de percibir la realidad. Entre estos efectos se destaca la disminución y dispersión de la atención, una cultura mosaico sin profundidad, la superficialidad, la estandarización de los mensajes, la información como espectáculo; actualmente, con la incorporación de la Web 2.0 una mayor conexión con todos nuestros círculos sociales a través de dispositivos que nos permiten publicar textos, imágenes, videos en tiempo real y, en muchas circunstancias, extender el miedo, la confusión o el dolor.
Ante ello, ¿qué lugar debe ocupar la Universidad, qué debiera hacer? Inscribimos nuestro análisis a mitad de camino entre el rechazo y la aceptación a-crítica de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación cuando se trata de su inclusión en procesos formales y sistemáticos de formación en la Universidad Pública (P 238).
El posicionamiento “a mitad de camino” me sugiere el testimonio de una mirada clara y una valoración consistente ante la emergencia de nuevos agrupamientos entre “apocalípticos” e “integrados” que las nuevas tecnologías provocaron al entramarse en múltiples espacios de circulación social. Las instituciones educativas todavía adeudan tiempos de conocimiento y de debate de estas realidades en las que la incidencia de las TIC es tan importante.
Las reflexiones sobre la virtualización en las universidades públicas constituyen extensiones y profundizaciones de ese posicionamiento.
Uno de los temas de trabajo comunicados en la Reseña que da cuenta de reflexiones anticipatorias para crear caminos de descubrimiento se encuentra en las evaluaciones de proyectos.
Si nos situamos en el contexto de los primeros aportes para la consideración de lo que sucedía en las universidades públicas, podremos comprobar que la investigación evaluativa, a comienzos del siglo, contaba aun con escasos referentes. Entre las posibles explicaciones podemos encontrar la fragilidad política de los proyectos y la consecuente inestabilidad de sus miembros. Condiciones adversas a la investigación en la modalidad, que tiene tantos requerimientos como las de otros campos.
Además, en el caso particular de la EaD, la pesada herencia de modelos burocrático-autoritarios (Mc Donald) que caracterizaron la gestión y la evaluación de proyectos multiplicaron las dificultades de su institucionalización. Sin profundizar en estos motivos, podemos aseverar que el debate acerca del potencial de la investigación evaluativa para la creación de conocimientos que superara la mera expectativa de validación de los proyectos tuvo hitos destacados.
Acudo a la investigación de las interacciones en el aula virtual como un ejemplo de concreción de ese potencial.
En la época en que el equipo del Dto de EaD emprende esa investigación (2003), las universidades públicas eran escenarios de avances muy desiguales en la apropiación de tecnologías. Las ofertas empresarias, los ensayos alternativos por parte de equipos con especialización en TIC, la conflictividad de los intercambios entre esos profesionales y los docentes representantes de los saberes disciplinares y, en particular, pedagógicos, aumentaba las distancias. Sin embargo, los que reivindicamos el debate de aquella época acerca de las falsas promesas de las TIC en los primeros entornos virtuales conocidos, sosteníamos la incompatibilidad entre los propósitos de control que potenciaban las herramientas y que desplazaban los criterios pedagógicos valorizadores de los procesos de enseñanza encaminados a enriquecer los aprendizajes y a superar las dificultades de los estudiantes. Asimismo, las herramientas ofrecidas para estructurar las respuestas de evaluación, estereotipaban y encorsetaban las manifestaciones de los aprendizajes desplazando o anulando las posibilidades de producciones divergentes que sostenían las posiciones teóricas de profesores y acompañantes pedagógicos. La participación regulada en estos soportes, a su vez, estaba sustentada en criterios de alta centralización y control. Sin pretender detallar el enfoque a través de sus instrumentos en las plataformas de entonces, las preocupaciones críticas eran coincidentes en cuanto a la desvalorización de las producciones divergentes, la homogeneización aumentada por el potencial de atención a la masividad que esos usos estimulaban y la anulación de las relaciones entre los sujetos educativos, tanto asimétricas como simétricas que fortalecieran el reconocimiento de sus singularidades.
Los orígenes de la virtualización del Departamento de EaD también registra la adopción de las primeras herramientas accesibles en nuestro medio. En ese momento de tensiones entre innovaciones tecnológicas y proyectos pedagógicos, las autoras de esta obra nos ofrecen testimonio de una preocupación investigativa anticipatoria: el estudio de las interacciones en el aula virtual. La mirada a las escasas investigaciones precedentes realizadas en otros espacios les inspira el rumbo de aquellas indagaciones:
Estos análisis permiten formular interrogantes específicos acerca de la enseñanza con mediación tecnológica, entendiendo que enseñar supone contribuir a la construcción de ¨un conjunto de representaciones compartidas, es crear un sistema simbólico donde la interacción, desde roles asimétricos, permita la construcción guiada de conocimiento; el desafío es tratar de reconocer las posibilidades que ofrecen los nuevos desarrollos tecnológicos para integrarlos a proyectos educativos que diversifiquen y enriquezcan las estrategias didácticas, favoreciendo articulaciones que tiendan a promover en sus destinatarios la construcción de conocimientos relevantes” (P. 28).
Las categorías de análisis que orientan el relevamiento de los datos, los procesos de descripción de las interacciones que culminan en la identificación de tipos diferenciales de interacción y estilos de comunicación constituyen aportes al conocimiento de las interacciones en las aulas virtuales. Las autoras dan cuenta de las preocupaciones heredadas de los modelos duros de la gestión curricular en la EaD entramados con variables personales y estilos disciplinares.
Los desafíos del entorno, a su vez, constituyen oportunidades para identificar áreas de vacancia en el conocimiento de las posibilidades de herramientas específicas para la intervención didáctica.
Entre las “problemáticas comunes” halladas y sus “derivaciones” destaco:
La interactividad es un supuesto tanto del soporte virtual como de la enseñanza en ese contexto. Sin embargo, ello no implica que la interacción se produzca de modo natural ni que necesariamente se establezca diálogo entre quienes intervienen. La interacción debe construirse en el tiempo, en un proceso en el cual se van estableciendo estilos de relación entre docentes y alumnos y entre pares.
Las formas de interacción dependen de factores no exclusivos del medio con el cual se trabaja (en este caso, las posibilidades intrínsecas de la Plataforma), como son los contenidos de enseñanza, el contrato pedagógico que se establezca entre docentes y estudiantes, el estilo docente, la apropiación efectiva que hagan los estudiantes del recurso tecnológico para ponerlo al servicio de los intercambios con pares y docentes y las relaciones que se establezcan entre los otros componentes del contrato pedagógico, que incluye actividades presenciales y no presenciales.
Las reglas de interacción que regulan los intercambios en los diferentes formatos virtuales deben ser explícitas hasta donde ello sea posible, encuadrándose en el diseño de un contrato pedagógico que se irá reformulando a medida que se desarrolla la actividad académica. Las reglas implícitas suelen imaginarse en ese proceso, suelen ser producto de formas de actuación más o menos reiteradas por parte de los docentes y deben ser analizadas en proceso a fin de re-estructurar estilos de intercambios que no favorezcan aprendizajes significativos.
La elaboración de consignas de tarea abiertas, preguntas incentivadoras de los intercambios, intervenciones docentes que sin dejar de responder a las demandas de los estudiantes, abran espacios de análisis más amplios, generen nuevos interrogantes, permitan la visualización del tratamiento temático en otras situaciones, pueden ser potentes para generar mayor intervención de los estudiantes al mismo tiempo que ayuden a enriquecer la calidad de los aprendizajes que se promueven (P. 66-67).
Entre las investigaciones recientes, la dedicada al Ciclo Básico a Distancia de la Facultad de Ciencias Económicas aborda la complejidad de la organización y las dimensiones de gestión de la tecnología, incluido el estudio de los materiales , su especificidad disciplinar y su adecuación a los estudiantes. El análisis particularizado y el reconocimiento de las relaciones culminan en reflexiones acerca de la relevancia de adoptar perspectivas de conjunto, consistentes y conocedoras del territorio empírico de la vida universitaria para enmarcar las decisiones de política académica en los escenarios complejos en los que coexisten prácticas tradicionales e incorporación de TIC.
Hay más. Mucho más de la vida del Departamento de EaD, que sugiere la energía puesta para abordar los desafíos que recibieron sus miembros y los que se propusieron afrontar con sus iniciativas: procesos de innovación, especificidades de la enseñanza y la capacitación en la Facultad, producción de materiales, carreras de grado y de posgrado. Temas para lecturas detenidas y para propiciar intercambios con sus autoras.
Para finalizar esta presentación quiero sugerir un detenimiento en las páginas dedicadas al tutor de la EaD en entornos virtuales. La decisión de culminar esta panorámica con una referencia al tutor es parte de mi reconocimiento a su aporte solidario, indispensable en la enseñanza para que el aprendizaje se produzca y, también, para identificarme con las autoras en el señalamiento de su lugar subalterno en la organización y en la dinámica de la educación a distancia que históricamente se le ha adjudicado. Es por eso que considero que las reflexiones en perspectiva diacrónica que recogen las trayectorias de los talleres y las universidades medievales hasta llegar a nuestras universidades convencionales de estructura piramidal constituyen un auténtico aporte a la construcción reflexiva de las tutorías virtuales. Una parte de la reivindicación histórica de su rol en la enseñanza en entornos virtuales está testimoniada en estas reflexiones:
Cuando intervenimos con acciones tutoriales en la red en diferentes formatos (foros de debate, correo electrónico, etc.) y marcados por las posibilidades que nos brindan las plataformas virtuales en las cuales nos sentimos como en el aula, como en casa, se juegan muchas cuestiones de modo implícito sobre el enseñar y el aprender, de las cuales debemos ser consientes y expertos.
Conocimientos pedagógicos, comunicacionales, socio-antropológicos, tecnológicos, disciplinarios específicos, psico-sociales y de gestión parecieran ser una base para la construcción de un perfil formativo ideal de los tutores, que posibiliten la construcción de prácticas acordes a los desafíos de la función: contribuir, desde diferentes planos de intervención, a la apropiación crítica de significados culturales relevantes, ayudar en los procesos de comprensión, contribuir desde el vínculo, a la articulación entre la apropiación de saberes y el sostenimiento del deseo de aprender, acompañar los procesos de reconocimiento y des-construcción de creencias y patrones de malentendimiento en los diferentes campos disciplinarios para abrir camino a nuevas construcciones de significados, que se aproximen a los saberes científicos. Se resignifica así las funciones de asesoría, la consulta, el sostén (P. 221).
BIBLIOGRAFÍA
CORIA,
A y PENSA, D. (Comp.). (2011). Reseña: Investigaciones,
Experiencias Y Debates sobre Educación a Distancia. Córdoba:
UNC.