El Capitán Carxofa

Las jornadas de tarde siempre han representado un reto a lo largo de mi trayectoria como maestra de Educación Infantil. Este curso, además, con los alumnos de tres años, todavía era más difícil. ¿Cómo podía motivarlos? Mi idea no sólo era que viniesen al colegio felices y contentos, con ganas de escucharme, sino, sobre todo, que aprendiésemos.

Creo que en la trayectoria docente, los maestros tenemos en ocasiones 'ideas geniales"; así las llamo yo. Ideas que llegan a plasmarse en algún momento, dándoles forma, de manera original: La mente infantil, muy sutil en ocasiones, necesita poder creer en algo para poder crear. Por eso para mí es importante que mis alumnos crean en lo que les propongo.

Me impresionó mucho una cita de José Antonio Marina, que afirma en su libro Teoría de la Inteligencia Creadora (pág. 168) que: ... la primera tarea de un creador es inventar proyectos creadores... Creación significa, como bien dice Marina, emoción. Por fin encontré la palabra que estaba buscando, necesitaba emoción para transmitir y, a su vez, recibir; un nexo que nos sirviera para la jornada de la tarde. Lo primero era, pues, cómo provocar una situación.

Potenciamos una situación

Antes de la entrada de los niños he elegido un títere que ellos no han visto nunca lo he metido en una bolsa de plástico y lo he dejado en el medio de nuestra zona dedicada a las conversaciones (zona de encuentro).

Son las 15'30, mis alumnos ya están en el aula, algunos con mas ganas de dormir que de escucharme. Como siempre, nos saludamos, y ya estamos dispuestos a iniciar el diálogo.

Centramos la conversación en contar:

    ¿Qué he comido?

    ¿Quién lo ha preparado?

Cuando estamos en plena conversación un niño, Daniel, me pregunta:

-¿Qué hay ahí dentro?

-No lo sé. ¿Queréis que miremos?

Daniel abre la bolsa y exclama:

-¡UN CAPITÁN!

El niño lo coge y se lo pone en la mano; yo, que lo miraba con agrado al ver su cara de sorpresa, le digo:

-¿Habrá venido para preguntaros lo que habéis comido?

Aprovechando una situación, invento una pregunta creadora. En ese momento surge la idea genial, que es muy bien recibida por mis alumnos. Los niños me dicen por unanimidad que sí, que nos preguntará lo que hemos comido.

Dar siempre importancia a lo que se dice

Siempre procuro tomar notas y apuntar lo que los niños quieren, es importante para ellos y para mí. Luego, me sirve para que sepan que sus ideas, pensamientos y lo que me dicen son tenidos en cuenta.

Después de varias sesiones, los niños ya al entrar en el aula preguntaban por nuestro Capitán. El niño encargado, el protagonista del día, estaba esperando poder cogerlo y preguntar a los demás: se sentía importante.

Lo que más les preocupaba era ponerle un nombre. Pusimos manos a la obra y decidimos que si él solamente estaba por las tardes con nosotros y nos preguntaba lo que habíamos comido, podíamos ponerle un nombre de un alimento. Un niño dijo:

-Cuando le decimos que no nos gusta la verdura, él se enfada.

-¿Sabéis por qué se enfada? -les dije yo- Porque a él lo que más le gustan son las verduras.

Este títere hacía que nuestras conversaciones cumplieran un objetivo fundamental: comunicarnos a través de una lengua a la que la mayoría de ellos no estaban acostumbrados.

Mis alumnos asisten a un aula en la que toda la enseñanza es en valenciano. Esta actividad nos fue muy bien para poder utilizar vocabulario nuevo del valenciano, con palabras desconocidas para ellos.

Seguimos pensando un nombre y hasta realizamos una votación durante dos días, para saber qué verdura era la que menos les gustaba. Todos dijeron que las alcachofas, así que por eso precisamente decidieron que el mejor nombre era Carxofa (alcachofa), ya que era un alimento que, aunque a ellos no les gustaba, al Capitán sí. Escribí su nombre en una bolsa y lo guardamos hasta el día siguiente.

A lo largo del curso, nuestro Capitán Carxofa les ha hecho reflexionar, tratar temas, madurar poco a poco más. Ellos le buscaron una caja, que servia de cama, para que pudiera dormir; lo guardaban con cariño despidiéndose hasta el día siguiente. Ha sido nuestro hilo conductor. Nos ha servido para tratar áreas del currículo de Educación Infantil (Comunicación y Representación, Autonomía Personal, Conocimiento del Medio Físico y Social).

Durante el primer trimestre nuestro trabajo se centró en lo que he contado anteriormente. A partir del segundo y tercero, mis alumnos sintieron la necesidad de compartir con él. Le traían regalos, pequeños tesoros de los que tienen o se encuentran por la calle, incluso les decían a sus padres que le tenían que comprar alguna cosa.

Cada uno de sus regalos ha sido explorado, trabajado y valorado por todos con cariño; después, el Capitán Carxofa lo guardaba en su cama.

Algunos se dieron cuenta al acabar las jornadas de tarde de que nuestro capitán se había ido. Sabían que ya no vendría después de la fiesta de despedida que le hicimos, e intentaron traerle un obsequio, pues no le habían traído nada... ¿Se había despertado en ellos un deseo de compartir que lo anteriormente no tenían?

Eso sólo lo puede saber nuestro Capitán Carxofa.

M.ª Eugenia Guillén Soria

CP "Antonio Machado". Torrent (Valencia)