Revista ELectrónica de Investigación y EValuación Educativa // 1998 // Volumen 4 //
Número 1_4
ISSN 1134-4032 //
D.L. SE-1138-94
Inclusion
has different meanings in every context, because it depends on ideological,
political social and economic circumstances where it develops.The South African
context offers a singular case of inclusion because it is linked to tha
challenge of education for all that means overcoming years of apartheid. After
a short description of the past and the present of education in South Africa,
this issue analyses the way in which it is possible to translate the rethoric
of inclusion into reality, pointing out seven main considerations: 1)
definition of inclusive education; 2) legitimacy of inclusive education; 3)
possible implications for teaching practices: 4) possible implications for
special schools; 5) teacher training; 6) pedagogical practices and 7)
legislation.
La
inclusión tiene diferentes significados en cada contexto, porque depende de las
circunstancias ideológicas, políticas y socieconómicas en las que se
desarrolla. El contexto sudáfricano ofrece un caso singular de inclusión, ya
que se une al reto de una educación para todos que significa la superación de la
situación de años de apartheid. Tras un abreve descripción del pasado y
presente de la educación en este país, este artículo analiza el modo en que
sería posible traducir la retórica de la inclusión en realidad a través la
consideración de las siguientes cuestiones: 1) La definición de educación
inclusiva; 2) la legitimación del concepto; 3) las posibles implicaciones a
corto y largo plazo para el apoyo y la adaptación de la enseñanza en las aulas;
4) las posibles implicaciones a corto y largo plazo para las escuelas de
educación especial; 5) las cuestiones relacionadas los programas de formación;
6) otras cuestiones pedagógicas y 7) la legislación.
Analizar
el reto que se plantea, en Sudáfrica, la educación general y la Educación Inclusiva,
en particular, nos parece de lo más esclarecedor en estos momentos en los que
se ha generalizado este tema como punto común de reflexión y debate. Plantear
la necesidad de una Educación Inclusiva en Sudáfrica no supone afrontar un reto
más del que significa el de la educación general, sino más bien afrontar el
reto único de la educación basado sobre una filosofía determinada: la de la
inclusión, que cobra dimensiones y significados particulares en un país que
conoce muy bien lo que significa la exclusión, la segregación. En este artículo
se suman el trabajo de Naicker, aportando una visión de los problemas
"desde dentro" y el de García Pastor, que suma a esa visión algunos
datos que pueden ser útiles para que el lector comprenda las proporciones que
llegan a alcanzar los problemas a los que se alude. Parecería, a primera vista,
que un país como Sudáfrica entendería más que otros el significado de la
inclusión, sin embargo - y en esto será particularmente interesante la
perspectiva adoptada por Naicker- la historia, las ideas y la realidad pueden
cobrar forma en discursos muy diferentes y luchar por políticas muy diferentes
también. Por ello, resulta particularmente interesante conocer su propuesta de
hacer realidad la retórica de la Educación Inclusiva en el caso concreto de su
país, objetivo fundamental de este trabajo.
Para
una mayor contextualización de este objetivo, nos referiremos a algunos datos
generales sobre este país y sobre su sistema de educación en el pasado y en la
actualidad.
La
República Sudafricana ocupa la mayor parte de la zona sureña del continente
africano, limitando con Namibia, la República de Botswana y Zimbabwe, y al
noroeste con la República de Mozambique y el Reino de Swazilandia;
completamente rodeado por territorio sudafricano al sureste está el Reino de
Lesoto. Por el oeste, el sur y el este, Sudáfrica limita con los océanos
Atlántico e Indico. La diversidad es, sin duda, unas de las características
fundamentales de la población de esta nación, formada por los diferentes
pueblos nativos (los del San, los Nguni, que constituyen aproximadamente dos
tercios de la población total y que hablan sobre todo isixhosa, isizulu,
siswati e isindebele, los Sotho-Tswana, que ocupan la tswanas del norte, del
sur y del oeste, cada una con su idioma, etc.); además están los afrikaaners (
ingleses, inmigrantes holandeses, franceses, portugueses, italianos y otros
europeos), los mestizos (población descendientes de nativos y afrikaaners); y los
orientales.
El
sistema del apartheid segregó esta población de 35 millones de habitantes en
cuatro grupos raciales: los blancos (15.5%), los mestizos (9.0%), orientales
(indios /asiáticos, 2.8%) y africanos (indígenas negros) (72.2%) (Seedat,
1984). Esta separación tenía una estructura jerárquica en la que el grupo
superior ("afrikaaners") tenían los mayores privilegios y el inferior
(africanos) los menos. Esta situación se mantiene hasta 1994, en que la mayoría
africana, formalmente dominada por el gobierno "afrikaans" del
apartheid consigue la mayoría política. Esto fue posible debido al proyecto de
Constitución de Sudáfrica de 1993 (Art. 200 de 1993), producto de negociaciones
multilaterales exhaustivas y prolongadas que posibilitaron la transición, en
espera que esta Constitución sea la base de la Constitución definitiva. Los
principios que procuraron el marco en el cual se diseñó la Constitución de 1993
son exactamente los que están consagrados como los pilares de la próxima
Constitución. En su preámbulo determina que el objetivo es la creación de un
nuevo orden en el cual todos los sudafricanos tengan derecho a una ciudadanía
sudafricana común, en un estado constitucional soberano y democrático en el
cual haya igualdad entre hombres y mujeres y personas de todas las razas para
que todos los ciudadanos puedan disfrutar y ejercer sus derechos y libertades
fundamentales. Para asegurar este objetivo, representantes electos de todos los
sudafricanos recibieron la orden de adoptar una nueva Constitución de acuerdo
con los 34 principios constitucionales, incluidos en el anexo 4 de la
Constitución de 1993. La Constitución también promociona la unidad nacional y
la reestructuración y el gobierno continuado de Sudáfrica mientras la Asamblea
Constitucional electa diseña una Constitución definitiva. La Constitución
incluye los principios fundamentales que protegen los derechos y libertades de
los individuos, por cuyo cumplimiento velará un Tribunal Constitucional,
determinando si las acciones del Estado entran dentro de los límites
establecidos por las disposiciones constitucionales.
Desde
la Constitución de 1993 (Art. 200 de 1993), la República de Sudáfrica se divide
en nueve provincias, cada una con su propia legislatura, gobernantes y ministros.
Los
africanos han experimentado dos clases de educación: un sistema de educación
indígena que existía con anterioridad a la colonización y que persiste aún en
las comunidades rurales; y la educación occidental que fue introducida por los
colonizadores y que se conocerá posteriormente como educación bantú .
Como
señalan Gwalla, Nkabinde y Rodriguez (en prensa), la educación indígena ha
pasado de una generación a otra por transmisión oral, centrando su contenido en
la educación de actitudes, valores, conducta, normas, activismo comunitario,
religión y economía. La comunidad en su conjunto se considera responsable de
estos objetivos, de tal manera que los niños africanos aprenden de sus mayores.
La educación europea empieza en el S. XVII, con el propósito de "civilizar
y evangelizar", este sistema (bantú) se impone para los africanos en 1953.
Este tipo de educación según reconocía Verwoerd (primer ministro entre 1958 y
1966) intentaba educar a los negros a un nivel de mera utilidad para la
economía de los blancos (Nkabinde, 1993).
Durante
el apartheid el sistema educativo se organiza según los grupos raciales,
existiendo tres departamentos de educación separados para los blancos,
coloreados (mestizos) y asiáticos y un cuarto de Educación y Formación para los
africanos, además de seis departamentos para las Homelands. Para los blancos,
coloreados y asiáticos la educación era obligatoria y gratuita hasta la
secundaria, para los africanos no era obligatoria, ni gratuita; por lo que
pocas familias podían mandar a sus hijos a la escuela. La educación contribuía
así a mantener el sistema y de la cual se derivan los grandes problemas
existentes en la actualidad, pues a pesar de la transición, dentro de lo que se
ha llamado el "postapartheid", los esfuerzos por desarrollar un
sistema equitativo de educación choca con una situación que mas que de crisis
podría calificarse de "desastre nacional" (Constas, 1997). El problema
fundamental de la población escolar de africanos ha sido y es el abandono, uno
de cada seis niños deja la escuela sin terminar la educación primaria, la
mayoría sólo permanece uno o dos años en la escuela.
Según
los datos de Gaunt (1990) de los 10.8 millones de trabajadores de Sudáfrica, el
30% no teníann educación, el 36% tenían sólo estudios primarios, el 31% tenía
algún estudio secundario, y sólo el 3% tenía estudios universitarios
(diplomatura o licenciatura). Los blancos represenatn el 90% de esta población
con titulación universitaria (Seedat, 1984).
Además
de estas desigualdades hemos de tener en cuenta, como señala Nkabinde (1993),
que el curriculum impartido en las escuelas ha reflejado la dominancia del
grupo en el poder, que ha impuesto sus ideales educativos y culturales,
glorificando la civilización occidental en detrimento de las contribuciones
africanas.
Cuando
Sudáfrica adopta una constitución democrática (igualdad para todos los
ciudadanos y protección de los derechos y libertades fundamentales), se crean
unas bases completamente nuevas para la política educativa; aunque alguna de
las viejas estructuras aun persisten, el gobierno ha reunido los departamentos
de educación, de acuerdo con la Ley Nacional de Educación de 1996.
La
educación se consideró dentro de los cinco programas del Programa de
Reconstrucción y Desarrollo (RDP, del inglés Reconstruction and Development
Programme), entendiéndose que era importante otorgar el poder a la población
mediante la adecuada educación y formación. Con el establecimiento del
Ministerio Nacional de Educación en 1994, se dio el primer paso hacia la
creación de un nuevo sistema educativo para Sudáfrica. Se trata de un único
sistema nacional que se administra, en su mayoría, a nivel de los nueve
subsistemas provinciales. El Departamento Nacional de Educación es el
responsable de los asuntos que no puedan ser regulados con eficacia por las
legislaciones provinciales y, también, de asuntos que se tengan que coordinar
de acuerdo con las normas y standards a nivel nacional. Además, tiene que
organizar la política gubernamental en materia de educación y formación para el
país en su conjunto, promoviendo la transición de la educación y las políticas
de formación del gobierno, incluidas las del RPD, así como las disposiciones de
la Constitución a nivel nacional. Por su parte, las instituciones educativas de
nivel superior y los departamentos provinciales ofrecerán servicios para todas
las necesidades que tenga el país en el desarrollo de las relaciones humanas.
La
educación académica se puede categorizar en varios sectores y niveles. Los
sectores son: educación ordinaria pública, educación ordinaria subvencionada,
educación ordinaria privada, educación especial, educación técnica a nivel
post-secundario, preparación docente y preparación a nivel técnico y
universitario. El gobierno se ha comprometido a proporcionar educación
obligatoria y gratuita hasta el curso 9º (15- 16 años), después de este curso
las familias tendrán que contribuir a la educación de sus hijos pagando. La ley
de 1996 se refiere a los derechos y responsabilidades de las familias en la
escolarización de sus hijos, sobre todo para enfrentarse al gran problema de
abandono escolar citado anteriormente.
El
gobierno ha diseñado un plan para lograr que se construyan escuelas para todos
los niños y para contar con un profesorado preparado para enseñarles;
considerando prioritaria la creación de unos entornos adecuados para el
aprendizaje, de tal manera que los alumnos y las familias valoren los
beneficios de asistir a la escuela durante toda la etapa obligatoria.
Según
el RPD, la reconstrucción de la educación y de la formación requiere una puesta
a punto de los profesores, educadores o la formación de los formadores. Según
la ley, los profesores y educadores nacionales y provinciales y los centros de
desarrollo de formadores deben establecerse para revisar toda la educación
pertinente, los programa de formación y los servicios de apoyo. El objetivo del
RPD es apoyar un proceso transparente, participativo y equitativo para revisar
sueldos y condiciones de servicios. Este proceso llevará al establecimiento de
itinerarios profesionales adecuados, introduciendo criterios para el
reconocimiento y la evaluación de profesores y formadores, y proporcionando un
desarrollo profesional dentro del marco nacional de calificaciones.
A
pesar de estos esfuerzos, Sudáfrica tiene que enfrentarse a enormes barreras
para lograr los objetivos previstos, ésta han sido resumidas por Ohlson (1995,
citado por Gwalla, Nkabinde y Rodriguez, en prensa):
a)
El legado de la ideología racial y de la doctrina educativa del apartheid.
b)
La extensión de la violencia y de los conflictos, que parecen estar enraizados
en la sociedad, en la naturaleza de su estructura.
c)
Una discrepancia entre lo que es posible y lo que es deseable con respecto a la
reconstrucción económica y los procesos de reforma.
d)
La legitimación de la corrupción.
e)
Cuestiones constitucionales aun sin resolver.
Pero
con respecto a la propia educación, según Gwalla, Nkabinde y Rodriguez (en
prensa) habría que señalar, además, las siguientes:
a)
Una afluencia inmanejable de niños que irán a la escuela por primera vez.
b)
La falta de programas educativos para la primera infancia.
c)
La tasa de adultos analfabetos.
d)
Una gran población de jóvenes que han estado fuera de la escuela, porque la
abandonaron o porque fueron expulsados durante la época de las revueltas
políticas o porque tienen problemas de aprendizaje para los que la escuela no
tenía respuesta.
e)
Falta de demanda de educación secundaria y superior.
f)
Diferencias económicas y sociales entre los blancos y otros grupos.
g)
Financiación para las nuevas iniciativas y reformas educativas.
Algunas
cifras pueden darnos ideas de la situación (Costans, 1997): en 1996 el dinero
per capita por cada estudiante negro era de 147 por ciento más bajo que para un
estudiante blanco, aun habiendo mejorado mucho la situación de desigualdad ya
que en el año 1994 era de un 250 por ciento. Estudios demográficos han señalado
que la población escolar en Sudáfrica podría aumentar entre 1985 y 2000 en
cuatro millones, por lo que se podrían hacer estimaciones sobre el número de
escuelas que serían necesario crear: unas 325 , entre 1990 y el 2000 (datos del
South African Institute of Race Relation). El dinero necesario para igualar el
dinero per capita de los alumnos en ese año excedería de dos billones de
dólares.
Cuando
el término "Educación Inclusiva" se introduce en la mayoría de los
foros del contexto sudafricano, para muchos es como si se hubiera abierto un
paraguas en medio de una tormenta. Por un lado, esta posición o actitud es
motivo de preocupación; por otro, cuando se habla de educación inclusiva, se
está hablando de la transformación del sistema educativo y de la sociedad en su
conjunto. La educación es una empresa conservadora y cambios de esta naturaleza
provocan, sin duda, un escepticismo a gran escala. Dadas las coacciones
legales, la situación aparentemente confusa a nivel nacional, la socialización
ideológica, las aulas masificadas, la falta de conciencia de lo que la
inclusión lleva consigo, y un sentido irreal de urgencia, por parte de algunos,
con respecto a su puesta en marcha, éstas son razones suficientemente buenas
como para que otros muchos muestren una actitud escéptica.
El
problema es como "construir la casa por el tejado" y, en esta
coyuntura, los defensores de la Educación Inclusiva deben darse cuenta de la
enormidad de la tarea que se tiene entre manos. Sudáfrica no puede permitirse
tener una actitud o posición de inmediatez en torno a la Educación Inclusiva,
ya que el cambio no puede llevarse a cabo de la noche a la mañana. Esto se
debería desanimar a toda costa, ya que los esfuerzos para crear una política en
esta línea, deberían incluir la participación desde su inicio. La producción de
un nuevo discurso o cuerpo de conocimiento de esta naturaleza, debería derivar
de una diversidad de foros, puesto que estamos hablando de la transformación de
un sistema educativo; sólo de esta manera este proyecto disfrutaría del apoyo
de la mayoría de los profesores, padres, y de todos aquellos que están
generalmente involucrados en la educación. Más importante aún, tal proyecto
aseguraría que la mayoría de los inversores estuvieran bien informados y
preparados para el cambio.
El
objetivo de este trabajo es asegurar que se empieza la casa por los cimientos.
En otras palabras, un intento de seguir atentamente un camino realista hacia la
Educación Inclusiva, preocupándose principalmente por la falta de debate y por
la necesidad de tomar conciencia de qué se tiene que hacer para lograr el apoyo
de la mayoría. Por lo tanto, se trata de la necesidad de traducir lo que con
frecuencia se llama de retórica a realidad, lo que se intenta hacer de la
siguiente manera:
Educación
Inclusiva significa "el derecho de todos a la educación", pero como
señala Naicker (1996): "Esa es una construcción teórica y filosófica. Para
operativizar esa definición conceptual uno tiene que darle una dimensión
práctica. La dimensión práctica variará de contexto a contexto". De tal
modo que, la forma real que tome la Educación Inclusiva, dependerá de los
recursos humanos, del estado de desarrollo del sistema educativo relacionado
por la formación pedagógica, de las facilidades físicas, de los recursos
fiscales; hasta tal punto de que el concepto se ha debatido y se ha relacionado
con la dignidad humana. Así, la manera en la que cada uno defina Educación
Inclusiva dependerá, en gran parte, de los recursos del contexto de cada uno Ainscow,
1995; García Pastor, en prensa). Para ofrecer una mayor comprensión sobre las
múltiples formas que puede adoptar la Educación Inclusiva, podría ser útil
considerar el estudio de la UNESCO (1995) sobre la Educación Especial en el que
se incluyen, como ejemplos, países a los que se llama con frecuencia
"subdesarrollados" para contrarrestar la percepción de que la
educación inclusiva sólo se puede practicar en los, por llamarlos de alguna
forma, países "desarrollados":
El
estudio se refiere a 58 países en los que la Integración era una política
declarada, destacándose la importancia del cambio terminológico de
"integración" a "educación inclusiva", no sólo como una
cuestión semántica sino para ofrecer una mayor claridad sobre la dimensión de
lo que significa esta política en la práctica. A este respecto, en Australia,
Brasil, Camerún y Etiopía podemos observar como se ofrece apoyo a los
profesores de aula ordinaria, mientras que en Botswana y El Salvador, los
alumnos con necesidades especiales son atendidos en aulas de recursos o aulas
esepciales.
En
Australia el 0,5% de la población en edad escolar asiste a escuelas de
educación especial. Existe apoyo a los profesores en las clases ordinarias,
cuando éstas incluyen alumnos con problemas emocionales y de comportamiento,
retraso mental / problemas de aprendizaje severos, discapacidades físicas o
motoras, discapacidad visual, discapacidad auditiva, problemas de lenguaje y
problemas de aprendizaje. Se pone un fuerte énfasis en la inclusión que se
expresa haciendo visible en el plan de estudios las experiencias de los
diversos grupos con los que cuenta la sociedad australiana. En Brasil se ofrece
apoyo a los profesores en aulas normales para todas las categorías mencionadas
en el ejemplo australiano. El 0,2% de la población que va a la escuela asiste a
colegios especiales y el 0,3 de los niños con necesidades especiales asiste a
escuelas normales. También en Camerún se ofrece apoyo a los profesores de las
aulas ordinarias, en todas las categorías mencionadas en el ejemplo
australiano. En este país, el 0,6% de la población en edad escolar asiste a
escuelas especiales y el 11,6% de los alumnos con necesidades especiales
asisten a la escuela normal. En Etiopía se ofrece apoyo a los profesores cuando
incluyen alumnos con discapacidad auditiva, en este caso las formas de apoyo
disponibles incluyen tanto la asistencia en el aula como un apoyo pedagógico
adicional dentro del aula.
En
Botswana no se ofrece apoyo a profesores en clase, hay clases especiales en los
centros ordinarios para alumnos con retraso mental/dificultades de aprendizaje
severas, discapacidad visual y discapacidad auditiva. Tampoco en El Salvador se
ofrece apoyo a profesores en las clases, hay un aula de recursos para los alumnos
con retraso mental, discapacidad visual, discapacidad auditiva. En este país,
la mayoría de las disposiciones están relacionadas con las escuelas especiales,
siendo la única relación entre las escuelas ordinarias y las especiales, las
visitas escolares de los alumnos.
Los
pocos datos existentes, sobre todo con respecto al apoyo, limitan la
posibilidad de esta breve revisión. La naturaleza real del apoyo en los países
previamente mencionados es confusa, aunque está claro que la integración aparece
en distintas formas. En algunos países, principalmente en los países
desarrollados, parece haber una integración general mientras que en los países
en vías de desarrollo parece estar menos extendida. Camerún y Brasil parecen
ser la excepción con respecto a los países en vías de desarrollo, puesto que
parece haber apoyo a los profesores en clases normales para la mayoría de
alumnos con necesidades especiales.
En
el contexto sudafricano, también la integración puede aparecer de varias formas
y diferir de provincia a provincia dependiendo de la infraestructura, el
personal, la formación de los profesores y otros factores que han sido
mencionados con anterioridad. Además, dada la situación internacional -
especialmente en países africanos empobrecidos- parece haber potencial para la
Educación Inclusiva en este país. La única pregunta es ¿de qué forma? Se debe
destacar que cualquier modelo inclusivo debe estar apoyado por una revisión
profunda y estar asumida por consenso para que tenga éxito.
Para
muchos educadores, administradores e investigadores del ámbito de la educación
especial de diferentes países, desde que tuvo lugar la Conferencia Mundial de
Educación Especial, Salamanca, además de ser conocida por el puente romano que
va de un lado al otro del Tormes, es sinónimo de Educación Inclusiva. La fuerza
motriz para la Educación Inclusiva se llevó a cabo tras la resolución que ha
llegado a conocerse como la Declaración de Salamanca. Esta Declaración fue
firmada por 92 países y 25 organizaciones internacionales y se expresó en los
siguientes términos:
"Nosotros,
los delegados de la Conferencia Mundial de Educación Especial, que
representamos a 92 gobiernos y 25 organizaciones internacionales,..., aquí
declaramos nuestro compromiso con una Educación para Todos, reconociendo la
necesidad y la urgencia de ofrecer una educación a los niños y adultos con
necesidades especiales dentro del sistema escolar normal y también por la
presente firmamos el Marco de Acción de la Educación Especial, que gobiernos y
organizaciones pueden ser guiados por el espíritu de sus disposiciones y
recomendaciones"
En
Sudáfrica, en octubre de 1995, el Consejo Federal Sudafricano para la
Discapacidad (SAFCD, del inglés South African Federal Council on Disability)
apostó por el desarrollo de un único sistema de educación inclusiva para
Sudáfrica, declarándose que "los alumnos con Necesidades Educativas
Especiales (SEN) tienen derecho a una igualdad de acceso a la educación a todos
los niveles en un único sistema educativo inclusivo que responda a la
necesidades de todos los alumnos, acomodando tanto los diferentes estilos y
niveles de aprendizaje como las diferentes necesidades lingüísticas como es el
caso de los estudiantes sordos, cuyo primer idioma es el de los signos,
asegurando una calidad educativa durante todos los planes de estudios,
organizaciones formativas, estrategias técnicas, uso de recursos y trabajo
conjunto con la comunidad".
Como
señala Naicker en otro trabajo, por lo menos 28 organizaciones e instituciones
en Sudáfrica jugaron un papel decisivo en el desarrollo de esta Declaración. El
SAFCD no estaba solo en este apoyo a un tipo no-discriminatorio de educación;
ya que con respecto a la educación, la constitución provisional sudafricana fue
decisiva: "Todas las personas tendrán el derecho a una educación básica y
a igual acceso a las instituciones educacionales" (1984, p.16). Además la
primera versión gubernamental del Libro Blanco de la Educación afirma que:
"Es
esencial despertar la conciencia de la importancia del SES en un sistema de
educación y de preparación que esté comprometido a un acceso igualatorio,
no-discriminatorio y con derecho a presentar recurso, y el cual necesitaba
tener como objetivo esos sectores de la sociedad estudiantil que han estado más
descuidados o que son más vulnerables".
Lo
que emerge de las proclamaciones y declaraciones es un compromiso claro con la
filosofía de que la sociedad depende de la educación. Aún más importante, los
documentos anteriores dejan poco espacio para cuestionar la legitimidad de la
Educación Inclusiva. De particular interés es la declaración que publica el
RPD, que enfatiza el acceso de grupos especialmente marginados a la vida
económica y social. Esto sólo se puede lograr mediante la integración durante
la edad escolar, ya que ésta es un período crucial de socialización. Cómo si no
se podría adquirir un sentido de aceptación - de uno mismo y de la sociedad en
general- en un sistema educativo segregado.
Como
se señaló anteriormente, muchos de los escépticos de la Educación Inclusiva
están desilusionados ante la falta de información y la ausencia de foros que
generen el debate acerca de las difíciles preguntas con las que se enfrentan
los sudafricanos. Revisemos algunos aspectos que sería adecuado tener en cuenta
antes de que la educación inclusiva pueda considerarse un proyecto posible.
Las
empresas (u otras agencias privadas o financiadores particulares) en los países
en vías de desarrollo como Sudáfrica puede que no tengan la capacidad de
pronunciarse o pueden parecer débiles si uno tiene en cuenta el porcentaje de
financiación privada en los siguientes países: Nicaragua, 12%; Malawi, 25%;
Botswana, 20%; Jamaica, 10%; Indonesia, 50%; El Salvador, 25% (UNESCO, 1995). A
menudo los asuntos fiscales se mencionan como resultado de intereses
inalienables y de socialización ideológica.
Con
frecuencia las posturas anti-intelectuales pueden ser muy peligrosas. La
pregunta es si puede haber teoría sin práctica o si se puede ser práctico sin
ser teórico. Ball (1995), citando a Foucault, puede ofrecernos buenos consejos
con respecto a este tema:
"La
crítica trata de librarse de ese pensamiento (que alimenta el comportamiento
cotidiano) e intentar cambiarlo: muestra que las cosas no son tan evidentes
como uno creía, ve que lo que se acepta como evidente ya no se aceptará como
tal... Tan pronto como uno ya no pueda pensar las cosas tal como antes las
consideraba, la transformación se vuelve urgente, muy difícil y bastante
posible" (pág. 128).
La
herencia de los discursos o cuerpos de conocimiento que se consideraban como
verdades absolutas dentro de la realidad sudafricana está bien documentada y no
se tratará aquí. Es hora de comenzar a entender el papel de la teoría, la
necesidad de hacer preguntas sobre nuestras prácticas actuales frente a la
democratización de nuestra sociedad. A la luz de las diversas declaraciones y
proclamaciones anteriormente tratadas, cada día suena más fuerte el timbre de
alarma para no dudar de los viejos discursos. El problema es que la educación
en Sudáfrica se encuentra en un triste estado y puede empeorar. Cuando del 30
al 40% de la población en edad escolar fracasa o forma parte del nivel de
desgaste, cuando la mayoría de los licenciados no se absorben suficientemente
en la corriente social y la vida económica, está claro que el sistema no
funciona.
La
formación de la Comisión Nacional de Educación Especial y Preparación Especial
(NACOCO, del inglés National Commission on Special Needs Eucation and Training)
es inminente. El tema de la Educación Inclusiva ha disfrutado de mucha atención
(NACOCO minutes 11/95, 1/96), habiéndose presentado algunos trabajos sobre el
tema, cuyo cometido ha sido exploratorio, ya que se considera crucial que los
departamentos de educación provinciales lleven consigo las iniciativas
nacionales. Como el trabajo de la comisión se espera que esté terminado en
1997, es importante que los inversores se familiaricen con los debates como
punto de partida. Para ser proactivos y asegurar que el proceso está dirigido
por un consenso puede resultar útil que los inversores obtengan estos
documentos o trabajos y reunirlos en los distintos distritos.
Los
desafíos que afrontan las clases masificadas son sin duda un factor que debe
tenerse en cuenta en un modelo inclusivo. Por ejemplo, el proyecto de
integración en España requirió que el Ministerio de Educación se comprometiese
a lo siguiente:
1)
Reducir el número de niños por aula.
2)
Mandar a dos profesores de apoyo a cada escuela en el primer año y a otros dos
en cada uno de los cuatro años posteriores.
3)
Prestar una atención especial a las escuelas con equipos psicopedagógicos.
4)
Promover las reformas necesarias en los edificios para facilitar la integración
de alumnos con incapacidades físicas.
5)
Organizar cursos de formación para profesores.
6)
Dar reconocimiento profesional a los profesores que hayan participado en el
proyecto de integración (Marchesi, 1995, pág.190)
Por
tanto, el costo de la educación segregada y la posible reorganización de esos
recursos puede ser una manera de resolver esta situación, no descártandose la
posibilidad de que las agencias privadas ayuden a que el Estado se pronuncie
sobre este tema.
A
corto plazo, es crucial que el trabajo de formular políticas se oriente al
establecimiento de las posibilidades que pueden tener en la Educación
Inclusiva; ya que cualquier intento de introducir cambios a gran escala desde
una perspectiva a corto plazo puede resultar catastrófico. A este respecto, los
proyectos piloto y el establecimiento de políticas pueden ofrecer un punto de
partida útil. Además, para propósitos a largo plazo, podría ser útil tener en
cuenta los indicadores mostrados por la investigación en algunos países (Evans,
1995):
Un
estudio sobre Australia revelaba que:
1)
El personal de las escuelas ordinarias y el de las escuelas especiales deberían
negociar cuidadosamente qué apoyo se requiere y cómo debería ofrecerse.
2)
El personal de las escuelas ordinarias debería poseer la preparación docente y
las habilidades de consulta necesarias.
3)
Las estrategias docentes deberían ser enseñadas en la práctica y no sólo
hablarse de ellas.
En
Finlandia se encuentra que:
1)
La mayoría de los niños con discapacidad visual se educa en escuelas
ordinarias.
2)
Las escuelas especiales llevan informes y ayudan en la planificación de
programas educativos.
3)
Las escuelas especiales organizaban cursos in-situ de una duración de alrededor
de una semana.
4)
Los profesores organizaban cursos para profesores no-especialistas, los cuales
incluían información sobre los efectos que tiene la discapacidad visual en el
aprendizaje, técnicas de estudio y el uso de ayudas visuales.
5)
Loa profesores también estaban a cargo de una biblioteca de libros en Braille y
grabaciones sonoras.
En
el Reino Unido apareció una información muy útil con respecto a la integración
de niños con dificultades severas de aprendizaje:
1)
Alrededor de la mitad de los niños de la lista de las escuelas especiales
asistían a la escuela ordinaria durante media jornada, por lo general
acompañados de una cuidadora que llevaba a las clases ordinarias donde se
integraban los niños, así compensaba el trabajo adicional que se imponía al
profesor del aula.
2)
Se seleccionaron cuidadosamente escenarios integrados, por ejemplo, el recreo,
el almuerzo, educación física, gimnasia, y algunas otras actividades prácticas.
Según
Evans (1995), para que los profesores de escuelas especiales sean eficaces en
los servicios que ofrecen a la comunidad y en los servicios externos,
necesitan:
1)
Trabajar en un clima con una actitud positiva hacia la integración.
2)
Desarrollar la evaluación y las habilidades adecuadas de consulta y
preparación.
3)
Ayudar a que los profesores sean autosuficientes más que a que dependan de
agentes externos.
Como
en el caso de las escuelas especiales, en la nueva situación debería mantenerse
el status anterior con respecto a las clases de recuperación y de adaptación.
La política, que lleva consigo una dimensión sociológica, debería preparar el
terreno para los primeros trabajos dentro del contexto sudafricano. La gran
confianza en la teoría neurológica y el examen psicomotor ha demostrado su
ineficacia; por tanto, a la hora de explicar el fracaso pedagógico deberían
tomarse en cuenta factores sociales más amplios. Debería ser prioritario, a
corto plazo, un examen cuidadoso de las prácticas pedagógicas y de la
marginalización de niños en tan amplios porcentajes.
A
largo plazo, podría ser útil prestar atención a las posiciones y prácticas que
tienen lugar en otros países. La mayoría de los países desarrollados y países
en vías de desarrollo, como Kenia, Brasil, México, Filipinas, Honduras,
Ecuador, Jamaica y Sri Lanka, ofrecen apoyo a niños en clases normales.
(UNESCO, 1995). Las prácticas en países como Suiza y Canadá, aunque opulentas y
con muchos recursos, revelan estas complejidades.
"los
niños en situación de desventaja educativa recibieron gran parte de su
educación en clases normales. Los profesores trabajaron en equipos de
cuatro-tres profesores generales y uno especial. A algunos de estos niños los
supervisaba un profesor de educación especial y también se les ofrecía una
ayuda adicional. El equipo de cuatro también enseñaba en colaboración durante
un período opcional de una tarde por semana. El mantenimiento de este plan
requería una cooperación extensiva de los cuatro profesores. Además los
profesores de educación especial se reunían cada quince días para hablar sobre
los niños y cada seis meses para preparar los informes de los alumnos
especiales. Todo el personal asistía a las reuniones semanales para tratar
asuntos de interés general y también tenían reuniones con el psicólogo
educativo cada tres meses para planear las disposiciones de apoyo y las
reuniones con los padres. Estas disposiciones dieron lugar a un número de
beneficios. Los desacuerdos entre los profesores disminuyeron y se ayudó a
algunos profesores a que vieran las dificultades de comportamiento de los niños
como resultado, en parte, de las deficiencias de la escuela" (Evans,
1995).
Una
adecuada prospectiva debería tomar en cuenta el apoyo pedagógico a la escuela
normal, dada la situación de pobreza a gran escala de Sudáfrica, las
diferencias culturales y lingüísticas, que son con frecuencia la causa de los
problemas de aprendizaje. Además, el nivel de fracaso y de desgaste, estimado
en un 40.50% (de aproximadamente 10 millones de niños en este país) hace que la
existencia continuada de delimitaciones segregadas parezca ridícula. La
estructura de apoyo al aprendizaje tiene que desarrollarse a través de la formación
inicial y permanente, debiendo supervisarse cuidadosamente el desarrollo y la
implementación de políticas.
La
Educación Inclusiva tendrá implicaciones a gran escala que afectarán al Plan
Nacional de Estudios. De hecho, ha sido el Plan de Estudios el que ha
contribuido a la alienación y segregación debido al salto de nivel entre la
realidad a la que sirve y las exigencias de la población escolar.
Los
aspectos anteriormente mencionados están interrelacionados. La educación
segregada está secundada por una filosofía que se centra en la deficiencia
individual, mientras que la Educación Inclusiva se cuestiona las prácticas
pedagógicas y se aleja de la teoría médica del déficit. Así, la formación de
profesores tendrá que secundarse con un cuestionamiento de las ideas que se
llevan a la práctica, lo que puede dar lugar a nuevas iniciativas en la
formación inicial y permanente.
El
tema de la legislación es fundamental para el cambio. La legislación tendrá que
colocarse en su lugar correspondiente para asegurar que los derechos de todos
los individuos estén protegidos, dentro del marco de una educación que respete
los derechos y la dignidad de todas las personas usuarias del sistema
educativo. La legislación debe asegurar que los usuarios se beneficien de la
educación más apropiada en un ambiente lo más normal posible.
En
conclusión, debemos mantener la guardia frente a soluciones rápidas. Es
indispensable que participemos a través de un análisis de las políticas;
implicándo a personas con experiencia, tanto aquellos educadores de la escuela
normal que se comprometan con estos cambios, como los partidarios de la
educación especializada. Es necesario llegar a una posición de consenso ante
cualquier debate sobre la escuela, así como también es necesaria una
unificación conceptual y práctica para determinar en qué consiste la Educación
Inclusiva. Como se ha mencionado anteriormente, la inclusión es una
construcción teórica que necesita de un significado que se ajuste completamente
al contexto en el que se desarrolla; relacionandose con las finanzas, la
capacidad y preparación docente, el trabajo de la comisión nacional, lo que
somos capaces de ofrecer a la escuela ordinaria, etc.
Se
están dando pasos importantes para conseguir llegar a este consenso e
implicación en los proyectos de reforma, así la Comisión Nacional sobre
Necesidades Especiales en Educación y Formación (NCSNET) y el Comité Nacional
para los Servicios de Apoyo a la Educación (NCESS) han elaborado un documento
para la discusión pública de las políticas a seguir (Educación para todos. De
las "necesidades educativas especiales y apoyo" al desarrollo de una
educación de calidad para todos los alumnos, 1997). El propósito de este
documento es proporcionar una visión preliminar de las recomendaciones del
NCSNET y el NCESS sobre la base de sus investigaciones iniciales (Enero-Julio,
1997). Este documento ha servido de base para desarrollar una serie de
encuentros durante los meses de julio y agosto (1997) en diferentes ciudades
del país, terminando con un congreso a nivel nacional celebrado en Ciudad del
Cabo (en el que se invitó a participantes de otros países) en el que se propuso
el objetivo de sacar conclusiones para enviar un informe al Ministerio.
En
este documento, la visión que se tiene para el futuro es la de un sistema
educativo y formativo que promocione una educación para todos y fomente el
desarrollo de escuelas inclusivas y de apoyo al aprendizaje, que haga que todos
los alumnos participen activamente en el proceso educativo para que así puedan
desarrollar y ampliar su potencial, y participar en igualdad como miembros de
la sociedad. Los principios en los que se apoya tal visión son los siguientes:
A)
La aceptación de principios y valores contenidos en la Constitución y en el
Libro Blanco de Educación y Formación, entre los que se consideran más
importantes el derecho a la igualdad, la protección frente a la discriminación,
el respeto por la diversidad humana, el derecho a una igualdad de beneficios y
la protección desde un punto de vista legal (enmienda de pasadas desigualdades
a las que se enfrentaron con anterioridad grupos en desventaja para crear una
igualdad de oportunidades para todos y un sistema educativo accesible y que
responda a las necesidades de todos los alumnos).
B)
Derechos humanos y justicia social para todos los alumnos: Todos los alumnos
deberían disfrutar de protección y derechos iguales y de dignidad humana. Esto
quiere decir que cada alumno tiene el derecho a una educación de calidad y a
ser tratado con dignidad y respeto.
C)
Participación e integración social: A todos los alumnos se les debe dar la
oportunidad de participar en sus comunidades ofreciéndoseles las oportunidades
educativas y sociales mas variadas posibles. Los centros de educación deben
apoyar y proporcionar la integración social en estas comunidades para que los
alumnos puedan aprender con apoyo mutuo.
D)
Igual acceso a un sistema educativo único e inclusivo: Una educación apropiada
e inclusiva se debe organizar de tal manera que todos los alumnos tengan acceso
a un único sistema educativo que es receptivo a la diversidad. A ningún alumno
se le debería prohibir que participara en el sistema, pese a su condición
física, intelectual, social, emocional, lingüística o a otras diferencias que
el alumno puede tener.
E)
Acceso al plan de estudios: Todos los alumnos pueden participar en el plan de
estudios común. Todos los aspectos del plan de estudios (incluido lo que se
enseña y cómo se enseña y evalúa, material docente y de aprendizaje, y el
ambiente de aprendizaje) deberían, por tanto, estar al alcance de todos los
alumnos. Donde sea necesario, a los estudiantes se les puede proporcionar el
apoyo necesario para permitirles que accedan al plan de estudios de manera
efectiva.
F)
Igualdad y Compensación: El cambio educativo se debe centrar en eliminar las
desigualdades pasadas en las disposiciones educativas y asegurar que todos los
alumnos tengan las mismas oportunidades para beneficiarse del sistema educativo
y de la sociedad en general. Las barreras que con anterioridad aislaron de la
educación a alumnos y comunidades determinadas deben superarse y seguir los
procesos necesarios para facilitar su integración en el sistema educativo y en
la sociedad en general. Se debe prestar una especial atención a un aprendizaje
para la vida sobre todo para alumnos con discapacidades en áreas en desaventaja
y en las areas rurales, especialmente a aquéllos que fueron excluídos de la
educación en el pasado y presente.
G)
Comunidad responsable con el sistema educativo: La educación debe ser relevante
y significativa para la vida de todos los alumnos. Esto significa que su
educación debe prepararles no sólo para trabajar sino también para la vida. Lo
cual incluye asegurar una integración eficaz de todos los alumnos en la
sociedad. Una sociedad que respalde adecuadamente al sistema educativo a través
de una implicación óptima y efectiva de la comunidad en la educación de los
alumnos a todos los niveles. El desarrollo de lazos fuertes entre el centro de
aprendizaje y la comunidad es por tanto un prerrequisito fundamental para
asegurar que se consideran todas las necesidades, y que se facilita el apoyo
apropiado. La fuerza del apoyo de la comunidad ya presente en la mayoría de
Sudáfrica se debería poner en marcha para alcanzar este objetivo.
Con
respecto a las estrategias para desarrollar estos principios, se consideran las
siguientes:
El
NCSNET/NCESS siguió un proceso de "planificación estratégica" para
desarrollar este plan, lo que incluía: explorar y debatir asuntos relacionados
con las políticas y el proceso de cambio, señalando principios que deberían
ofrecer información sobre dicha planificación: clarificar una visión de futuro,
en términos prácticos; establecer objetivos a corto plazo (1997/98), medio
plazo (2002), y largo plazo (2010) y estrategias para llegar a esos objetivos;
e identificar formas de asegurar una supervisión y una evaluación del proceso
de implementación. Antes de finalizar el plan, el apoyo y los impedimentos se
identificaron y debatieron, y los objetivos se volvieron a considerar después
de ver la situación desde esta otra perspectiva.
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