COEDUCACIÓN, FORMAS DE
VIDA Y CAMBIO SOCIAL
Signos. Teoría y práctica
de la educación, 16 Octubre Diciembre de 1996. Páginas 4/5 ISSN: 1131-8600
MARINA SUBIRATS*
De todos los ámbitos
sociales en que se han planteado, en los últimos años, cambios que favorecieran
la igualdad de oportunidades de las mujeres, la educación es, a mi entender,
uno de los que propone una reflexión más innovadora.
En efecto, en el trabajo,
en la política, en muchas esferas profesionales, la participación de las
españolas, en los primeros ochenta, era muy escasa. El objetivo claro era en
aquel momento aumentar la presencia de mujeres, sin cuestionar, en cambio, el
tipo de actividades realizadas. En primer lugar, había que estar ahí, y en ello
consistía el primer paso apara conseguir la igualdad.
El terreno educativo, sin
embargo, se configuraba de otro modo. Ya en los ochenta los porcentajes de
mujeres estudiantes en la universidad se acercaban al cincuenta por ciento; y,
sin embargo, intuíamos que el proceso educativo seguía siendo discriminatorio.
Sería muy largo exponer aquí los indicios o los síntomas que llevaron a una
serie de profesoras e investigadoras a sospechar de la persistencia de
discriminación. Lo cierto es que el equilibrio numérico estaba casi conseguido
y había que proponerse, en este caso, otros objetivos transformadores que
permitieran descubrir otros horizontes para el concepto de igualdad.
Una primera etapa de los
trabajos llevó a establecer el diagnóstico: ¿En qué sentido el proceso
educativo era todavía discriminatorio para las mujeres? Los trabajos de
investigación y de observación en las aulas, el análisis de los textos,
hicieron emerger, poco a poco, unas dimensiones que no se habían observado
hasta entonces. La educación ha sido construida desde un modelo social y
cultural androcéntrico, y todas sus pautas están impregnadas de androcentrismo.
los intentos igualitarios, superpuestos a estas características estructurales,
han modificado los resultados, pero no han logrado impedir el predominio de la
valoración de lo masculino en el sistema educativo, aunque sea de un modo
totalmente inconsciente por parte de las personas educadoras.
Se abrió así una segunda
etapa de trabajos: ¿Cómo cambiar el sistema educativo para hacerlo realmente
igualitario? ¿Cómo conseguir un nuevo modelo cultural, no androcéntrico, que
contribuya también al cambio social? A este modelo no androcéntrico en España
se le ha llamado "coeducación". Su construcción no es sencilla.
Imaginarlo supone tanteos, búsquedas, como todo avance hacia el futuro. Supone,
en cierto modo, un salto en el vacío, puesto que la exigencia básica para la
coeducación estriba en algo tan difícil como el mantenimiento de las
diferencias eliminando el carácter jerárquico que suele acompañarlas. Y ello
implica no sólo eliminar las jerarquías entre personas de uno y otro sexo sino,
más allá de lo individual, eliminar las jerarquías entre saberes y construir un
sistema educativo que no sólo sirva para el trabajo sino también para la vida.
Sé muy bien que, dicho
así, este programa suena a utopía. Pero no hay que olvidar que la utopía es
necesaria para avanzar en el cambio social. Por ello todos los ensayos que se
realizan en el terreno de la coeducación son tan atractivos: nos remiten no
sólo a la justicia y a la igualdad, sino a otras formas de vida, a un
despliegue de posibilidades futuras. No se trata ya sólo de posibilidades que
mejoran la situación de las niñas y de las mujeres, sino de un punto de apoyo
para pensar el mundo educativo desde otro ángulo, extraordinariamente potente,
que puede abrir el camino hacia la desaparición de todo tipo de jerarquía del
saber y puede permitirnos recuperar para la cultura saberes indispensables para
todos y para todas.
Por todo ello, estoy
convencida de que la reflexión coeducativa irá ampliándose cada día y que los
artículos que componen este número de SIGNOS no sólo serán objeto de
interés, sino que suscitarán el debate y el deseo de poner en práctica la
coeducación en nuestro país.
(*)Marina Subirats Martori es regidora del Ayuntamiento de Barcelona (España)