Los grupos europeos de comunicación.  Estrategias y actuaciones en los 80

 

Juan Carlos Miguel de Bustos

 

El estudio de las estrategias de los grupos europeos de comunicación, especialmente en la década de los 80, aporta claves de comprensión del presente y el futuro de este campo.

 

INTRODUCCIÓN

 

Este artículo (*) trata de carac­terizar a los grupos de comu­nicación europeos (1). Para ello, se ha utilizado una meto­dología basada en la Econo­mía Industrial, especialmente en la denominada estrategia de actores (2).

Desde este enfoque se entiende que la com­petencia no está totalmente predeterminada por las estructuras en que los agentes actúan, sino que a éstos se les reconoce un importante grado de autonomía (especialmente a los grupos más grandes). En otro caso, carecería de sentido el estudio de los procesos decisionales, y de las estrategias de los grupos, y, consecuentemente, cualquier intento de establecer una tipología de éstas.

Toda reflexión estratégica se hace en el tiem­po, y en un marco de incertidumbre (3), y por ende toda acción estratégica debe tener en cuen­ta la dimensión temporal. Se ha elegido la se­gunda mitad de la década de los 80 en Europa, por cuanto constituye un período en el que las estrategias desplegadas por los grupos euro­peos de comunicación tienen carácter novedoso y permiten mostrar ciertas tendencias significati­vas respecto a estrategias futuras.

Se pretende cualificar a los grupos de comu­nicación a través de varias características, que en conjunto resumen los principales movimien­tos estratégicos durante el periodo considerado.

Además de un análisis de los resultados de estas estrategias, según criterios de eficiencia y de rentabilidad, se caracteriza a los grupos de comunicación actuales como grupos combi­natorios, y se estudian algunas de las caracterís­ticas de los grupos de comunicación europeos que, aunque tienen un carácter accesorio, com­plementan el análisis anterior. También se trata de establecer una secuencia de estrategias ‑campeones nacionales/campeones internacio­nales‑, basada en la utilización de los ejes internacionalización/diversificación, puesto que permite resumir todos los comportamientos o estrategias de los grupos.

 

1. UNA RENTABILIDAD TRANSITORIAMENTEDESCENDENTE Y UNA PRODUCTIVIDAD EN AUMENTO

 

Las empresas tienen como fin último la maxi­mización del beneficio. Sin embargo, a corto plazo, al lado de esta maximización se pueden señalar otros móviles que o bien la acompañan, o que, incluso, pueden llegar a ser prioritarios. Estos otros móviles no siempre son fácilmente mensurables: minimización de riesgos de creci­miento, internacionalización, aumento de cuota de mercado, etc. Esto es aún más cierto si se considera una organización empresarial que tras­cienda la frontera de una empresa. La estruc­turación en forma de grupo, o mejor, de red, implica la maximización (en su caso minimización) de los objetivos establecidos, que indu­dablemente no serán un mero sumatorio lineal de los distintos sumandos (constituidos por los objetivos para cada componente del grupo).

En general, para la medición de los resultados de las acciones empresariales, se utilizan los criterios de eficiencia y de rentabilidad. Los pri­meros se refieren a productividades, y los se­gundos a beneficios.

Un indicador de rentabilidad sencillo de calcu­lar es el ratio de la tasa de rentabilidad financiera, definido mediante el cociente de beneficio o pérdida neta, y los capitales propios. Otro indicador es la tasa de rentabilidad económica, definida como el cociente de los beneficios ne­tos y la cifra de ventas, o de negocios. Ambos, por ser los indicadores sintéticos del nivel de resultados de la empresa y ofrecer una mayor sencillez y una mayor facilidad de obtención de los datos, son los que se han utilizado en el presente trabajo. En lo que respecta a la produc­tividad, se ha utilizado el ratio productividad de las ventas (ventas totales/número de emplea­dos).

Tras el cálculo de los ratios correspondientes a la tasa de rentabilidad financiera (resultado neto/capitales propios) y al beneficio sobre la cifra de negocios (resultado neto/cifra de ven­tas), se observa una dispersión de los resultados individuales respecto de la media, tanto a me­diados de la época (1984), como a finales (1990), que refleja la diversidad de situaciones en la que se encuentran los distintos grupos.

En primer lugar, hay que señalar que el total de los resultados netos correspondientes a los 32 primeros grupos de comunicación durante el período considerado, se multiplicó por tres, en moneda corriente, pasando de 4.753 millones de francos franceses (FF) en 1984 (90.000 millo­nes de pesetas), a 13.454 millones de FF (250.000 millones de pesetas) en 1990. También la media de los resultados netos aumentó en parecida proporción, que llegó a alcanzar la cifra de 517, 44 millones de FF (10.000 millones de pesetas) en 1990 (ver tablas 1 y 2: Comparación de resulta­dos 1984/1990).

Sin embargo, durante el mismo período dis­minuyeron los valores medios de los índices arriba señalados. En 1984, la tasa de rentabilidad financiera (RNet/Kprop) tenía un valor medio del 14, 43 por ciento, con unos valores extremos del 76, 76 por ciento correspondiente a France Loisirs (en el que Bertelsmann participa), del 40,4 por ciento de Bertelsmann, y del 47,7 por ciento de Edi 7, del grupo Hachette. Éstos , junto a otros seis valores, superan la media. Unicamente a Mondadori le correspondería un ratio negativo (‑15,64 por ciento).


En 1990, la tasa media de rentabilidad finan­ciera, que mide la rentabilidad de los capitales propios, ha descendido al 13,13 por ciento, co­rrespondiendo los valores extremos a Eurocom (35,54 por ciento), Reuters (33,74 por ciento), United Newspapers (36,35 por ciento) y Carlton Communication (48,88 por ciento). En total ca­torce grupos superan la media (sobre 24 gru­pos), destacando que tres tienen valores negati­vos importantes (‑22,37 por ciento WPP, ‑65,77 por ciento la RAI, y ‑22,27 por ciento News International). No obstante este descenso, 13,13 por ciento puede ser considerado un valor inte­resante, por encima de la rentabilidad que pu­diera obtenerse de la colocación de dichos fon­dos en un banco a plazo fijo.

La tasa de rentabilidad económica (resultado neto/cifra de ventas), tiene valores mucho más reducidos. En 1984, la media fue del 3,47 por ciento, con pocos valores extremos positivos (el 26,08 por ciento de Bowring, y el 10,12 de Salomon). Destaca el valor negativo de Gaumont (‑23,47 por ciento).

En 1990, con un valor medio de 2,51 por cien­to, los valores extremos positivos correspondían a Reuters (15,13 por ciento), United Newspapers (10,14 por ciento), Carlton (25,57 por ciento).

Los valores negativos no tienen valores extre­mos como en 1984.

El descenso en ambos indicadores revela una caída en la rentabilidad, como consecuencia de que los grupos, durante la mitad de la década de los 80, hayan primado el crecimiento, en lugar del incremento de los beneficios. Este creci­miento sostenido ha sido financiado en buena parte mediante capitales ajenos, en mayor pro­porción que en 1984, lo que ha implicado, por una parte, unos mayores gastos financieros, y, por otra, los resultados han aumentado en me­nor proporción que la cifra de negocios.

En lo que respecta a la productividad, en la tabla 3 (Comparación de productividades 1984-­1990), se observa que en 1984 la media de ventas por empleado era de aproximadamente 13 millones de pesetas (0, 66 millones de francos franceses) por empleado, mientras que en 1990 había crecido hasta más de 21 millones (1,13 millones de M. Este crecimiento en la producti­vidad se explica por el hecho de que las ventas se han multiplicado aproximadamente por tres y por poco más de dos el número de empleados.


Este resultado es un claro reflejo de la renova­ción tecnológica producida en el seno de las industrias culturales y de la implantación de nue­vas formas de organización del trabajo neofor­distas y neotayloristas, que llega a afectar inclu­so a las fases de concepción‑creación.

Con carácter general, es necesario señalar las disparidades que se advierten entre los grupos.

En el caso que nos ocupa, la amplitud de las disparidades ‑o dispersiones‑observadas indi­ca que los grupos han atravesado un período de transición, en el que el crecimiento la consecu­ción de una talla crítica‑ se ha convertido en el objetivo prioritario de sus estrategias, mientras que fines como la rentabilidad inmediata, sin desaparecer, han permanecido en un plano secundario. Es por ello que este período es pecu­liar, debido a que de forma transitoria no ha tenido lugar la tendencia a la igualación de la tasa de beneficio, que, sin embargo, sí puede preverse que tendrá lugar en la presente déca­da.

El crecimiento de los grupos de comunicación europeos, realizado a través de la diversificación selectiva y la internacionalización, ha modificado profundamente el paisaje de la competencia en el sector, en Europa, de manera que el tamaño constituye un dato estructural de la década veni­dera, de los 90.

 

2 . UNA CARRERA HACIA LA TALLA CRÍTICA COMO ESTRATEGIA COMÚN

 

El crecimiento de los grupos aparece justifica­do por diversas ventajas ligadas a la dimensión, de manera que se puede establecer que a me­dida que un grupo crece, puede aprovechar las economías de escala, en los diferentes niveles o estadios de producción, lo que además puede compaginar con la realización de las economías de envergadura. En el primer caso los costes fijos se amortizan sobre un producto determina­do, y en el segundo, sobre actividades relacio­nadas o complementarias.

Estas ventajas de la talla se convierten imperativamente en una necesidad, debido, en­tre otras cosas, a que la talla se ha convenido en un factor que excluye de un determinado mer­cado a quien no la posee. Así, “en un número creciente de sectores de envergadura mundial, la concentración de las empresas y la oligopolización de los mercados se aceleran, amenazando con apartar a las firmas que no controlen una mínima parte del mercado mun­dial (...)” (4). Este crecimiento, además de estar presente en varios mercados, permite reaccio­nar rápidamente ante una oportunidad ‑abierta por la neoregulación o una tecnología‑.


Vista la globalización como la búsqueda de una talla a nivel mundial ‑lo cual requiere una organización mundial‑, entonces la rapidez ‑sinónimo de oportunidad‑ es vital. Para ello, los diferentes grupos deberán dotarse de formas organizativas que no pongan obstáculos al pro­ceso que va desde la observación a la decisión. Ello dentro de la retícula que configuran los gru­pos combinatorios.

La talla crítica puede ser analizada como una carrera. En esta carrera, los grupos persiguen el reforzamiento, el incremento de la cuota de mer­cado, ya que adquiriendo partes de mercado se consigue llegar a una talla critica (se podría ha­blar de un poder crítico), conjuntamente con la reducción del número de competidores, o de su fuerza.

Ahora bien, el crecimiento, sea a través de especialización o de diversificación, con o sin internacionalización, implica generalmente unos costes financieros y un endeudamiento importantes (5), que necesitan de una fase de ajuste, en términos de organización. A diferencia del movimiento conglomeral de los 60 ó 70, los más importantes grupos intentan limitar, o reducir, ese endeudamiento en un período de tiempo más breve.

Por otro lado, un mayor tamaño de las firmas autoabastece el crecimiento. Un mayor tamaño facilita las adquisiciones, puesto que las conce­siones de préstamos son proporcionales a la talla. Basta recordar que un grupo puede utilizar una cesión como mecanismo de financiación ‑en el que Maxwell y Murdoch han sido verda­deros maestros‑, sólo que el primero se exce­dió notoriamente.

François Morin (6) ‑a partir de una muestra constituida por los 200 primeros grupos indus­triales europeos‑ revela las profundas dispa­ridades de las estructuras industriales de los diversos países. Además, cuantifica el tamaño de la empresa industrial de talla europea que poseería las características medias de la mues­tra, con:

 

‑ Una cifra de negocios de 800.000 millones de pesetas.

‑ Unos capitales propios de 280.000 millones de pesetas.

‑ Un beneficio de 30.000 millones de pesetas

‑ 55.000 personas empleadas.

 

Francia, Gran Bretaña y Alemania representan en la muestra más de 4/5 de la cifra de negocios totales. Por otro lado, si en la muestra de François Morro, correspondiente a 1987, había seis gru­pos españoles entre los 200 de todos los secto­res, en 1990 no había ninguno entre las 55 pri­meras empresas de la CEE clasificadas por Le Nouvel Economiste (7) en el sector de la comuni­cación. Con la excepción de cinco grupos Italianos y cuatro holandeses, los 49 restantes son franceses, alemanes o británicos.

Se puede, por tanto, calcular, dentro del sector de la comunicación y durante el mismo año, una talla media, en relación a las 55 primeras empre­sas de comunicación, que daría como resultado lo siguiente:

 

‑ Cifra de negocios: 176.000 millones de pe­setas.

‑ Capitales propios: 50.145 millones de pese­tas.

‑ Empleados: 9.076.

‑ Resultado neto: 8.797 millones de pesetas.

 

De la comparación de ambos cálculos fácil­mente se observa la gran diferencia existente aún entre las empresas industriales de otros sec­tores y los de comunicación. Y, si entre los pri­meros, las empresas españolas estaban por de­bajo de los resultados medios ‑le 200 empre­sas‑, también en el sector de la comunicación lo estarán, pues ninguna empresa española está situada entre las 55 primeras.

Estos datos deberán ser comparados con las clasificaciones de estos grupos a mediados de los 90, para poder así apreciar el impacto que ha tenido el Acta Única sobre el tamaño de las empresas comunitarias.

 

3. FIDELIDAD A LOS OFICIOS DE BASE

 

En general, en 1990, los grupos continúan rea­lizando las actividades que figuraban en 1984. Las actividades principales en 1984 ‑es decir, las que suponen mayor porcentaje sobre la cifra de negocio‑, continúan siéndolo en 1990, sin grandes variaciones. Estas actividades pueden por tanto ser identificadas como los oficios de base. Además, la suma de los porcentajes de las dos primeras actividades, en relación a la cifra de negocios, supera generalmente el 50 por ciento (Reed 77 por ciento, Thorn Emi 66 por ciento, Thomson Corp. 66 por ciento, United Newspapers 91 por ciento, etc.). Lo cual confir­ma que el crecimiento durante la segunda mitad de la década ha sido selectivo, y no a través de una diversificación indiscriminada.

Con los datos disponibles (8), a pesar de la fidelidad a los oficios de base, los porcentajes de algunos grupos varían notablemente. Es el caso de Thorn Emi y Granada, en que la actividad alquiler representaba el 24 y 51 por ciento de la cifra de negocios respectivamente, en 1984, y el 39 y 44,20 por ciento respectivamente, en 1990; y News Corp., en que los diarios pasan de ser el 65 por ciento de la cifra de ventas en 1984 al 34,4 por ciento. En el caso de Thorn Emi, es com­prensible el aumento porque en 1984, la activi­dad alquiler se revelaba muy rentable (esta acti­vidad aseguraba el 50 por ciento de los benefi­cios). En el de Granada, al 51 por ciento de la cifra de negocios proveniente del alquiler le correspondía el 73 por ciento de los beneficios, si bien ambas han ido descendiendo.

En el segundo caso, se debe a que el grupo de R. Murdoch ha sido uno de los más dinámicos, como lo muestra el que haya sido uno de los grupos que diariamente haya aparecido en la prensa de la segunda mitad de la década, anun­ciando una compra o una venta, y muy a menu­do su negación.

 

 

4. LOS OFICIOS DE BASE FINANCIAN LAS NUEVAS ACTIVIDADES

 

Además del caso de Thorn Emi y Granada, el mejor ejemplo lo constituye News Corp. Los diarios de R. Murdoch, que suponen el 34,45 por ciento de la cifra de negocios en 1990, le repor­tan el 48 por ciento de los beneficios. Durante el mismo año, al 16,6 por ciento que suponen las revistas le corresponde el 23,5 por ciento de los beneficios. Ello supone que estas actividades con mayor capacidad de generar beneficios son utilizadas para promocionar la diversificación hacia nuevas actividades, como la audiovisual, en que la rentabilidad no es inmediata.

Sin embargo, a veces, la nueva actividad es netamente rentable casi desde el principio, como es la actividad televisual, en el caso de Havas.

En general, los oficios de base tienen su ori­gen en lo escrito ‑libros, revistas y diarios, mu­chas veces integrados con la imprenta y la distri­bución‑ con las excepciones de Thorn Emi, Gra­nada y Havas. El de los dos primeros es el alquiler, y el del segundo toda actividad relacio­nada con la publicidad. Durante bastante tiempo las actividades audiovisuales constituirán una mínima parte de la cifra de negocios, debido a lo reciente de la actividad, siendo difícil que los oficios de base cambien, a consecuencia, tam­bién, de las limitaciones imperantes relativas a la propiedad de estaciones de televisión, tanto a nivel nacional, como europeo. Estas limitaciones posiblemente van a influir positivamente en el aumento de la producción, especialmente en aquellos grupos que deseen proseguir su diversificación en el audiovisual. No obstante, el desarrollo futuro de esta diversificación depen­derá menos de cuestiones relacionadas con sinergias y complementariedades, y más de la rentabilidad real que ofrezcan las inversiones, sobre todo después del cierre de la Cinq.

 

5. IMPORTANTE INTERNACIONALIZACIÓN

 

La totalidad de los grupos realiza una parte importante de su cifra de negocios en EE.UU. Incluso esta cifra puede ser mayor del 50 por ciento, como era el caso de Maxwell o de News Corp. En relación a la internacionalización en EE.UU., resulta curioso señalar que algunos de aquellos grupos que en 1984 realizaban una parte de su cifra de negocios en EE.UU., han visto reducirse en porcentaje esta parte, excep­to News Corp. y Granada.

En general, se comprueba que durante el pe­ríodo 84‑90 ha aumentado la internacionalización, de manera que muchos grupos realizan más del 50 por ciento de su cifra de negocios en el extranjero (67 por ciento Bertelsmann, 52 por ciento Reed y Thorn Emi, 51 por ciento Hachette, 81,2 por ciento Maxwell).

 

6. TODOS A LA DIFUSIÓN

 

Vengan de donde vengan, los grupos han bus­cado y buscan extender su actividad hacia la difusión audiovisual ‑Murdoch adquiere la Fox y crea un cuarto network, Havas lanza C+, Bertelsmann en C+ (a la vez que sobre el satéli­te), Granada en BSB, Murdoch en Astra, CLT en TV‑sat, etc.‑. Ni en una ni en otra actividad las cosas son fáciles y se hacen no sin acerada competencia (Hachette se quedó sin entrar en TF1, y Zeta en la TV privada española, etc.).

En la diversificación pesa mucho la motivación financiera o de mera oportunidad. A este res­pecto, se puede establecer alguna diferencia entre los grupos europeos y norteamericanos. Mientras que en EE.UU, en algunos casos, las industrias culturales han estado integradas en grupos relativamente cerca de los conglomera­dos (Westinghouse, General Electric, Gulf and Western Paramount), en Europa ha sido menos usual, si bien esto puede variar, pues los recién venidos de la industria y de la banca incrementan su presencia en el sector, aunque la presencia financiera no significa necesariamente la forma­ción de conglomerados (9).

La razón principal de la mayor presencia de los industriales y financieros es la importancia de las inversiones. Además, al ser a muy largo pla­zo la perspectiva de obtención de beneficios, se requieren grupos con amplias capacidades fi­nancieras.

 

 

Los grupos han privilegiado la difusión como trampolín para diversificarse en la hilera audiovisual. Además de consideraciones finan­cieras o de oportunidad, ven a la hilera audio­visual recorrida por innumerables cambios (tec­nológicos, de formas de financiación, y de for­mas de consumo), que la sitúan en la hilera más dinámica, y por tanto de más prometedor futuro.

Ello va a significar que en la próxima década muchos de estos grupos realicen actividades relacionadas con la producción y con la gestión de fondos de programas, que van a constituir uno de los segmentos estratégicos claves de la hilera, debido a la escasez relativa de progra­mas. Otro segmento estratégico más cerca del público es toda la tecnología relacionada con la regulación del acceso al consumo audiovisual (descodificadores) y la gestión de la remunera­ción (automatización del pago, interactividad, ...).

El audiovisual, al ser considerado por los gru­pos un mercado de prometedor futuro, y al abrir unas perspectivas de diversificación importan­tes (tanto en el hardware: descodificadores, ca­ble, satélite, como en la producción y en la difu­sión‑distribución ) es un mercado estratégico (10), y por tanto, es obligada su presencia. Este mercado estratégico también es progresivamen­te mundial.

La actividad audiovisual de los grupos tiende a crecer, pero lentamente, si se compara en rela­ción a la cifra de negocios, consecuencia, como ya se ha apuntado, de lo reciente de la actividad. Destaca el crecimiento de Hachette, que pasa del 1,9 por ciento a mediados de la década, al 6,1 por ciento a finales. Destaca también Havas, en que el 3 por ciento de la cifra de negocios en el audiovisual a finales de la década le supone un 19 por ciento de la cifra de beneficios.

En relación a la diversificación hacia el audiovisual, los grupos de comunicación euro­peos han privilegiado la difusión, al menos en un primer momento. La excepción a esta afirma­ción la constituye Hachette, que se había diversificado primero hacia la producción. No obstante su objetivo ha sido desde el principio la difusión, lo que consiguió con la Cinq, años des­pués de que no fuera aceptada su candidatura a TFI.

Si ser difusor es mantener una posición estra­tégica, también lo es detentar derechos de difu­sión, verdadero caballo de batalla inmediato del audiovisual. Debido a la tendencia a separar la difusión y la producción (11), los grupos prefieren, más que la inversión en la producción de programas y filmes, la creación de sociedades de adquisición de derechos audiovisuales, como lo muestran Paribas, Suez, etc. Sin embargo, a largo plazo el lugar estratégico puede despla­zarse hacia la producción.

Por tanto, una consecuencia inmediata de la entrada de nuevos grupos es la de reforzar el segmento de la distribución‑difusión, dentro de la hilera audiovisual, a la vez que un incremento de la internacionalización de los grupos. En efec­to, en Europa, las estrictas dimensiones naciona­les no bastan para garantizar la rentabilidad de las inversiones, y esto tanto a nivel de hardware (TVAD) como de industria de programas (12).

En Europa, los grupos han tenido como eje estratégico el audiovisual, y más en concreto la televisión. Sin embargo, hay que diferenciar dos tipos de grupos. Aquellos que han hecho de la televisión su oficio principal (CLT, Canal Plus), o importante (Fininvest), a partir del cual desarro­llan su estrategia de internacionalización, acom­pañada de una integración de sus actividades, y aquellos que únicamente tienen intereses, aun­que minoritarios, y que previsiblemente consti­tuirá un eje de diversificación importante.

Por el contrario, la práctica totalidad de movi­mientos inversores en el audiovisual norteame­ricano está dirigida hacia la producción (Canal Plus, L’Oreal en Carolco).

 

7. EL MITO DE LA DIVERSIFICACIÓN MULTIMEDIA

 

Teóricamente, “la globalización de la industria del sector de la comunicación no se refiere úni­camente a la dimensión espacial o geográfica, sino que también se manifiesta en la desapari­ción de las fronteras entre las diferentes hileras o ramas de la industria de la comunicación, que lleva a redefinir los oficios independientemente de los soportes que permiten distribuir los con­tenidos informacionales al consumidor final” (13). A partir de un savoir‑faire determinado, existe la posibilidad matizada de trasvasarlo a otras ra­mas diferentes.

En realidad, ésto no es fácil, pues ante todo implica, para un grupo, la introspección, es de­cir, el análisis en profundidad de cuáles son los conceptos, modos de organización, archivos, productos, imagen de marca, cultura de empre­sa, etc., que pueden ser utilizados en una nueva actividad de manera económica y óptima.

En general, los grupos no han podido hacerlo así, bien sea por un ambiente de euforia creado por el lanzamiento de un nuevo medio, o bien por la entrada impetuosa en un viejo medio en el que hasta entonces no era posible la entrada ‑televisiones privadas en Francia, España‑. En uno y otro caso, los grupos intentan diversificarse a la carrera, para ser los primeros en ocupar posiciones, en un espacio, que no es infinito (el número de concesiones de televisión, al menos en un primer momento, es reducido).

Otras veces ha sido la creencia ‑por ejemplo de las empresas de prensa‑ de que el desarro­llo multimedia era la única salida de futuro. De ésto, el mejor ejemplo ha sido el desarrollo de la telemática en Francia, a principios de los 80.

Este tipo de circunstancias no hace sino poten­ciar la improvisación y la precipitación con que las empresas y/o grupos desarrollan sus estrate­gias de crecimiento.

 

8. LOS GRUPOS COMBINATORIOS COMO TENDENCIA ESTRUCTURAL

 

El crecimiento de los grupos sobre ambos ejes diversificación/internacionalización‑ se ha realizado a través de múltiples vías (coopera­ción, alianzas, fusiones,...), lo que ha dado lugar al nacimiento de relaciones extremadamente densas y complejas, que hace que las empresas se encuentren ante un nuevo desafío, cual es el de gestionar estas alianzas.

Es conveniente señalar que los hilos de las redes están formados por todas las formas de crecimiento externo, incluyendo las participa­ciones minoritarias, las mayoritarias, las adquisi­ciones y las alianzas, difíciles de diferenciar de la toma, de participación, salvo por las participacio­nes cruzadas, signo evidente de la existencia de una alianza. Otro síntoma de estar ante una alian­za son las filiales comunes, en que dos o más grupos participan con porcentajes similares.

Todo ello contribuye a complejizar la red, y más si se tiene en cuenta que las redes son redes internacionales. Ello nos lleva a considerar que estamos ante un nuevo tipo de empresa, o mejor de grupo: el grupo combinatorio.

“La empresa combinatoria se distingue de la empresa tal cual se la representa ordinariamen­te, por sus estructuras ramificadas, por sus múl­tiples vínculos con otras empresas, por los rápi­dos despliegues hacia los nuevos sectores de actividad, por sus estrategias de toma de control de otras empresas y por su disposición a fran­quear las fronteras” (14).

Con esta definición se intenta dar cuenta de una situación que no se reduce únicamente al gigantismo y/o a un carácter más internacional de los grupos, para lo cuál bastaría la definición de grupo transnacional (15).

Lo que se resalta en la definición no es tanto que sean nuevos los fenómenos que la definen, como la rapidez, y la extensión tanto geográfica como económica que implica. Y puede ser apli­cada tanto a las pequeñas empresas, pero espe­cialmente a los grandes grupos, los cuales a través de las múltiples interrelaciones entre ellos conforman verdaderas estructuras reticulares, a través de inextricables redes de tomas de parti­cipación y de alianzas, siendo éstas radiales, triangulares o circulares. Se trata más bien de redes de redes.

 

9. LA SECUENCIA ES: DE CAMPEONES NACIONALES A LÍDERES INTERNACIONALES

 

Si bien es difícil establecer etapas claramente definidas, antes de dar el salto internacional, los grupos y empresas intentan primero ser cam­peones nacionales, para así alcanzar una talla crítica (16) ‑Berstelsmann, Hersant, Hachette‑.

En España, el campeón nacional por excelen­cia es Prisa, y ha comenzado a dar los pasos para convertirse en uno de los primeros grupos de comunicación europeos, ya que cumple los requisitos necesarios (tamaño, beneficios, estra­tegia, e intangibles como el prestigio internacio­nal, y se ha buscado compañeros de viaje que amplifican los requisitos que se están conside­rando: Canal Plus, Expansion, The Independent, La Repubblica).

Esto y no otra cosa es lo que significan sus últimas operaciones: creación de la sociedad de c1arechos audiovisuales IDEA (17) (Ibeoameri­cana de Derechos Audiovisuales Española y Americana de habla hispana), la participación en el diario The Independent, el anuncio de presentación de una candidatura a la compra de una de las televisiones privatizadas mejicanas, o los 2.500 millones de pesetas destinadas a producir entre seis y ocho (18) películas en el plazo de año y medio vía Sogetel, de la que detenta el 50 por ciento‑, y comercializable en Europa con­juntamente con Canal Plus.

La mayoría de los campeones nacionales de­signados para competir en el torneo europeo del audiovisual ya están en liza en la actualidad. La desreglamentación ha tenido por función prin­cipal la recomposición del capital industrial de los media, pero ello no significa que la apertura del espacio audiovisual sea un espacio sin lími­te. El fin de los monopolios nacionales de la televisión significa en Europa el paso a una orga­nización oligopolística del mercado, en donde sólo un reducido número de pretendientes se­rán admitidos.

 

10. PERSONIFICACIÓN DE LOS GRUPOS

 

Una característica común a muchos de los grandes grupos mundiales de comunicación es el control que ejerce el dirigente principal, que contribuye a dotar de carisma al grupo.

A veces, este control es posible porque quien lo ejerce posee una gran parte de las acciones de la sociedad matriz. Así, Mohn y su familia poseen el 89 por ciento del capital de Bertelsmann; Murdoch y su familia más del 50 por ciento de News Corporation, y la familia Maxwell más del 51 por ciento de Maxwell Communication Corporation; Berlusconi posee el holding Fininvest; Kirch el conjunto de las sociedades del grupo Beta/Taurus; y más cerca, en España, lo mismo sucede en Zeta, de la que José Luis Asensio tiene el 51 por ciento, o J. Polanco, que controla la mayoría de las acciones de PRISA, y del grupo Timón.

Esta asociación entre la propiedad del capital y la dirección de la sociedad no deja de tener consecuencias sobre las modalidades de desa­rrollo. Tal vez la más importante haya sido el alto grado de endeudamiento con que han financia­do sus adquisiciones, y que les ha sido permiti­do precisamente por el carácter personalista que caracteriza a muchos de estos grupos. Es así que News Corporation ha alcanzado en 1985 un endeudamiento de más de tres veces su activo neto.

Muchas veces, el dirigente procede de hol­dings industriales. Así, en Hachette Jean‑Luc Lagardére es un empresario, que como Francis Bouygues o Silvio Berlusconi, proceden del core o noyau dur industrial (Matra) y llegan a la co­municación. En el caso de Hachette, la existencia de múltiples holdings (MMB, Marlis, Arjil) per­miten al presidente de Hachette, que no detenta sino el 8 por ciento de las acciones, controlar la mayoría del capital.

Otra consecuencia de la personificación de los grupos es que las estrategias elaboradas por estos grupos tienen una acelerada ejecución.

Las estrategias de desarrollo de estos grupos son tan diferentes como lo son las personalida­des de los dirigentes, siendo a veces más el producto de intuiciones y de oportunidades que consecuencia de una estrategia totalmente ela­borada y planificada.

 

11. CONCLUSIÓN: NO EXISTE FIRMA O GRUPO REPRESENTATIVO

 

Tanto a nivel mundial como europeo, existen todo tipo de situaciones. En general, con excep­ciones como Thom‑Emi y RCA, hasta fínales de la década, el hardware y el software han ido por diferentes caminos (19). Hachette, Murdoch, Maxwell, Bertelsmann empezaron en la edición para después diversificarse hacia el audiovisual, lo contrario que Berlusconi. Para unas, primero fue el cine y después la televisión (Warner), y para otras al revés (Berlusconi). Sin embargo, al filo del cambio de la década de los 80, se da el caso de los grandes grupos japoneses que por razones estratégicas articulan el hardware y el software.

Es prematuro aventurar una hipótesis de vuel­ta a la fase previa al nacimiento de las industrias culturales, en las que los grupos realizaban con­juntamente ambas actividades. En una fase de cambio tecnológico es comprensible este pro­ceso, así como otro, de acercamiento de los grupos de comunicación y los grupos de la informática, como es el caso del acuerdo Time­ Warner con IBM.

Ahora bien, es tal la diversidad de actuaciones de los grupos que no existe, no ya un modelo único, ni siquiera un modelo dominante, y pare­ce que cada grupo se comporta de una manera meramente empírica y dispersa, lo cual no impi­de una tipología de estrategias. Sin duda esta situación es consecuencia de la historia de cada grupo y de las pautas estratégicas de crecimien­to, diversificación e internacionalización, inmersas dentro de un marco nacional y europeo; situa­ción en la que existe una especie de squeezing, pues cada acción (ejemplo la fusión Time­Warner) es un nuevo dato a integrar, una acción visible en la persecución de la talla crítica.

Todo lo más, se pueden buscar casos ejem­plares de tal o cual movimiento estratégico, sin que puedan generalizarse al resto de los grupos de su sector. Sí se pueden establecer algunas características comunes al conjunto de los gru­pos, como la de grupos combinatorios. También se puede establecer que los grupos de comuni­cación durante la anterior década han tenido un objetivo común prioritario: la talla. Sin embargo, este carácter prioritario únicamente se revela válido a corto o medio plazo, porque como se ha señalado penaliza los resultados económicos, además de aumentar los riesgos que entraña el crecimiento, como el aumento de la tasa de endeudamiento que, junto a los problemas de organización y control que entraña un mayor tamaño, pueden poner en peligro al grupo en su conjunto, incluso hasta su desaparición.

 

NOTAS

 

 

 

(*) Debo expresar mi agradecimiento a Patxi Azpillaga y a Ramón Zallo, por la atenta lectura del manuscrito, así como por sus enriquecedores comentarios y sugerencias.

(1) Se preferirá el término grupo de comunicación al de grupo multimedia (NM ya que la mayoría de los grandes grupos de comunicación, tanto europeos como españoles, están constituidos en torno a una actividad principal, u oficio, predominante.

Por otro lado, la existencia de importantes y dinámicos grupos como Canal Plus, o la CLT, que hasta hace poco han actuado como grupos monomedia, hace que el término de grupo de comumcacion sea más preciso que el de grupo MM. que si pueden ser multimedia son las estrategias.

(2) El presente texto sintetiza una parte de una investigación más exhaustiva: MIGUEL, J.C., Economía industrial del sector de la comunicación: una aplicación metodológica a los grupos de comu­nicación europeos, tesis doctoral, Universidad del País Vasco, Leioa, 1992.

(3) Cf. PEREZ, R., “Introduction méthodologique sur l’articulation filiéres‑stratégies”. En Economie Industrielle, problématique et méthodologie, Economica, París, 1983, pág. 69.

(4) Cf, POTTIER, C., Les groupes européens á la recherche d’une talle mondiale, Notes et Etudes Documentaires 4926‑27, París, 1991, págs. 61‑77. La cita corresponde a la página 62.

(5) En marzo de 1991, la revista Television Business International (TBI), establecía el siguiente ranking

Grupo                                Deuda en billones de dólares

Time Warner                                   11

News Corp.                                                    8

Maxwell Communacations                  3

Hachette                                                        1,7

Reed Intemational                                          0,75

United Newspapers                                        0,75

Berlelsmann                                                   0,70

Paramount                                                     0,50

(6) Cf. L’emergence d”un appareil productif européen, en Notes et Etudes Documentaires 4926‑27, París, 1991, págs. 17‑36.

(7) Le Nouvel Economiste, Spécial 5000, Paris, enero de 1990 pag. 198. La conversión en pesetas se ha efectuado a partir de 1 FF= 19 pesetas.

(8) La fuente empleada para confeccionar las tablas 4 y 5 han sido las memorias de los grupos. Ahora bien, durante los años 1984‑90 los grupos han experimentado un proceso de reorganiza­ción, debido al crecimiento y a la interiorización por los grupos de comunicación de las formas de gestión de los grupos industriales financieros. Además, los grupos se han visto obligados a conso­lidar sus cuentas. Todo ello ha significado una mayor dificultad a la hora de intentar buscar datos relativamente homogéneos para la confección de las tablas. Es por ello que toda conclusión debe ser considerada como aproximada.

(9) En cualquier nuevo proyecto de TV privada, al lado de grupos, o empresas del sector de la comunicación, aparecen otros exteriores a él. Caso de Antena 3 TV, Telecinco, los candida­tos a la séptima cadena francesa, o las cadenas de ITV (Le Figaro, 28, junio de 1990).

(10) EL carácter de mercado estratégico del audiovisual provie­ne del hecho de ser así considerado por la comunidad de empre­sas o grupos que tienden hacia esa actividad. En ésto se diferen­ciaría de un objetivo estratégico, que únicamente viene definido en función de que ha sido instituido o erigido como tal por una determinada empresa. De esta manera, un objetivo estratégico no tiene por qué tener la consideración de mercado estratégico, mientras que en general, la inversa sí es cierta.

(11) En general, en Europa, la prohibición es más de hecho que de derecho, si bien la tendencia esa que la relación entre ambos sea reglamentada.

(12) Vid. LEVASSEUR L., “Les nouveaux entrants” En Dossier de Audiovisuel, 21, septiempre‑octubre 1988, pág. 27.

(13) Cf.GUILLOU, B.; MARVANI, L., Les stratégies des grands groupes d’édition: analyse et perspectives. Estudio encargado por la Dirección del Libro y de la Lectura del Ministerio de la Cultura francés, París, 1990, pág. 154.

(14) Cf, MIGNOT‑LEFEBVRE, Y.; LEFEBVRE, M., La société combinatoire, Editions l’Harmattan, Paris, 1989.

(15) Para un estudio exhaustivo de esta cuestión, cf. DE BERNIS, G., Relations Economiques lnternationales, Dalloz, Paris, 1988.

(16) Cf. SAVARY, J., Des stratégies multinacionales aux stratégies globales”, Notes et Etudes Documentaires, núm. 4926‑27, Paris, 1991,págs,79‑109.

(17) No confundir con la también reciente creación de IDA, la sociedad de adquisición y de gestión de derechos audiovisuales que Inicial Groupe fundó con la Caisse des Dépóts, y que en 1991 ha creado en España ESICMA, de la cual IDA detenta el 34 por ciento, estando el resto repartido entre el productor Elías Quereleta (37 por ciento), Corporación Financiera de Caja Madrid (12 por ciento), Sogemec (5 por ciento), y Comecosa (12 por ciento).

(18) Cf. Moving Pictures Intemational, 21‑2‑91.

(19) Las adquisiciones efectuadas en Norteamérica por los grupos de la electrónica japonesa, junto al acceso al sector de la comunicación en Europa, de los recién venidos, añaden un nuevo dato estructural a considerar en cualquier análisis que vaya a efectuarse del sector de la comunicación, global, o sectorialmente. La próxima alianza será entre Time‑Wamer e IBM, para desarro­llar la televisión interactiva. Gracias a una nueva tecnología infor­mática, los abonados al cable podrían acceder al importante catálogo de filmes y de programas de televisión, así como a otros servicios. (Les Echos, 4‑5‑9 ).

El desarrollo de la TVAD y de la tecnología que permita la interactividad, y el pay per view ,podría significar la multiplicación de tomas de participación y formación de joint‑ventures de qru pos procedentes de la informática, las telecomunicaciones, la electró­nica y del audiovisual al menos, en una primera época ‑la prime­ra mitad de los 90‑, en que se van a dirimir normas de producción y difusión en AD, así como el desarrollo de nuevos conceptos ‑ interactividad, imágenes virtuales y la aplicación de nuevas for­mas de pago