Problemas comunes, culturas diversas La información científica y técnica en la gran prensa nacional europea

 

Pierre Fayard

 

Una amplia encuesta sobre la información científica y técnica en los más importantes diarios europeos muestra sus ventajas y debilidades, pero también los problemas de la investiga­ción europea misma.

 

Cuando se procede a estudiar la evolución de la cobertura de la información científica y técnica en la prensa nacional europea (*), se imponen tres conclusiones principales. Se observa, en primer lugar, una explosión general de dicha cobertura en los países comunitarios donde se ha realizado una encuesta sobre el tema; así como una especiali­zación creciente de los periodistas científicos y, por último, la falta de control europeo sobre los circuitos de reconocimiento y difusión de la in­formación científica. A partir de una actualidad mayoritariamente internacional, el trabajo del periodismo científico de la prensa diaria se con­vierte en un trabajo a destajo, donde se expresa y se desarrolla hoy en día toda la diversidad cultural de Europa.

 

PRIMERA REFERENCIA NEGATIVA :EN EL ESTE, EL MOVIMIENTO ES INVERSO

 

Los testimonios recogidos en los diarios checos Mlada Fronta Dnes y Lidové Noviny reve­lan, por el contrario, lo que es habitual en Occi­dente. De entrada, cada liberalización política (1968 y después la llamada revolución de terciopelo) va acompañada por una disminución de la información científica y técnica en la pren­sa. En los periodos de comunismo duro, la co­bertura de las “ciencias exactas” representa­ba para los periodistas un área de libertad, en cuanto que la mitad de los temas tratados eran de ámbito soviético. Pero en el momento en que el control ideológico se relajaba, los periodistas hasta entonces “confinados a las ciencias” se pasaban precipitadamente a los campos de la filosofía, la historia, la cultura, incluso la política. En la actualidad, en el Este, no sólo es considera­ble la penuria de informaciones científicas inter­nacionales, sino que también es escaso el nivel de conciencia sobre la importancia de la ciencia. Con la excepción de los contactos personales con miembros de la Academia, el material del que disponen los periodistas se limita práctica­mente a los grandes diarios estadounidenses y ocasionalmente a la revista Nature. Los países europeos occidentales ignoran a sus vecinos orientales, en un momento en que, además, los flujos procedentes del Este tienden a agotarse.

 

EN OCCIDENTE: LA ECLOSIÓN INFORMATIVA ES PARALELA AL INTERÉS CRECIENTE

DEL PÚBLICO

 

En los países occidentales, el aumento de la cobertura informativa sobre temas científicos se consolida en los años 80; la tendencia se mantie­ne en la actualidad con la expansión de los temas medioambientales abordados por los periodis­tas científicos. Es en Gran Bretaña donde la quality press dedica menos espacio a la información científica y técnica. En el Times, dicha informa­ción ha disminuido de forma drástica, en parale­lo con la bajada de los ingresos publicitarios. Por las mismas razones, el suplemento de 16 pági­nas del portugués U Publico, que es, no obstan­te, el más apreciado por los lectores, tuvo que ser reducido por falta de publicidad.

En el otro extremo, el país más prolijo es Espa­ña, donde, en Barcelona, el día de publicación de su suplemento en color, La Vanguardia au­menta sus ventas en un 10 por ciento. En Milán, la tirada de Il Corriere della Sera se incrementa en más de 30.000 ejemplares el día de publica­ción de su suplemento científico. Cada seis me­ses, La Stampa edita, con una tirada de 25.000 ejemplares, una recopilación de las páginas de “Tuttoscienze”. En Le Monde, dos estudios efec­tuados con cinco años de intervalo ponen de relieve que “Sciences et Médecine” mantiene un índice de lectura próximo al 30 por ciento, muy similar al de las páginas económicas dia­rias. “Wetenschap & OnderWags”, del NRC Handelsblad de Rotterdam, es el más apreciado de los suplementos de este periódico.

En Alemania, las secciones de información cien­tífica de los tres diarios incluidos en la encuesta relacionan, en sus propios títulos de sección, “naturaleza” o “medio ambiente” con “ciencia” o “investigación”. En Holanda se establece una relación entre “educación” y ciencia, tanto en los titulares como en los contenidos. La gran institu­ción romana y nacional, aunque no apostólica, La Repubblica, prefiere no separar ciencias y cultu­ra, para evitar que este tipo de información se considere una especie de gueto. La misma línea editorial es seguida por el flamenco de Standaart Ambos periódicos, al igual que Le Figaro y Die Welt, mantienen un espacio diario reservado a la ciencia.

La existencia de fórmulas semanales no exclu­ye una cobertura diaria, ligada según los periodistas a “una actualidad que se lee en los medios de transporte y sobre la que la gente quiere hablar en la hora del café. ¡Los artículos del suplemento son objeto de una lectura vesperti­na, en la que se puede dar una mayor dosis de divulgación!”. La sistematización de las páginas de información científica de calidad en los años 80 otorga a los periodistas un espacio de liber­tad. En esta novedad, hay que ver no sólo el producto de una expectativa solvente por parte de los lectores, sino también el resultado de una forma específica de abordar la ciencia. Las pala­bras maestras del periodismo son actualidad, lectores, fidelidad y claridad de contenidos. No es casual que, en la actualidad, ese tipo de crite­rio, aplicado en ciertos espacios de la Cité des Sciences et de l’Industrie de La Víllette, sea obje­to de gran interés por parte de algunos grandes Museos de Ciencias europeos.

 

LOS PERIODISTAS SE ESPECIALIZAN Y CONTRATAN COLABORADORES EXTERNOS

 

La época de los generalistas del periodismo científico, capacitados para cubrir el conjunto de las disciplinas, parece haber pasado a la histo­ria. Jacques Poncin, de Le Soir, evoca la imagen de su predecesor, “viejo Caballero muy respe­table, flamenco pero con un perfecto dominio del francés, que cubría todas las ciencias en su columna periódica”“, Los equipos ganan en con­sistencia, los periodistas se especializan en disciplinas específicas. Cuando se carece de la competencia necesaria, se recurre a colabora­dores externos que, en ciertos diarios, redactan hasta la mitad del suplemento, incluso más. Tam­bién se da el caso de solicitar la colaboración de las propias comunidades científicas, en cuyo caso se trata de una opción editorial. Pero la ortodoxia periodística mayoritariamente profesada exclu­ye, por realismo, el recurso a investigadores y autores de artículos, salvo cuando logran escri­bir periodísticamente. Ningún científico firma documentos en los suplementos británicos. Son muy poco frecuentes en los francófonos y en los alemanes, y ocasionales en Portugal. Por el contrario, dicha práctica es más corriente en Alemania, Italia y Holanda.

Sobre un registro de tendencias comunes, des­taca el alto nivel de los periodistas científicos. La mitad de los responsables de los suplementos de los 18 diarios europeos occidentales posee un doctorado en ciencias, al igual que otros miem­bros fijos del equipo. Malón Ruiz de Elvira, de El País, es la única que acumula una formación en ingeniería y en periodismo. Los otros periodis­tas tienen a menudo una formación en ciencias duras y, menos frecuentemente, en ciencias hu­manas y sociales. En el ámbito del periodismo científico es indiscutible que existe un alto grado de adecuación entre la naturaleza de la forma­ción inicial y el carácter de la información que se cubre, lo que ocurre con menor frecuencia en el caso de los deportes, la política, la música o incluso la economía.

A semejanza de los otros campos del perio­dismo, en las ciencias sigue habiendo sitio para los autodidactas y los reconvertidos. Uno de los miembros fijos del equipo del Trines fue cantan­te pop (but no body is perfect). Italia se singula­riza por el predominio, en sus equipos, con per­files procedentes del campo de las humanida­des, con excepción de Giovani Caprara de Il Corriere della Sera, ingeniero aeronáutico. “En Italia, lo más importante es dominar el idioma, el acceso a las noticias y contar con fuentes fia­bles”, dice Marina Verna, de La Stampa, ex pro­fesora de latín, que se expresa perfectamente en francés, alemán e inglés, y que además es ex­perta en musicología. En lo relativo a las cien­cias, el machismo sería más bien nórdico: ¡sólo hay responsables femeninos de suplementos científicos en España, Italia, Francia y Checoslova­quia!

 

OBSTÁCULOS LINGÜÍSTICOS, ¿OBSTÁCULOSY MUTISMOS CULTURALES?

 

Al igual que los investigadores, todos los pe­riodistas científicos leen y hablan inglés. Los más poliglotas siguen siendo los latinos del Sur que practican además el francés e incluso dominan una cuarta lengua, como es el caso de portu­gueses e italianos. En O Publico, el conocimiento del inglés y del francés es un requisito previo para entrar en el equipo científico. En el norte de Europa, aparte del comment allez‑vous now let’s talk in English if you don’t mind”, o del “buenos días ‘”ve been in Spain for holidays”“, se impone la omnipotencia del inglés. Debido a sus respecti­vas dimensiones, tanto Holanda como Portugal son muy abiertos a lo internacional. Para los británicos, el vínculo exterior natural es con Es­tados Unidos, lo que transforma sus representaciones geográficas: ¡ La Mancha se convierte en un océano y el Atlántico apenas en un río! Aun­que Nigel Williams, del Guardían, menciona la lectura, con la mayor regularidad posible, del suplemento de ciencias del Süddeutschede Munich.

En materias de fuentes de información proce­dentes de otro país europeo, se mencionan Es­paña, Italia, Portugal y Bélgica, las publicaciones del CNRS, a veces del Institut Pasteur, del INSERM y de los servicios diplomáticos. En Londres se mencionan las emisiones del CNRS y los infor­mes de un servicio similar procedente de Ale­mania. En Holanda se utilizan también informa­ciones oficiales alemanas formuladas en inglés. Además del omnipresente y necesario inglés, al que hay que añadir el francés en el Sur y proba­blemente el alemán en Europa central, las res­tantes culturas son condenadas al mutismo inter­nacional en su propio idioma, aunque parece que el español va ganando terreno.

 

LA EUROPA DE LA INFORMACIÓN CIENTIFICA, ¿UN CONTINENTE SUBDESARROLLADO?

 

Casi exclusivamente de expresión anglosajona, la prensa científica especializada, fuente esen­cial del periodismo científico, se localiza al otro lado del Canal de la Mancha y al otro lado del Atlántico. Esta supremacía angloamericana in­fluye sobre la definición misma de la actualidad científica, del agenda setting (fijación del orden del día). A través de sus preprints(previos o avances informativos), las revistas especializa­das semanales disponen de un punto de apoyo determinante para orientar el orden del día de la actualidad. Los diarios suscritos a estos boletines pueden utilizar la información para informes pu­blicados simultáneamente el día de salida de la revista primaria. Esto viene a otorgar un peso considerable a la noticia de la semana: aquella que la revista ha elegido y decidido... vender.

Este mecanismo recibe el apoyo objetivo de los grandes diarios estadounidenses, como el muy citado NewYork Times, el Washington Post, su edición común del International Herald Tribune, así como Los Ángeles Times. Los periodistas obtienen por este medio una información de una calidad superior a la de las grandes agencias internacionales, como Reuter en cabeza, segui­da por Associated Press, France‑Presse para los francófonos, United Press y, en fin, la agencia Tass, mencionada únicamente por Le Monde. Los periodistas que escriben sobre ciencia y tecnología en los grandes diarios estado­unidenses son verdaderos especialistas, lo que hace que sus informes presenten un rigor, una densidad y una fiabilidad que no son compara­bles con los comunicados de sus colegas genera­listas de las grandes agencias.

Aunque sólo sea por su efecto logístico, este mecanismo de selección difusión de la informa­ción científica, donde confluyen las selecciones de las revistas especializadas, los principales diarios estadounidenses, algunas agencias in­ternacionales y el trabajo oculto de las oficinas de prensa de las grandes Universidades de EE.UU. funciona como una networken el sentido literal de la palabra. Se trata de un conjunto de redes en funcionamiento. Dada la localización geográfica de los centros de decisión de dicho conjunto de redes, el acceso a la portada es más fácil si se trabaja en Anglofonía. La consecuencia de todo ello es que los resultados de una investi­gación alemana o italiana, para ser conocidos en Francia o en España, han de pasar por Estados Unidos o Gran Bretaña.

Los periodistas científicos europeos difícilmente pueden emanciparse de dicha presión logística, porque cada redacción mantiene una relación de competencia con los restantes diarios de su país. Ignorar la noticia de la semana supone el riesgo de aparecer como mal informado si los otros diarios nacionales hablan del tema... Cu­riosamente, los más virulentos en relación con esta hegemonía anglosajona no son los france­ses, como cabría esperar, sino los alemanes o los italianos, que denuncian en términos extre­madamente duros esta ¡ ”mafia que privilegia la venta sobre el interés científico y establece prefe­rencias nacionales”! Si la ciencia es por naturale­za internacional, la monoculturade su explota­ción establece desigualdades y privilegia una única forma de hacer investigación y de expre­sar sus resultados. Europa parece no controlar ni el circuito del reconocimiento de los trabajos ni el circuito de los flujos de información.

 

¿ POR UNA EUROPA DE LA INFORMACIÓN CIENCIA Y TÉCNICA?

 

Durante mucho tiempo, los materiales infor­mativos procedentes de Estados Unidos marca­ban más o menos la pauta en Europa. En numerosos países se traducía, para su edición, un número considerable de artículos. La tendencia se ha modificado actualmente, ¡hasta el punto de que los informes estadounidenses son conside­rados “demasiado infantiles” en Holanda o “mal construidos” en Italia! Pero si los estadouniden­ses u otros desean traducir artículos del holan­dés o del italiano, no se plantean inconvenien­tes... La madurez actual del periodismo científico europeo proviene en parte del acercamiento a las comunidades científicas locales, que ofrecen los medios para emanciparse del influjo del dis­positivo logístico mencionado. Una tendencia a nacionalizarlos temas de portada de las revistas especializadas se consolida a través de una cre­ciente relación con los investigadores. Diarios muy influyentes en núcleos geográficos como Cataluña, Piamonte u Holanda colaboran inten­samente con científicos que escriben artículos, lo que constituye una novedad.

Los periódicos de tendencia liberal, como The Times, Le Figaro y Die Welt, no cuestionan de manera fundamental la mecánica internacional de selección y difusión de la información científi­ca. Más bien se ve en ello un excelente medio de obtener lo mejor de la investigación. Ade­más, se declaran más interesados por lo que sucede en Estados Unidos o en Japón que por la dimensión europea. Periódicos de vocación más comunitaria, como el Independent o el Frank­fürter, lamentan que un sistema semejante no permita a los periodistas europeos estar al co­rriente de lo que ocurre en sus países vecinos y conocer sus centros de excelencia. ¡Hoy en día sigue siendo más fácil informarse sobre lo que ocurre en las Universidades estadounidenses que en los países europeos vecinos!

La información oficial procedente de Bruselas es unánimemente considerada como inútil por ser “demasiado política y referirse a proyectos y programas, cuando lo que buscamos son resul­tados”. La comunicación de las Universidades y centros de investigación europeos es criticada por inexistente o desmañada, con la excepción de algunas Universidades británicas. Los viajes entre diversos países son objeto de prácticas sobre todo individuales, basadas en las agendas de direcciones, pues prácticamente no existe un flujo de viajes organizados. Los servicios guber­namentales de Francia y Alemania tienen presti­gio de eficacia; son mencionados en Inglaterra y en España los primeros y en Inglaterra y en Holanda los segundos. Los viajes patrocinados por la EUSJA (Unión Europea de Asociaciones de Periodismo Científico) siguen siendo dema­siado infrecuentes como para invertir la tenden­cia.

 

CUANDO LA DIVERSIDAD CULTURAL TIENE LOS COLMILLOS AFILADOS

 

Al margen del problema de la circulación físi­ca de una información transeuropea, se plantea el problema de la apertura cultural de periodis­tas que juzgan la información y los medios de obtenerla según sus criterios nacionales. Rainer Flölhl, del Frankfürter, no comprende por qué en Francia se valora más la calidad de las comidas con los grandes empresarios que la distribución de informaciones útiles. Rechaza, después de semejante experiencia, las invitaciones proce­dentes de Francia. Cuando el holandés Robert Biersma cita a Electricité de France, dice: “fran­cés, francés y más francés, aunque en materia de investigación espacial es diferente”.

Los periodistas ingleses se declaran aturdidos ante la extensión de los materiales alemanes y holandeses. Al otro lado del Rin no se compren­de la falta de contextualización de los artículos anglófonos. Los holandeses consideran que los alemanes son serios, pero aburridos. Los belgas deploran que los españoles no respondan a los mensajes que se les envían. En cuanto a los portugueses, comprueban amargamente que no son considerados por los laboratorios europeos. Si a ello se añaden los estereotipos y el peso de la historia, se observa que el patrimonio euro­peo de incomprensiones mutuas representa un potencial de una riqueza inconmensurable, movilizable con una facilidad desconcertante, a la inversa de los cuestionamientos que exige el esfuerzo de comprensión del otro...

Como dignos nativos del Planeta Descartes que otorga al tercero excluido el rango de ley natural, ¡cuál no seria nuestra sorpresa cuando un periodista británico profesó ante nosotros, en el intervalo de media hora y sin turbación algu­na, un parecer contrario sobre una misma cues­tión! En absoluto desconcertado ante nuestro asombro, el súbdito de Su Graciosa Majestad confesó que su respuesta inicial era exacta, aun­que eso no le impedía adoptar una actitud con­traria en el futuro... ¿Será “to be andnot to be” un rasgo cultural británico, no estrictamente limita­do a la pertenencia europea de este país, a la vez dentro y fuera...? En el registro de paradojas asumidas sin complejos, Italia tiene su parte de ejemplaridad, dado que la condición de perio­dista es un signo de profesión liberal, ¡aunque su obtención requiera la condición de asalariado de un órgano de prensa!

 

EL PERIODISMO, UN TRABAJO DE LA DIFERENCIA

 

Por principio, los periodistas se aprovechan de todo lo que les permite establecer unas rela­ciones directas con los investigadores, así como de las informaciones relacionadas con la publi­cación de resultados. Su ideal sería desarrollar la capacidad de anticiparse a los índices de las revistas especializadas, mediante un conocimien­to y un trato regular con los principales centros de la investigación científica europea. Por ello también reclaman una mayor profesionalización en la comunicación de las Universidades. Más que sobre las traducciones, expresan su curiosi­dad sobre temas y formas de tratamiento por parte de sus colegas de otras culturas.

El periodismo es un trabajo de la diferencia y, a ese respecto, Europa constituye un terreno predilecto. “Es francamente el aspecto cultural lo que interesa ‑sostiene Rainer Flöhl ‑, determi­nadas afecciones son enfermedades en un país y en otro no. Si todo fuese parecido, no habría razones para escribir, es la diferencia lo que marca el interés”. Franco Prattico, de La Repub­blica, piensa que Europa es específica en su forma de concebir la investigación fundamental. A Nigel Hawkes, del Times, le “encantaría cono­cer las leyes alemanas sobre ingeniería genética”. Dominique Leglu, de Libération, su­giere “sonsacar a diversas personalidades cien­tíficas sobre temas de actualidad”.

El tiempo parece trabajar en favor de una mejor circulación de la información científica en Europa. Tom Wilkie, de The Independent, cree discernir los signos precursores de una especie de Renacimiento, de una revolución geopolítica, en el sentido de que “Alcatel es más grande que ITT, que Bell Communication ya no es el líder y que el peso económico de Alemania es conside­rable”. Ala cuestión de saber qué podría contri­buir con la mayor eficacia posible a la cobertura transeuropea de la actividad científica, respon­de presentando un documento de un centímetro y medio de grosor, en el formato británico co­rrespondiente al A4 continental. En él se reco­gían de forma sucinta las direcciones y coorde­nadas de los principales centros de la investigación científica en Gran Bretaña. Tom Wilhe plan­tea la necesidad de un instrumento de trabajo similar a escala europea, que le proporcione “un mapa mental, un panorama amplio de lo que merece la pena en Europa y en cada país euro­peo”. El resto es cosa de periodistas...

Si puede seguir profesando sin problemas su fe europea, bien afianzado en su ambiente y en sus certidumbres culturales, la cuestión está en enfrentarse con otros modos de relación y per­cepción, con otros sistemas de valores y de maneras de trabajar, pero también de reír, co­mer y beber... y aceptarlos, manteniéndose fiel a lo que se ama y se cree dentro de la propia cultura. La construcción europea sólo se puede realizar por medio de un excedente de complejidad, de conocimiento y tolerancia, de inteligen­cia y apertura, y no mediante un proceso de simplificación que sólo es viable en el terreno de las normas económicas. ¡Una lengua única en Europa, como una monocultura, amenazaría con transformar la Comunidad en una Yugoslavia en potencia, porque la cerveza se seguirá bebien­do templada en Inglaterra, el café cargado en Italia, Alemania siempre será un país organiza­do, gran parte de la vida española seguirá sien­do nocturna y el ambiente amistoso de las comi­das de negocios seguirá siendo, a Dios gracias, un ritual esencial en Francia!

 

Traducción: Antonio Fernández Lera

 

DIARIOS ENCUESTADOS

 

ALEMANIA

-                          Frankfürter Allgemeine Zeitung ‑ Frankfurt, gran formato, 400.000 ejemplares. “Natur & Wissenschaft”, 2 a 4 páginas sema­nales, 6 periodistas.

-                          Die Welt ‑ Hamburgo, gran formato, 230.000 ejemplares. “Umwelt & WissenschaH” , 1 página diaria y 1 semanal, 4 perio­distas.

-                          Süddeutsche Zeitung‑Munich, gran formato, 550.000 ejempla­res. “Umwelt & Wissenschaft”, 3 a 4 páginas semanales, 3 perio­distas.

 

BÉLGICA

‑Le Soir‑Bruselas,gran formato, 160 000 ejemplares. “Sciences et Technologies”, 1 a 2 páginas semanales, 1 periodista.

‑ de Standaart ‑ Bruselas, gran formato, 80,000 ejemplares, “Kultur & Wetenschap”, 1/3 a 1 página diaria, 3 periodistas.

 

ESPAÑA

‑ El País ‑ Madrid, tabloide, 400.000 ejemplares y un millón los domingos. “Futuro”, 8 a 12 páginas, 2 periodistas.

‑ La Vanguardia ‑ Barcelona, tabloide, 200.000 ejemplares. “Ciencia y Tecnología”, separata de 16 páginas en color, 8 perio­distas (incluye medicina).

 

FRANCIA

‑ Le Fígaro ‑ París, gran formato, 400.000 ejemplares. “La vie scientifique et médicale”, 1 página diaria, 8 periodistas (incluye medicina).

‑Le Monde‑París, tabloide, 500.000 ejemplares. “Sciences et médecine”, 3 páginas semanales, 4 periodistas.

Libération‑París, tabloide, 250.000 ejemplares. “Euréka”, 6 a 8 páginas en separata semanal, 5 periodistas.

 

GRAN BRETAÑA

The Times ‑ Londres, gran formato, 440.000 ejemplares. “Science”, 1/2 a 1 página semanal, 4 periodistas.

The Guardian ‑ Londres, gran formato, 400.000 ejemplares. “Science”, 1 página semanal, 1 periodista,

The Independent ‑ Londres, gran formato, 390.000 ejempla­res. “Science & Technology”, una página y media semanal, 2 periodistas,

 

HOLANDA

‑NRC Handelsbad‑Rotterdam, gran formato, 250.000 ejempla­res. “Wetenschap & Onderwags”, 6 páginas, 4 periodistas.

‑ de VolkskrantAmsterdam, gran formato, 340.000 ejempla­res. “Wetenschap”, 4 páginas, 7 periodistas

 

ITALIA

ll Corriere dellaSera ‑ Milán, gran formato, 800.000 ejem­plares. “Scienze”, 4 páginas semanales, 3 periodistas.

‑ La Stampa ‑ Turín, gran formato, 450,000 ejemplares. “Tuttoscienze” 4 páginas semanales, 3 periodistas.

‑ La Repubblica ‑ Roma, tabloide, un millón de ejemplares. “Il Mercurio”, 1 a 2 páginas diarias, 4 periodistas,

 

PORTUGAL

O’Publico ‑ Lisboa, tabloide, 75.000 ejemplares. “Ciencia e tecnologia”, 1 página diaria, 4 periodistas.

 

CHECOSLOVAQUIA

 

-                          MIadaFronta Dnes‑ Praga, tabloide, 400.000 ejemplares. Sin suplemento, 1 periodista.

-                          Lidové Noviny ‑ Praga, tabloide, 150,000 ejemplares. Sin suplemento, 1 periodista.