Revista Candidus Año 1 - No.9 - Abril / Mayo 2000
ESTRATEGIAS
COGNOSCITIVAS Y CONDUCTUALES DE EDUCACION AMBIENTAL PARA EL DOCENTE DE
EDUCACION BASICA
Actualmente el hombre enfrenta
múltiples problemas que de una u otra forma, afectan su calidad de vida; es así
como el medio ambiente juega un papel fundamental en el desenvolvimiento de
éste dentro de la sociedad.
Simón Rodríguez planteaba como los
principios están en las cosas, con cosas se enseña a pensar. Partiendo de esta
idea se considera a la escuela como un ente vinculado por excelencia, entre la
comunidad y el docente el cual tiene la responsabilidad social e histórica de
asumir ese vacío de liderazgo que hoy agobia a Venezuela; el maestro es algo
así como el único reducto de esperanza que queda para rescatar la confianza
perdida, pero nos debatimos en un agotador insomnio que impide la lucidez
imprescindible para enfrentar con vigor e imaginación a nuestros problemas y
esto se observa con frecuencia manifestado a través del derrotismo, la abulia,
el individualismo exarcebado, el miedo, la angustia y el cinismo, para derrotar
la apatía se debe trabajar por la participación a través de la educación
ambiental y la información.
La educación ambiental se fundamenta en
la participación trascendente del docente de una manera creativa que camine en
la búsqueda de un sentido de la vida, comprendiendo el fenómeno humano para así
redimensionar la práctica técnico científica que da la posibilidad de un pensar
alternativo que dará cabida a la elaboración y construcción de una ciencia
desde la práctica humana.
Es por ello que la educación ambiental
es concebida como un fenómeno humano, que presenta diversas dimensiones que se
expresan a través de estructuras dinámicas sustentadas en la concepción del hombre
como ser creador, es decir, que el individuo sea capaz de desarrollar sus
potencialidades y a la vez, sea susceptible de ser conducido y orientado; toda
esta concepción requiere de una nueva visión y de una transformación tanto
mental como social, por lo que la misma va dirigida a generar cambios de
actitudes que produzcan motivaciones hacia la participación en acciones
concretas en relación al problema ambiental.
Lo anterior conduce a la
concientización y hacia un cambio de actitud, en el docente, donde éste asuma
un reto básicamente humano, de amplia comprensión y flexibilidad, pero de
énfasis en lineamientos concretos. Debe actualizar su saber y obtener así
herramientas y estrategias del nuevo tiempo, igualmente novedosas y efectivas
que le permitan la intervención basada en certidumbre, en resultados óptimos y
que generen en el estudiante, en el hombre de hoy y del mañana, bases seguras
de sustentación personal, para ello el educador está obligado a la
repedagogización constante de la vida, además de una revisión continua de su
hacer en el contexto educativo.
En relación a la educación ambiental,
se han realizado diversas investigaciones que validan la importancia de ésta en
la vida del hombre, esto permite abrir nuevas líneas de acción para el docente
que rompan con la dependencia del libro de texto y los programas rígidos y
camine hacia la creación de una nueva educación como muy acertadamente llamara
Lucía Antillano «enseñanza viva que rompa con la dependencia y camine hacia la
autogestión que promueva la participación».
De lo antes planteado, es fundamental
señalar que el hombre busca la posibilidad de satisfacer todas sus necesidades
básicas en un ambiente armónico y agradable, es decir, donde la calidad de vida
tenga una connotación cualitativa y no cuantitativa materialista únicamente
como ha sido hasta ahora, ésta manera de abordar y hacer educación ambiental
acepta la posibilidad de que el docente, comunidad e individuo aprendan,
comprendan y colaboren en la preservación y conservación del ambiente.
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