Revista Candidus Año 1 - No.9 - Abril / Mayo 2000
Pedro M. Pérez V.
La mayoría de los candidatos, y después
gobernantes de esta República, demagógicamente le han dicho al pueblo
venezolano que para o durante sus gestiones la educación es primera prioridad,
y para afianzar estos discursos recuerdan los pensamientos de Bolívar con
relación a la clara visión que tenía el Libertador respecto a la formación y
preparación del venezolano. Muchas demostraciones de buenas intenciones se
conocen a lo largo de nuestra historia; pero la atención se ha desviado
hacia el caprichoso deseo que han tenido los que hasta ahora han dirigido los
destinos educativos del Estado venezolano. Cuando digo el deseo
caprichoso, es que cada ministro de educación ha querido en su gestión dejar la
huella de algún experimento, si se puede llamar, sin llegar a comprobar si su
idea es buena o mala, sino que se pone en marcha y el tiempo será el juez. Así
hemos venido de improvisación en improvisación y el deterioro de la calidad de
la educación cada día crece más. Ejemplos tenemos a montón y recordemos algunos
como el caso en el cual a unos se les ocurrió dividir el Sistema Educativo
Venezolano en Escolar, Primaria, Básico, Diversificado y Profesional; otros
crearon las Escuelas Técnicas y otros las eliminaron; a otros se les ocurrió
crear la famosa Escuela Básica por etapas con el agravante de que para su
implementación no se preparó con tiempo a los docentes venezolanos, no se dotó
de los recursos necesarios a los planteles y la consecuencia de esta
improvisación es que los alumnos ahora van a los liceos sin saber leer, ni
escribir y sin tener las más mínimas nociones de matemáticas y lenguaje. El
colmo de todo, es el hecho de que se implementa la segunda y la tercera etapa
de la Educación Básica y hasta hoy no se conocen los resultados de la primera.
Este tipo de improvisaciones, los osados eruditos en educación las han llamado
«Revoluciones Educativas». Por último ahora en educación están de moda las
llamadas Escuelas Bolivarianas que nadie sabe cual es la diferencia con las
otras.
Si el Estado venezolano alguna vez,
para no señalar al gobierno, fuese claro en lo que quiere con la educación para
su gente, se preocuparía por la calidad de la misma. Es urgente entender que a las
escuelas e instituciones educativas hay que dotarlas de todo lo que se
necesita, así cueste lo que cueste, porque una escuela deteriorada, con salones
sucios, pupitres malos, sin cátedras, sin áreas verdes y desorganizadas no
incitan a trabajar ni a aprender. El proceso de Enseñanza - Aprendizaje
requiere confort y por eso creo que las escuelas tienen que ser verdaderos
templos del saber construidos con grandeza de espíritu porque allí realmente se
construye el futuro de la patria y es por eso que la realidad que hoy vivimos
es consecuencia del descuido y atraso de nuestros centros educativos. Por otro
lado considero que las escuelas deben tener comedores escolares como debe ser,
donde nuestros estudiantes se nutran de verdad para que puedan alcanzar, sin
hambre, niveles deseados de conocimiento.
Además de esto, las instituciones educativas tienen que contar con médicos y odontólogos y sus respectivos consultorios de manera que los estudiantes se formen sanos. Por otro lado, es necesario eliminar ya los programas que distraen la atención del alumno, porque once materias que actualmente ve el estudiante son demasiadas y no concentra su esfuerzo en ninguna. Con cinco materias es suficiente y el complemento se daría con la creación de talleres artesanales de carpintería, dibujo, electricidad y metales; de manera que el mismo joven aprenda un arte y vea en la escuela un verdadero aliciente para su formación y los finales de cada año vea sus trabajos en exposiciones colectivas hechas al público. Por último, en las tardes, además de los talleres artesanales, se desarrollarían las actividades de educación física y deporte donde se enseñe de verdad la disciplina deportiva que el alumno científicamente puede explotar y así la patria contaría con verdaderos atletas de competencia. Hoy en día, el alumno ve a la escuela como un castigo y el docente como una obligación. Por lo tanto al docente también se le debe estimular con cursos permanentes de actualización pedagógica, con buena remuneración que le haga concentrar su atención en el hecho educativo, con una carga horaria real porque con 48 horas no enseñan a nadie y con una escala de ascensos, afianzada en la meritocracia y no en la politiquería y la vagabundería.
Sólo así podríamos tener escuelas que
formen y enseñen al venezolano, las cuales tanto deseamos para acabar con la
incultura que hoy tiene agobiado al pueblo venezolano. Ésta es la única forma
de hacer grande a Venezuela y la inversión bien vale la pena porque el
verdadero cambio está en construir una patria nueva llena de progreso y
felicidad para todos.
Si la educación sirve y funciona,
Venezuela será grande y nosotros los venezolanos poderosos.
www.revistacandidus.com
© Copyright 2000 CERINED, ONG