Revista Candidus Año 1 - No.10 - Junio
/ Julio 2000
NECESITAMOS UN CAMBIO DE PARADIGMA
MSC. José Brito
Nuestro sistema educativo está formado por diversos elementos entre los
que destaca el personal docente, que obviamente constituye un pilar fundamental
de la funcionalidad.
A partir de la década de los sesenta a los efectos de satisfacer la demanda que
exigía el país en lo que ha materia educativa se refiere, se tomó en
consideración a toda persona que supiera leer y escribir y así contar con el
personal docente que conllevará a minimizar los altos índices de analfabetismo
y de esta manera emprender seriamente la necesidad de la masificación. Toda
esta situación provocó la acentuación de la problemática ya existente en el
ámbito educativo: la necesidad de crear nuevas escuelas, la dotación eficaz de
las mismas, la excelencia de la infraestructura y la misma preparación y
actualización del docente.
La problemática agudizó, producto del dominio de posiciones partidistas a lo
cual se le adicionó un índice demográfico «in crecendo» a tal efecto que el
estudiante después de haber culminado los estudios a nivel superior y obtener
el título correspondiente (pregrado, especialista en la docencia), se hallaba
obligado a la búsqueda del aval de las agrupaciones políticas (blanca o verde)
y así poder ingresar al campo de trabajo, contexto este donde destaca el hecho
de vivenciar la docencia. Así mismo, la acción de las mismas fuerzas sociales
intervinientes en el sector educativo ha ocasionado la concreción de ciertos
niveles de docencias y objetividad en el proceso de ingreso al sistema, a
través de los denominados concursos de credenciales y oposición.
En la actualidad nos encontramos con un factor muy determinante en el quehacer
educativo como lo es lo referido al rendimiento estudiantil, el cual es
bastante bajo y como ente primordial de dicho resultado se encuentra el
docente.
No quiero con esto tapar el sol con un dedo, pero se necesita de un cambio de
paradigma que involucre a todos los sectores del quehacer educativo, pues
tienen que sentirse comprometidos con, por y para la educación.
No obstante, como docentes nos quejamos constantemente de que nuestro sueldo no
se corresponde con el ingreso nominal o real, lo cual es cierto, y hay que
recurrir a la búsqueda de nuevos horas en el resto del día en instituciones
privadas o por la noche; cabe mencionar las otras actividades comerciales que
se realizan en la institución (venta de prendas, franelas, etc) o laborar en
otra rama diferente a la educativa (vender seguros, joyas) lo que les permite
recibir otro ingreso para cubrir la necesidad de la carga familiar pero a la
vez reduce el tiempo necesario que tienen para esparcimiento, preparación de
material instruccional, preparación de la clase, etc.
Pensemos entonces, por un lado, que calidad de instrucción estará impartiendo
este docente que para medio vivir tiene que trabajar mañana, tarde y noche y
todavía no le permite hacerlo con comodidad, es por ello, que recurre a otros
sectores del mercado, y por el otro, la calidad de enseñanza y de aprendizaje,
así como la motivación que adquiere el alumno de dicho docente. Pues en
nuestras instituciones en líneas generales, nos encontramos con un docente totalmente
desmotivado y sin ganas de cumplir a cabalidad su trabajo.
Por otra parte, en otros profesionales
ocurre lo contrario podemos citar al ingeniero, médico, abogado, etc, que en un
tiempo, si lo colocamos como único soporte familiar tenían para vivir cómodamente,
no así el docente. En la actualidad, los citados anteriormente están sufriendo
a la par del docente los procesos de las devaluaciones de nuestra moneda lo que
ha influido en el poder adquisitivo del venezolano de manera muy negativa. Pero
si ubicamos a estos profesionales en la industria petrolera el
panorama es totalmente diferente y mucho más si lo comparamos con un docente de
educación media. Incluso los obreros de nuestras universidades, del sector
petrolero, etc, tienen un ingreso superior que el docente antes descrito y
gozan de más beneficios, sin menospreciar a dicho obrero, y por ende no tiene
comparación en cuanto a ingreso con un docente de educación superior. Se hace
mención al aspecto financiero porque es lo que permite dar movilidad al
proceso, pues no basta con ser muy buen docente sino tengo para hacer el
mercado, sino tengo para echarle gasolina al carro, etc, llegó el momento de
quitarnos la careta y enfrentar una posición crítica al respecto.
En contra parte, lo que se mira son los resultados y es que nuestros alumnos
tienen un rendimiento escolar muy bajo, ¿es que acaso existe algún docente que
pueda trabajar bien u obtener un rendimiento óptimo bajo estas condiciones?,
¿qué tipo de preparación se le puede exigir? ¿qué clase de instrucción puede
impartir?, ¿qué clase motivación está presente en este docente y que clase de
motivación puede impartir a sus alumnos?.
También, es cierto que existen docentes que no aplican correctamente tanto las
estrategias instruccionales como de evaluación. Docentes que, año tras año, el
número de aplazados es elevado, quizás por la conveniencia de realizar los
cursos, lo que representa un ingreso, dejando a un lado la aplicación de dichas
estrategias, docentes que maltratan a los alumnos, docentes que están
encasillados en el viejo canon en una escuela tradicional arcaica, un docente
enmarcado dentro de una concepción curricular académica cuando ya nuestro
diseño curricular se perfila en la corriente socio-reconstruccionista-humanista.
Es por ello, que necesitamos con urgencia un cambio de paradigma, necesitamos
un docente profundamente creativo, dialógico comunicativo, analítico,
reflexivo, investigador que no se encasille en las cuatros paredes ni en un
libro de texto, es decir, se necesita la presencia de un docente que predique
un cambio, un docente revolucionario e innovador en toda la extensión de la
palabra, pero es muy difícil encontrarlo en nuestros planteles por lo expresado
anteriormente.
Esperemos que el gobierno de Hugo Chávez realmente represente el la
transformación que él predica, de lo contrario se estaría peor que antes. Y es
que realmente necesitamos un una innovación, un cambio categórico, radical en
toda la estructura del Ministerio de Educación.
Es por ello, la urgencia de un cambio de paradigma, transformación que se
centraría por ahora, en dos ejes elevar y/o mejorar tanto la calidad del
rendimiento estudiantil como la del docente; atacar los problemas de
infraestructura, presupuesto, personal, mantenimiento, etc., la cual se tratará
más adelante.
Para mejorar la calidad estudiantil se
establecería entre otras actividades las siguientes:
•
Dentro de cada institución una biblioteca muy bien dotada con todos los
recursos o medios instruccionales acorde con los avances tecnológicos pues
todavía existen instituciones que no poseen ni un retroproyector cuando nos
encontramos en la era del video plus e internet.
•
Bibliotecas que funcione mañana y tarde.
•
Horario escolar acorde con la necesidad del estudiante y la localidad.
•
Asesoría académica por parte del docente o estudiante de la institución, en
horas libres, lo que brindaría la imagen de asesor docente o preparaduría por
parte del estudiante.
•
Creación de la figura de alumno tutor, la cual le brindaría más ayuda
(académica) a los compañeros de clase.
•
Elevar la nota mínima aprobatoria en la escala de calificación a 14 puntos como
en el resto de los países latinos para así evitar que un estudiante que en el
primer lapso obtenga 20 puntos se concrete a buscar en los dos lapsos restantes
una calificación de 9 puntos para aprobar la asignatura.
•
Crear diversos clubes dentro de la institución que permitan al alumno canalizar
sus inquietudes, necesidades, habilidades, destrezas, etc., de las que tanto
habla nuestro diseño curricular.
Para mejorar la calidad docente se establecerá entre otras actividades las
siguientes:
•
Cumplir con una jornada de trabajo de 50 horas semanales donde dispondrá de
horas administrativas para atender a los alumnos, colaborar con la institución
y realizar las actividades administrativas, y de investigación etc.
•
Elevar el ingreso económico del docente por encima de la cesta básica que le
permita vivir con comodidad y cubrir todas sus necesidades.
•
Que labore a dedicación exclusiva en dicha institución lo cual amerita su
permanencia a tiempo completo en el plantel, como caso particular se hace
mención al de los Jueces, si se aspira elevar al doble o más del doble su
sueldo. Todo esto es con el objeto de que puedan realizar sus funciones a
cabalidad.
•
Se establecería supervisión académica donde el docente rendirá cuenta de su labor
con el objeto de establecer el control pertinente.
•
Mejorar lo pautado en el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente y
específicamente en lo que ha ascenso se refiere, es decir, un docente que cuyo
cargo sea coordinador tendrá un sueldo superior y sustancialmente al docente
qure no ejerza esas funciones y así sucesivamente, lo que abre una mayor
cobertura a los concursos, se cita como caso particular el de los Jueces o
militares.
•
Brindarle cursos de capacitación, adiestramiento, conferencias, talleres,
seminarios y foros a los docentes, para mejorar su proceso académico-curricular
(como ocurre en las compañías petroleras).
•
Reactivar la Junta de Sustanciación en cada institución que conjuntamente con
la supervisión académica elabore el perfil de actuación de dicho docente.
•
Exigirle al docente un mínimo de cursos (talleres, foros, conferencias, etc.) o
realizar tareas de investigación , la cual debe presentar al final del año
escolar con el objeto de evaluar su eficiencia docente en el aula.
Todo lo previamente descrito y analizado, nos orienta de forma urgente e
inevitable a establecer progresiva y sólidamente una transformación radical del
sistema educativo en cuanto a su estructura y funcionalidad; fundamentada en un
nuevo modelo paradigmático donde el eje lo constituya el ser humano en su doble
rol de participante y facilitador.
MSC. José Brito.
Coordinador Departamento de Química
Liceo José Antonio Anzoátegui - Barcelona
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