SUBJETIVIDAD
E IDENTIDAD EN LA EDUCACIÓN
La reciente polémica en torno al
decreto de Humanidades puso de manifiesto algo que el discurso de la reforma,
por sus prioridades, había dejado en un segundo plano: que las decisiones
políticas y las visiones interesadas de grupos de poder son más importantes a
la hora de decidir qué enseñar que los posibles planteamientos científicos y
profesionales. También puso en evidencia, en una buena parte del debate, que
los conocimientos escolares y su articulación en el curriculum mediante áreas
o disciplinas no se rige por un criterio unitario, dado que además de no existir
tal criterio, hace ya tiempo que quedó en cuestión la pretendida "objetividad" de la ciencia.
Por eso no resultó extraño ver como los especialistas en Historia discutían, se
contradecían y se criticaban ante las opciones presentadas. Lo mismo que
sucedió, aunque este debate no fue tan evidente, con los criterios de lecturas
a realizar en literatura y su vinculación a un posible canon.
Algo que
emergía en medio de esta polvareda era el interés de diferentes grupos de presión,
en ocultar un necesario debate en la
sociedad sobre qué
alternativas en la educación escolar pueden ser convenientes para que una
diversidad de niños y niñas y adolescentes, en una sociedad con cambios acelerados
en las interpretaciones de la realidad y las formas de vida, puedan llegar a
escribir su propia historia y construir su propia identidad. En lugar de este
debate, que implica y afecta a toda la sociedad, pugnaban por ocupar espacios
de influencia para determinar qué perfil y visión del mundo debía ofrecer la
educación para servir a los intereses (económicos y religiosos, sobre todo) que
representan e imponer una representación de la realidad y de los individuos en
relación con ella. Decisión que afecta sobre todo a la escuela pública, dado
que la de titularidad privada o concertada puede, dentro de unos márgenes muy
amplios, desarrollar sus propias propuestas.
Todo esto sucedió, porque
quizás hemos olvidado, perdidos en el enfoque psicopedagógico de la reforma
que, a estas alturas de la historia de la escolarización la función de la
Escuela no es (sólo) enseñar contenidos y garantizar un determinado tipo de
conocimientos a la mayor parte de la población. Desde sus orígenes modernos, la
institución escolar, al ser la depositaria del deber de los poderes públicos en
garantizar el derecho la educación de los ciudadanos pasa a convertirse en un
"campo de batalla". La historia de la educación en España, la
confrontación permanente entre liberales y conservadores en este
"campo" ha sido (y sigue siendo) una pugna por "marcar" la
orientación del tipo de "sujeto" que la escuela debe educar. El papel
que la iglesia católica sigue jugando de manera permanente en la educación (no
olvidemos que en la reciente visita de Juan Pablo II a Cuba, el primer tema en
la agenda de negociación fue la posibilidad de abrir colegios católicos) es
otro ejemplo de que los poderes públicos consideren que lo que era un
"deber" se ha transformado en un "derecho" de los intereses
que representan las opciones políticas.
A estas alturas del
desarrollo tecnológico y de las comunicaciones, si la función de la educación
escolar fuera sólo enseñar contenidos ya la Escuela, como institución no
existiría, y el papel de los profesores sería, como sucede en la Universidad
Abierta de Cataluña, de diseñadores de materiales, consultores individuales y
examinadores. Pero la Escuela seguirá existiendo porque, sobre todo, contribuye
a transmitir interpretaciones del mundo y de la realidad, a mediar de manera
más directa de lo que muchos docentes piensan en la construcción de la
identidad (la consciencia de ser y la voluntad de lo que se puede llegar a ser)
y la subjetividad (como la manera de pensarse a sí mismo) de los niños y las
niñas y los/las adolescentes. Esta función prioritaria es ahora más relevante
que nunca pues la Escuela "acoge", al menos durante 15 años, a todos
los jóvenes ciudadanos que "han de ir", de manera obligatoria, a
aprender visiones del mundo y de sí mismo que se repetirán de manera
persistente un día tras otro a lo largo de tan dilatado periodo de tiempo.
Por su vigencia renovada y la necesidad de reflexionar sobre esta problemática, hemos planteado brindar a los lectores y lectoras de la revista Kikirikí Cooperación Educativa una serie de artículos, algunos escritos por colegas brasileños, país donde esta cuestión está muy presente, vinculada a la educación de la ciudadanía, un debate desde diferentes "lugares" en torno al papel de la construcción de los sujetos y su(s) identidades) en la educación escolar. Estos "lugares", que en modo alguno agotan todas las posibilidades de exploración, van desde la propia reconstrucción sobre diferentes sentidos en torno a la noción de "sujeto" e "identidad", al papel de la cultura popular y sus relaciones con los adolescentes, la revisión de la noción de sexo y género como mediadores de subjetividad, la reconceptualización de la noción de sujeto en la educación especial, pasando por la necesidad de incorporar estas problemáticas en la formación inicial y permanente del profesorado.