UNA EXPERIENCIA DE COMUNICACION A LOS PADRES Y
MADRES DE INFANTIL
Chema Vicente Rebollo*
Con un estilo muy tierno,
a manera de cuento, Chema, compañero del MCEP salmantino, nos hace una
propuesta de comunicación a los padres a final de cada trimestre de lo que
denomina como "pasitos adelante" de sus nenes y nenas de 3 años. Un
interesante trabajo que da respuesta en parte a las muchas interrogantes que se
plantean sobre este tema quienes trabajan en el nivel más bajo del 2° ciclo de
Infantil.
Esta mañana hace frío,
pero el sol despunta ya con fuerza.
Jennifer y su papá suben a
la escuela despacito, agarraditos de la mano, sin prisa, recibiendo aún en sus
rostros la brisa de la mañana.
Hoy Jenni no ha desayunado
todo lo que su mamá hubiera querido. Sube a la escuela contenta porque va a
jugar con sus amiguitos y amiguitas.
Jugará en la casita, le
encanta. Le dará un abrazo fuerte a Dan¡, su mejor amigo. Posiblemente pasará
la mañana tirando del rollo de papel para limpiarse los mocos que tanto le
molestan; unos pocos quedarán en el papel, los otros en su cara.
Investigará todo lo que
esté a su alcance. Chema, su maestro tendrá que recordarle dos o tres veces que
debe ir al servicio para hacer pis porque, a veces, ensimismada en el juego, se
le olvida y moja el pantalón. De la biblioteca cogerá, seguramente, dos o tres
veces el libro de Teo donde está la bruja con la escoba y le dará unos buenos
manotazos y se quedará tranquila porque así expresa su aversión por este
personaje. Del cajoncito rojo sacará unos folios para hacer sus dibujos, unos
dibujos libres que serán su vida, y cogerá la pintura negra de la bandeja, que
ella llama pegamento, y a la que ella le tiene cierto apego.
Y quién sabe cuántas cosas
pasarán por su cabecita esta mañana de Marzo, cuántas cosas aprenderá, cuántas
veces llorará porque le quiten un juguete o porque los mayores no la dejen
jugar con la arena debajo del castaño, donde a ella tanto le gusta.
Porque Jennifer tiene tres
años y va a una escuela de pueblo, de un bonito pueblo, Linares de Riofrío, en
la provincia de Salamanca, una escuela de doce unidades que pertenece al
Colegio Rural Agrupado 'ALTO ALAGÓN':
A su escuela van niños y
niñas de otros pueblos cercanos que vienen en transporte escolar.
Pero en la clase de
Jennifer hay 6 niños y 4 niñas. En la clase de al lado están los 24 niños y
niñas de 4 y 5 años.
La relación del maestro de
Jenni con los padres y madres es muy buena. Todas las mañanas y las tardes, a
la entrada y a la salida, hablan sobre los y las peques, si han tenido que
visitar al médico, si han desayunado o comido bien, si debemos abrigar a
alguno o a alguna porque aún tiene un catarro resistente de este invierno, de
cómo marcha la cooperativa, de si nos queda mucho o poco dinero para material o
de otras mil historias que han pasado en casa o en clase. Los papás y las
mamás, más éstas últimas, han participado hace poquito en un taller de
plástica con motivo del carnaval y ya están preparando la excursión de
Primavera. Saben bien que la clase de sus hijos e hijas está abierta a todo
tipo de participación y sugerencias.
Pero, aunque la
información de los aprendizajes que se están realizando, del ritmo de trabajo,
del nivel de socialización, de los problemas y conflictos que surgen y cómo se
solucionan, de las actividades escolares y extraescolares que van surgiendo,
aunque todo esto se comenta en las reuniones, el maestro prefiere darles, al
finalizar el trimestre, una comunicación escrita que es el resultado de las
observaciones que él ha percibido y que manifiestan sobre todo los
"pasitos adelante" progresos que van conquistando los
niños y las niñas.
Esta información es
presentada en primera persona es el niño y la niña quienes hablan
porque ellos y ellas son protagonistas de sus investigaciones, tanteos, amores
y desamores, quienes establecen las relaciones, quienes realizan los aprendizajes.
El maestro lo escribe pero
pone en boca de los niños y niñas su pequeña historia desde su experiencia en
la escuela. Quizá sea la primera historia escrita que tenga en su vida. Es un
relato cariñoso donde lo que prima es lo que van consiguiendo con sus logros y
dificultades.
Es un pequeño librito
donde al texto le acompañan fotografías con sus amiguitos y amiguitas.
A los papás y mamás les
hace mucha ilusión tener este documento porque en estos primeros años son
especialmente sensibles al desarrollo de sus hijos e hijas en la escuela
(adaptación al colegio) y así pueden comprobar que el camino hacia la
autonomía, fuera del hogar, está en marcha y lo está de forma tranquila pero
segura, de forma placentera, aunque a veces sorteando las dificultades que
entraña todo crecimiento físico y psíquico.
En este trimestre todos y
todas han superado las pruebas que le han ido poniendo los mayores en su
camino, pruebas de actividades cooperativas, de sentir el grupo, democráticas,
de respetar turnos y escuchar a todos los niños y niñas, afectivas, de
experimentar besos, caricias y abrazos, sociales, de hacerse amigos íntimos,
conceptuales, de experimentar y percibir colores y formas, científicas, de
tantear e investigar su entorno inmediato, y otras muchas que no se pueden
percibir porque todo se construye desde el interior de las criaturas, solo hay
que presentarle un medio favorable.
Unos han necesitado más
ayuda, otros menos, cada uno a su ritmo, respetando el ritmo lento de la vida
de cada cual, respetando la individualidad.
¡Quién pudiera tener una
primera historia escrita del primer año de la vida en la escuela, escrita así,
con cariño! Si yo la tuviera la guardaría como un tesoro. Por cierto, que en
Linares de Riofrío, se quedó un día estupendo. A mediodía paró el viento y
disfrutamos en el patio de una tarde espléndida. Miércoles 11 de Marzo, un día
extraordinario.