INSTRUMENTOS MUSICALES CASEROS

 

Cristina Moreno Hernández*

 

La autora nos presenta una experiencia de construcción de instrumentos musicales, elaborados fundamentalmente de materiales reciclados. La dificultad de esta materia en los centros de Enseñanza Secundaria, exigen un cambio metodológico profundo que permitan que el alumnado se acerque a la misma desde otras perspectivas metodológicas más activas. Esta experiencia es un botón de muestra de las posibilidades de este área.

 

Análisis del contexto

 

"Instrumentos musicales caseros", así rezaba el cartel que invitaba a visitar la exposición que celebramos en nuestro Instituto como colofón a una experiencia realizada con alumnos de 4° ESO que resultó muy interesante; por esto, precisamente, consideré oportuno hacer partícipes de la misma al conjunto de la comunidad educativa: por supuesto, y en primer lugar, a los alumnos, pero también a profesores (a menudo existe un gran desconocimiento acerca de calladas e importantes tareas que se llevan a cabo en el seno de distintos `departamentos y que no trascienden más allá de las aulas, acaso por modestia mal entendida o simple dejadez), y por qué no, a padres (nunca involucrados suficientemente), que en este caso quisieran acercarse por la Biblioteca, lugar escogido para presentar los trabajos.

El alumnado con el que he compartido esta experiencia de convertirnos en "luthiers" por unos días, ha sido, como mencioné más arriba, el de 4° de ESO; dentro de esa apatía generalizada por la que se caracteriza este grupo de edad, pienso que del mismo modo son capaces de responder con seriedad ante ciertas ofertas que "toquen su fibra sensible", sobre todo si se les ofrece un margen de libertad amplio para actuar.

No creo que los alumnos de este centro gocen de un sello característico que les diferencie, en general, de otro cualquiera de nuestro entorno, acaso, la juventud del mismo, el no llevar demasiado tiempo caminando juntos y participando en actos o actividades que hayan imprimido carácter a nuestro centro aún. Pero precisamente ésta podría resultar una pequeña aportación por parte del Departamento de Música.

 

Argumentación

 

Una pregunta que podría hacerse desde fuera sería por qué precisamente hacer instrumentos, de qué manera podría contribuir a los objetivos de nuestra materia, y a su vez potenciar los generales previstos para este nivel de Secundaria. En principio me parecía atrayente; partiendo de que la Música no termina de ser bien entendida, en mi opinión, si queremos que se deshaga del lastre de asignatura "maría" que viene arrastrando ya tiempo atrás, hay que hacer entender que se trata de un área fundamental en el desarrollo tanto cognitivo como afectivo y social del alumno, y que nuestra misión es que los niños comprendan,

puesto que sólo así amarán la Música, pero no como algo externo que les viene de fuera, lleno de reglas, nombres e historias, sino que aprendan a analizarla y apreciarla desde la música que ellos son capaces de hacer, convertirlos no en oyentes pasivos sino en ejecutores activos, porque sólo así llegarán a ser verdaderos oyentes activos.

 

Desarrollo de la experiencia

 

Si bien es cierto que el tema de los ins­trumentos puede ser abordado desde muy diversas perspectivas, (clasifica­ción, conservación, ejecución...) nos interesaba recalcar una que se nos antojaba curiosa y acaso despertara ese interés o motivación que tan complica­do resulta a veces en estas edades.

Siendo así, trataríamos de "crear" instrumentos premiando la originalidad e imaginación. No podíamos dejar de lado la primera premisa: instrumento es todo lo que suena, por lo que el "engendro" debía sonar, no se trataba de elaborar un artilugio curioso y divertido sin más, sino de ser capaces de hacer música con él. No nos intere­sa desarrollar sólo capacidades específi­camente musicales, sino también otras tanto o más importantes entre las que se encuentra la creatividad.

Al alumno, previamente, le había­mos explicado la clasificación general de los instrumentos elaborada por los etnomusicólogos Sachs y Hornbostel, que va mucho más allá de la tradicional de la orquesta y que se basa en la parte del instrumento que vibra (todo sonido es, en definitiva, una vibración). Y aquí se les podían ocurrir muchas opciones: papel, tanza, viento en un tubo, madera golpeada, lentejas en un bote, ... , las posibilidades son múltiples, no hay más que oír, como ellos hicieron, las ocu­rrencias de Fernando Palacios en su episodio "instrumentos raros y más raros" de su colección "Sonido y oído".

Con esto se asentaban los pilares del trabajo. Sabemos que el concepto de instrumento del que disponían pre­viamente se ha visto ampliado y ahora conocen algunas sugerencias que pue­den servir de guía en la fabricación; no había más que ponerse manos a la obra, empleando tiempo en casa bien sólo o por parejas (la elaboración de algunos más complicados podía sugerir la intervención de algún compañero),sabiendo que tenían por delante unos quince días desde la pro­puesta hasta la presentación del instru­mento en clase.

En el proceso algunos ya vaticina­ban su éxito: "ya verás, te vas a que­dar..."; " uf..si supieras lo que estamos haciendo...''; queriendo mantener todos el misterio hasta el final. Cierto es que en algunos casos quedé realmente sor­prendida.

Había que ponerle un nombre, bien el tradicional, si es que el instrumento era copia o versión de uno ya existen­te, bien uno de propia invención. Así, el día en que hubo que presentarlos en clase ante los compañeros debían de:

Iº Mostrarlo a todos y decir cómo se clasificaría.

2° Hacerlo sonar.

3° Explicar el proceso de fabricación que habían seguido y por qué sonaba así (explicación física : material, lon­gitud, caja de resonancia...).

 

Los seleccionados por mi parte como mejores, varios de cada curso de 4°, son los que se presentaron en exposición pública. Allí todos podían ver aquellas "mariacas" (maracas hechas por María con botellines de agua Font Vella y preciosamente decoradas), el "cucharófono" original artilugio donde el sonido provenía del golpeo de cucha­ras distintas sobre vasos con variada cantidad de agua, el "makandé", una caja flamenca con sonoridad magnífica, o los "cascabeles"; o la detallista "arpa"; o la exótica "balalaika", y tantos otros...

 

Valoración

 

La propuesta del profesor, en este caso, encontró en general una res­puesta esperada y más que satisfacto­ria. Quizás faltó, y esto es bueno en las experiencias ver como siempre se puede mejorar algo, el que el alumno, además de realizar el instrumento y hacerlo sonar sin más, se arriesgara a interpretar con acompañamiento del instrumento por él elaborado, alguna pieza conocida o inventada, incluso en grupo, bien cantando o ejecutando con otros instrumentos de los compa­ñeros. Esto, probablemente, lo realiza­ré así la próxima vez.

Espero que la experiencia que os he relatado pueda servir a alguien, bien para realizar la misma o bien sim­plemente para animar a trabajar con los alumnos desde lo que ellos mis­mos "construyen"; animándoles a que piensen.