Los otros ámbitos educativos:
Los movimientos sociales y la
educación popular
El
dossier que presentamos, viene a incidir en uno de los ámbitos educativos, el
no formal, que adquiere cada día una mayor preponderancia no sólo en países del
tercer mundo, sino que afecta de igual manera a los países desarrollados.
En
algunos contextos surge como alternativa a la educación institucionalizada, en
otros, como sustitución de ésta y en cualquier caso como complementariedad a
los procesos educativos formalizados.
La base
de este desarrollo educativo se encuentra en las condiciones de exclusión
social, de marginalidad y de desempleo que se producen en nuestro mundo
aceleradamente; y, a la incapacidad de la educación formal para dar respuesta a
las demandas sociales más urgentes, las cuales nos permitirían superar la
crisis estructural en la que nos encontramos y que afecta a todos los ámbitos
sociales: política, valores, economía, relaciones... Dicha crisis se ve
acentuada por el proceso de globalización y por la influencia abusiva que
ejercen sobre la sociedad las nuevas tecnologías de la información.
Recordando
a Freire, deberíamos dar respuesta a estas preguntas: ¿Para qué y para quién
educamos?, ¿Con qué instrumentos metodológicos?, ¿Con qué contenidos?
Los movimientos
sociales desde su conformación han ido proporcionando respuestas muy interesantes
a esas y a otras interrogantes. La proliferación que han experimentado nos
permiten afirmar que allí donde hay un problema hay un grupo de personas
organizadas que tratan de solucionarlo. Esta multiplicidad de experiencias
desarrolla también formas de acción educativa que han ido generando nuevas
orientaciones metodológicas.
A
diferencia de las prácticas habituales en la escuela, los procesos
metodológicos parten de dos premisas fundamentales: la producción colectiva de
los interesados y la finalidad en producir cambios y mejoras.
El buscar
soluciones a situaciones sociales injustas y el reconocer al ser humano la
capacidad de convertirse en sujetos de su propio desarrollo desde una
concepción dialéctica es lo que define la educación popular.
El
enfoque de la Investigación Acción Participativa es la base sobre la que
se sustenta todo el proceso, permite la sistematización del conocimiento que
se va produciendo y permite avanzar en la toma de decisiones a todo el
colectivo. Este camino se aleja de la secular cerrazón que mantiene la escuela
con otras instituciones y otros sectores sociales. Abre los ámbitos de
intervención y amplía significativamente el papel de los participantes. El
modelo de educación popular se ha apropiado de modelos alternativos a la
escuela tradicional y lo ha ampliado alcanzando una dimensión social que supera
a la mera transmisión de información y de conocimientos que sin rechazarlas son
claramente insuficientes para la realidad que estamos viviendo.
Los otros
ámbitos educativos como plantea Ettore Gelpi en el artículo que abre el dossier
vienen como consecuencia de un proceso de internacionalización de la
producción y fundamentalmente en la relación de los trabajadores con los
tiempos y los lugares del trabajo y del no trabajo, de los movimientos
inmigratorios, del fortalecimiento de la estructuras militares, del desempleo y
de otros elementos que van configurando nuevas realidades.
Fernando
de la Riva, con agudeza crítica, nos ofrece una semblanza real de algunos de
los logros de los movimientos sociales. Su implicación y su dilatada
trayectoria en los mismos, le permiten ofrecernos un retrato muy acertado de
cual es la situación actual de los movimientos sociales en el Estado Español.
También
una visión más amplia de los movimientos sociales nos lo ofrece Lammerink, que
analiza el proceso que se ha producido en Holanda y en Centroamérica. De
Holanda destaca el proceso que se ha seguido en la Educación de Adultos y la
necesidad perentoria de reformular las bases que lo sustentan, algo que en
nuestro contexto no nos suena extraño. Encaminar la educación de adultos hacia
los modelos de educación popular aparece destacado como una de sus metas más
urgentes. Nos invita a "desaprender primero para luego reaprender".
La interrelación entre Investigación Acción Participativa y la Educación
Popular abre nuevas perspectivas en el reto de responder a las necesidades y
desafíos de los colectivos.
A partir
de una experiencia real en poblaciones desarraigadas de Guatemala, Oscar jara
nos ofrece una visión del proceso de sistematización, que divide en cinco
etapas. Resalta "las enormes posibilidades y potencialidades que puede
tener la sistematización como ejercicio teórico práctico de interpretación
y transformación de la realidad, como proceso constructor de pensamiento, de
identidad, y de sentido, como factor de unidad y de edificación de propuestas
alternativas, como aporte a la renovación de la teoría y la práctica de los
procesos educativos y organizativos."
Estas
pinceladas a unos enfoques que cada día ganan más terreno, nos van a abrir la
puerta a una futura publicación donde autores como Carlos Núñez, José Luis
Rebellato, Tomás Rodríguez, por citar sólo algunos, nos pueden ayudar a
profundizar en esos otros ámbitos educativos.