EN
GRAN GRUPO Y OTROS
Desde que el niño acude a la escuela, su libertad
queda limitada por la institución. En el patio las reglas son las mismas para
todos; un cierto número de alumnos frecuentarán una clase Freinet, pero ellos
no estarán menos obligados a someterse a las leyes de la escuela. Y esto no es
justo. Así, aunque escalar el muro del recinto de la escuela no me parece ni
peligroso ni reprensible, mis alumnos deben de someterse a la regla general que
prohíbe esta actividad. Claro que yo podría alzarme contra esa ley absurda...
pero prefiero gastar mis energías en unas direcciones más provechosas; puesto que
no es bueno estar en permanente oposición con el conjunto de compañeros de
trabajo. Es importante conservar una atmósfera tranquila para facilitar la
vida del pseudo-equipo escolar. Entonces, mis alumnos no tienen derecho a
salir de la escuela, a jugar en los servicios, a correr por los pasillos, etc
...
En la clase:
Allí, también, la libertad del niño está limitada.
Notamos, sin embargo, que la libertad de cada niño es inversamente
proporcional al número de alumnos.
El primer
tipo de reglas a que debe someterse el niño consiste en proteger la
supervivencia del grupo; estas reglas tienen por finalidad o objetivo principal el no
poner en peligro la integridad del otro o la suya propia.
Después
vienen, en fin, las reglas que favorezcan el buen funcionamiento de la vida del
grupo. Es todo esto lo que pone a flote la organización de la clase. Así, unas
leyes fundamentales (no correr, no gritar, no burlarse, no estropear los que
haceres de los otros, ordenar el material, etc ...) en la organización, que rijan
el empleo del tiempo y los trabajos que se realicen en clase.
Así, tanto
en el patio como en la clase, el niño debe aceptar un cierto número de reglas
que favorezcan la salvaguardia del grupo y de sus actividades en detrimento de la
libertad individual.
En las
actividades:
Las leyes concernientes a la salvaguardia del grupo eran
inevitables; nos queda estudiar la cuestión de la libertad de cada uno en el
seno de las actividades de la clase. ¿Se puede dejar a un niño libre para
escoger su actividad? ¿Se le puede dejar libre de hacer o no hacer nada en
clase?
Esta libertad es también tributaria de la
institución escolar: el educador tiene un contrato que cumplir y, desde la
pequeña sección de la escuela maternal (preescolar), él se debe ajustar a las
Instrucciones Oficiales. Pero, en in¡ opinión, el educador debe tener, por :-;u
propia libertad y la de sus niños, el "buen sentido"
pedagógico. Yo entiendo por esto todos estos deberes implícitos que incumben
al maestro ejemplar:
- Aprendizaje de la lectura al Ciclo Inic¡al en un año (¡cuando no en tres meses!)
Dar unos deberes para casa.
- Poner notas.
- Castigar.
¿Debo precisar la no-exhaustividad de esta lista?
Frente a esto, el educador debe prevenirse de los
ataques del inspector, de sus colegas y de los padres de sus alumnos.
Frecuentemente para el educador no-tradicional, esto consiste en dar la
impresión de su conformidad a este entorno escolar amenazador. De este modo, él
se protege contra los ataques directos y puede, posiblemente, seguir su trabajo
de práctico-investigador.
Observemos, aquí, la
imbricación de las libertades del educador y las de sus alumnos. Como por las
reglas concernientes al grupo, el educador Freinet tiene recurso en la
organización cooperativa de la clase que consiste en delegar una de sus poderes
en el dominio de la gestión del grupo; para las materias, educador tiene la
solución en un contrato de trabajo. Este contrato resume el trabajo mínimo
exigido al alumno en curso del día, de la semana o del año .
Reconozcamos que el niño no tiene más opción que
aceptar este contrato puesto que de
todos modos, él rebasa de sobra recinto
de la clase y la relación maestro-alumno
Comprobamos, pues, que tanto en su relación con el
grupo como en su relación con el aprendizaje, el niño no tiene libertad
absoluta. En cambio, es entonces que para la cuestión de la libertad serían
interesantes algunos útiles y algunas técnicas utilizadas en la clase que
podrían permitir al niño aumentar su dominio sobre el mundo. Por la
organización cooperativa, el niño aprende a administrar su sitio en el seno del
grupo. Para la explotación de ciertos lenguajes y su apropiación, puede dar
más amplitud a la expresión de su identidad: por medio del oral, el escrito, el
pictórico, el correográfico, el musical, el humorístico, etc... Así él puede
conseguir múltiples liberaciones.
¿No es eso lo esencial?
Para concluir, podríamos adelantar que, finalmente,
la libertad no es estática, sino cambiante y eso es lo que la hace práctica. Y
si la declaración de Freinet: "No se hace beber a un caballo que no tenga
sed", es justa en cuanto al "forcing" pedagógico; no queda otra
solución que forzar al niño a que se salga de sus ranuras cuando consistan en
compulsar el error, el fracaso, la inhibición. Más que cualquier otro, este niño
tiene necesidad del dominio de uno de los múltiples lenguajes para reencontrar
su vida real.
JEAN ASTIER
Ecole
Maternelle de Pourrieres.
Trad.: José
Ant°- Téllez Téllez.