LAS
CONDICIONES DE LA CREACION
Coger un pincel, mojarlo en un tarro de pintura, hacer un trazo sobre una hoja en blanco, está al alcance de todo el mundo. Esto no es en sí un acto creador. Sin embargo, cuando un niño pinta, casi siempre comienza así. Luego, para unos, los trazos siguientes no son más pensados, mientras que, para otros, los "golpes" de pincel se organizan alrededor del primero. Así, unos parecen hacer un acto de creación, mientras que los otros se contentan con rellenar su hoja.
¿Cómo cambiar una actitud por
otra?
Pero, sobre todo, ;cómo ayudar a
los niños a ser unos creadores?
Entendámonos bien: nosotros no estamos para juzgar las cualidades artísticas de las producciones infantiles. En cambio es la implicación del niño en su trabajo lo que nos interesa. El niño que pinta como si echara mermelada en una rebanada de pan plantea un problema real.
Sin embargo nada está perdido: si pinta, i ya es bastante ! Y, si no va directamente a lo esencial, tiene la ventaja de que en cualquier momento puede hacerlo. Para él, este mecanismo puede tener lugar. En un primer tiempo, saborea de manera indirecta de los placeres de la pintura. Puede ser que aprecie el hecho de transformar el "govache" (la pintura al agua) en pasta. A menos que no se sienta orgulloso de utilizar grandes brochas como cuando su padre pinta el salón. Puede regocijarse del rodillo que sigue su curso sobre la pagina inmaculada.
Podemos tener la certeza de que, sean cuales sean sus motivaciones, el acto del niño nunca es gratuito. Tampoco debemos apresurarnos; incluso si notamos que el niño no se divierte como debiera, no le debemos meter prisa, para no quitarle las ganas para siempre de disfrutar de los colores.
Si pinta de esa manera es que tiene necesidad de experimentar. Lo importante es que no se encierre definitivamente en una práctica demasiado reductora. Es ahí donde interviene la exigencia del maestro: conducir a los alumnos hacia la riqueza de la expresión personal profunda. Es por su exigencia por la que el maestro va a hacer avanzar a cada uno en su superación... haciéndole disfrutar de nuevos placeres.
UNA CUESTION DE METODO
Es primordial que los niños conozcan el marco en el que pueden maniobrar. El maestro debe definir los tiempos, lugares y medios de expresión; sus consignas pueden cambiar: hacer un fondo; rellenar toda la hoja; trabajar con barro, con cualquier herramienta (rodillo, brocha, dedos, pies, brazos, etc ...) Por otra parte, proponiendo nuevas técnicas que de un nuevo impulso al taller de pintura cuando éste parezca adormecido.
Los progresos del niño y del grupo pasan por el
cultivo que se haga de la práctica común. En las clases pequeñas el cultivo
artístico no se centra en la consulta (copia) de obras de un fichero. La
prioridad debe otorgarse a la creación individual o colectiva y a los
intercambios de esas creaciones. La exposición y valoración de las obras tiene
una gran importancia. Se pueden dedicar unos momentos exclusivamente al intercambio
de las realizaciones. Tengamos siempre presente en nuestro espíritu que los
niños aprenden más de sus "alter-ego" que de su maestro o de los
maestros. Juntos pueden confrontar sus opiniones, sus dificultades y sus
gustos.
En conclusión,
recordemos que el objetivo será alcanzado cuando el niño disfrute al fijar él mismo
su cuadro y los contenidos de éste.
Traducción: José María
Ballesteros