¿QUÉ PASA CON LA
ANIMACION A LA LECTURA?
José
García Oliva*
La Reflexión
¿Qué
pasa con la animación a la lectura?
Retomamos en estas
páginas un espacio que sigue teniendo la misma vigencia de siempre y que además
se encuentra de moda a cuenta de las últimas iniciativas institucionales: tanto
a nivel nacional como autonómico.
Por parte del
Ministerio, la campaña de fomento lector nace con un "montón" de
millones detrás. Eso, como poco, quiere decir que lo consideran importante...
eso de leer. Sin embargo, a pesar de haber unido en una misma ¿cartera? la
Educación y la Cultura, no se ha solucionado el tema de las bibliotecas
escolares, de enorme relevancia no ya en este tema de la afición a la lectura
sino, también, en el de aprender a aprender, consigna Logse, al promocionar
esta particular "aula" a la categoría de mediateca.
En el ámbito autonómico
está muy reciente la firma del pacto por el libro y la lectura que pretende
impulsar el clima de animación lectora y con ello subir los índices de lectura
en toda la población, con especial esperanza en la escuela (dado que la
Consejería de Educación es la mitad del pacto).
Pero en ambos casos es
fundamental un punto de partida reflexivo ante el tema, o todo puede quedarse
en actuaciones lúdicas y movimientos de dineros donde el libro y la lectura
sean sólo una excusa y no el objeto de actuación.
Reflexión que por otra
parte es bien sencilla: si queremos animarles a leer es porque consideramos que
leer merece la pena y sin embargo una gran mayoría que no lee o lo hace muy
poco. De esta premisa se desprende el debate que habrá de llevarnos al puesto
de salida para hacer el recorrido de la animación a la lectura. Dicho debate se
basará en buscar dos respuestas a sendas preguntas: ¿para qué queremos que lean?
y ¿por qué no leen?
* Maestro en Nueva
Jarilla. Jerez de la Frontera
(Cádiz).
Buscar objetivos para
la lectura voluntaria -como ocio- (esto y no la consulta
o el estudio es el hábito lector) es fundamental y habrán de estar muy claros,
poniendo especial interés en desligarlos de los objetivos académicos (mejorar
ortografía, velocidad,... y no sé qué otros fines) que nos confunden en
nuestro papel como mediadores del libro como oferta de desarrollo personal.
Buscar causas por las
que no leen es igualmente primordial y sólo poniendo una alternativa a cada una
se podrá dar el paso de animar a leer.
En cualquier caso hemos
de concluir en que sólo si se sabe leer se puede leer y que junto con la campaña
de animación de la lectura como hábito, habrá que desarrollar una campaña de
mejora de la lectura como procedimiento.
La Reseña
Los_ mediadores
Entendamos nuestro papel
en este proceso de animación a la lectura como el de mediadores entre los
libros y los potenciales lectores y lectoras. Es entonces cuando debemos
hablar de padres y madres, docentes, bibliotecarios y libreros, como poco.
Algunos más podríamos sumar y pueden ser objeto de atención en próximas
entregas.
Por lo pronto vamos a
quedarnos con un título "El rumor de la lectura", firmado por el
Equipo Peonza, en la reciente colección La
sombra de la palabra, de Editorial Anaya.
El EQUIPO PEONZA creado
en el año 1986 en Santander (Cantabria), es el centro de numerosas actividades
en torno a la literatura infantil y juvenil. Formado por ocho personas del
mundo educativo y literario de la región, su ocupación principal es la revista
que da nombre al equipo: Peonza, una publicación trimestral de literatura
infantil y juvenil. Colaboradores habituales de las páginas culturales de El Diario Montañés, son además autores de varios
libros, guías, álbumes y otros materiales sobre la lectura.
En este libro
encontramos la madurez, el conocimiento, la experiencia, el trabajo
contrastado, la reflexión,... y la duda bien empleada, de este grupo de profesionales
que nos ofrecen todo un andamio para poder estar correctamente
situados ante la animación lectora: aclarar bien
los términos, aclarar los recursos (humanos y materiales) y aclarar las
actuaciones.
Las
Pistas
Los facilitadores
Según el discurso mantenido en
el primer apartado de esta sección, es fundamental para animar a la lectura el
disminuir el número de dificultades con las que el lector que se quiere iniciar
puede encontrarse.
Por ello hay que abandonar la respuesta de "búscala en el diccionario" cuando
el chico o chica que está leyendo viene a preguntarnos el significado de una
palabra. El diccionario, a este nieve¡, es una dificultad añadida: ¿cuántos
lectores competentes utilizan el diccionario cuando leen placenteramente una
novela?
En la misma línea facilitadora
está el ofrecer una relación de los personajes que participan en la historia,
con un posible agrupamiento clasificatorio. Para ello nos basta con haber
leído previamente el libro y haber tomado las notas oportunas. Recordemos que
esta estrategia fue la utilizada por Agatha Christie en sus novelas y que
permitieron su carácter popular.
En la medida en que la
novela lo permita, podemos asociarle una fotografía contextualizadora, un
mapa o un plano asociados. No siempre viene la ilustración que va a permitir
tener una idea base sobre la que ir construyendo la trama. También la
novelista citada hacía eso, como igualmente lo hizo Umberto Eco en El nombre de
la rosa.
Y otro facilitador
igualmente sencillo es el asociar convenientemente lector y libro en cuanto a
dificultad. Si conocemos a ambos, por encima de recomendaciones editoriales (la
edad que pone en la contracubierta) y de lo apropiado para el grupoclase, cada
potencial lector puede tener un nivel de competencia y el libro animador deberá
siempre pedirle un poco menos de ese nivel para que la lectura sea sólo una
experiencia de éxito. Darle uno un poco difícil para ver si es capaz de leerlo
es el riesgo que permite desanimar a la lectura. Que no nos importe que el
lenguaje utilizado para tal o cual libro sea sencillo.