FORMACION DEL PROFESORADO
Y PRÁCTICAS DE ENSEÑANZA
Martín Rodríguez Rojo
La formación inicial de
los futuros maestros debe estar basada en unos buenos principios teórico‑prácticos
que aseguren un mejor aprendizaje profesional. la idea de "Prácticum"
que aquí se desarrolla como propuesta de trabajo basada en la acción y
reflexión sobre la propia acción, intenta unir esos dos conceptos ‑teoría
y práctica‑ y tiende un puente entre la Didáctica como asignatura y las
propias Prácticas escolares.
De las cuatro fases que el autor defiende en su propuesta, solamente la referida a la acción es visible en las escuelas que reciben alumnos/as de Prácticas, si bien éstas deberán ser consideradas como parte vital de la teoría didáctica de la carrera: un primer eslabón en la investigación educativa.
La Reforma de los planes
de estudio de las Escuelas de Magisterio ofrece una oportunidad para hablar
de las Prácticas de
enseñanza en su relación con la formación del profesorado. El Consejo de
Universidades (1991) prefiere usar la palabra " Prácticum",
entendiendo que tal concepto deberá proporcionar "el conocimiento del
sistema escolar a través del conocimiento del centro concreto como unidad
organizativa en sus distintas dimensiones y funciones así como de la Comunidad
educativa".
Según dicho Consejo, el
"prácticum" consume dentro del plan de estudios treinta y dos
créditos: tres cientas veinte horas.
Montero (1990), Blázquez
Entonado (I 989), Lorenzo Delgado (1991), Contreras (1987), Bel¡ (1989),
Gimeno Sacristán‑Fernández Pérez (1980), Schón (199I ), Pérez Gómez
(1991) y yo mismo, Rodríguez Rojo (1986, 1988, 1993) hemos tratado el tema en
sucesivas ocasiones. La .pregunta que ahora mismo me acucia se centra en estas
frases: ¿cómo aprenden los futuros maestros a ser maestros?. ¿Cómo deberemos
sus profesores orientar las clases? ¿Cómo les deberíamos enseñar? ¿Qué implicaciones
tiene en los formadores de los maestros y en las instituciones que se encargan
de esa formación, la concepción mantenida sobre la naturaleza del aprendizaje
profesional?
De antemano anuncio que
la naturaleza del aprendizaje profesional no es ni puramente teórica ni puramente
práctica, sino que, según mi opinión, se necesita unir dialécticamente la
teoría con la práctica en lo que, por ejemplo, Schán denomina un
"Prácticum" o en lo que otros, por ejemplo, Kemmis (I 988) llama
investigación‑acción crítica, donde se citan también la teoría con la
crítica en una dialéctica, enriquecedora y transformadora influencia. Estas
tres ideas (teoría, práctica y teoría‑práctica) van a guiar el hilo de mi
discurso y van a constituir el fundamento de una propuesta o
"Prácticum", cruzada, a su vez, por las fases de la corriente
metodológica "investigación‑acción".
LA IDEA DE UN "PRACTICUM" COMO POSIBLE CAMPO DONDE APLICAR EL PRINCIPIO "UNIÓN TEORÍA‑PRACTICA".
Por "prácticum"
entiende Schán (1991, 45‑46) "una situación pensada y dispuesta para
la tarea de aprender una práctica. En un contexto que se aproxima al mundo de
la práctica, los estudiantes aprenden haciendo, aunque su hacer a menudo se
quede corto en relación con el trabajo propio del mundo real. Aprender haciéndose
cargo de proyectos que simulan y simplifican la práctica, o llevar a cabo,
relativamente libre de las presiones, las distracciones y los riesgos que se
dan en el mundo real al que, no obstante, el prácticum hace referencia".
Un prácticum intentará
clarificar situaciones de la práctica que son inciertas, singulares o
conflictivas. En un primer momento, se aprenderá a reconocer y aplicar reglas,
hechos y operaciones estándar. Luego, a razonar sobre los casos problemáticos
a partir de las reglas generales propias de la profesión docente. Más tarde,
los estudiantes comprobarán nuevas formas de conocimiento y acción allí donde
las categorías y las formas familiares de pensar y de obrar fracasan. Un
estudiante de Magisterio, al llegar al centro de prácticas, observará lo que
sucede en el aula y repetirá aquellas maneras de enseñar, tal y como las ve en
su maestro o tal y como le han indicado en la clase de Didáctica General de la
EUM. Más tarde, se liberará del modo concreto de obrar de esos maestros a
quienes observara y procurará dirigirse a sus alumnos conforme a los mejores
procedimientos profesionales que él cree aptos para la enseñanza. Por fin, comprenderá
que cada situación ofrece su dificultad, que cada niño es un mundo, que cada
colegio, aula, grupo escolar, etc. son distintos y se caracterizan por
cualidades particulares e irrepetibles. No le serán suficientes los consejos del
maestro ni las actividades recogidas de los libros de texto o de la mejor
Unidad Didáctica, ni siquiera le servirán las recomendaciones de un
planteamiento didáctico progresista y fundado en los mejores principios
teóricos de los más afamados pedagogos o didactas del mercado. Es entonces,
cuando el alumno o el maestro tendrán que reflexionar sobre su problema
concreto, acordarse de sus mejores conocimientos profesionales e inventar su
manera de hacer. Un "prácticum", pues, implica acción y
reflexión sobre la acción. Un "prácticum", como dice Schón (1991 ,
48) es reflexivo "en el sentido de que depende para su efectividad de
un diálogo reflexivo y recíproco entre el tutor y el alumno".
Creo que en el caso de la
formación de maestros, un "prácticum" es un cuerpo resultante de la
unión coherente entre el programa teórico de la asignatura de Didáctica y las
Prácticas Escolares. En síntesis se trata de obrar en el campo y de reflexionar
sobre las acciones que se realizan durante ese tiempo. El eje que cruza
transversalmente esa acción y esa reflexión bien puede considerarse como una
verdadera investigación sobre la acción. Por eso, pensamos que las fases de la
I/A se erigen en las etapas fundamentales del "prácticum". En torno a
ellas se desgranan los pasos teórico‑prácticos que integran el curso
académico con los temas del programa correspondiente a la asignatura y los
proyectos de actuación. El esquema siguiente recoge dicho planteamiento.
Como se observa, durante
la fase de planificación se trata de reconocer la situación escolar donde
se van a realizar las prácticas docentes con los alumnos de Magisterio. Es el primer trimestre. Hay que relacionar a los alumnos con los profesores de la educación obligatoria donde se desarrollarán los planes de intervención. Hay que negociar el plan, presentar los temas del programa teórico relativo a la asignatura de Didáctica General y Organización Escolar y explicar algunos de ellos, discutir colectivamente sobre el proceso de aprendizaje que se llevará a cabo, estructurar la organización del grupo de clase, tanto la de los futuros maestros como la de los chicos de la escuela de EO (Enseñanza Obligatoria), acordar y conocer las técnicas de registro de datos que se utilizarán durante la investigación, simular ciertos casos de enseñanza, etc. Sobre todo, es el momento de diseñar el proyecto que se aplicará durante la fase siguiente correspondiente al segundo trimestre. Dicha elaboración ofrecerá ocasiones de suscitar habilidades, exigirá adquisición de conocimientos profesionales, de reglas o de técnicas relativas al diseño curricular, observación de la realidad escolar, ejercicios de imaginación y de paciencia, diálogo entre los diseñadores, sobre todo entre los profesores y a los alumnos. Principalmente, se necesitará reflexionar en profundidad para ajustarse con realismo y con decisión innovadora a las circunstancias escolares para las que se elabora el proyecto didáctico. En pocas palabras: se trata de familiarizarse con la situación donde se trabajará, de planificar el microproyecto o unidad didáctica siguiendo algún modelo de diseño; por ejemplo, el de "aprender investigando" y de preparar la acción o fase que continúa el proceso de la YA. Para ello, los alumnos de Magisterio, ya desde principio de curso, acudirán a los centros de la EO durante dos horas semanales, por lo menos.
Acción o fase segunda: durará el tiempo asignado a las Prácticas
Escolares. ¿Dos meses, cinco semanas, más tiempo? Se recomienda el segundo
trimestre. Consiste fundamentalmente en aplicar el proyecto diseñado libre y
espontáneamente por los profesores de la EUM, por los maestros de las escuelas
de EO y por los alumnos. Dicha aplicación se une insensiblemente con la tercera
fase o de observación, la cual volverá a exigir un fino análisis de la realidad,
utilizar diversas técnicas de recogida de información, como pudieran ser el
Cuaderno de Campo, la filmación con lá cámara de vídeo, las entrevistas a los
alumnos, profesores, otras personas adecuadas. Se contará con la teoría
emanada del programa de la asignatura, se estudiarán los informes de Prácticas
realizados a la terminación del período de aplicación del diseño y se volverán
a repetir simulaciones de ciertos casos en las aulas de la EUM con los estudiantes.
Su objetivo: comparar, profundizar ciertas situaciones dificultosas de la
enseñanza, etc. Los alumnos de Magisterio estarán tutelados por maestros de
aula y por el correspondiente profesor de la EUM, responsable de un grupo de
prácticas no superior a un número de 10 alumnos. Con esta fase se cerrará el
segundo trimestre del curso y se transitará a la fase de Reflexión
propiamente dicha: ante la luz de nuevas informaciones, de los temas que
resten del programa y de nuevas simulaciones se seguirá reflexionando. Es la
hora de analizar con seriedad y rigor todos los registros utilizados en la
recogida de datos, de contrastarlos a través de triangulaciones oportunas. Es
la hora de extraer conclusiones, de afianzar el conocimiento profesional, de
formular ciertos principio o modos de proceder tal vez considerados como muy
útiles para el futuro. Es la hora de aceptar los errores cometidos, de
relaciones, de clasificar, de categorizar procedimientos y procesos. Es el
momento de reformular el diseño, la práctica y la teoría. Esta fase podría
ocupar el trimestre tercero que deberá terminar con una evaluación global de
todas y de cada una de las fases apuntadas. Un informe final recogerá el
esfuerzo realizado durante el "prácticum" y constituirá la mejor
prueba del rendimiento logrado por los estudiantes y por todos los
intervinientes. A partir de esta última fase puede renacer una nueva
planificación para el curso venidero.
La propuesta que acabo de
esbozar es fruto del trabajo continuado a lo largo de varios años de experimentación,
en el departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de
Valladolid. Las notas generales que caracterizan la propuesta son: ‑Las
Prácticas son parte intrínseca de la teoría didáctica que se imparte en los cursos
de la carrera de Magisterio. =Las Prácticas constituyen un primer eslabón de la
investigación educativa. Contribuyen a la formación del espíritu científico del
futuro maestro y suponen un ejercicio de investigación‑acción, capaz de
familiarizar al practicante con la reflexión, con la innovación y con la
naturaleza del conocimiento profesional. ‑Las Prácticas forman un
"unum" con la acción docente del profesor de Magisterio en el aula.
Cuando las Prácticas no se realizan con niños de carne y hueso, pueden y deben
suplirse con simulaciones en la clase, sobre ambas estrategias hay que
reflexionar para llegar a deducciones teóricas y operativas. ‑Las
Prácticas deben ser consideradas cómo una asignatura troncal y, por tanto,
deben constar en los horarios tanto de alumnado como del profesorado, con
tiempo reconocido y estipulado en las respectivas cargas lectivas.
Este talante acerca de
las Prácticas conseguirá dar el salto hacia el "prácticum", en el
sentido explicado en el cuerpo del artículo.
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