José Tuvilla Rayo
La falta de respuestas
duraderas a la problemática mundial por parte de la sociedad civil y sus
instituciones políticas ha producido, principalmente después de la última
guerra mundial,la explosión de movimientos participativos en todos los países.
Las organizaciones de la comunidad mundial (local, nacional, regional e
internacional), impulsan esos movimientos son, por su propia naturaleza,
difíciles de clasificar y analizar. Su presencia es cada vez más evidente en la
sociedad y su irrupción, aunque modesta, en el escenario de Naciones Unidas
significa, como quedó patente tanto en la Cumbre para la Tierra celebrada en
Río de Janeiro en junio de 1992 como en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos
de Viena, un año más tarde,que los "Estados han comenzado a perder el
monopolio de la elaboración del derecho y que después de haberles entreabierto
las puertas, las Naciones Unidas dijicilmente podrán cerrárselas en el
futuro".
Es más. Se advierte el
reconocimiento implícito de un derecho de vigilancia del comportamiento de los
Estados ejercido por estas organizaciones de ciudadanos que representa a la
vez un contexto nuevo no exento de intereses contrapuestos,de reticencias y
conflictos más o menos declarados. La proliferación en la última década de
estas organizaciones recomienda una clarificación al objeto de situarlas y no
confundirlas. El panorama de estas organizaciones es tan amplio debido a su
diversidad como a su campo de actuación que en América Latina, por ejemplo,
algunas de ellas reivindican otra denominación para diferenciarse de organizaciones
de carácter religioso, asistencial, social, sindical y/o político..
Una primera aproximación
a este fenómeno social nos permite diferenciar dos tipos de organizaciones. En
primer lugar están las organizaciones populares constituidas democráticamente
por personas que comparten una experiencia común e iguales intereses, no
dependiendo su existencia ni de iniciativas ni de financiación externas. Entre
las mayores organizaciones populares figuran los sindicatos que han brindado
la forma más importante de participación colectiva en el mundo laboral. Por
otro lado, se encuentran las organizaciones no gubernamentales (ONG), que según
la OCDE existían en el decenio de 1980 más de 20.000 en los países en
desarrollo y sobre más de 2.500 en los 25 países miembros de esta organización,
constituidas por ciudadanos comprometidos con un proyecto global de sociedad
planetaria por construir, y abarcan un espectro amplísimo desde
organizaciones locales muy poco estructuradas hasta federaciones a escala
nacional y redes internacionales. Y las cuestiones con las que se enfrentan
pueden ir desde los derechos humanos en cada una de sus generaciones hasta todo
un mosaico de las preocupaciones por el desarrollo y el medioambiente. A
veces, las ONG nacen a partir de una organización popular y amplían sus
principios e ideas a otros ámbitos o pueden constituir un conjunto de
organizaciones que se fusionan. Una de las características comunes a todas es
la insistencia de que la población participe más en las decisiones políticas y
constituyen un fuerte elemento catalizador de las mismas. Como señala Héctor
Casanueva, la construcción de un mundo solidario implica para las ONG trabajar
simultáneamente en dos dimensiones y a dos niveles: Se trata en primer lugar de
concitar la voluntad de los ciudadanos para realizar proyectos de acción
urgente y directa que trate de paliar las consecuencias del subdesarrollo y
permita el mejoramiento de la calidad de vida de millones de personas en el
mundo. Dichas acciones no se realizañ aisladamente sino con la participación
directa de aquellos a quienes van dirigidas, movilizan recursos económicos
públicos y privados, y muchas veces desplazan cooperantes voluntarios o
profesionales al terreno mismo. "Generan una solidaridad activa desde
dentro y desde abajo, traspasando estratos,sectores y Estados,lo que debería
constituir el fundamento del nuevo tipo de sociedad que el mundo
necesita". En segundo lugar, las ONG proponen alternativas de cambio de
manera que toman posición crítica frente a la sociedad en general, y frente al
Estado en concreto, al denunciar los desequilibrios estructurales lo que
produce recelos e indiferencias y suscita tensiones.
Casi todas las ONG
trabajan con organizaciones populares brindándoles apoyo financiero y
estableciendo vínculos de diverso tipo. De acuerdo con sus actividades, las ONG
pueden clasificarse en: A/ Aquellas organizaciones que se limitan a movilizar
a los ciudadanos para ejercer presión sobre el gobierno a fin de que este actúe
en relación con una cuestión determinada:derechos humanos, racismo,..; B/ Otras
ONG desempeñan tanto la función de promoción como la de ayuda material a los
sectores de la población más desprotegidos; C/ Por último, muchas de estas
organizaciones desarrollan actividades tanto de prevención y promoción como de
ayuda en redes con otras ONG que les permiten hacer frente común ante los
gobiernos regionales o nacionales y ante los organismos internacionales como
las Naciones Unidas. En algunos casos el ámbito internacional constituye la
forma más eficaz de funcionamiento, como lo demuestran las acciones de
Amnistía Internacional y de Greenpeace.
Las experiencias de estas
organizaciones en América Latina les ha permitido desarrollar una metodología
de trabajo que pretende ligar los niveles de acción con la reflexión y una
práctica más global, de tal manera que a partir de un contexto determinado las
acciones se orienten tanto a satisfacer las necesidades básicas de los grupos
más desfavorecidos, con el impulso de proyectos productivos alternativos que
implican una forma diferente de organización y las tareas educativas,de
capacitación,formación y sensibilización de amplios sectores de la población.
Por su estructura
organizativa podemos clasificar las ONG en un amplio abanico, desde las muy
poco jerarquizadas hasta las fuertemente burocratizadas. Las ONG conforman un mapa
plural, surgidas como expresión espontánea de una conciencia solidaria de la
sociedad civil sobre la base de motivaciones éticas, religiosas y/o políticas.
De esta forma podemos clasificar las ONG según su origen en: 1/ solidarias,
nacidas en grupos y personas que han participado previamente en actividades de
cooperación o de solidaridad política‑social y que normalmente provienen
de comités de solidaridad, nacidos en los años setenta y mediados de los
ochenta; 2/ político‑sindicales a través de la iniciativa de estas
organizaciones populares con una fuerte base social y una orientación
definidas; 3/ confesionales, procedentes de una experiencia de cooperación
desarrollada junto a la actividad misionera y con estatuto jurídico civil y con
una capacidad de financiación superior alas otras apoyadas por diversas
infraestructuras dado su carácter religioso o confesional; 4/ asistenciales
formadas por equipos profesionales que se agrupan para desarrollar actividades
de estudio, emitir informes, aportar asistencia técnica y formación.
En cuanto a la
vinculación de sus lazos, también pueden catalogarse las ONG desde aquellas que
mantienen desde su nacimiento su total independencia hasta aquellas que
conservando su carácter autónomo tienen vinculación con organizaciones populares,religiosas,
sindicales y políticas hasta las que oficialmente son independientes, pero
tienen estrechos vínculos con los gobiernos, bien porque se ha creado a sus
instancias o bien porque en su estructura organizativa los representantes
políticos del Estado juegan un papel decisivo.
Por su distribución
geográfica existen desde pequeñas ONG muy locales hasta grandes organizaciones
con implantación o sedes en todos los continentes. En cuanto a su estatuto
algunas no sólo están reconocidas de acuerdo a las leyes nacionales que
regulan este tipo de asociaciones no lucrativas sino que están acreditadas en
el seno de los organismos internacionales. Según se desprende de un informe
presentado en 1981, más de 2.000 ONG trabajan en estrecha colaboración con el
Consejo Económico y social de las Naciones Unidas. Según la misma fuente en
esa fecha trabajan 123 ONG con la OMS, en el PNUMA (Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente) alrededor de 7.000, con el ACNUR (Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Refugiados) unas 8.000. La Carta de las
Naciones Unidas en su artículo 71 reconoce el papel de estas organizaciones.
Los fundamentos jurídicos de las relaciones entre la UNESCO y las ONG se
establecen en el párrafo 4 del Artículo XI de su Acta Constitutiva. Este
organismo internacional dedicado a la ciencia, la cultura y la educación dentro
del sistema de Naciones Unidas adoptó en 1960 su forma definitiva de relación
con las ONG mediante un conjunto de normas aprobadas por la Conferencia
General. En estas normas se enuncian las condiciones que las ONG han de reunir
para establecer relaciones oficiales con la Unesco, definiéndose tres
categorías: I/ Categoría A: Relaciones de consulta y de asociación; 2/
Categoría B: relaciones de información y de consulta, 3/ Categoría C:
Relaciones de información mutua. Según el primer artículo de estas Normas, las
ONG han de reunir determinadas condiciones para poder establecer relaciones
oficiales; entre otras, tener los medios adecuados para contribuir eficazmente
en la realización de los objetivos de la Unesco; tener asociados en una cantidad
considerable en diferentes países, que sean representativos de diferentes
regiones culturales del mundo; disponer de una implantación geográfica
suficiente y estar dotados de estructuras de funcionamiento de carácter
internacional y de los medios de comunicación interna necesarios. Muchas ONG
realizan una función importante en materia de formación y educación; organizan
cursos de formación, sesiones internacionales, seminarios para docentes o
editan manuales y guías didácticas. Tal es el
caso, por ejemplo, del
Centro Internacional de Formación en la Enseñanza de los Derechos Humanos y
la Paz, fundado en 1984 por la Asociación Mundial Escuela Instrumento de Paz
con sede internacional en Ginebra.
Las ONG hicieron su
aparición después de la Segunda Guerra Mundial y su evolución en las décadas
posteriores ha estado estrechamente vinculada a la estructura políticosocial
de cada país y a los cambios en la escena política y económica internacional.
En este sentido hay que señalar que tanto su nacimiento
como evolución ha estado
en relación directa con la visión de cooperación al desarrollo que han ido
teniendo los poderes públicos. En los cincuenta la idea de cooperación al
desarrollo respondió, en la mayoría de los casos, más a las exigencias de la
rivalidad entre los dos bloques que marcó el período de posguerra. Los proyectos
que las ONG pusieron en práctica en este período respondían a una concepción
asistencialista, asumiendo una función de complementariedad. En la década
posterior el objetivo de conseguir el poder se planteó como necesario para
alcanzar un cambio en el proceso de desarrollo que permitiera la participación
popular y la consecución de elevados niveles de crecimiento que beneficiaran a
los más débiles. Al inicio de la década de los ochenta aparece el concepto de
interdependencia y a las ONG se las quiere relegar a responsabilizarse de la
solución de las necesidades básicas de los más pobres sin que se discuta el
sistema establecido. En esta época, el apoyo recibido por las ONG permite la
introducción en la cooperación de temas hasta entonces inéditos como la
potenciación de las organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Las tendencias actuales
se dirigen hacia la consecución de un desarrollo sostenido y a examinar los
problemas desde la globalidad. En este momento los proyectos de las ONG tienden
a reafirmar e impulsar la solidaridad entre el Norte y el Sur. No obstante, no
se puede pretender esta solidaridad sin alcanzar al menos un grado de
universalidad en varios niveles: I/ Los valores: Es esencial encontrar un
consenso sobre los valores de los derechos humanos de manera que se superen los
conflictos que originan las diferentes ideologías políticas y económicas; 2/
Las relaciones deben estar basadas sobre el respeto y la confianza de manera
que se abandone por parte de algunas ONG del Norte un cierto sentimiento
paternalista respecto a las ONG del Sur; 3/ Las actividades deben orientarse
sobre un equitativo reparto del trabajo y sobre la coparticipación; 4/ Las
campañas de urgencia: en este sentido es necesario
saber quién decide las prioridades
de acción, cómo son formuladas y de qué manera se aplican; 5/ Los objetivos y
estrategias deben enfocarse en base a las prioridades de las organizaciones y
los movimientos populares, facilitando los procesos que reduzcan la dependencia
de las ONG del Sur respecto a las del Norte. Hoy en día, una de las características
de los lazos de cooperación entre las ONGs se basa en la articulación,
práctica y promoción de desarrollos alternativos orientados sobre los
intereses del pueblo de manera que su participación sea cada vez más directa y
activa.
Sin duda que el papel de
las ONG es cada día más aceptado por los ciudadanos, los gobiernos y las
empresas como una voz legítima que no sólo ejerce presión sobre sus propios
gobiernos, de manera que muchos dirigentes han reorientado sus políticas, sino
también en los grandes foros internacionales donde se debaten los problemas
mundiales. Pese a este panorama las ONG inciden directamente en 250 millones
de personas de los 1.300 millones que viven sumidos en la pobreza absoluta en
los países en desarrollo. Este hecho exige una mayor concienciación de la
población civil y su participación en las acciones de las ONG. Porque un hecho
es evidente: las ONG han demostrado a lo largo de su existencia cómo es posible
la participación de la sociedad civil en la solución de los problemas de la
humanidad. Por otro lado, la supervivencia requiere como imperativo una mayor
participación de todos en la construcción de un mundo más justo y solidario.
En la década de los
noventa, debido a la recesión, un nuevo reto se plantea a las ONG: su
identidad. Su presencia tanto a nivel nacional como en el seno de los
organismos regionales e internacionales de los que obtienen buena parte de
sus fondos para el desarrollo de sus actividades ha traído como consecuencia
la consideración de las ONG como agentes ejecutores de programas concebidos
por las políticas nacionales y/o internacionales de manera que pueden verse
reducidas a instrumentos de políticas gubernamentales de cooperación para el
desarrollo y, a largo plazo, a instrumentos para realizar objetivos políticos
institucionales lo que impediría su autonomía para identificar sus objetivos
de desarrollo y su compromiso de realizar cambios estructurales, sociales y
económicos basados en el Desarrollo Humano. Esta situación ha llevado a las ONG
a un estado de alerta y vigilancia, buscando en vano el compromiso de los
Estados para destinar el 0,7% de la ayuda pública al desarrollo como fue
propuesto por la ONU, y a buscar mayor comprensión y apoyo de parte del
conjunto de sectores de la sociedad civil para conseguir una mayor discusión
y actuación sobre la lucha contra el hambre, las consecuencias de los programas
de ajuste estructural, sobre desarrollo sostenible, sobre migraciones y derechos
humanos y enfocar las acciones comunitarias en favor del desarrollo de los
países del Tercer Mundo. La recesión económica ha impuesto restricciones a las
ayudas recibidas por las ONG. En España, en 1991, las ONGD sólo recibieron el 1,5%
de la Ayuda Oficial al Desarrollo, mermando los esfuerzos para conseguir fondos
en favor de las personas más desfavorecidas del planeta.
Origen y evolución de las
organizaciones no gubernamentales españolas.
Las primeras ONG
españolas surgieron del impulso de la política de la Iglesia Católica después
del Vaticano II, financiadas por los feligreses y por el soporte directo de
las congregaciones y órdenes religiosas. La llegada de la democracia y el consiguiente
apoyo de capital público, bajo mecanismos de subvención de proyectos, impulsó
su desarrollo y expansión. En 1982 se constituye la Coordinadora de
Organizaciones no Gubernamentales para el desarrollo con 10 organizaciones
fundadoras. En la actualidad se integran dentro de ella, con tendencia a
aumentar, unas setenta. Dentro de la Coordinadora funcionan cinco grupos de
trabajo permanentes, para facilitar la operatividad de las ONG: Educación para
el desarrollo; Voluntariado y cooperantes; Acciones de desarrollo; Emergencias
y cuestiones alimenticias, y
Grupo de estudios y
análisis.
En nuestro país las
organizaciones laicas constituyen el 70% de total de ONG, perteneciendo el
resto a las llamadas confesionales. Sin embargo, éstas últimas ‑aparte de
que históricamente nacieron antes‑ disponen de mayor autonomía
financiera, lo que les proporciona una operatividad mayor en todo momento y,
principalmente, en tiempos de crisis. La cuestión de la financiación de las
ONG es una cuestión siempre abierta. Y lo es porque cualquier ONG necesita: Por
un lado, recursos humanos (voluntarios y profesionales); una adecuada
estructura organizativa, con su propia administración y entidad jurídica propia;
y, por último, medios económicos que aseguren su existencia y permitan el
desarrollo de sus actividades. Tan sólo tres ONG trabajan con el 60% de capital
privado, mientras que el 97 por ciento restante se mueve con el 40% de los
fondos públicos. La Comunidad Autónoma vasca (datos de 1990) es la que destina
más fondos públicos para subvencionar proyectos de las ONG españolas, seguida
de la gallega y madrileña.
El objetivo principal de
las ONG españolas es la lucha contra la pobreza, la búsqueda de un mayor apoyo
social a través de la acción directa sobre la sociedad y su inserción con otros
agentes sociales y, sobre todo, la dedicación de mayores esfuerzos a la
educación para el desarrollo, la sensibilización, la presión sobre los poderes
públicos. Esto sin olvidar las relaciones con las ONGD del Sur que exigen
cambios que permitan instaurar plataformas de diálogo y reflexión más
igualitarias.
Las ONG y el mundo de la
educación.
Desde su origen han sido
muy pocas las ONG dedicadas exclusivamente al mundo de la educación en todos
sus ámbitos, lo que en muchos casos ha impedido tanto su desarrollo como
organización como su expansión hacia otros sectores de la población. A nivel
internacional es atípico encontrar organizaciones con este carácter. Por otro
lado,las organizaciones no gubernamentales con objetivos más generales de
cooperación al desarrollo aunque no de manera prioritaria han incluido entre
sus programas actividades de sensibilización, capacitación y formación en
general.
En nuestro país, la
Reforma del Sistema Educativo y la integración dentro del currículo de los
llamados ejes transversales demanda,desde el sector educativo, un mejor conocimiento
de las ONG y de sus materiales didácticos. La inclusión de estos temas por
parte de los centros docentes no es posible, a falta de materiales didácticos
específicos, sin la ayuda de las ONG lo que ha llevado tanto al Ministerio de
Educación y a las Comunidades Autónomas a convenios marco con algunas de estas
organizaciones. Importantes son las publicaciones de muchas ONG como las
realizadas por el Seminario Permanente de Educación para la Paz de la
Asociación Pro Derechos Humanos o los trabajos, materiales y campañas
propuestas por Intermón,entre otras. Por otra parte existe una estrecha
colaboración entre los Movimientos de Renovación Pedagógica y los colectivos de
profesores en el campo de la Educación para la Paz y los Derechos Humanos con
las ONG para la consecución de sus objetivos.
Las ONG tienen como
misión recuperar y promover los valores solidarios y la sensibilización de la
opinión pública y de los sectores educativos constituye la piedra angular de
la cooperación al desarrollo. La inclusión de los llamados temas transversales
solidarios debe en gran medida su inclusión en los diseños curriculares a las
ONG y, dentro de éllas, a los profesionales de la educación procedentes, en
muchos casos, tanto de movimientos de renovación pedagógica, sindicatos y
colectivos docentes.
Los centros docentes,
incluída la universidad, toman cada día más conciencia de la necesidad de
ayuda para las ONG y de la importancia de mantener con éllas unas cada vez más
estrechas relaciones de colaboración,consulta e intercambio.
Por último señalar, la
tendencia actual de los centros educativos de desarrollar proyectos referidos a
los temas transversales de modo que implique actividades globales no sólo de
inclusión de la problemática mundial en los Proyectos Curriculares de Centro,
sino también una mayor apertura a la sociedad a través de propuestas de
dinamización sociocultural en las que la colaboración con las ONG juega un
papel importantísimo.
Cuadernos de Pedagogía,
junio 1993, núm 215: El Norte, el Sur y la Escuela.
Coordinadora de
Organizaciones no gubernamentales para el Desarrollo (1988): Catálogo de
materiales de educación para el desarrollo, Madrid.
Cruz Roja Española: Las
ONG y la Cooperación al Desarrollo, col. Documentos para el Desarrollo, Madrid.
FICONG: El rol de las
Organizaciones no gubernamentales de desarrollo en America Latina y el Caribe,
FICONG‑IIED‑AL, Buenos Aires.
Educación y Biblioteca,
Diciembre 93, núm 42: Organizaciones No Gubernamentales.
CIDEAL: Las
Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo, Madrid.