dossier
En estos momentos, pasada
ya la "euforia emergente" (si alguna vez la hubo) de la reforma,
tanto en sus aplicaciones teóricas como en sus marcos conceptuales.
Fundamentalmente en el calendario de aplicación y en la dotación de recursos
materiales y humanos, se ha producido un fenómeno previsible y peligroso a la
vez.
De una parte, se ha
generalizado entre los docentes el uso de conceptos y términos que pertenecían
a modelos de escuelas progresistas y alternativas. Ésto que aparentemente
debería provocar alegría (por lo que a expansión de ideas se refiere) en los
movimientos de renovación pedagógica y profesorado progresista, han generado,
por contra, cierta desazón y vacío. De otra, se está produciendo un permanente,
acelerado y esperemos que evitable cambio hacia posturas conservadoras en todos
los ámbitos, sociales, políticos, económicos, ... y como no, educativos,
dentro y fuera de nuestras fronteras.
Esta "nueva
derecha", basa su modelo en lo que Brzezinski denominó "la paradoja
de nuestra época": la humanidad está pasando simultáneamente por un
proceso de mayor unificación y de mayor fragmentación. Los medios de comunicación
unifican valores, lenguajes,... circunstancia de la que no es ajena la
educación y de otra se produce una disolución de las lealtades, fundamentalmente
de las ideológicas. Conceptos, que eran monopolio de una escuela renovadora y
transformadora, han perdido su contenido, se han descontextualizado y han
generado unas prácticas que sólo conservan del modelo original la fidelidad al
nombre que las definen o definían. Y, todo ello gracias al modelo de difusión
que ha utilizado la Administración educativa, que coincide más con la
publicidad de productos comerciales que con la implantación de procesos culturales
y educativos.
Desde esta perspectiva,
es necesario realizar un análisis en profundidad de las nuevas líneas de
pensamiento que se van silenciosamente implantando, que están generando nuevas
prácticas y nuevos modelos de relación.
En este monográfico que
presentamos queremos aportar reflexiones y análisis que nos permitan
resituarnos en la actual coyuntura sociopolítica, vislumbrando los, a veces,
sutiles hilos que entrelazan inevitablemente los cambios económicos a los
procesos educativos.
Como apunta Santiago
Sánchez, es importante crear conciencia de relación entre distintos ámbitos,
lo que equivale a crear la base de la solidaridad.El eje central para detener
el desafío neoliberal, radica en la reconstrucción de un proyecto cultural
solidario capaz de orientar y de señalar prioridades al quehacer político.
Potenciar los movimientos sociales que alientan la sensibilidad solidaria en el
resto de la sociedad.
Félix Angulo resalta que
con el neoliberalismo, las medidas más esenciales que afectan al sistema
educativo serían las siguientes: la extensión del ideal del cliente, la
centralización del control y de la cultura y la desregulación escolar. Sigue
destacando dos ideas principales del papel de los ciudadanos. Por un lado, el
problema de verse reducidos al papel de meros clientes que compran un
servicio ( un producto cultural), en un mercado competitivo.Y, por otro, el de
asumir el rol de participantes activos, que conviertan la democracia en una
forma de cultura política que impregna la vida cotidiana.
Con Apple, retomamos el
carácter político de la escuela.Nos advierte de la alianza conservadora que ya
en USA, apuesta por planes de cheques escolares, créditos para el abono de
tasas, centralización del control y convertir en objetivos educativos lo que
son necesidades empresariales.En las "77 medidas" del ministro Suárez
Pertierra ya se atisban algunas de ellas.
Apple nos anima desde su
artículo, con numerosos ejemplos, a desarrollar procesos de cambios vinculados
con un proyecto político que contemple un fortalecimiento de la democracia de
base, potenciación de nuevas formas de relación entre las personas dentro y
fuera de las escuelas.Todo ello integrado en las experiencias cotidianas,
políticas, culturales y económicas de las personas.
Francisco Beltrán, nos
insiste en el papel fundamental que juega la organización escolar en los
procesos de transformación de la escuela.Rechaza el mito de la naturalidad de
las organizaciones, el de su carácter universal y el de una pretendida
cientificidad. Por contra, defiende que la transformación de la escuela pasa
por el establecimiento de nuevas relaciones sociales y de nuevos órdenes de
significado de las prácticas, que tiendan a contestar a los modos en que sujeto
y organizaciones reproducen las condiciones dictadas por la institución.
Andy Hargreaves, realiza
un recorrido por las relaciones que existen entre la calidad del aprendizaje y
las condiciones de enseñanza.Las culturas y estructuras actuales del trabajo de
los/las enseñantes son anacrónicas.El contenido de las culturas de trabajo de
los maestros consiste en las actitudes, creencias, valores, hábitos, supuestos
básicos y forma de hacer las cosas que se comparten en un grupo concreto de
enseñantes.
Hargreaves destaca cinco
formas básicas de cultura de trabajo de los maestros: individualismo,
balcanización, culturas cooperativas, colegialidad artificial y el mosaico
móvil.
Desarrolla en profundidad
las culturas de colaboración, y la menos conocida de "mosaico móvil"
que él califica como la más prometedora para la época postmoderna. Una
sugerente propuesta para el debate y la discusión.
Para finalizar y
parafraseando a Félix Angulo, en sus comentadas y sugerentes recomendaciones
bibliográficas sobre neoliberalismo que acompañamos, vosotras lectoras y
lectores tenéis en vuestras manos el siguiente movimiento.Que el uso de la
libertad de expresión nos conduzcan críticamente a defender valores alejados
de estos "nuevos" y sempiternamente viejos movimientos
conservadores.