UNA INVESTIGACIÓN DE EGAGROPILAS EN LA ESCUELA
Miguel
López Castro
Esta experiencia, sin dejar de proponer un sistema
de trabajo, quiere acercarse a la manera cotidiana de aprender para asegurar
la validez y la permanencia de los conocimientos adquiridos. Para ello pone el
énfasis en el proceso más que en los resultados obtenidos del trabajo.
Que la
escuela es un muermo para los niños y niñas que asisten a ella
obligatoriamente, es algo en lo que muchos maestros y maestras están de
acuerdo.
La
escuela, no es un muermo en todos los casos, pero en estos, la escuela
presentan características que las hacen muy diferentes a la mayoría.
Lo
habitual es que, estas excepciones traten de romper con todo lo que de
monótono y aburrido tiene la escuela en lo que atañe a metodología de trabajo,
a distribución del espacio, a tipos de relaciones alumno/a‑maestro/a y
alumno/a‑alumno/a, etc. En definitiva, se trata de adaptar todo lo
referente a la escuela y que normalmente es fijo, inalterable y monótono a las
necesidades del aprendizaje y del niño y niña, utilizando principalmente
aquellas propuestas de trabajo que pueden hacer verdaderamente significativo
un aprendizaje. Y esta significatividad reside entre
otras cosas fundamentalmente en que lo que se trabaja tiene relación directa
con lo que vive el alumno, es útil en su actividad social ajena a la escuela.
“El
conocimiento académico es un conocimiento que aprende para olvidar y para
resolver los problemas que se le plantean en clase. Es efímero, muere con el curso
o con la propia escuela. Y no es válido para provocar la reconstrucción del
conocimiento”(1). En cambio “nuestros alumnos en sus intercambios cotidianos
adquieren un conocimiento vivo, práctico, que les sirve para tomar decisiones
y para reaccionar ante los problemas de la vida cotidiana” (2)
La
experiencia que vamos a exponer a continuación rompe fundamentalmente con el espacio
escolar, con los horarios de trabajo y con las fuentes de
información, tratando de acercarse a la manera cotidiana de aprender, pero
sin dejar de proponer un sistema de trabajo, que asegure la validez y permanencia
de los conocimientos adquiridos. Además, presta más atención a la manera de
trabajar, es decir al proceso, que a los resultados obtenidos como fruto del
trabajo mismo.
Por
tratarse de un trabajo de grupo se programa y realiza el trabajo en horas no
pertenecientes a las lectivas de su área (Naturales). Se reúne el grupo con
el maestro en horas de recreos, en horas no lectivas e incluso en horas
pertenecientes a vacaciones. Por su parte los alumnos realizan su trabajo
fundamentalmente en horas no lectivas.
Con
respecto al espacio, en este trabajo, se rompe totalmente con el espacio
escolar, que solo se utiliza para reuniones de coordinación o para consulta de
algún material bibliográfico y videográfico. La casi totalidad del mismo se
realiza en plena naturaleza porque de lo que se trata es de estudiar un ave
rapaz. Así pues, lo principal es la observación y el trabajo de campo. Este
aspecto tiene elementos importantísimos para el aprendizaje, en la medida que,
mientras se realiza se produce un encuentro con un medio cotidiano (el campo)
para estos alumnos y sin embargo, aprenden a mirar de otro modo este medio que
creían conocer. De tal manera, que al final, redescubren conocimientos que
habían adquirido, transformando estos y conceptos anteriores, para dar cabida
a los nuevos. “cuando la estructura académica y social de la escuela ofrezca
un contexto de vida e interacciones, educativo en si mismo, por ser significativo
y relevante, el aprendizaje como proceso de enculturación dará lugar a
la adquisición de las herramientas conceptuales necesarias para interpretar la
realidad y tomar decisiones. En este caso, los alumnos dejaran de comportarse
como estudiantes para actuar como prácticos, desarrollando su comprensión conceptual
de la realidad mediante la interacción social y la colaboración en el análisis
de los problemas, en la propuesta de actuaciones experimentales, en la
evaluación de los procesos y resultados, en definitiva, mediante la
construcción cooperativa del conocimiento en la dinámica de intervención
social.” (3)
Aprenden
a mirar de otra manera, más sistemática, más metódica y más válida de cara a su
formación y al conocimiento de su medio.
Por último,
en lo referente a las fuentes de información, sobran en esta ocasión el
libro de texto, la charla magistral del maestro (que en este trabajo, adopta el
papel de orientador que propone técnicas de trabajo pero que no posee el
conocimiento) y las informaciones acabadas y perfectas dispuestas para copiar.
Los alumnos tienen que construir el conocimiento, a base de recoger información
en todo tipo de materiales y con toda clase de métodos, desde los menos
sofisticados de observación, hasta los que requieren del manejo de grabadoras
y cámaras fotográficas.
Por
sistema todos los alumnos/as pertenecientes al grupo de clase (7° y 8°)
realizan trabajos de este tipo en paralelo a la dinámica de clase, en la que
todos trabajan sobre lo mismo. Al finalizar su trabajo cada grupo expone en
clase lo que ha aprendido sobre lo que trabajó.
Un
trabajo de estas características es apasionante no solo para el alumnado sino
también para los maestros/as. Ayuda a sobrellevar el peso que supone la
obligación de acudir a la escuela todos los días a la misma hora durante el
mismo numero de horas diarias y hace que la escuela sirva para redescubrir la
realidad que nos rodea de manera más verdadera y crítica.
La
experiencia que a continuación se relata, tubo lugar durante el curso 91‑92
y pienso que puede ser interesante para aquellos, que se plantean romper con
la monotonía de la escuela de siempre e iniciar un trabajo de investigación
con alumnos/as de Primaria . Las claves para ello no son
siempre las mismas, varían dependiendo de muchas
circunstancias, pero lo, fundamental ya se ha dicho por parte de todo aquel o
aquella que ha trabajado con esta metodología. Lo fundamental es que el tema
sea decidido por los niños/as libremente y que realmente les interese.
En el
caso que nos ocupa, ni siquiera lo tenían claro. Cuando se abrió el plazo para
escoger trabajos de investigación en el aula (cosa que ahora es costumbre hacer
dos o tres veces en un curso), un grupo formado por dos chicos escogieron hacer
un seguimiento de algún ave rapaz.
La
empresa ya de por si era bastante difícil, pues no se localiza con facilidad
un nido de estas aves. Sin embargo, ellos tenían la seguridad de localizar uno
de cernícalos primilla, por ser la época de llegada de estas aves procedente de
África.
Pasados
varios días , después de rebuscar restos de estas aves por campos y cortijos
abandonados en las afueras del pueblo, trajeron una egagrópila
que pensaron seria una bola de excremento. Cuando les informé de lo que se
trataba se aclararon sus dudas y decidieron cambiar de tema.
Desde
entonces, se encargarían de estudiar el tipo de alimentación de las rapaces a
través de las egagrópilas que producían.
Ese era
el momento que yo esperaba para planificar el trabajo con ellos y dotarlo de
las características de una investigación escolar.
Yo me
había marcado dos objetivos con este tipo de iniciativas: Intentaba desarrollar
el hábito de trabajo sistemático en el que se inicien los pasos más
significativos del método científico de trabajo y por otro lado trataba de despertar
en ellos sensibilidad ecológica y actitudes en defensa del medio ambiente y
las especies protegidas.
En una reunión con el grupo, formado por Raúl y Jose Carlos ambos de trece años hicimos un plan del trabajo que sirvió de índice. En resumen fue:
1‑
Localización y observación de posaderos de aves rapaces.
2‑
Búsqueda de información sobre egagrópilas,
alimentación y hábitos de las aves rapaces.
3‑
Recogida de egagrópilas en distintos posaderos de
aves rapaces.
4‑
Análisis del contenido de las mismas
5‑
Análisis de todos los datos e informaciones recogidos.
6‑
Conclusiones.
7‑
Exposición en clase.
En
principio se les vino el mundo encima, no tenían ninguna confianza en que aquel
trabajo tuviera buen fin. Recoger egagrópilas era una
cosa y hacer un trabajo de esa envergadura, era otra bien distinta. No estaban
seguros que se pudiera sacar conclusiones de una recogida de egagrópilas y de su disección. Por otro lado, no tenían ni
idea de como realizar esa disección, (tampoco yo la tenía). Poco a poco les fui
convenciendo de que todo saldría bien y cada vez que traían algo nuevo yo les
animaba a seguir.
Los tres
primeros puntos se realizaron simultáneamente, pronto localizaron un total de
cuatro posaderos, luego descubrieron que eran todos de lechuza común . En este
momento de la investigación , ya se mostraban más animados,
Poco a
poco les fui introduciendo en diferentes técnicas de recogida de información,
unas conocidas por ellos y otras novedosas hasta para mi. Cada instrumento
(cámara fotográfica, grabadora, dibujos de la localización de los posaderos,
etc)que les introducía como herramienta de recogida de datos, más entusiasmo
les producía ante el trabajo.
‑Recogieron
información de guías de aves, de libros especializados en trabajos de
investigación con aves, fotocopias, vídeos, revistas, pidieron información por
teléfono y por‑ correos a organizaciones ecologistas, etc. todo esto
solo para tener información que les permitiera realizar sus observaciones y
trabajos de recogida y disección de egagrópilas.
‑Para
poder diseccionar las egagrópilas, tuvieron que
aprender a diferenciar los cráneos y mandíbulas de ratones, musarañas y
topillos, y cráneos de pajarillos, ya que estos eran los restos encontrados en
las egagrópilas recogidas por ellos.
‑Grabaron
sonidos de lechuzas en uno de los posaderos, intentaron fotografiar una de las
lechuzas (cosa que no consiguieron).
‑No
podía faltar el diario de campo, donde recogían todas sus observaciones con lugar,
hora, día,etc.
‑Entrevistaron
a personas del pueblo.
‑Cuando
tenían la mayor parte de la información, realizaron un montaje de diapositivas
sobre acetato, con las explicaciones grabadas por ellos y apoyadas por música
de fondo. Con esto se pretendía comunicar lo aprendido sobre las lechuzas a
sus compañeros y compañeras.
De todas
las egagrópilas recogidas, diseccionaron ocho(dos de
cada posadero) Este trabajo fue el más novedoso tanto para ellos como para
mi. Exigía paciencia para separar los huesos de los pelos y plumas (trabajo
que se realiza con pinzas) y paciencia también para clasificarlos.
Antes de
clasificarlos, es necesario conocer las diferencias, entre los cráneos y
mandíbulas de cada una de las presas ingeridas por el ave. En definitiva, se
trataba de clasificar los huesos, reconocer el tipo de presas y la cantidad de
ellas que ingería. Conociendo el tipo de alimentación descubrieron el gran
servicio que estas aves prestan al ser humano y a la naturaleza. Esto
contrastaba enormemente con la creencia existente en el pueblo de que las
lechuzas son aves que traen desgracias, por lo cual se producen muchas bajas
de estas aves.
A mitad
de trabajo nos llegó la convocatoria de un concurso de investigación
naturalista para escuelas de Málaga. Este concurso convocado por GRUNA les
atrajo mucho y se inscribieron.
Cuando
ya tenían todo el material recogido, las egagrópilas
diseccionadas y analizado su contenido, llegó el momento de sacar las
conclusiones. Este es el momento más difícil para ellos. No saben por donde
empezar, en que fijarse, que resaltar. Para hacer esto tuvimos que reunimos un
día de fiesta dentro de las vacaciones de Semana Santa, para que diera tiempo a
presentar el trabajo al concurso.
Nunca se
me olvidará como apareció por el colegio (que abrimos solo para nosotros tres)
Jose Carlos, con su traje de faena y su mula, cargada
de cacharros en los que solía transportar leche. Para asistir a esta reunión,
en día no escolar. Acudió desde su trabajo en el campo que estaba a cinco kilómetros.
Después de la reunión regresó al campo para continuar su jornada de lechero.
Esto que viví con gran satisfacción me demostró el grado de interés que para
ellos había suscitado este trabajo.
En esta
reunión se elaboraron unos criterios para sacar conclusiones que luego ellos
aplicaron. Las conclusiones que elaboraron sin ser muchas , fueron muy
interesantes:
‑El
contraste entre lo que sabia el pueblo (conocimientos equívocos y
supersticiosos) y lo que habían aprendido ellos sobre las lechuzas.
‑La
necesidad de proteger a las aves rapaces.
‑El
aumento de la conciencia hacia temas de protección de las especies protegidas
que se había operado en ellos.
‑Las
dificultades del estudio de estas aves sobre todo en las observaciones
‑Pero
sobre todo lo divertido y eficaz del trabajo por investigación.
Con
estas conclusiones, se dio por acabado este trabajo que fue entregado para el
concurso y después se expuso en clase con la idea de compartir el saber con
sus compañeros y compañeras.
Poco
después conocimos que el trabajo mereció uno de los tres primeros premios del
concurso. Recibieron muchos regalos, salieron por la tele comarcal y en la
prensa. Esto fue todo un evento en el colegio, que desde entonces prestó gran
atención a este tipo de trabajos relacionados con la naturaleza. Este fue el
motor de arranque para que en el curso siguiente se realizara una Campaña en
defensa de las especies protegidas del pueblo. A su vez, la Campaña ha sido
seguida por un importante número de trabajos‑estudios relacionados con el
medio ambiente.
La vida
académica ordinaria ,se transformó desde este acontecimiento. El alumnado se
motivó mucho hacia este tipo de trabajos, no solo por la valoración que se
realizó desde fuera con el premio, sino por el animo y la satisfacción que el
resto de los compañeros y compañeras detectaban en los que se implicaron en
este trabajo. Todos querían participar en trabajos de estas características,
y de hecho, se realizaron varias al curso siguiente.
En el
resto del centro, se dejó sentir de la misma manera. En todas las clases
existe inquietud por la observación y estudio de la naturaleza, de las plantas
y los animales, de la protección de todo ello. En quinto y sexto se llegó a
dedicar un rincón para montar un “Museo Natural”, esta iniciativa se ha
contagiado a las demás clases que la imitan de alguna forma. El profesorado
tiene asegurada la motivación para introducir trabajos de este tipo.
Por otro
lado, este fue el primer trabajo de estas características que yo realizaba y
supuso un empujón en la búsqueda de momentos y motivos temas para realizar‑proponer
trabajos de investigación a grupos y a la clase.
Este
trabajo y otros parecidos, exigen una toma de contacto con la realidad, una
reflexión y análisis de su entorno, sus problemas, sus características más
sobresalientes, y acaban en una reconstrucción del conocimiento que de ella
tenían, también en una toma de conciencia de pertenencia a esa realidad y en
la mayor parte de los casos, los alumnos y alumnas se implican en proponer
soluciones a los problemas que han localizado.
CITAS:
(1) Angel Peréz Gomez. KIKIRIKI N° 29 p.. 9. 1993.
(2) Angel Peréz Gomez KIKIRIKI N° 29 p.. 9. 1993.
(3) Angel Peréz Gomez KIKIRIKI N° 26. p.. 9. 1992.