TODAS Y TODOS La coeducación dentro de un
marco de innovación educativa.
Maite
Mases y
Montse Ventura
Las
autoras de este trabajo analizan las diferencias que aún se siguen manifestando
tanto en la actividad cotidiana como en las interacciones que se establecen en
el grupo‑clase como en el marco institucional de la escuela.
Introducción.
La
necesidad de re‑escribir acerca de una investigación realizada hace
tiempo implica no solo recordar cómo surgió o cómo se
desarrolló, sino también cuáles fueron las necesidades que la motivaron.
Releer
la memoria presentada al Instituto de Ciencias de la Educación de la
Universidad Autónoma de Barcelona al final de la investigación en 1992 o el
artículo publicado por Editorial Graó en Abril, 94) (Educació no sexista, Col.lecció Guix 17).
Nos ha
hecho reflexionar acerca del dinamismo de la escritura, sugiriéndonos la
necesidad de incorporar otras preguntas suscitadas por la repercusión de
nuestro trabajo tanto en el grupo‑clase como en el marco institucional de
la escuela. Nos ha brindado, también, la oportunidad de incorporar nuevas
reflexiones que con el tiempo hemos ido elaborando a raíz de nuestras
discusiones, de las últimas lecturas, de la profundización de nuestras propias
concepciones y también del intercambio de puntos de vista realizado con dos
chicas y dos chicos del grupo que participó en el estudio cuatro años más
tarde.
En este
sentido, aunque la sugerencia inicial fuera tan solo un ejercicio de
traducción, de este último artículo publicado, hemos dado una nueva mirada a
nuestra apropiación de la cultura en torno a la coeducación con cierta
distancia en el tiempo, pero también más reflexiva y claro está con nuevas
aportaciones.
Este
artículo surge pues, no sólo como una síntesis de un estudio-investigación realizado en el contexto del aula de 5º curso
de primaria y de los distintos estamentos de la Escuela Pública Pompeu Fabra de
Barcelona sino también, como ya hemos dicho, de la profundización del análisis
que con el tiempo hemos ido construyendo.
Ahora
bien, la necesidad de un grupo de enseñantes que se plantea cuestiones desde
una actitud reflexiva en torno a la intervención educativa ha hecho posible
el planteamiento de preguntas como: ¿porqué un claustro incorpora en sus reflexiones
la coeducación? ¿Hasta qué punto un grupo de maestras y maestros necesita
legitimar las intervenciones que venía realizando o incorporar las respuestas
encontradas? ¿Estas respuestas suponen un mayor conocimiento colectivo o
despiertan inquietudes personales y profesionales a veces difíciles de llevar
a la práctica?
Los
antecedentes y la cultura de esta escuela en el campo de la reflexión
colectiva tienen una larga trayectoria en temas relacionados con la
Globalización, los Proyectos de Trabajo y la elaboración del Proyecto
Curricular de Centro que permitieron plantear un marco de interpretación
sobre la propia práctica.
Una de
estas actividades de reflexión‑acción se configuró en torno a los
distintos ritmos del alumnado, cómo se entendía el tratamiento de la
diversidad, qué recursos utilizábamos y qué dificultades encontrábamos en el
aula (1988).Un aspecto de la diversidad que no tuvimos
en cuenta en aquel proceso fue la diferencia del alumnado por razón de sexo.
Al ser conscientes de esta omisión, el claustro decidió reiniciar un estudio
sobre el sentido coeducativo en la escuela durante el curso escolar 1990‑1991.
Aunque
en la situación inicial el profesorado decía que el trato recibido por los
alumnos y las alumnas no era explícitamente discriminador, pronto nos
interrogamos acerca de si coeducar
quería decir tener niños y niñas juntos en el aula o deberíamos analizar otros
significados que pusieran de manifiesto aspectos implícitos y no conscientes
que fueran discriminadores.
Antes de
entrar en el desarrollo de la experiencia, querríamos comentar una vez más, que
al escribir acerca de un grupo de niñas y niños nos hemos encontrado con la
dificultad de redacción a nivel de género y es que al
querer tener en cuenta en la escritura la igualdad entre lo que es femenino o
masculino se puede caer en errores como: la omisión,
por aquello de la generalización, la reiteración o la utilización de un
término genérico que acostumbra a estar anclado al masculino. Sin querer,
intuimos que cometeremos todo este tipo de errores, pero quizás hace falta buscar
otras estrategias discursivas que nos ayuden a encontrar nuevas palabras para
nuestras ideas coeducativas.
1.‑ Cómo planteamos la investigación: qué pregunta nos formulamos. Metodología utilizada. Situaciones observadas.
Llegamos
a la coeducación como una continuación del análisis hecho sobre la diversidad
pero siempre dentro de un marco general de reflexión sobre el papel relevante
que tiene para los enseñantes estar inmersos en la innovación.
De este
modo fue que el claustro acordó la configuración de un grupo de
sensibilización y de investigación que desarrollase un trabajo de ayuda al
profesorado sobre el tema de la coeducación, y así poder conceptualizar
a través de la investigación cuáles eran las expectativas sobre la diversidad
por razón de sexo. Este grupo de trabajo se configuró
con una socióloga, una asesora de estudio de caso, una pedagoga, una psicóloga
y una profesora del centro. Ahora mirado en la distancia nos parecen
demasiadas miradas para una sola práctica.
Esta
investigación responde, además, a la necesidad de analizar la realidad del
centro y de encontrar vías de actuación alternativas no discriminatorias.
Se
planificaron tres momentos:
(a) Conocer las opiniones de todos los estamentos de la
escuela para conocer el estado de la cuestión sobre este tema. Estas son
algunas de la preguntas que se plantearon en una
encuesta de opinión de estructura semi‑abierta:
‑
¿ La sociedad da un trato diferenciado por razón de sexo?
‑
¿Es la escuela una institución igualitaria en relación al
trato que reciben a las niñas y los niños?
‑
¿Los padres y madres hablan igual a sus hijos y a sus hijas?
‑
¿Las expectativas del profesorado son las mismas respecto a los niños y a las
niñas?
Reflexionando
sobre algunas de la aportaciones más significativas
pudimos constatar que: “En general se opina que no se da un trato diferencial
por razón de sexo y, en el caso de que así fuera, se realiza
de forma inconsciente”.
Una vez más lo que decimos y lo que pasa no siempre explica la realidad que observamos. Por más que queramos dar un mismo trato a los niños y a las niñas, siempre existirán diferencias que tienen referencias dentro de la propia escuela, en la familia o en el contexto socio‑cultural, y a menudo toman un sentido bien diferenciado en cada persona en relación con su proceso autobiográfico.
También
hemos detectado que el discurso ideológico, la práctica y los hechos no son
coincidentes.
A pesar
de la sensibilidad del profesorado de la escuela respecto al tema, nos
encontramos aún que muchas de las explicitaciones
intentan justificar actuaciones que, si bien están argumentadas desde la
diversidad, en realidad continúan siendo discriminatorias. Quizás estas
justificaciones se tendrían que enmarcar en la concienciación de cada persona y
en como cada uno/a de nosotros vamos conceptualizando
la coeducación dentro de la complejidad histórica, social y cultural en la que
vivimos. El principal indicador diferencial que detectamos fue en los niños y
niñas en relación al juego. En este ámbito se
manifiestan acciones y conductas fácilmente observables y comentadas entre
nosotras.
El
proceso que la sociedad realiza se da en relación a
un discurso de igualdad de oportunidades. En el marco de la escuela se concreta
en la utilización de un lenguaje democrático, un currículum para todos y
todas, aulas de niñas y niños juntos, utilización de los mismos materiales ... Pero las diferencias que se dan en relación
al currículum oculto no se evidencian.
(b) Estudiar aspectos relativos al lenguaje, al discurso y a
la comunicación que podían ser discriminatorios por razón de sexo en el aula
de quinto de primaria.
Considerando
que el lenguaje es uno de los canales más importantes de expresión, de
conocimiento, de transmisión de valores y de organización del comportamiento
humano, decidimos hacerlo objeto de estudio en el aula de quinto.
Según Vigotsky la comunicación nos permite diferenciar en los
actos del habla, los aspectos de contenido (información que recibe el interlocutor)
y los de relación (como se ha de entender la información).
El aspecto relacional puede manifestarse a través del contexto, del lenguaje
no verbal, la entonación, la posición de quien habla, el momento en que se nos
dice alguna cosa, lo que se ha dicho antes, el ritmo y la cadencia de las
palabras. Todo hace que una misma información vaya acompañada de otros mensajes
que trazan un tipo de posicionamiento social entre las personas que se
comunican.
El
trabajo de M.Subirats y C. Brullet
(1988) sobre el lenguaje sexista en el aula nos posibilitó la
profundización en esta vía de estudio y
conocimiento de los canales de transmisión sexistas en la educación.
El
equipo de investigación consideró que el conocimiento de estas formas, los mecanismos
de su producción y las situaciones pedagógicas en que tienen lugar son la vía
más efectiva para iniciar un proceso de toma de conciencia por parte del
profesorado sobre su actuación, planteando cuestiones como: ¿qué formas
adoptan en el discurso la profesora y el alumnado? ¿Estas formas, son las
mismas en diferentes situaciones pedagógicas? ¿Cuáles son los aspectos de
igualdad y diferencia en relación al lenguaje y al
discurso dirigido a las niñas y a los niños que contribuyen a la discriminación?
Para desarrollar este análisis escogimos dos situaciones: la organización del aula en relación al espacio, distribución de las mesas, criterios prioritarios para que esta distribución fuera la más idónea y una clase de Matemáticas. La primera nos permitió darnos cuenta que la necesidad de mezclarse no deja de ser una de las convenciones adoptadas por el discurso oficial de la escuela y la sociedad, ya que ellos y ellas no solamente no la plantean en todas las ocasiones sino que a veces necesitan estar las niñas por un lado o los niños por otro. En la clase de Matemáticas si bien existía por parte de la profesora un requerimiento verbal equilibrado a todo el alumnado pudimos observar que existía una discriminación muy sutil ya que al desarrollar una intervención educativa de tipo estratégico a partir de: hablar, razonar, debatir, explicar, poner en duda... los niños salían ligeramente beneficiados, quizá porque son algo más decididos a la hora de intervenir.
La
devolución que hizo la maestra de sus actuaciones permitió inter‑relacionar
sus criterios con algunas propuestas de intervención general tomando acuerdos a
lo largo del curso que favorecían un buen ambiente de trabajo y de relación.
Sin
embargo estos acuerdos permitieron también al grupo‑clase focalizar su
atención reflexiva en algunos espacios como: el aula de informática, la tutoría
y el juego en el patio. Periódicamente la maestra y el grupo iban revisando las
actividades intencionadas favorecedoras de la relación niñas‑niños. Sus
razones a final de curso, argumentadas desde la diversidad personal “creo
que es igual con quien esté, si trabajo o hablo depende de mi, no de la otra
persona” posibilitaron reflexionar sobre la diferencia de intencionalidad
al principio de curso, mas basada en un criterios de
cantidad o de necesidad de conocerse más o de obligación de trabajar “Si
estamos juntos niñas y niños hablaríamos menos y haríamos más amistades”.
(c) Una vez obtenidos los datos concretos, proceder al diseño de propuestas de intervención alternativas en las aulas y en la escuela en general.
A partir
de los datos obtenidos sobre el estado de la cuestión del tema y de la
investigación en la aula de quinto, el profesorado se planteó llevar a cabo
sistemáticamente una serie de acciones (recogida de lecturas en relación al
tratamiento de los cuentos, del uso no sexista del lenguaje, sobre las nuevas
tecnologías, problemas matemáticos, imágenes, conferencias dirigidas a
diferentes estamentos de la escuela...) y acciones puntuales (cartas de
denuncia al Área de Deportes de Ayuntamiento de Barcelona, al club
Excursionista Pirenaico, al cantautor Celdoni Fonoll, cambios de tipo organizativo de las Olimpíadas
Escolares, edición de un video ... ) que favorecían el
diálogo sobre este tema.
2.‑ Qué conlleva intervenir coeducativamente.
Estábamos,
pues, interesadas en conocer las diferencias que existen a
nivel de discurso entre las niñas y los niños. Sin embargo al realizarla
fuimos conscientes de que era posible ir más allá en nuestra investigación ya
que al analizar las situaciones nos dimos cuenta que se podían construir
nuevas estrategias de intervención a nivel coeducativo que en un principio no
habíamos contemplado.
Así fue
como incorporamos los cambios introducidos en la clase en nuestras reflexiones.
Aspecto que actualmente también nos permite analizar sus repercusiones a lo
largo de estos años, en los chicos y chicas, en el profesorado y en nosotras
mismas.
Con el
paso del tiempo nos hemos dado cuenta que nuestras reflexiones sobre lo que
supone tener una actitud globalizadora, que trata de
cuestionar la realidad y el estilo de enseñar en el aula, hace
posible que una investigación como esta, nos brinde la oportunidad de crear un
espacio más de aprendizaje para nosotras.
Visto
pues desde la actitud globalizadora nos ha hecho
pensar en un estilo de enseñanza en donde la coeducación esta sumergida dentro
de él, como un elemento que le dota de otra significación, al no tratarse
solamente de un acto de voluntad sino también de conocimiento y de conciencia.
3.‑ Las reflexiones de los protagonistas realizadas cuatro años más tarde. Nivel de implicación y de conciencia.
Con el
pretexto de escribir este artículo, pensamos que seria una buena ocasión para
encontrarnos con algunos protagonistas de la historia. Convocamos, pues, a dos
chicos y dos chicas para charlar y ver si recordaban lo que pasó y qué sentido
le daban en el presente a la experiencia realizada entonces.
Así
pues, las cuestiones que planteamos estaban centradas en el recuerdo de la
experiencia de aquel curso. Para ello formulamos diversas preguntas que nos
facilitaran una información vinculada con el proceso realizado y con la toma
de conciencia del mismo.
La
conversación fue fluida y interesante, ya que por un lado nos mostraban sus
recuerdos y al mismo tiempo nos sugerían nuevas ideas. No tuvieron ninguna
dificultad en recordar la situación creada a lo largo de aquel curso ni tampoco
en transmitir su evolución los cambios que han ido haciendo con el paso del
tiempo.
Hemos
organizado nuestra conversación en cuatro partes que si bien no se dieron
exactamente de esta forma, al hacer la transcripción
hemos pensado que podría hacerla más compresiva para el lector o la lectora.
Ahora
los cuatro van a empezar sus estudios por primera vez fuera de la escuela para
conocer nuevos espacios, ambientes y amistades. Uno de ellos nos comenta que no
conoce a nadie de su nuevo Instituto, esta algo inquieto pero cree que muy
pronto iniciará nuevas amistades.
3. 1. El recuerdo de lo que pasó, como un relato que les puso en ruta.
Aquel
curso recuerdo que entramos en nuestra nueva aula de forma precipitada y sin
pensarlo dos veces nos sentamos las niñas a un lado y los niños en otro.
Entonces
nuestra maestra nos evidenció lo ocurrido y nos comentó la posibilidad de
pensar sobre cuales habían podido ser nuestros criterios a la hora de escoger
un lugar en la clase.
Y así
nos dimos cuenta que cuando escogimos nuestro sitio en la clase lo hacíamos en relación a criterios de amistad, con quien éramos más amigos
o amigas y como desde pequeños o pequeñas ya nos habíamos acostumbrado a estar
niños con niñas y niños con niños y así nos colocamos el primer día del curso.
Y a
partir de aquí empezó todo. Todo empezó a cambiar. Al darnos cuenta que desde
que empezamos la escuela en el parvulario hasta principios de quinto, habíamos ido siempre los niños por un lado y los niñas por
otro empezamos a pensar en otras formas posibles de relacionamos.
Ahora
cuando recordamos aquel principio de curso nos damos
cuenta también que esto pasaba no tan solo dentro del aula sino también fuera
de ella. En el patio, por ejemplo, la mayoría de los niños ocupábamos todo el
patio jugando a fútbol y como las niños hacían
grupitos y se sentaban en los bancos a hablar, esto era lo habitual en nuestro
grupo y así lo hablamos hecho desde que empezamos a ir a la escuela.
3.2. Las
repercusiones del cambio.
No nos
habíamos planteado nunca por qué estábamos separados y a partir del momento en
que lo hablamos el cambio fue radical.
Empezamos
a ir más juntos niñas y niños, sin embargo teníamos
que hacer un esfuerzo ya que espontáneamente no nos salía. Y así fue durante
los cursos de quinto y sexto. Luego, en séptimo y octavo, ya no fue igual pues
no teníamos que pensarlo nos juntábamos chicos y chicas en función de la
situación: juego, trabajo, otras actividades como teatro, salidas fuera de la
escuela...
En
quinto y en sexto también nos pasó todo aquel “rollo” de los novios y las
novias pero después cambió y fuimos más amigos y amigas.
De todas
formas aún nos quedan formas de relación que arrastramos de cuando éramos
pequeños y es que durante muchos años estuvimos muy juntas, nos hicimos muy
amigas y continuamos siéndolo, pero creemos que hemos ampliado nuestro círculo
de amistades y hemos introducido otras maneras de estar con los demás.
3.3. ¿Somos realmente diferentes?
De
pequeños los niños nos acostumbramos a jugar a pelota y las niñas a muñecas.
Ahora creemos que podrían organizar más juegos en los que tuvieran que
mezclarse las niñas con los niños.
Cuando
eres pequeña aún no sabes todo esto de las diferencias pero poco a poco por la
televisión y por lo que te dicen y te hacen los mayores te vas dando cuenta.
Cuando
era pequeño me acuerdo que jugaba con las barbies de
mi hermana y poco a poco empecé a pensar que lo que estaba haciendo no era lo
que hacía la mayoría de mis compañeros y fui dejándolo para dedicarme cada vez
más a la pelota.
De
pequeñas nos gustaba jugar a todo y con todo, fuimos cambiando porque los
padres, por ejemplo continúan enseñando a jugar a fútbol solo a los niños. Si
los mayores cambiasen nosotros también lo haríamos.
Yo se
que juego bastante bien a fútbol porque he practicado mucho desde siempre y
creo que si los niñas también practicasen lo podrían
hacer muy bien.
De todos
formas durante estos años nos hemos dado cuenta, sobre todo en el deporte, que
los niños somos más fuertes y que los niños en cambio
somos más flexibles. Por esta razón nuestra profesora de gimnasia exigía más en
los controles de fuerza a los niños y en los de flexibilidad a las niñas.
En
cambio en la clase todos y todos somos diferentes, las diferencias no se dan
así entre chicos y chicas, dependen de cada persona.
No
podemos decir los niños son mejores en Matemáticas y las
niños en Lengua porque no es cierto, hay de todo.
Tampoco
vemos diferencias en el modo de trabajar. A veces hay una chica que se preocupa
mucho porque no ha hecho su trabajo y parece que sea muy responsable por ello,
pero lo cierto es que no lo ha hecho y en cambio los niños quizás lo han hecho
todos. No creemos en aspectos tan generales como los niños son así o las niños son asá. Nunca lo hemos
vivido de esta manera dentro de la clase, aunque sí fuera de ella.
3.4. Nuestras aportaciones para otros grupos.
Probablemente
si no hubiésemos hablado de esta situación también se hubieran producido
cambios, pero creemos que se hubieran dado más tarde. Hubiéramos terminado
relacionándonos todas y todos pero no en quinto quizás en séptimo.
Creemos
que este tipo de trabajo se puede introducir antes, pero no muchos antes,
porque es difícil de entender. Quizás en tercero y cuarto ya se puede hacer
como lo hicimos nosotros en quinto, en el parvulario quizás se puede hacer un
trabajo desde el juego ya que de pequeños las diferencias están en el tipo de
juegos pero no cuando se trabaja en el aula.
También
es cierto que los medios de comunicación y la sociedad influyen mucho en
nosotras y nos suministran imágenes de chicas o chicos muy clásicas.
Las
personas mayores, especialmente los que han pasado la guerra, son los que más
les cuesta cambiar sus ideas. Hay gente que defiende
aún que los niños son mejores que las niñas, sobretodo los abuelos. Por ejemplo
“yo una vez me puse un pendiente y mi abuelo me lo hizo quitar porque era un
niño”.
3.5. Algunas ideas más.
Creemos
que se enseña antes a los niños a ser independientes que a las niñas. Aunque
esto ahora esté cambiando se tiene que insistir más en este aspecto.
Ahora
nos damos cuento que en quinto cambiamos mucho en el trabajo, en nuestra
manera de ir a la escuela, en como nos implicábamos en las situaciones, en
nuestro estilo de trabajar ... en todo.
Nuestro
cambio aquel año fue: pasar de ser niñas y niños a chicos y chicas.
4.‑
A modo de conclusión.
A largo
de este tiempo hemos aprendido que la cuestión no radica en dar a conocer la concepciones históricas y culturales de la coeducación
sino en como crear consciencia de ellas.
Para
nosotras este ha sido un elemento clave ya que nos ha permitido encontrar
nuevas maneras de comprender a las personas como producto de la cultura y de la
naturaleza a la vez.
Por lo que entendemos toda acción coeducativa, entendida como un proceso de reflexión, no
puede ser reducida a términos de intencionalidad como el que hace referencia
a la igualdad en el trato con los niños y las niñas sino que es fundamental
que el profesorado explicite su pensamiento y su representación de la
realidad para poder ser conscientes de como se interviene en el aula. Solo así
se podrá posibilitar la reconstrucción de la propia identidad del alumnado en
relación con las diferentes realidades que le rodean.
Nuestro
aprendizaje clave a lo largo de estos años ha sido el mirar el término
“coeducación” como la reconstrucción consciente de nuestras propias
concepciones en relación a las dominantes en nuestra cultura para poder
incorporarlo en las reflexiones escolares que facilite más compresión sobre las
discriminaciones.
Todo
este recorrido nos ha conducido a ampliar el concepto de discriminación,
planteándonos la necesidad de continuar analizando otras discriminaciones que
producen desigualdades en nuestros niños y niñas. Percibimos que en la escuela
urge ampliar este debate hacia las construcciones sociales sobre las distintas
culturas, sus diferencias y las consecuencias que tan a menudo implican
desigualdades.
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