El Escolar y El Faro de Veiga, dos periódicos escolares en los
orígenes de la prensa local gallega
1. INTRODUCCIÓN
Si bien el afán didáctico y
moralizante es básico en la concepción y desarrollo de la prensa infantil,
juvenil y escolar, también hay que señalar su creciente importancia como
instrumento para la inculturación, fundamentalmente en aquellas comunidades
que, teniendo una lengua y cultura propias, se vieron obligados a educar a sus
hijos en la lengua común mayoritaria e impuesta. Es por este motivo por lo que,
a partir de mediados del siglo XIX -cuando comienzan a tener éxito los movimientos
de revitalización de la personalidad y conciencia nacional de estas comunidades
(muchas veces a través de la recuperación de la lengua propia para la creación
cultural y literaria)-, se tendrá muy en cuenta la utilización de la prensa
infantil y juvenil para hacer llegar a los más jóvenes el legado de la
tradición cultural del país. Cataluña y, en general, la lengua catalana mostró
una especial predilección por estos canales juveniles, predilección que
continúa teniendo lugar y presencia en la actualidad. En otras comunidades
-como la gallega-, será fundamentalmente la prensa escolar la que dé lugar a
primeras y muy genuinas muestras de prensa local, con comarcas enteras
implicadas en la publicación de periódicos que trascienden el ámbito de la escuela
y de la propia comarca natural. Es el caso de los periódicos El Escolar y El
Faro de Veiga, publicados en la primera década del siglo XX en Ortigueira,
municipio de la provincia de A Coruña con una interesante tradición en el
patrocinio y mantenimiento de peculiares iniciativas de prensa local.
Vinculados a esta tradición, y con el apoyo económico de las sociedades y
centros gallegos de La Habana y Buenos Aires, dichos periódicos escolares
fueron capaces de superar la dimensión de experiencias pedagógicas más o menos
adelantadas para convertirse, dentro de sus límites, en documento y crónica de
su tiempo. Serán, por otra parte, el precedente de una interesante producción
de prensa escolar en Galicia que se mantiene y renueva en nuestros días.
2. CLAVES DE LA APARICIÓN DE LA
PRIMEIRA PRENSA ESCOLAR GALLEGA
Como escribe Gabriela Obregón, investigadora de la Universidade de
Franche-Comté-Besançòn que ha dedicado buena parte de sus trabajos al fenómeno
de la prensa infantil y escolar en Galicia, “la comarca de Ortegal es la región
de los periódicos infantiles” (G. Obregón, 1990: 63). Podría ampliarse esta
afirmación añadiendo que en dicha comarca gallega se pusieron en marcha los
primeros y más duraderos ejemplos de publicaciones periódicas informativas de ámbito
local (algunas de ellas se cuentan entre las más antiguas de Galicia y
felizmente se mantienen aún en activo), entre las cuales es cierto que llama la
atención la presencia, vigor y dimensión social que tuvieron las iniciativas
periodísticas vinculadas al ámbito escolar. Son significativas estas
experiencias tanto por la época en que se pusieron en marcha -comienzos del
presente siglo- como por lo que supusieron en su entorno para la innovación y
renovación pedagógica, en un momento en que las carencias generales hacían
zozobrar cualquier proyecto que se alejara de las convenciones establecidas o
de las vías educativas habituales.
En este fenómeno que ha congregado el interés sobre la zona de
Ortigueira de especialistas y estudiosos de la pedagogía y de la comunicación,
tres son las claves que hay que tener en cuenta a la hora de identificar las
causas que dieron lugar a esta proliferación de cabeceras de prensa que
vinculaban a la escuela con el periodismo. Por una parte, debemos tener en
cuenta el afán renovador en el ámbito de la enseñanza que se dio entre
destacados miembros de la comunidad docente que desarrollaron su actividad
profesional en los albores del siglo XX en la comarca ortegana, los cuales, por
cierto, encontraron una sociedad madura y receptiva que aceptó con entusiasmo
sus ansias de progreso, como detallaremos más adelante. Por otra parte, y
conectado con ese clima de interés general hacia la cultura y renovación, es
obligado señalar la importante tradición de esta zona del norte de la provincia
de A Coruña en la puesta en marcha y mantenimiento de empresas dedicadas a la
información local, aspecto que cuajó en ejemplos no sólo paradigmáticos desde
el punto de vista periodístico sino ampliamente apoyados por un grupo social
habituado al consumo de prensa y, por lo tanto, impulsor con su apoyo no sólo
de su supervivencia sino de su constante reformulación, cuestión ésta que
también analizaremos en las líneas que siguen.
Finalmente, cabe señalar como tercer punto sobre el que se apoyaron las
iniciativas tanto de prensa local como, concretamente, de prensa escolar, la
implicación en las mismas -tanto por la vía económica como a través del
seguimiento y constante suministro de contenidos- de las sociedades y grupos de
emigrantes de la zona radicados en los países receptores de emigración gallega,
principalmente los que tuvieron como destino Argentina y Cuba; a esta
particularidad, y al protagonismo de la emigración en los contenidos de las
publicaciones escolares analizadas, dedicaremos la parte final de esta
comunicación.
2. PRECEDENTES DE PERIODISMO LOCAL EN LA ZONA
Según ha indicado Luis Celeiro Álvarez, “as zonas de Ortigueira,
Mondoñedo, Chantada e Tui foron as máis ricas en publicacións periódicas nos
últimos anos do século pasado e nos ánteriores á guerra, no século XX” (Celeiro
Álvarez, 1989: 62). En lo que respecta a la comarca de Ortegal, el citado
investigador y periodista enumera las experiencias de los periódicos El
Horizonte (“Periódico de intereses generales” que salió a la calle tres veces
al mes en la villa de Cedeira durante el período comprendido entre 1883 y
1886); El Faro de Ortegal (semanario del que se llegaron a publicar diecisiete
números en el primer semestre de 1889); El Ortegal (“Semanario de intereses
generales” que tiró sesenta y nueve números desde junio de 1889); El Cabo
Ortegal , periódico que salió por primera vez el 28 de septiembre de 1890;
después de publicar sesenta y siete números pasó a denominarse El Ortegal, y
bajo esta nueva cabecera el que se autoproclamaba “Semanario político
independiente” aún siguió editando veintitrés números más, dejando de
publicarse definitivamente el 5 de agosto de 1894.
A estas iniciativas de periodismo local hay que sumar las protagonizadas
por El Condado de Ortigueira (semanario “Propagador de conocimientos útiles y
noticias” que publicó 196 números entre el 12 de agosto de 1894 y el 30 de
junio de 1898); Revista Ortegana (“Periódico bimensual independiente” que se
encontró veintisiete veces con sus lectores desde el 1 de diciembre de 1898,
fecha de sú primera salida); y El Eco de Ortigueira (“Semanario político,
literario y de noticias”, que empezó a publicarse el 6 de agosto de 1899 y,
después de una suspensión de edición entre el 14 de enero y el 7 de octubre de
1900, deja de existir definitivamente el 16 de diciembre de ese mismo año de
1900).
Las empresas periodísticas que cronológicamente siguen el periplo de
esta historia de la prensa ortegana son ya los periódicos escolares El Escolar
y El Faro de Veiga, de los que nos ocuparemos con más detenimiento.
Así pues, esta cadena de efímeras pero ininterrumpidas publicaciones
periódicas lleva al investigador Vicente Peña Saavedra a afirmar que en el año
1905 -año en el que se pone en marcha el primero de los dos periódicos escolares
citados- “o periódico, o semanario, debía ser un medio de comunicación habitual
e ordinario cando menos nos fogares e establecementos públicos da vila de Santa
Marta, e con toda probabilidade tamén nalgunhas das casas, cantinas e tabernas
da súa área de influencia (...). Os xornais, redactados, compostos e tirados na
vila a instancias dalgúns sectores cultos, pouco a pouco íanse facendo cun
espacio propio e específico dentro da cultura popular”(Peña Saavedra, 1990:
77).
Debe conectarse esta constante demanda de medios de comunicación propios
(lo cual, a su vez, es necesario ligar con unos niveles de lectura de prensa
superiores a la media galega de la época) con la existencia en la comarca de
una vida cultural intensa animada por ciudadanos con inquietudes y dotados de
prestigio y capacidad de liderazgo. Entre los miembros de esta elite Peña
Saavedra sitúa a Leandro Pita y Sánchez-Boado, escritor y dramaturgo con obra
representada en el Teatro Principal de Santiago, y a Pedro Castiñeiras
Villarnovo (Couceiro Freijomil, 1951), también él escritor. Junto a ellos, y
desarrollando una labor no menos decisiva, se encuentra el impresor David Fojo
Díaz, miembro de una saga familiar relacionada con las artes gráficas por cuyas
manos pasaron casi todas las iniciativas de prensa local desarrolladas en la
comarca de Ortegal.
3. RENOVACIÓN PEDAGÓGICA Y PRENSA ESCOLAR
En ese ambiente receptivo y privilegiadamente dinamizado, no tardan en
surgir y fructificar los esfuerzos de renovación pedagógica propiciados desde
el ámbito de la enseñanza, con lo cual tenemos en el ejemplo ortegano una buena
demostración de lo que puede llegar a dar de sí la sintonía entre escuela y
sociedad progresistas. La puesta en marcha de periódicos escolares en
Ortigueira -de los primeros que se hicieron en ee Estado español- responde a
esa dinámica de colaboración, pero -justo es subrayarlo- se debe sobre todo a
la labor del maestro José María Lage Martínez, verdadero adelantado de la
pedagogía practicada en su tiempo y partidario de la función formativa de las
que hoy denominamos “actividades extraescolares”, entre las que se contaban la
realización de prensa escolar. El esfuerzo individual de Lage Martínez no sólo
coincidió en el tiempo con el de los agentes de dinamización social y cultural
antes citados (también ellos implicados en las propuestas de renovación
pedagógica por contar en ese momento con hijos en edad escolar), sino también
con un movimiento -concretado en la Asociación de Maestres de Primera Enseñanza
del Partido Judicial de Ortigueira- que organizó y agrupó a los profesionales
del magisterio en la comarca ortegana para dar salida y canalizar sus demandas
y reivindicaciones; demandas y reivindicaciones que encontraron entre las
autoridades locales eficaces defensores que se preocuparon por la modernización
de las infraestructuras y de los espacios escolares (Peña Saavedra, 1990:
45-62).
Como se puede apreciar, esta confluencia de intereses permitió la
experimentación de proyectos aún hoy sin estudiar en toda su dimensión y, como
ya se indicó, dio pie a la creación de sendas cabeceras de prensa escolar. Así,
en octubre de 1905 nacía El Gallego, primera manifestación de prensa escolar en
Ortigueira que contó con un sólo número manuscrito, ya que en la siguiente
salida el periódico cambió de nombre adoptando el definitivo El Escolar, con el
que salieron veintitrés números, de cuatro páginas cada uno, hasta el último,
publicado en el verano de 1907. A partir del número tres abandonó la edición
manuscrita para pasar a editarse en la imprenta Fojo. Aunque el inspirador y
alma mater de este periódico escolar fuera, como ya se dijo, el maestro José
María Lage Martínez, la presencia activa y participación de los alumnos en el
mismo fue realmente muy importante. Basta indicar, como ejemplo de esta
implicación, el hecho de que el director del periódico fuera un niño llamado
Rafael Armada Sagrera, con el tiempo importante publicista, periodista y
empresario en Cuba. Y también eran niños los que ocupaban los cargos de
redactor-jefe y de administrador, que les correspondieron a Octavio Bermúdez y
Rogelio Carballés, respectivamente.
La dimensión que llegó a alcanzar El Escolar dentro y fuera de su ámbito
natural lleva a Blanca-Ana Roig a afirmar que esta manifestación de prensa
escolar “non só foi unha experiencia pedagóxica, senón que dentro dos seus
límites foi e é un documento e crónica do seu tempo” (Roig Rechou, 1994: 353).
Pocos meses después de la desaparición de El Escolar -concretamente el 1
de noviembre de 1907- nace El Faro de Veiga, en realidad continuador del
primero, en este caso bajo la dirección del maestro Manuel Rodríguez Molinos y
dentro de las actividades del colegio privado “San Adrián”, centro escolar
fundado por la Sociedad de Instrucción “San Adrián”, órgano creado en Santa
Clara (Cuba) por emigrantes naturales de la parroquia ortegana de San Adrián
preocupados -como sucedió en muchos otros casos- por el progreso educativo de
su comarca de origen. Este patrocinio directo de la sociedad gallego-cubana
hizo que El Faro de Veiga funcionara no sólo como un periódicol escolar
distribuido entre los alumnos y allegados al citado centro escolar, sino que
traspasara fronteras, cruzara el océano y se convirtiera en una vía abierta a
los emigrantes gallegos en Cuba, que utilizaron este periódico como receptor de
sus frecuentes mensajes y colaboraciones, como testimonian los estudios
realizados y tendremos ocasión de destacar de modo más detallado en el
siguiente apartado de esta comunicación. Sirva como ejemplo casi anecdótico de
esta colaboración el dato que recoge Peña Saavedra al especificar que los
cuatro primeros números de El Faro de Veiga fueron mecanografiados utilizando
una máquina de escribir Underwood, regalo hecho al colegio “San Adrián” por
José Salgueiro, vecino de la citada parroquia ortegana afincado en Cuba.
Esta segunda experiencia de prensa escolar desarrollada en la comarca de
Ortegal mantuvo su cita con los lectores -siempre con fecha de salida
establecida para el 15 de cada mes, norma que, por cierto, sólo dejó de
cumplirse en los números 1 y 5- hasta el 15 de febrero de 1913, fecha en que
aparece el número 61, último de los publicados.
Como ya tuvimos ocasión de afirmar en otra ocasión (Neira Cruz, 1998),
la buena acogida dispensada a El Escolar primero, y más tarde a El Faro de
Veiga fuera de Ortigueira -tanto en Galicia como, sobre todo, en La Habana y
Buenos Aires- propició e impulsó iniciativas semejantes en otras comarcas
gallegas, muchas de ellas con el patrocinio directo de las sociedades y centros
recreativos de los emigrantes gallegos en América.
4.
LA EMIGRACIÓN EN LAS PÁGINAS DE
EL ESCOLAR E EL FARO DE VEIGA
A la hora de analizar El Escolar y El Faro de Veiga podemos aproximarnos
a la presencia de la emigración gallega a América -fundamentalmente a Cuba-
desde dos puntos de vista o dimensiones. Por una parte, se debe tener en cuenta
el hecho ya señalado de ser estas experiencias de prensa escolar que nacieron y
pudieron sobrevivir en buena medida gracias al apoyo de los emigrantes. Así
pues, esta filiación provocó que la emigración fuera tema frecuente, a veces
casi recurrente, en las páginas de ambas publicaciones, las cuales, de ese
modo, no sólo recompensaban la generosidad económica de los gallegos del
exterior, sino también abrían “mercados” hacia un nuevo ámbito en el que
encontraron, desde el principio, un público entusiasta, receptivo y fiel,
fidelidad ésta que se tradujo en la compra y suscripción de tantos o más
ejemplares que los que se vendían en el entorno de Ortigueira. Además, esta vocación
americana llevó a El Escolar y a El Faro de Veiga a profundizar en una serie de
temáticas alejadas de la realidad inmediata a los redactores de los textos, y
dio lugar a la introducción de colaboraciones llegadas del otro lado del
Atlántico, con lo cual los aprendices de periodistas estaban conectando
directamente con figuras clásicas de la prensa para adultos como son el
corresponsal o el enviado especial, las cuales difícilmente hubieran hecho acto
de presencia en los contenidos de los dos periódicos escolares de no mediar
esta transnacionalidad o internacionalidad tanto de los contenidos, como de las
firmas y, en definitiva, de los lectores. Pero además, estas circunstancias
supusieron para los dos periódicos escolares la superación de los lindes que,
en principio, les debían ser propios, para pasar a abarcar una comunidad de
lectores que convirtieron estos ejemplos de prensa “de aula” en órganos
informativos que funcionaron para los emigrantes como “una especie de cordón
umbilical que evitará el desarraigo definitivo” (Peña Saavedra, 1990: 84).
Por otra parte, esta relación de intercambio/dependencia tuvo unas
consecuencias claras en la configuración de la agenda temática de ambos
periódicos, aspecto éste que aún es más evidente en el caso de El Faro de
Veiga, que llega a recibir indicaciones explícitas por sus patrocinadores
cubanos sobre los contenidos que debían reforzar y aquéllos que era mejor
evitar o tratar de forma más esporádica. Así lo podemos comprobar, por ejemplo,
cuando los directivos de la Sociedad de Instrucción “San Adrián” le remiten a
la Junta de Educación del colegio ortegano una serie de instrucciones entre las
que figura la conveniencia de que, en lugar de incluir tanta información sobre
religión o actos religiosos, el periódico incorpore “una sección con
descripciones geográficas e históricas de Galicia, otra de literatura gallega y
castellana, en la cual podrían reproducirse composiciones poéticas de Rosalía
Castro, Curros Enríquez, Carvajal, García Ferreiro y otros”. Y por si no les
quedaba claro, añadían “que la reproducción continua de acontecimientos
transcendentales dentro del catolicismo no es del agrado de la mayoría de los
socios” (Peña Saavedra, 1990: 84).
Tal es la dependencia que existe entre El Faro de Veiga y la sociedad
cubana que lo asistía económicamente que, cuando ésta empieza a declinar y a
perder socios y, por lo tanto, ingresos, uno de los primeros gastos que deciden
ahorrar es el destinado a la impresión del periódico escolar. Esto supone la
desaparición del medio. Es decir: sin el dinero cubano no era posible seguir
adelante con el periódico de la escuela, por mucho que todos estuvieran muy
satisfechos de su función y presencia.
La otra dimensión que conviene atender a la hora de intentar -aunque sea
mínimamente- detallar la presencia cubana en estos dos periódicos escolares de
comienzos de siglo está relacionado estrictamente con el ámbito de los
contenidos, es decir, con los textos que fueron publicando y con la temática de
los mismos. En espera de la realización de un vaciado exhaustivo de ambas
publicaciones, seguido del análisis y clasificación de dichos contenidos,
debemos reconocer el interés que ya ha suscitado el tema de la emigración entre
los investigadores, ya que fue estudiado, entre otros, por Gabriela Obregón,
Vicente Peña Saavedra y Luis Celeiro Álvarez. La primera dedicó un artículo al
análisis de las referencias a la emigración hacia América que se pueden
encontrar en El Escolar. En este trabajo, Obregón subraya la atención que los
jóvenes redactores les prestaban tanto a los que partían como a los que
regresaban de los países americanos receptores de emigrantes gallegos,
fundamentalmente Argentina y Cuba. Se trata, en todo caso, de notas
recordatorias o artículos laudatorios cargados de sentimiento pero en los que,
como aprecia Gabriela Obregón de modo certero, “nadie explica las razones
económicas, políticas y sociales que obligan a los gallegos a emigrar en esta
época” (Obregón, 1990: 66). La misma autora repara en la escasa presencia que las
clases obreras tienen en el periódico -que aparecen, a lo sumo, en los largos
listados de suscriptores-, mientras los emigrantes enriquecidos o
intelectualmente mejor dotados llegan a ser protagonistas de homenajes
explícitos que les tributan los escolares orteganos a través de El Escolar. Dos
de los niños-periodistas que más trabajos firmaron en este periódico fueron,
pasado el tiempo, también ellos emigrantes; el director, Rafael Armada Sagreda,
partió para Cuba, donde llevó a cabo una intensa e interesante labor en el
ámbito del periodismo, como ya se ha indicado anteriormente. El otro, Augusto
Bermúdez García -que solía firmar en El Escolar con el seudónimo de Augusto
Covián- en Argentina, donde su estrella de poeta en ciernes se eclipsó.
El Faro de Veiga siguió también muy de cerca la temática de la
emigración, aunque en su caso se aprecia más el protagonismo de Cuba y de los
gallego-cubanos, frente a otros países americanos receptores de emigrantes, lo
cual está directamente relacionado con la estrecha relación ya citada que unía
al periódico al colegio de San Adrián con la Sociedad de Instrucción “San
Adrián”, de Santa Clara (Cuba). La forma de abordar la emigración no es muy
diferente a la que ya encontrábamos en El Escolar. Siguen abundando los textos
-tanto desde la parte gallega como desde la cubana- que se recrean en las
gracias y virtudes considerablemente idealizadas de la tierra de origen común,
destacando también una especial reverencia de los redactores orteganos hacia
sus benefactores de la isla, “que desean nuestro bien” (El Faro de Veiga, nº 5,
20.3.1908, p. 1). Con todo, y en contraste con esta dialéctica un tanto
edulcorada, no deja de llamar la atención un texto firmado por el niño José
Crego Cao, el cual, inflamado de patriotismo, llega a afirmar que “están en un
error” los que optan por la emigración, ya que entre los “muchos modos de
servir a la patria” no quedan atrás los trabajos del campesino, del soldado,
del benefactor o filántropo, del literato o del inventor que, sin salir de su tierra,
procuran su progreso. Concluye el joven redactor que “escogiendo uno de estes
(sic) medios, seremos unos verdaderos patriotas” (El Faro de Veiga, nº 5,
20.3.1908, p. 4), afirmación que, suponemos, no les habría hecho mucha gracia a
todos los benefactores establecidos en Cuba.
5. CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, y a modo de conclusiónes que
ayuden a identificar o centrar los ejes básicos de lo que se ha pretendido
presentar en esta comunicación, queremos señalar las ideas siguientes:
a)
El afán renovador en el ámbito de la
enseñanza que se dio a comienzos del presente siglo en la comarca de Ortegal, y
que se plasmó -entre otras consecuciones- en la puesta en marcha de El Escolar
y El Faro de Veiga, primeros periódicos escolares realizados por alumnos de
escuela primaria que se hicieron en Galicia, y de los primeros que se llegaron
a publicar en todo el estado español.
b) La
existencia de un clima social y cultural en la zona de Ortigueira, y de un
hábito lector y de consumo de prensa entre su gente (explicable a través de la
larga tradición periodística de la comarca), que posibilitó el éxito y difusión
de estas iniciativas de prensa escolar.
c)
El apoyo decidido y entusiasta que, tanto
en el plano económico como a través del suministro de contenidos y lectores,
ofreció la emigración gallega en Cuba a estas iniciativas de prensa escolar,
las cuales trascienden las paredes del aula para convertirse en vínculo entre
la actualidad de la parroquia de origen y los hijos de la misma emigrados y
sedientos de información sobre las pequeñas novedades de la vida cotidiana.
d) La
presencia que la emigración gallega en Cuba tiene en las páginas de El Escolar
y El Faro de Veiga, presencia que se aprecia tanto en el plano de los contenidos
y de la configuración de la agenda temática de ambos periódicos, como en el
plano de la orientación de los mismos y, sobre todo, de su sostenimiento.
Cuando falta el dinero de Cuba los periódicos (es el caso de El Faro de Veiga)
dejan de editarse.
e)
La abundante presencia de las temáticas
relacionadas con la emigración en los textos que escriben los niños-periodistas
de estos dos medios; sin embargo, estamos ante análisis superficiales que pecan
de laudatorios o sentimentalistas y que no llegan a ahondar en las razones y
problemas reales de la emigración.
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FORMA DE
CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 2000; título del texto, en
Revista Latina de Comunicación Social, número 25, de enero de 2000, La Laguna
(Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000yene/139vaneira.html
Revista Latina de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) - enero de 2000 - número 25
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 – 5820 (año 3º)
http://www.ull.es/publicaciones/latina