[Marzo de 2000]
El profesor universitario en Ciencias de
la Información (Periodismo) y sus actitudes
(1.833 palabras – páginas)
Dra.
Pastora Moreno ©
Universidad
de Sevilla
Partimos
de la base de que el profesor universitario es un profesional que realiza un
servicio a la sociedad a través de la universidad, con su investigación y su
docencia.
Si el
protagonista del proceso educativo es el educando, el mejor profesor no es el
que mejor explica, sino el que, además, hace trabajar más a sus alumnos, el que
mejor los estimula y orienta en su actividad. Su valor estriba en que a través
de él, con su modo de ejercer la docencia, llegan al estudiante los estímulos
adecuados para su mejor educación. Por tanto, debe ser competente en el ámbito
de su disciplina, reflexivo, crítico, y realizar actividades de investigación
que fomenten la creación y desarrollo del conocimiento.
En una
época como la nuestra, en la que el desarrollo técnico y de modo especial los
medios de comunicación, que es lo que a nosotros directamente nos interesa, han
ensanchado prodigiosamente la posibilidad de contacto entre el hombre y la
realidad, la acción del profesor necesita cada vez más el auxilio de la
técnica. Junto con ello deberá intentar desarrollar una actividad docente,
informativa, crítica, comprometiéndose con la idea de contribuir a la formación
del alumno, a su preparación profesional y en última instancia a la mejora de
la institución universitaria y de la sociedad. El profesor, como profesional,
deberá contribuir a que el conocimiento impartido sea relevante para los
alumnos, para lo cual desarrollará actividades teórico-prácticas que encuentren
resonancia en la experiencia de los estudiantes, y deberá ayudarles para que
ellos mismos puedan avanzar en sus procesos de estudio, cada vez de forma más
autónoma.
Frente a
la tendencia a considerarle únicamente como aquella persona a la que se
encomienda una relación desigual, de arriba a abajo, con sus alumnos, nos
interesa completar su figura con la referencia a otras dimensiones de su
actividad. En concreto, habría que referirse, junto a la ya citada relación
educativa con sus alumnos, a la relación con los demás profesores, con la
comunidad y a las de autoperfeccionamiento.
En
relación con la actividad de sus alumnos, las tareas del profesor se pueden
resumir en las siguientes:
1. Enseñanza en sentido estricto en la
que se incluye la motivación de los alumnos y la información (de contenidos y
de técnicas de trabajo).
2. Programación del trabajo y toma de
decisiones para su realización.
3. Establecimiento de relaciones con
los alumnos a fin de conocer sus necesidades, intereses, dificultades y
aptitudes con el fin de guiarles en su proceso educativo.
4. Proacción y retroacción del
discente, es decir, replanteamiento del trabajo de tal suerte que los alumnos
más capaces puedan seguir ampliando o profundizando su aprendizaje, mientras
que los que no hayan alcanzado los objetivos puedan volver sobre los mismos,
aunque con materiales distintos que eviten el tedio y la rutina de la
repetición.
5. Control de rendimiento de cada
estudiante y del grupo en conjunto. Ayuda individual a los alumnos, es decir,
orientación subsiguiente para la realización más eficaz de su trabajo.
No vamos
a entrar en el detalle pormenorizado de cada uno de estos apartados, puesto que
no se trata de una revisión pedagógica y metodológica en profundidad, sino de
centrar el marco dentro del que inscribir los principios docentes.
No
obstante, queremos resaltar el papel activo del profesor. Su cometido, que se
convierte en guía y estímulo. Prepara las condiciones necesarias, desde la
creación del clima humano, hasta las circunstancias, medios, secuencias, etc.,
que facilitan el logro de las metas. A esto es lo que Gagné denomina condiciones
de aprendizaje, cuya preparación se convierte en la función principal del
profesor1(1).
Han
pasado ya los tiempos en que la función del profesor se desarrollaba exclusivamente
a través de las relaciones con sus alumnos. Las instituciones educativas se han
convertido en centros de grandes dimensiones con un número elevado de
profesores. En estas condiciones, la eficacia de la acción docente está
condicionada por las relaciones que se establezcan entre sus miembros, por lo
que han surgido entidades como los departamentos y equipos docentes.
Schmuck,
al analizar los principios básicos para humanizar los climas de aprendizaje,
insiste en la necesidad de transacciones interpersonales, en la toma de
consideración de sentimientos y metas del otro o en el aprovechamiento al
máximo de los recursos de los propios miembros, logrando de este modo la
satisfacción de las necesidades de cada uno de ellos y del grupo como tal (2).2
Además
de esto, por supuesto, nuestra concepción pedagógica parte del principio de la
conexión que debe establecerse entre la comunicación y la docencia, porque
también ésta debe llevar a la introducción de innovaciones necesarias para la
mejora de la calidad de enseñanza.
Desde
nuestro punto de vista, la función investigadora debe desarrollarse en dos
ámbitos igualmente importantes: el ámbito de la propia actividad docente y el
marco de la propia disciplina.
1. En el marco de la actividad docente es necesario prestar una
especial atención a este ámbito de la investigación, que nace de la misma
actividad docente, permite transformar los procesos de enseñanza/aprendizaje y
ejerce de vínculo entre la docencia y la investigación.
El profesor a la hora de
investigar sobre su práctica docente considerará, entre otros, los siguientes
aspectos:
A. Modos de comunicación y
relación con los alumnos.
B. Métodos y técnicas empleados
en la actividad docente.
C. Planificación y diseño de
la enseñanza. Elección de medios y recursos didácticos que repercutan en la
enseñanza.
D. Estructura y organización
de los contenidos y actividades, tanto teóricos como prácticos y el sistema de
evaluación planteado para valorar el aprendizaje de los alumnos.
E. Análisis del proceso
enseñanza/aprendizaje.
Con este
tipo de investigación sobre la práctica docente, y en la medida en que se
valore y se potencie, la enseñanza ganará en importancia y podrá ser objeto de
mayor atención y de posibles innovaciones y transformaciones.
La
función docente comprende desde la preparación e impartición de las clases en
el sentido más estricto, hasta la tutoría individual, pasando por las
prácticas, el trabajo en equipo de profesores y alumnos, la evaluación, etc.
2. En el marco de la propia disciplina, Redacción Periodística, que
impartimos en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de
Sevilla, la investigación radica en conocer y participar en las líneas de
investigación de profesores y equipos de investigación del departamento y de la
propia área científica. Resulta imprescindible disponer de información
científica nacional e internacional, al igual que el conocimiento de las
investigaciones y metodologías específicas de la especialidad.
Poner en
práctica estos criterios es la única manera de contribuir en los departamentos
universitarios a la formación de equipos coherentes en los que se compartan y
se tengan en cuenta todos estos principios.
Como
propuesta metodológica, la asignatura de Redacción Periodística mantiene unos
objetivos globales teóricos y otros objetivos prácticos. Ambos fines son
complementarios e imponen unas pautas en la transmisión pedagógica. La relación
entre los objetivos y la concepción de una disciplina es tan estrecha que una
definición convincente y operativa pudiera asentarse sobre el sistema de
objetivos; asimismo, podemos afirmar que los objetivos justifican los modos y
medios docentes.
El
método didáctico toma cuerpo con una doble justificación: psicológica y lógica,
es decir, de un lado el método se apoya en la psicología discente y, de otro,
en la estructura lógica del programa, en función de los destinatarios y de los
fines mediatos e inmediatos de la formación en Redacción Periodística. Por
consiguiente, y de acuerdo con Titone, el método es un modo de "facilitar
el encuentro entre la estructura psíquica del discente y la estructura lógica
del contenido, por lo tanto, decir método es decir adecuación. Mediante el
método, docentes y contenidos se adecuan al alumno"3(3).
De otro
lado, la enseñanza debe ser actualizada y acorde con los avances de la ciencia,
pero también es obligada la comunicación a los alumnos de los hallazgos
asentados, inclusive de polémicas consolidadas sobre el método habitual de
transmisión de la ciencia en congresos y revistas científicas, aunque como
advierte Moles4(4)
"es preciso que el código empleado por el emisor contenga un número de
signos menor que el repertorio del receptor", es decir, el conjunto de
ideas a transmitir debe montarse sobre un sistema captable por la estructura
cognitiva del alumno. En este sentido, el nivel de tratamiento del lenguaje y
contenidos por el alumno es la piedra angular sobre la que depende el éxito o
fracaso de la transmisión de conocimientos en un marco pedagógico.
En
cuanto a propuestas metodológicas concretizadas, podemos decir que existen
enfoques metodológicos más o menos adecuados a una situación concreta y, en
este sentido, sí puede hablarse de la estrategia más apropiada, incluso óptima,
a tal o cual situación, siempre y cuando el docente posea un repertorio lo
suficientemente amplio que le permita identificar y poner en práctica el mejor
procedimiento, tanto para la enseñanza aprendizaje de un determinado objetivo,
como para su evaluación.
Entendemos
que la utilización de una metodología u otra dependerá en cada momento de la
unidad didáctica o del núcleo que vaya a enseñarse-aprenderse, de los objetivos
que se pretendan y de los medios de que se disponga, sin perjuicio de emplear
distintas metodologías en una misma unidad o tema. Es positivo buscar el
equilibrio entre los distintos tipos de participación, individual y grupal, sin
que ninguna predomine en exceso y suplante a las otras. Se trata con ellas de
potenciar en el alumno una actitud de búsqueda, de descubrimiento y de creación
personal.
Hay que
tener en cuenta que es bien sabido que pese a haber mayor número de horas
prácticas que teóricas es, precisamente, el compromiso teórico lo que
diferencia, en determinadas materias experimentales, la enseñanza universitaria
de la puramente técnico-profesional. El excesivo practicismo y el atenimiento a
lo concreto e inmediato provoca una miopía cognitiva y niega la condición
racional de la Ciencia, saberes y modo de conocer los saberes que encuentran su
marco más propicio en la enseñanza superior.
Para
concluir, creemos que la enseñanza universitaria en las facultades de Ciencias
de la Información exige un seguimiento detallado del alumno y poco sujeto a
eventualidades, sobre todo, por razones de rigor académico y de humanización
docente/discente. Si la universidad se limita a pedir cuenta a los alumnos de
forma esporádica y poco pertinente puede darse el caso de que un buen libro
suplante la labor del profesor o incluso pueda llegar a superarla.
Notas
(1) GAGNE,
R.: Las condiciones del aprendizaje. Aguilar, Madrid, 1970. p. 62
(2) SCHMUCK,
R.A. y P.A.: Hacia una psicología humanística de la educación. Anaya, Madrid,
1985. p. 38
(3) TITONE,
R.: Metodología didáctica. Rialp, Madrid, 1979. 7ª ed. p. 466.
(4) MOLES,
A.: La communication. Centre d' Etude et de promotion de la Lecture. París,
1977, p. 127.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE
LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 2000; título del texto, en
Revista Latina de Comunicación Social, número 29, de mayo de 2000, La Laguna
(Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000rmy/103pastora.html
Revista Latina de Comunicación
Social
La Laguna (Tenerife) - mayo de 2000 - número 29
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 – 5820 (año 3º)
http://www.ull.es/publicaciones/latina
1 GAGNE, R.: Las condiciones del aprendizaje. Aguilar, Madrid,
1970. p.62.
2 SCHMUCK, R.A. y P.A. : Hacia
una Psicología humanística de la Educación. Anaya, Madrid, 1985. p. 38.
3 TITONE, R.: Metodología didáctica. Rialp, Madrid, 1979. 7ª ed. p.
466.
4 MOLES, A.: La communication.
Centre d' Etude et de promotion de la Lecture. París, 1977, p. 127.