La prensa republicana de Sevilla ante las elecciones del 12
de abril de 1931: el semanario Crítica
(6.823 palabras - 13 páginas)
Lic.
Concha Langa Nuño ©
Grupo de Investigación en Estructura, Historia y
Contenidos de la Comunicación Universidad de Sevilla
Análisis histórico de la victoria electoral de los
republicanos-socialistas, a través del semanario político Crítica. El 9 de
abril nace Crítica, declarándose por la libertad civil contra todo despotismo y
en clara defensa de la República. Periódico caracterizado por su alta calidad
de composición y sus grandes titulares, estaba dividido en dos parcelas: una
política y otra dedicada a la cultura. Mediante el estudio de los artículos
publicados en este semanario de crítica y opinión se ofrece una visión de la
ciudad de Sevilla y de España, envueltas por la incertidumbre. Los articulistas
son importantes personajes, como Antonio Núñez de Herrera, Diego Martínez
Barrio o Antonio León. En opinión de la autora, Crítica se encuentra cercano al
partido Republicano Radical en Sevilla. Considera que fue uno de los más
fallidos intentos de organizar una cobertura de los hombres de Martínez Barrios
en la capital.
No cabe duda que la caída de la monarquía española
y la proclamación de la segunda República es uno de los momentos fascinantes
del siglo XX español por las características especiales que rodearon el caso.
Al mismo tiempo, tampoco cabe duda que la fuente hemerográfica ofrece un
particular interés a la hora de aproximarse al pulso de la sociedad en la edad
contemporánea. Así, si una vía para acercarse a cualquier fenómeno de esta
etapa histórica es la de acotar la opinión ''pública" o
"publicada" a través de la información ofrecida por los periódicos
teniendo en cuenta sus diferentes ideologías, si se trata de un semanario
político, como es el caso de CRÍTICA, que se publicó justamente en ese momento
de transición respondiendo a unos ideales, y sobre todo, a unos fines
concretos, encontraremos un excelente termómetro para averiguar la temperatura
de una de las variantes que intervinieron en tan complicado proceso.
El advenimiento de la República se produjo de forma
algo "anormal", tras unas elecciones municipales cuyo proceso ha sido
de sobra estudiado. Baste decir que la caída de la dictadura llevaba a un
callejón sin salida por, entre otras causas, la grave crisis económica que, con
sus secuelas de tensiones sociales, se proyectó sobre España. Se produjo así,
un cambio en la "opinión pública", manifestado en las revueltas
estudiantiles y en la ausencia de confianza de los militares ante la figura del
dictador. Por estos motivo, Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930,
iniciándose un periodo de transitoriedad con el gobierno del general Berenguer.
Sin embargo como dice Alvarez Rey:
"El problema político en que se debatía el
país permanecía inalterable, con el agravante de que la España de 1930 no era
ya la de seis años atrás: la dictadura había vacunado a muchos españoles contra
el miedo a la República, idea que se configura ya como una alternativa viable al
caduco sistema de la restauración que el general Berenguer piensa volver a
implantar. Desaparecido Primo de Rivera, quien estaba en peligro era el propio
rey. (...) lo que va a dilucidarse a partir de entonces es la continuidad o no
de la institución monárquica. República o monarquía, éstas serán las dos ideas
que polarizarán y configurarán desde el primer momento a las fuerzas políticas
sevillanas» (1).
Ante eso, es lógico que las diferentes fuerzas
tomaran posiciones de modo que se operó una bipolaridad política e ideológica
en grado radical. Remitiéndome de nuevo al caso sevillano, por su significación
y posible representatividad, la evolución de dichas fuerzas ayuda a comprender
la actitud de la prensa en relación con los acontecimientos políticos y la
"opinión" vertida sobre los mismos.
Sobre la capital hispalense han aparecido en los
últimos años magníficos estudios que nos dan una perspectiva muy completa sobre
el período (2). Remitiéndonos a ellos, observamos la existencia por un lado del
bloque de derechas o "monárquicos". Formado por numerosos
grupúsculos, se hallaba muy dividido, y en estos momentos se agrupó y reagrupó
formando diferentes coaliciones. Finalmente se presentó a las elecciones
municipales de abril de 1931 en dos listas: la Concentración Monárquica que
compusieron los conservadores de antaño y la Unión Monárquica Nacional
(prolongación de la Unión Patriótica primorriverista); y la Coalición Liberal
Monárquica, formada por los romanonistas, albistas y reformistas. La postura
que tomaron ambos sectores monárquicos es confusa. Calificada de "plural''
por Tusell y de "reduccionista" por Macarro, se ciñó a una defensa de
los principios tradicionales. De cualquier modo, este no saber permanecer
unidos frente a un enemigo cada vez más fuerte y la carencia de una propaganda
inteligente encauzada a divulgar la importancia del momento histórico son
algunas de las causas que, para Tusell, ayudan a comprender la victoria
electoral de los republicano-socialistas del 12 de abril de 1931.
En el otro lado del escenario político, figuraba el
Bloque de Izquierdas, al que también se podría denominar
"antimonárquico". Formado por republicanos, socialistas y algunos
liberales, había difundido un manifiesto cuyos puntos iban dirigidos a la consecución
de Cortes Constituyentes, soberanía nacional y liquidación por vía jurídica de
la dictadura. En su seno había decidido mantener la independencia de cada
partido. De estos, el más fuerte era el Partido Republicano Radical, agente
tiempo atrás de un importante proceso reorganizativo bajo la dirección en la
capital hispalense de Diego Martínez Barrio donde tenía su plaza fuerte debido
a una gran popularidad. Junto a él, los socialistas que, al contrario que en el
resto del país, gozaban sólo de discreta implantación. Por su parte, los
liberales terminaron abandonando el Bloque por la presencia de los socialistas,
culminando de este modo el proceso de disgregación comenzado años atrás. La
postura ante los comicios municipales de estas fuerzas fue más allá de lo puramente
local y, así, para los socialistas «el único dilema clave en el momento que
vivían era optar por la monarquía o la república, y todo lo que fuera distraer
la atención del elector de esta opción era "una desviación del camino
revolucionario que sigue el proletariado español"» (3). Todavía más a la
izquierda de éstos, se encontraban los anarquistas, quienes carecían de una
actitud política claramente definida con relación a las elecciones; y los
comunistas, los cuales se presentaron en solitario pues buscaban realizar unas
elecciones revolucionaria en contra de una república burguesa como la
pretendida, según ellos, por los socialistas.
En cuanto a la prensa, en ese momento los diarios
que veían la luz en la ciudad eran: El Correo de Andalucía, El Liberal, El
Noticiero Sevillano, La Unión y Abc. Su actitud ante las elecciones municipales
de abril, y la proclamación de la república dependió de su línea editorial.
Comenzando por el decano de los periódicos sevillanos, El Noticiero Sevillano,
respaldado por hombres de conocida ideología liberal, su moderación le inclinó
antes de las elecciones por la Concentración Monárquica, mas al conocerse los
resultados electorales, acató la decisión soberana del pueblo. El Correo de
Andalucía, "diario católico de noticias", órgano de la derecha
católica sevillana, apoyó a la Concentración Monárquica, atacando a la
coalición republicano-socialista, actitud que mantuvo después, criticando la
validez del advenimiento de la república. El Liberal, "diario de información
general", informó bastante de la acción de los republicanos- socialistas
durante la campaña electoral. Tras proclamarse la república, expresó su
satisfacción esperanzada en el nuevo régimen. La Unión, "diario
independiente" en este momento de transición, fue el diario que más
férreamente defendió los intereses monárquicos, recomendando votar a la
Coalición Monárquica. Cuando se conocieron los resultados de las elecciones, el
mismo día 13, publicó un artículo titulado, 'Monárquicos ayer; Monárquicos hoy
más que ayer' de su director Domingo Tejera, en el que, defendiendo más
fuertemente que nunca dicho ideal. El Abc, diario monárquico, mantuvo una clara
postura durante todo el periodo electoral en defensa de Alfonso XIII. Más aún,
a pesar de sorprenderse del triunfo de las izquierdas, reafirmó sus ideales
monárquicos el día 14 de abril, aunque, por respeto a la soberanía nacional,
acató la república, sin renunciar a la lealtad a los principios de la monarquía
alfonsina.
Como puede verse, unos diarios comprometidos ideológicamente
pero dentro de un restringido abanico que incluiría la derecha y un centro
moderado. Se echa en falta una prensa de partidos que incluyese las tendencias
de izquierda: no existen periódicos del partido republicano radical o del
socialista y muchos menos de tendencias más radicales.
Éste es el ambiente informativo en que se
desenvuelve la prensa sevillana y en el que surge el semanario político y de
información CRÍTICA, que aparece el jueves 9 de abril, justo tres días antes de
las elecciones, con un primer número de cuatro páginas. El segundo lleva fecha
del lunes 13 con los resultados obtenidos, más, debido a lo precipitado de los
acontecimientos, se publicó el día 14 incluyendo una serie de noticias de
última hora, y dos páginas centrales que bajo un inmenso, ¡Viva la República!,
confirmaban la proclamación. Este número vio muy incrementado su contenido, de
cuatro a catorce páginas, añadiendo nuevas secciones. El tercer y cuarto
ejemplares aparecen ya en su fecha, los lunes 20 y 27, manteniendo la
ampliación de espacio y secciones. El semanario, de tamaño tabloide a tres
columnas, se caracterizó por su muy alta calidad de composición, usando grandes
titulares, e introduciendo dibujos, caricaturas y fotografías.
En el primer número, en su contraportada, aparece
el propósito del semanario:
«CRíTICA nace, bajo la luz del sol, como una
criatura fuerte y sana, a la que el libre oxígeno de la plaza pública ha de
vivificar los pulmones. No lleva este niño robusto una bandera en la mano,
porque su bandera es la vuestra, lectores y amigos. Ha nacido para vosotros,
los que pensáis con el propio cerebro y no teméis el resplandor de las auroras.
Es ingenuo y libre; esto es todo. A veces, levantará entre las manos su propia
hoja de papel, como un espejo. En él se reproducirá la vida, la vida que pasa y
la que quiere llegar. Este espejo crítico deformará, a veces, la imagen; pero
será para tomarla más visible. Esta es su función de glosador, de comentarista.
No adulará a nadie, ni siquiera al pueblo. Su rótulo es la verdad, con las
limitaciones subjetivas que siempre tiene la verdad, que no es tan orgulloso
que se crea infalible. No tiene partido, en cuanto un partido es frontera y
delimitación Pero tiene un gran partido: el de la libertad civil contra todo
despotismo, amanezca por Levante o se obscurezca por Occidente». Esta línea la
defendió de principio a fin.
En el aspecto formal, el semanario se organizó en
distintas secciones, claramente diferenciadas por una cuidada tipografía, que
se van incrementando al avanzar los números. Como es lógico, los editoriales,
fundamentales para el conocimiento de la posición sociopolítica del mismo,
aparecen en primera página. En la segunda, encontramos en todos los números de
CRíTICA, Sonrisas y Comentarios, un apartado satírico de marcado carácter
político y social. Realmente es éste su plato fuerte con diferentes artículos
de pequeña extensión, algunos firmados. Las demás secciones van a variar su
emplazamiento a excepción de Impactos, muy destacada tipográficamente, que ocupa
la contraportada, con una serie de pequeños "flashes", de elevadísimo
tono satírico, sobre diferentes aspectos de la vida política y ciudadana. A
partir del segundo número, en el que aparece en la tercera, la sección El
Panorama Nacional, incluye artículos de opinión, en su mayoría sin firma, y
noticias acompañadas de un breve comentario, que pueden ocupar más de tres
páginas. El cuarto apartado es el denominado La Vida en la Ciudad. De iguales
características que el anterior, se ofrece como su continuación, a excepción
del último número en el que se encuentra antes. Tras ellas, en el número tres y
de modo único se incluye un apartado sobre La Actualidad Mundial, de
información internacional.
Otras secciones que se mueven en el semanario son,
en todos los números la dedicada a Arte y Literatura; y, a partir del tercero,
una sobre Cine y Teatro, y otra sobre Deportes. La primera, por su continuidad
muestra la relevancia que se le dio al aspecto cultural. Estaba compuesta por
dos partes: la artística, y la de crítica literaria. Con respecto la primera,
Núñez de Herrera firmó un texto en todos los ejemplares, a excepción del
tercero. Junto a esos, aparecen dos de Manuel Villalobos Díaz sobre la crítica
artística de la exposición de Bellas Artes. Una segunda parte bajo el epígrafe
"Los Libros", hace juicio literario a libros de muy diversa índole,
en su mayoría ensayos publicados por el C.I.A.P. -Consorcio Iberoamericano de
Publicaciones- de Madrid. Las otras dos, Cine y Teatro, y Deportes -con noticias
procedentes de la agencia "Noti Sport"-, muestran el intento de
abarcar la mayor cantidad de información por semanario conforme parecía
consolidarse.
Por tanto, tras una primera mirada, un semanario
dividido en dos claras parcelas, una primera parcela dedicada a la política,
completada por secciones culturales.
Como ha podido observarse, este semanario se
presentó como expresión crítica y de opinión. Pero, ¿cuáles fueron los blancos
de esta CRíTICA? Básicamente los temas tratados los redujo a los de tremenda
actualidad en ese periodo, y por ello, los relacionados con los cambios
políticos acaecidos en el país y en Sevilla. Eso sí, dada la velocidad
histórica de los acontecimientos, cada número reflejó las mutaciones habidas en
la perspectiva de ese instante. De acuerdo con esto, el primer número, editado
en el final de un gobierno monárquico, tres días antes de las primeras
votaciones habidas en España en siete años, dedica su editorial A los electores
que van a votar el domingo. En él, el semanario manifiesta ya su ideología,
pues, tras resaltar la importancia histórica de tales comicios al suponer un
«recuento de votos contra la monarquía y cuanto ella representa y defiende»,
pide al elector su repulsa contra «los que llevaron a España al caos económico,
político, social y jurídico presente», y descalifica a todos los que habían
representado a la dictadura. Frente a estos pide que se preste atención y apoyo
«a los que quieren acabar con la humillación, la opresión y la ruina del país y
los habitantes... a los que representan, no la defensa de una dinastía
extranjera, sino a la libertad y la felicidad de los españoles». Por tanto, no
es extraño que el editorial termine con un «Votad la candidatura
republicano-socialista» (4). A renglón seguido, el apartado Sonrisas y Comentarios,
en idéntica orientación incluyó tres pequeños artículos. De ellos destaca el
titulado 'Cortes reconstituyentes' en razón a la mordacidad con que ataca al
gobierno, todavía monárquico, y a la posible reunión de Cortes Constituyentes.
Hace en tono irónico un juego de palabras entre Cortes Constituyentes y el
«tónico reconstituyente» que el gobierno necesitaría para, a su juicio, poder
continuar; un «reconstituyente» hecho de la «carne del pueblo», recomendando a
los «pastores» tengan cuidado de los «lobos de la política». También ironiza
mordazmente Antonio Núñez de Herrera en su artículo, 'Otoño en primavera'
acerca de cómo las «hojas amarillas» de las proclamas monárquicas tiradas al
suelo, daban un aspecto otoñal a las calles sevillanas en plena primavera. La
página se completa con eslóganes propagandísticos, dirigidos a considerar el
carácter político y no municipal de las elecciones, la necesidad de la
exigencia de un sufragio libre por parte del pueblo, y cómo la coalición
republicano-socialista persigue este propósito. El semanario concluye con unos
Impactos en los que son elegidos como blancos los personajes políticos de la
dictadura; marqués de Torrenueva; Pedro Caravaca; Díaz Molero; Cruz Conde; La
Cierva; el general Cavalcanti; el general Saro.... y la Exposición
Iberoamericana por su coste económico para los sevillanos, y su falta de
utilidad. En la columna central es donde se incluye el propósito del semanario
citado párrafos atrás.
El segundo número -según se dijo- es el fechado el
lunes 13, pero publicado el mismo día 14. 0 sea, su editorial se escribe en el
momento en que se acaban de celebrar las elecciones y se conoce el triunfo de
las candidaturas de izquierdas, pero aún no se ha proclamado la república. Es
el único que aparece firmado y lo es por Mario Jocard. Lleva por título 'Poder
social y poder estatal'. En primera, a dos columnas una caricatura titulada
'Alegoría monárquica' -muestra una calavera dentro de su ataúd-, con una cuña
informativa debajo en la que, tras congratularse por el triunfo de las
candidaturas republicanas, mostrando su fe en que la república sea la salud y
paz futura para España, se anuncia amplia información electoral en las páginas
interiores. Tras ello se inicia el editorial, en él que Jocard habla de la diferencia
entre la España real y la oficial. Comenzaba afirmando la existencia en España
de un divorcio entre la voluntad nacional y lo que el estado traducía. El
causante había sido para él la restauración pues fue un régimen de ficciones en
el que se llegó a legislar para sí en contra de los incluso llamados amigos,
conviviendo legislaciones y modos quasi feudales con una legislación social tan
avanzada que aún su recuerdo hacía temblar a la pequeña burguesía. Jocard
concluía afirmando que «las dictaduras son siempre de clase. La rusa es
proletaria y la italiana burguesa. Para que no exista superposición despótica
de ninguna clase social contra las otras no hay más fórmula de convivencia
humana que la democracia» (5) Esto sería lo que pretenderían ahora en España
muchos hombres llamados intelectuales. Jocard ponía su esperanza en que España
aprenda a ser una democracia y olvide pasadas costumbres y errores.
Tras dos artículos aparecidos en la sección
Sonrisas y Comentarios -sobre cómo la elocuencia del político profesional sirve
para captar a un rico indiano como concejal a cambio de su dinero-, y una
caricatura del panorama electoral existente -compara la Candidatura Monárquica
Liberal con tres cadáveres anónimos solitarios sin nadie que los llore abandonados
en la calle-, la información nacional ocupa, en este número del 13 de abril,
cinco páginas. Con un completo seguimiento a los resultados electorales en el
país y cuatro artículos de opinión. Antonio Núñez de Herrera en El estilo en la
política, defiende que «el mal fundamental de la política española es su
estilo. (...) tiene tantos estilos como políticos. El estilo anula el ideario,
la pauta y el programa. Como el estilo es el hombre, la política, por
traslación es el hombre también». Así pues, y a su juicio este personalismo
caudillista sería el mal principal del sistema político español, y sería
también el responsable del derrumbe monárquico. Núñez de Herrera llega a decir:
«La política española ha sido en todo tiempo un estilo y una furrielería» (6). En
la cuarta página se reproduce parte del manifiesto de los intelectuales
republicanos, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Marañón, especialmente los
párrafos que atacan el alejamiento de la monarquía española respecto del
pueblo, y muestran esperanza hacia el nuevo estado republicano. La quinta plana
estaba ocupada por un extenso artículo de José de Montes, 'La agonía del
régimen'. En él planteaba la enfermedad de origen del régimen de la
restauración, experimento que se mantuvo por la falta de interés político del
pueblo español debido a la profunda división entre el estado y el pueblo. La
clave era la imposibilidad de democratización de la monarquía; por ello
aseveraba que: «es imprescindible destruirla y levantar un estado nuevo que sea
fruto de estas esperanzas que hoy alientan en el corazón de los españoles» (7).
La sección se completaba con diversas cuñas en negrita, en una, un mensaje A
las clases conservadoras - firmado con las iniciales R.M.- declaraba que los
verdaderos hombres de orden y auténticos conservadores eran los republicanos
por actuar en conciencia con lo que deseaba la mayoría y por requerir la
restauración del «Derecho violado»
Los resultados electorales sevillanos aparecen en
la sección La vida de la ciudad, con notas sobre los incidentes ocurridos o
información del conjunto de sufragios en los distritos afirmando que «Sevilla
vuelve a encontrarse a sí misma». Es aquí donde introduce unas opiniones de
personalidades políticas; de Ramón Carande, (catedrático y de la agrupación al
servicio de la República); Hermenegildo Casas, (jefe de la agrupación
socialista sevillana); Ramón González-Sicilia (vicepresidente del Partido
Republicano local); Moreno Gallego (presidente de la Juventud Republicana); y
González Taltabull (secretario del partido Republicano Autónomo de Sevilla),
quienes muestran su entusiasmo por los resultados. Como telón de fondo y bajo
la viñeta de Impactos, unas víctimas: la Unión Patriótica y, sobre todo, la
Unión Monárquica, a la cual entierra sin piedad. También un aviso para que no
se venda España, en forma de créditos, a Estados Unidos, como las demás
repúblicas sudamericanas. Por último,
CRíTICA ofrece su amistad a los productores: «Ni
las extorsiones de la Hacienda, ni los descuidos de los gobiernos, ni las
impalpables tendencias, de carácter ideológicos que cunden por ahí, y que, en
definitiva, se traducen en nuevas persecuciones contra los productores,
encontrarán en nosotros cómplices silenciosos sino severos fiscales» (8).
El tercer número ve la luz el lunes 20 de abril, ya
inaugurada la república; es decir entre el entusiasmo y la preocupación de una
España llena de incertidumbres ante la necesidad de desprenderse del pasado y
emprender un futuro mejor. Ello se puede observar en los dos editoriales que
aparecen en la portada. El primero, con el título, 'Deberes de ciudadanía',
hace una apología de la democracia, a la que avala incluso con citas de
doctores evangélicos, y un ataque a todas las formas dictatoriales: «todas las
dictaduras de minorías, sean favorables o adversas a los obreros, son un
crimen, un gran crimen histórico». Unas ideas que extrae del siguiente
principio populista: «la fuerza no crea el derecho (...) El orden verdadero, es
decir, el fundado en la voluntad general, es sagrado». Así, el semanario recuerda
los deberes implícitos en los derechos y más en el momento en que se acaban de
conseguir; deberes de ciudadanía, en suma, que formalizan su compromiso como
medio de comunicación. El segundo, bajo el enunciado, 'Nuestro caballeroso
monarca', es utilizado como réplica a las amenazas hechas sobre una posible
vuelta del rey al poder. De ahí su fuerte crítica a la figura de don Alfonso de
Borbón y su «última faena» en términos como estos: «Pero la masculinidad es
equivalente a dignidad y hay que reconocer que el que fue rey de España ha
rematado su suerte dejándose en España la dignidad real y la ordinaria» (9).
Este anhelo de salir de la transitoriedad marca las diferentes secciones del
semanario. En esa línea, Sonrisas y Comentarios, después de satirizar la
historia del típico medrador que hacía carrera dentro de los viejos círculos
oligárquicos y que, de repente, se pasa al bando republicano, reprocha la
marcha de los responsables por la blandura del gobierno al haber dejado ir a
«los más altos responsables de los últimos años de ignomia» gente para la que
pedía la extradición pues, «amasaron una fortuna a fuerza de grandes estafas y
vergonzosos corretajes» (10).
Dentro del Panorama Nacional, CRíTICA muestra su
empeño por fundamentar teóricamente el nuevo régimen. Núñez de Herrera en,
Teoremas de la República lo hace recorriendo los diversos momentos históricos
de la política española. Desde las monarquías de Antiguo Régimen a la dictadura
de Primo de Rivera, no había habido en España una verdadera democracia,
incluyendo los períodos constitucionales, «una tiranía al cuadrado servida por
gente aldeana y apetente». Concluye afirmando que al faltarle fuerzas al
monarca y valor a los monárquicos se situaron «frente a frente, el rey y el
pueblo; la tiranía y los ciudadanos; la dinastía colonizadora y la nación;
venció el pueblo» (11). El artículo termina con una aclaración muy al estilo
del pensamiento burgués diferenciando a este pueblo triunfador de la «plebe»
que se «desmandó» el día quince en la calle.
La sección continúa con pequeños apartados
compuestos de cuñas a modo de mensajes destinados a las clases media y al
pueblo en general. Destacarían los que fustigan a esas clases medias por no
acreditarse a fondo como demócratas o por despreocuparse de la política, y los
que invocan un sentimiento colectivo para el mejor funcionamiento de la
democracia. También se ataca al régimen anterior en la figura de la Exposición
Iberoamericana, y en los famosos arbitrios pagados por los sevillanos para
sufragarla. Ya en la quinta plana hay un artículo de colaboración firmado por
Feijoó y Torres en Barcelona el 16 de abril sobre 'El error Maciá'. En él
Feijoó, que partía de una posición radical-socialista y por ello federalista,
sostenía que la desmembración de la República Española en pequeñas
nacionalidades era un groso error; rebatía la proclamación de la república
catalana desde la lógica electoral ya que entendía que en el referéndum del día
12 no sólo no ganaron los separatistas, sino que únicamente a las Cortes correspondía
la potestad para tal proclamación; por tanto, Maciá debía haber esperado. Con
todo, la opinión de Feijoó se completa con un editorial acerca de la
desaparición del problema por la decisión de Maciá de respetar el Pacto de San
Sebastián, ante lo cual se congratulaban asintiendo: «la República tiene, sin
duda, el favor de Dios, porque los asuntos más arduos se resuelven en horas»
(12). La sección se cierra con un pequeño artículo, de marcado cariz literario,
que propugna el optimismo para la «nueva edad» que se está viviendo en el
mundo.
La vida de la ciudad refleja la constitución del
nuevo ayuntamiento hispalense, relatando el acto social y político al efecto.
Tras aquel, reproduce un telegrama del ministro de Comunicaciones, Martínez
Barrio agradeciendo un saludo del ayuntamiento, y entre chistes satíricos
antimonárquicos, escritos y caricaturas pro-republicanas, inserta un 'Saludo al
gobernador': «CRíTICA, que nació ha días bajo la amenaza del código de la
dictadura, con vida asfixiada, hoy respira el libre oxígeno de la república, se
complace en saludar fraternal y respetuosamente al gobernador republicano»
(13). La octava página acoge de modo único la sección La Actualidad Mundial,
con opiniones sobre la crisis de Rumania, -a causa de los afanes personalistas
del rey Carol-, y la política inglesa, -por la tensión del gobierno de
coalición entre laboristas y liberales-.
Tras las secciones de Arte y Literatura; Cine y
Teatro; y Deportes, este tercer número se cierra con los Impactos de una
contraportada en la que piden responsabilidades a las autoridades del anterior
régimen, como Cruz Conde, y solicita la marcha de los antiguos políticos, como
Guadalhorce o los Ibarra. También censura a El Liberal por incluir unas
declaraciones comunistas, recordándole al diario de Laguillo que no se puede
publicar «cualquier cosa», y que existe una frontera entre ellos, los
republicanos, y el «despotismo asiático». 0 sea, dando a entender que la
libertad de prensa tiene su límite en la extrema izquierda marxista.
El último ejemplar de CRíTICA presenta en primera
plana dos viñetas en las que aparecen, a un lado, una manifestación jubilosa a
favor de la república y, en el otro, la figura alegórica de la misma amenazada
por un fraile quien intenta apuñalarla por la espalda, con el pie:
«Realidad...» Tras ambas el editorial bajo el título 'Una nota del Sr.
alcalde'. En él se habla del verdadero y desastroso estado de la hacienda
municipal tras los ayuntamientos de la dictadura. El escrito pide que se tomen
medidas contra los culpables de tales «líos gordos» y por ello: «ahora lo que
hace falta es que se haga con todos, con los últimos y los penúltimos, una sola
redada y que sean entregados a los tribunales competentes» (14). En especial,
se mostraba duro con el Banco de Crédito Local por cobrar intereses de un
préstamo no dado, y con Pedro Caravaca por haber pretendido demostrar un
superávit inexistente en las arcas municipales. Todo esto hace que el editorial
termine con una irónica crítica la Unión Patriótica a quien se acusa de
adulterar «hasta las matemáticas».
La sección 'Sonrisas y Comentarios' está compuesta
este último número por tres artículos. En el primero se hace una dura crítica a
la figura del Dr. Albiñana y sus Legionario de España. El segundo es un poema
que, con el título 'El primado y la primada', descalifica al cardenal Segura
por su actitud respecto a la república. Su tema es el siguiente.
Quién os viera Cardenal
más metido en vuestra casa,
entre alfombras y tapices,
entre rezos y sotanas.
Ay, quién os viera Arzobispo
primados de las Españas,
recapacitando en que
ya se acabó la primada.
Quién os viera, Cardenal,
metido a la cura de almas
y no a negocios políticos;
propios de gente pagana.
Señor Cardenal Segura:
ya hay república en España.
Si nos va tan bien con ella,
¿por que vos con esa sana,
pedís que Dios la castigue,
que su maldición le caiga?
¿Por qué desde los altares
pedís a Dios su desgracia
si gracias a Dios le vino
tan divinamente a España?
Señor Cardenal Segura:
no maldigáis la muchacha,
que para suerte de ustedes
nació demasiado santa.
Curáos más de lo divino
que de las cosas humanas,
mirad que la Virgen fue
al fin una proletaria
y Jesús un socialista
mártir como los de Jaca.
Recordad que fueron reyes
quienes a Jesús mataran.
o maldigáis la República,
señor primado de España,
mirad que os estáis metiendo
en casullas de once varas,
y es la República ahora
quien paga vuestra soldada» (15) .
El texto es tan suficientemente esclarecedor de las
ideas que merecía la posición del cardenal Segura a los hombres de CRÍTICA que
no necesita comentario. Eso sí, sobresale su sentido propagandístico en algunos
versos resaltados en cursiva, referentes a diversos temas: cómo la pobreza
evangélica estaría más cerca de las ideas sociales que defiende la república;
un recuerdo a los llamados "mártires de Jaca"; y el ataque a la
monarquía en la figura de quienes mataron a Jesús. Nótese pues que no se hace
en ningún momento un ataque a la religión, sino a las formas efectuadas por los
representantes eclesiásticos.
Después de firmar Núñez de Herrera 'La guardia
civil y los parados', en el que se comenta cómo el cuerpo de la benemérita por
fin puede hacer gala de su nombre pues, con la llegada de la república, ya no
ha de obedecer órdenes contra los obreros, la sección se completa con otra cuña
propagandística que, por su claro mensaje, merece ser reproducida: «Los obreros
que eran recibidos a palos cuando pedían pan y trabajo, o, simplemente
justicia, deben saber ahora esperar de grado puesto que antes esperaron a la
fuerza. Cualquiera actitud contra el Ayuntamiento y la República irá en contra
del pueblo mismo en sus organismos representantes» (16). Sin duda, le
interesaba esta advertencia a la clase obrera para su contención y
comedimiento, en la medida de los logros de una república "burguesa".
En tercera 'La vida en la ciudad' continúa esa
línea. Así, un artículo dedicado a los obreros en paro que acuden al
ayuntamiento a apuntarse en las listas de parados, denuncia cómo las derechas,
en «fea maniobra demagógica», les utilizan para hablar de una crisis que ya
existía. Por su parte, el concejal republicano Manuel León Trejo firma un
comentario satírico sobre una información de Abc en el que, sarcásticamente,
emite un gesto de comprensión hacia los que aún no aceptaban la proclamación de
la república.
El 'Panorama nacional' de este último número, sigue
siendo una de las secciones más jugosas, con un grupo de artículos de opinión
de media extensión sin firma. En ellos se pueden observar las preocupaciones
del medio por la república recién estrenada. Así, el semanario pide que no se
vuelva a usar la legislación por decretos; condena al general Martínez y Anido;
solicita que capital y trabajo no sigan caminando por separado para que, así,
«en una misma lucha», se pueda conseguir un futuro mejor; requiere que, para la
correcta administración de los problemas de España, el gobierno no debería ser
provisional -«Este gobierno no puede ser provisional. Tiene muchos fines que
rematar y muchas ocupaciones que cumplir. Puesto que acabó con las partidas que
merodeaban el país, es necesario que no acaben con él los partidos. Que el
pueblo le sepa defender de los partidos. Con la monarquía ha debido terminar,
por ahora, el turno y el volteo de los partidos en el Gobierno de la nación»
(17)- ; vuelve a mostrarse preocupado por 'El federalismo y la cuestión
catalana' remitiendo al punto de vista que apuntara ', Cataluña puede ser una
región autónoma dentro de la federación española, pero con el total consenso de
los españoles y de la Asamblea Constituyente y soberana, no por un
condescendiente pacto del ambos gobiernos; reclama justicia para los mártires
de Jaca; y, continuando con la crítica al fenecido sistema monárquico, exige
con un artículo denominado 'Exhortaciones', que se respete al gobierno y se
ayude «no sólo a reprimir los desmanes, sino también a la gigantesca y
complicada tarea de reconstruir la nación y la ciudadanía, sobre el montón de
ruinas morales y materiales que nos han dejado toda una etapa de tiranías e
incomprensiones (18). Esta sección se completa con una última hora sobre la
constitución de la Diputación provincial de Sevilla, y un extracto de la
'Historia de la civilización ibérica' llamado 'La España contemporánea';
concretamente sentencia:«España siempre fue una democracia. Lo fue en su estado
de tribu; lo fue bajo el régimen municipal romano. La invasión de las
instituciones aristocráticas germanas o pudo destruir la anterior constitución
de España ni enraizar en ella el régimen de herencia y de casta, como lo hizo
en el resto de Europa. Este hecho social-histórico, amalgamado con el carácter
de la raza, con la nobleza, el orgullo y la independencia personal, hizo de la
península una democracia -ya militar, ya eclesiástica; ora monárquica, ora
oligárquicamente gobernada. El fondo, como las rocas ígneas, permanecía
inmutable; lo demás eran accidentes» (19). En definitiva, un apasionado alegato
de la democracia de inspiración liberal.
Para finalizar, Impactos denuncia el «camaleonismo»
de los políticos del antiguo sistema; pide responsabilidades para los
responsables del antiguo ayuntamiento; y avisa de la continuación del
«caciquismo» en la creación de comités izquierdistas en determinados pueblos
dominados todavía por los antiguos «señores». En este último número aparece un
pequeño recuadro muy espectacular con el siguiente mensaje: «El gobierno y el
ayuntamiento laboran por la solución de la crisis del trabajo con toda
actividad». Los obreros han de pensar solo en que el municipio se ha encontrado
con las arcas vacías de dinero y con los presupuestos llenos de débitos y
líos./ Hay que aguardar a que los recursos se arbitren y los embrollos se
desmadejen» (20).
Hasta aquí la descripción del semanario y sus
contenidos.
Después de esta detenida y densa exposición sobre
CRÍTICA, caben ciertas observaciones puntuales:
A. La notoria presencia de los trascendentales
momentos que contextualizan el semanario. Aquí, destacar la importancia ya no
sólo del momento general sino del particular en que aparece cada número. Ello
se puede observar desde el hecho de que, viendo la luz tres días antes de las
elecciones del 12 de abril, se caracteriza por su claro propósito electoral en
beneficio de la coalición republicano-socialista, con un ataque a la
candidatura monárquica; un segundo que, escrito tras las elecciones y publicado
después de la proclamación de la república, muestra su alegría por el triunfo
republicano-socialista, alegría que se desborda al conocerse la proclamación
republicana; y finalmente un tercer y cuarto ejemplares donde muestra,
conseguido el triunfo deseado, un interés por dar fin con todos los restos del
anterior sistema político y, sobre todo, la búsqueda de amplio apoyo social,
desde la burguesía al proletariado, para la construcción de la república.
B. Una temática mayoritariamente política, o
totalmente si exceptuamos las secciones dedicadas a arte, literatura y
deportes. Podría dividirse en dos bloques. El primero, al que denominaremos
artículos antidinásticos, ataca abiertamente al anterior régimen. Los ataques
están destinados a demostrar tanto la incapacidad política, que había llevado
al país al desastre, como la ineptitud de sus representantes, desde la figura
del monarca hasta la de los viejos caciques. El segundo bloque sería el dedicado
a lo prorrepublicano. Estaría compuesto por: la propaganda
republicano-socialista para las elecciones; una apología de la democracia como
único sistema válido; la continua llamada a la ciudadanía para conseguir una
ayuda al nuevo sistema; un intento de concienciación a la pequeña burguesía y
de los obreros de las excelencias republicanas, al mismo tiempo que se pide su
paciencia; y finalmente, la total afirmación de un futuro dorado para el país
con la república.
C. La autoría de los artículos que se debe a
importantes personajes de la vida política sevillana como Antonio Núñez de
Herrera, editor del semanario con toda seguridad, y hombre de confianza de
Diego Martínez Barrio en Sevilla; o Antonio León Trejo, elegido síndico del
ayuntamiento por el Partido Republicano en las elecciones del doce de abril.
Hombres que dentro del mundo político sevillano, estaban relacionados con la
coalición republicano-socialista.
Por tanto, para concluir, tenemos un semanario más
político que de información y que, autodenominado apartidista, actúa como
órgano de propaganda prorrepublicano en un periodo electoral en el cual se
muestra muy cercano a los intereses de la coalición republicano-socialista. Sin
embargo, una lectura más detenida me inclina a opinar que el semanario se
encuentra más cercano a los intereses del Partido Republicano Radical en
Sevilla, y ello en razón a que, de un lado, los nombres que aparecen son los de
los hombres de Martínez Barrio en la ciudad, y de otro el que las ideas
insertadas no responderían tanto a un pensamiento socialista como a unos
mensajes proburgueses de ayuda a las clases industriales y comerciales. Esto
último respondería a la procedencia burguesa de este grupo republicano.
Por todo ello, y por su corta duración, entiendo
que este semanario fue uno más de los fallidos intentos de organizar una
cobertura propagandística de los hombres de Martínez Barrio en Sevilla. En este
sentido, CRíTICA sería el proyecto de un órgano de propaganda en pleno periodo
electoral, del mismo modo que se volvió a intentar en las primeras elecciones
republicanas del 28 de junio con el "diario republicano de Andalucía"
EL PUEBLO, del que fue director Antonio Núñez de Herrera. De este sólo existen
doce ejemplares, de los cuales el primero data del mismo día 28 de junio de
1931 para volver a ver la luz, -año 1, núm. 1- el 8 de julio del mismo año.
Martínez Barrio pues, no llegó a conseguir su propósito, en todo el periodo
republicano, de organizar un órgano periodístico de propaganda en Sevilla, pese
al gran apoyo electoral de que gozaban en ella (21).
Notas
(1) ALVAREZ REY,
Leandro: Sevilla durante la dictadura de Primo de Rivera. La Union Patriótica
Sevillana. 1923-1930. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla 1987. p.255
(2) Entre ellos
destacan; MACARRO, José Manuel: La utopía revolucionaria. Sevilla en la Segunda
República. Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1985. TUSELL,
Javier: La crisis del caciquismo andaluz. (1923-1931). CUPSA, Madrid, 1985.
BRAOJOS, ALVAREZ, PARIAS: Sevilla en el siglo XX (1868-1950). Universidad de
Sevilla, Sevilla, 1990. Y ALVAREZ REY, Leandro: Sevilla durante la Dictadura de
Primo ... Op. cit., y La derecha en la II República: Sevilla, 1931-1936.
Universidad de Sevilla, Sevilla 1993,
(3) MACARRO, J.M.: La
utopía revolucionaría ... Op. cit., p. 103.
(4) CRíTICA 9-1V-1931,
p. 1.
(5) CRíTICA del 13 de
abril de 1931 p. 1.
(6) CRíTICA del 13 de
abril de 1931 p. 3.
(7) CRíTICA del 13 de
abril de 1931, p. 5.
(8) CRíTICA del 13 de
abril de 1931 p. 314
(9) CRíTICA del 22 de
abril de 1931 p. 1.
(10) CRíTICA del 20 de
abril de 1931 p. 2.
(11) CRíTICA 20-
IV-1931, pp. 3-4.
(12) CRíTICA20-IV-1931,
p. 5.
(13) CRITICA, 20-IV-1931, p. 7.
(14) CRITICA, 27-IV-1931, p. 1
(15) CRíTICA, 27-IV- 193 1, p. 2.
(16) CRITICA, 27-IV-1931, p.2
(17) Ibídem, p. 6.
(18) Ibídem, p.7.
(19) Ibídem, p.6.
(2r) Ibídem, p. 12.
(21) BRAOJOS GARRIDO,A: "El regionalismo
autonomista andaluz en la prensa sevillana (1900-1936) , En" Nacionalismo
y Regionalismo". Córdoba 1986. p. 101.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre de la autora, 1999; título del
texto, en Revista Latina de Comunicación Social, número 16, de abril de 1999,
La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999iab/104langa.htm
y en Ámbitos 1 / Revista Andaluza de
Comunicación, Sevilla, 1998, pp. 289 a 305.
Ámbitos está editada por el Grupo de
Investigación en Estructura, Historia y Contenidos de la Comunicación de la
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla. Su
director es el Prof. Dr. Ramón Reig.
La dirección de correo electrónico de
Ámbitos es: mjruiz@pop.cica.es
Latina Revista de Comunicación Social La Laguna (Tenerife) Abril de 1999 - número 16 D.L.: TF - 135 - 98 ISSN: 1138 - 5820 http://www.ull.es/publicaciones/latina |
ÁMBITOS Revista Andaluza de Comunicación Número 1 - Año 1998 D.L.: SE - 1493 - 98 ISSN: 1139 - 1979 Facultad de Ciencias de la Información Universidad de Sevilla |