[Mayo
de 1999]
Las telecomunicaciones en Venezuela: el caso de Internet y
los nuevos mapas de consumo
(7.750 palabras - 16 páginas)
Lic.
Migdalia Pineda de Alcázar ©
Universidad del Zulia. Facultad de Humanidades.
Centro de Investigación de la Comunicación (CICI). Maracaibo (Venezuela) [*]
alcazar@iamnet.com / mipineda@luz.ve
INTRODUCCION
El desarrollo de las telecomunicaciones en el mundo
ha alcanzado niveles que eran impensables hasta hace sólo una década. Los
países en desarrollo no han escapado del impacto de los cambios ocurridos en
este sector que ha adquirido fuertes rasgos de globalización en los últimos
años.
Teniendo presente esa realidad, este trabajo
plantea en una primera parte, el estado actual de las telecomunicaciones
venezolanas y especialmente de los servicios de valor agregado que mayor
demanda han tenido en el país: telefonía celular, televisión por suscripción y
conexiones a Internet, para lo cual se realiza una caracterización que explica
desde el contexto venezolano el porqué de su crecimiento y aceptación.
En una segunda parte, se analiza a partir de datos
y cifras cómo son los esquemas de consumo y los perfiles de los usuarios
nacionales con respecto a la red Internet, para demostrar la premisa según la
cual las nuevas formas de socialización factibles de realizar a través de esta
red tienden a aumentar los desequilibrios por zonas, individuos y grupos
sociales.
1.- El crecimiento de las
telecomunicaciones en Venezuela.
Las condiciones de Venezuela como país en
desarrollo con estrecha dependencia de las decisiones tecnológicas de los
países centros, especialmente de los Estados Unidos, lo han llevado a entrar en
el proceso de globalización de las telecomunicaciones como una estrategia para
la apertura hacia futuros servicios de comunicación e información de alta
rentabilidad.
Atendiendo a esa necesidad, este sector tiene
previsto, para este año, invertir más de 660 millones de dólares y para la
próxima década aproximadamente unos 1,6 millardos de dólares sin que se
incluyan los servicios de Internet, los cuales agregarían unos 4 de millardos
de dólares anuales (Sayago, 1998).
De acuerdo con las anteriores cifras, el país ocupa
el cuarto lugar en inversiones en telecomunicaciones en América Latina, después
de México, Brasil y Argentina, y para 1997 ya ocupaba el quinto lugar en
aportes al PIB, esperándose que para el 2000 aporte un 5 % al PIB (Colina,
1998: 46).
En la última década, la modernización de las telecomunicaciones
ha tenido un crecimiento de un poco más del 300 % anual, pero el desarrollo
progresivo del sector se ha producido por etapas de acuerdo con los tipos de
servicios, de manera que se potenció primero la telefonía celular, la
televisión por suscripción, en segundo lugar y más recientemente la oferta de
conexiones a Internet.
Ese crecimiento desigual ha respondido a diversas
razones contextuales y aunque la mayoría de estos servicios intenta tener una
cobertura en todo el territorio nacional son predominantemente urbanos.
1.1. - La telefonía celular
Las altas cifras de uso de telefonía móvil en
Venezuela son explicables por el deterioro que la red de telefonía básica
comenzó a sufrir a mitad de los ochenta, lo cual obligó a los usuarios que
podían a adquirir una línea y teléfono móvil para superar dichas deficiencias.
Eso significó que el país, desde 1986, ocupara los primeros lugares en América
en cuanto a la introducción de este tipo de servicio, después de Canadá y al
mismo tiempo que México.
Para esa fecha la fuerte penetración de la
telefonía móvil prosperó, además, porque las tarifas de las llamadas y los
costos de los aparatos, comparados con los de la región, resultaban bastante
más baratos.
Pero no es sino hasta 1991, a partir del proceso de
privatización de la Compañía Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV), de
capital estatal, cuando se produjo un crecimiento realmente explosivo de este
servicio en el país, y cuando la empresa privada Telcel inició operaciones
comerciales de telefonía móvil, seguida posteriormente de la compañía Movilnet
(filial de la CANTV).
En la actualidad, estas dos empresas mantienen un
oligopolio del mercado urbano y como estrategia comercial han emprendido una
política de ofertas de las líneas y aparatos de tecnología analógica, en una
primera etapa, y de tecnología digital en los dos últimos años.
En estos momentos en Venezuela hay tantos teléfonos
celulares como en cualquier país desarrollado, su popularización ha alcanzado a
diversos sectores incluyendo hasta personas de la economía informal como los
vendedores ambulantes o de mercancías al detalle, correspondiéndole a Telcel,
líder en el mercado, contar con un millón de suscriptores -pasando a ser la
primera compañía privada de este sector en América Latina- los cuales le
reportaron, en 1998, 600 millones de dólares de facturación (Sayago, 1998).
Mientras que Movilnet cerró el año 98, con 700.000 suscriptores, mostrando un
crecimiento del 70 % con respecto al año anterior.
Las expectativas de desarrollo del sector para 1999
son optimistas porque se espera que el gobierno otorgue una tercera concesión
para el medio urbano, que aportaría 100 millones de dólares al país. (Osorio, 1999a).
Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la
telefonía básica, que si bien en 1991 tenía una penetración del 7 % y en 1996
ya alcanzaba el 13 % (Soriano, 1997), sigue siendo baja en comparación con los
países ricos, sobre todo en las zonas rurales. Y aunque el gobierno, a través
de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) otorgó en 1998
licitación para explotar ese segmento del mercado a tres compañías privadas:
Infonet (con cobertura en la zona occidental del país), Digitel (con cobertura
en el centro del país) y Elca (con cobertura en el oriente del país), y tiene
previsto otorgar en 1999 una cuarta concesión, todavía persisten fuertes
desequilibrios entre la telefonía básica y la de valor agregado y entre la
urbana y la rural.
La contradicción en los usos desiguales de los
servicios de telecomunicaciones no ha sido obstáculo para intentar insertar al
país en el año 2000, en un mercado global de las telecomunicaciones: por un
lado, para esa fecha, la telefonía básica se abrirá a la competencia y la CANTV
dejará de tener el monopolio en este campo, con lo cual el panorama del sector
se complicará. Por el otro, la explotación de la telefonía móvil global,
gracias a los satélites de baja órbita que permitirá hacer llamadas por celular
a cualquier parte del mundo, será posible en el país a través del Proyecto
Iridium, el cual inició el período de pruebas en el territorio venezolano desde
noviembre de 1998, tiene planificado invertir 60 millones de dólares en la
primera etapa y aspira a tener un millón de suscriptores nacionales a finales
del 2000. Tendencia que seguirá el proyecto Globalstar, que tiene previsto
arrancar con la preventa en julio de este año e invertir 30 millones de dólares
(Sayago, 1998).
De acuerdo con las cifras anteriores, el sector de
las telecomunicaciones venezolanas ha crecido desde 1991 hasta la actualidad,
sobre todo a partir del ingreso del capital privado en la compañía CANTV, que
ha realizado entre 1992 y 1997, el 80 % de la inversión total de este sector en
el país (Osorio, 1999b), y del otorgamiento de las primeras siete concesiones
de redes privadas, que para 1997 ya llegaban a ser más de 170 empresas, de las
cuales el 40 % ofrece servicios de valor agregado. (Soriano, 1997). Las
proyecciones hacia el año 2000 cuando haya total apertura del sector, colocan a
Venezuela en una posición privilegiada en el entorno latinoamericano, pero
desde el punto de vista comercial porque todavía no hay garantías de que esa
realidad implique una mejoría de los indicadores de desarrollo económico y
social.
1.2. - La televisión por suscripción
En este campo, los servicios venezolanos presentan
rasgos específicos de nuestra condición latinoamericana que podrían explicar el
porqué prospera la televisión por cable o por satélite que es de pago dentro de
una situación regional de crisis económica. Las razones parecen obedecer a los
fuertes intereses financieros y comerciales dentro y fuera de América Latina,
preocupados por potenciar mercados para sus productos audiovisuales y para canales
comerciales que no encuentran barreras legales y de uso, debido a que en la
práctica nuestros sistemas de comunicaciones han sido fundamentalmente de
carácter privado/comercial, con lo cual no ha habido cultura de defensa del
concepto de "servicio público" en los medios radioeléctricos y
audiovisuales.
Aunque el crecimiento de la televisión de pago en
América Latina tiene todavía una baja penetración, porque sólo el 14 % de los
hogares son servidos por un operador de multicanales, las perspectivas de crecimiento
son inmensas si se toma en consideración que la región es el tercer mercado de
televisión más importante del mundo, con 87 millones de televisores en los
hogares, y como zona promete ser la de mayor desarrollo para el año 2000.
(Prieto, 1997: H/6).
Además, si bien es cierto que estos servicios de
pago tienen dificultades técnicas en la región y todavía son costosos para la
mayoría de la población, debido a que se pagaba para 1997 un promedio de 29 $
por 25 canales; un hecho importante para su desarrollo futuro es el posible
fomento de una programación regional para transmitir por los canales de pago,
como lo demostró un estudio realizado en 1997, por la Organización Diego
Cisneros, uno de los consorcios más fuertes de la televisión venezolana, según el
cual el 45 % de los encuestados manifestó preferencias por la programación de
la región frente a un 39 % de la del norte y un 26 % de la europea (Prieto,
1997:H/7).
A ese hecho se debe añadir la puesta en marcha,
desde 1996, del servicio de televisión satelital directa (DirecTV), en
Venezuela y posteriormente en Brasil, México, Ecuador, Panamá y el Caribe, por
parte de la sociedad privada Galaxy de Latinoamérica, la cual cubre el 99,4 %
de la región con su señal y tiene socios en dieciséis países.
Las dimensiones del negocio de la televisión por
suscripción en la región son de tal magnitud que esta empresa, propiedad de un
consorcio, donde participan General Motors Huges, la organización Diego
Cisneros, Multivisión de México y Brasil Abril, ya había facturado para 1996 un
total de ventas por 18,5 millardos de dólares, cifra que espera aumentar
considerablemente debido a que tiene previsto lograr captar 6 millones de
abonados para el año 2000 (Prieto, 1997: H/6)
En Venezuela, la televisión por suscripción comenzó
en 1993, cuando fue otorgada la primera concesión a Cabletel, y aunque
actualmente sólo hay 400.000 suscriptores de este servicio y de ellos 60.000
contratan canales premium, cifra baja si se la compara con la de Argentina
(cinco millones de usuarios) y Colombia (entre 3 y 4 millones) (Bujanda, 1999),
esta opción de televisión está disputándole a la televisión abierta segmentos
de mercado (más de 600.000 hogares) y se potencia como un negocio en
crecimiento, hasta el punto de que durante el mes de febrero de 1999, el nuevo
director de CONATEL informó de que negociará con la CANTV adelantar el proceso
de apertura de la telefonía básica, previsto para el año 2000, a cambio de
permitirle entrar en el negocio de la televisión de pago.
Por su parte, el Consejo Nacional de Informática y
telecomunicaciones (CONITEL) y la Cámara Venezolana de Televisión por
Suscripción (Cavetesu) han solicitado a CONATEL que le dejen entrar en el
servicio de telefonía básica cuando finalice la concurrencia limitada (Osorio, 1999c),
el cual según el gobierno nacional generará 300 millones de dólares entre
telefonía nacional e internacional (Osorio, 1999a).
1.3. La orientación de los servicios
de Internet
El desarrollo de Internet en Venezuela, en el
contexto de los nuevos servicios de telecomunicaciones que actualmente operan
en el país, se encuentra en tercer lugar, después de la telefonía celular y la
televisión por suscripción. (Pineda y Durante, 1998). No obstante, en los
últimos cinco años, su ritmo de crecimiento se ha mantenido, sobre todo como
producto del proceso de apertura de las telecomunicaciones y la aparición de
empresas privadas prestatarias a sectores no sólo académicos, sino
empresariales, privados y hasta personales.
Debido a que en este trabajo interesa fundamentalmente
profundizar en el estudio de los mapas de consumo a través de Internet, se
desarrollará en el siguiente capítulo la ubicación de la red en el contexto
mundial para entrar a analizar el caso venezolano.
2. - La red de redes en el entorno
global
El crecimiento de Internet es de tal magnitud que
podría llevar a muchas personas a pensar que su ascenso no plantea
contradicciones ni problemas para todos los países, personas o gobiernos que se
suban al tren del desarrollo telemático, mediante la conexión a los diversos
servicios y opciones ofrecidos o por ofrecer a través de esta gran red.
Según estimaciones conservadoras, en la actualidad,
Internet opera con 200.000 redes inscriptas, conecta a 4 millones de
computadoras en el mundo y tiene más de 60 millones de usuarios en más de cien
países (Bleyman, 1998), todo lo cual hace pensar que su ritmo de crecimiento es
de 400% anual, con estimaciones de que para el año 2000, solamente en los
Estados Unidos el 50 % de su población esté conectada (Torletti, 98).
Es más, se calcula que para el año 2000 el poderío
de la red sea tan grande que deje atrás al teléfono al contar con una cifra de
usuarios que oscilarán entre 600 y 1.000 millones, los cuales podrán disponer
solamente en lo relativo a páginas web de más de 100.000 espacios comerciales
para consultas (Dan Schiller, citado por Ramonet, 1997), teniendo en cuenta que
cada 20 segundos aparece una página base.
Sin embargo, no todo es color de rosa en Internet,
su capacidad está a punto de colapsar por el gran tráfico de conexiones, 27 %
en 4 meses, (Pronews, 1999) en una red que técnicamente por su ancho de banda
se ha quedado pequeña. Y aunque la primera crisis producida en 1997, cuando se
quedó sin nombres para asignar a las diferentes direcciones (sitios) que según
la sociedad que administra las mismas, Network Solutions Inc, registraba 95.000
nuevas direcciones al mes, es decir más de 3.000 diarias (El Nacional
24-08-97), fue temporalmente resuelta al crearse nuevos dominios y direcciones,
el hecho es que la capacidad de la red esté llegando a su fin.
Aunque los ocho millones de encargados de servicios
de información que se encuentran soportados en la red (IESA,1999) tienen
esperanzas de que la nueva generación de la Internet (NGI) con una arquitectura
moderna que permita conexiones par educación a distancia, comunicaciones
audiovisuales bilaterales, videoconferencias, espacios virtuales, bases de
datos, control de procesos, entro otros, resuelva en gran parte el problema de
las conexiones y el tráfico, lo que todavía sigue despertando inquietudes sobre
todo en quienes no tienen intereses económico-comerciales sobre la misma, es la
pregunta hacia dónde nos dirigimos con su crecimiento vertiginoso, que de
acuerdo con las cifras anteriores está en capacidad de saturarnos de
información pero sin saber ni poder controlar para qué?
3.-Internet en América Latina: El
lugar de Venezuela, modos de uso y desequilibrios.
En Venezuela, es en este servicio donde suelen
manifestarse las más fuertes contradicciones y desequilibrios en cuanto al
acceso de las diferentes capas de la población, las cuales no pueden disfrutar
de las opciones ofrecidas, sobre todo las de menores ingresos socioeconómicos o
de bajo nivel educativo. El crecimiento de Internet en el mundo confirma que la
misma se expandió siguiendo el perfil de la distribución mundial de la riqueza:
un 81,7 % en el hemisferio Norte y un 18,3 % en el hemisferio Sur (Pasquali,
1998: 291), lo cual acentúa más la asimetría entre quienes sí pueden y quienes
no pueden tener acceso a la misma.
Las cifras que se expondrán más adelante son signos
evidentes de que se está produciendo un crecimiento del uso de la red en
América Latina y Venezuela en los últimos años, pero lo que no se puede
asegurar todavía es que dicho crecimiento haya supuesto desarrollo.
Las aplicaciones fundamentalmente comerciales y
escasamente de beneficio social a través de la red muestran tendencias a favor
de la potenciación de los negocios, la gestión empresarial y las actividades
comerciales.
3.1) De los usos académicos a los
comerciales
Al igual que en el resto del mundo el desarrollo de
Internet en sus inicios en América Latina fue fundamentalmente para fines
universitarios y de investigación. Pero esa situación varió en la región a
mediados de los noventa, cuando su uso comercial se hizo presente y las
empresas y organizaciones privadas de la zona comenzaron a mostrar interés por
obtener un espacio en los servicios de World Wide Web (WWW) a modo de ofrecer
una página sede para promocionar sus negocios, productos o servicios.
El crecimiento en este campo ha sido tan evidente
que según un estudio realizado en 1977, por la International Data Corporation
(IDC), 180 compañías de Chile, Argentina, México, Colombia, Brasil y Venezuela
habían invertido en ese año más de 1.000 millones de dólares para el desarrollo
del comercio electrónico. El estudio también demostró que la aplicación de la
red en el sistema productivo empresarial era tan alta que para la misma fecha
ya alcanzaba una penetración de un 92 % en dichas empresas (Panorama 13-4-98).
Y aunque el uso para este tipo de transacciones
podría ser bajo si se le compara con los países desarrollados, es un hecho que
Internet se está utilizando actualmente más para fines privados o comerciales
que para fines públicos o académicos. También es probable que el índice de
penetración sea menor en las pequeñas y medianas empresas de la región que no
poseen los suficientes recursos económicos para invertir en las
infraestructuras necesarias, originándose así desequilibrios incluso en el
sector de negocios entre los grandes y los pequeños.
El estudio mencionado además reveló que las
limitaciones para el acceso a la red también existen para los trabajadores de
las mismas empresas, debido a los elevados costos para la conexión en América
Latina; aproximadamente 10 $ al mes por renta básica, de forma que sólo un 16 %
de ellos, durante 1997, podía tener acceso a ella.
En ese contexto regional de desigualdades,
Venezuela ha experimentado un traslado de aplicaciones académicas hacia
aplicaciones de rentabilidad comercial. En el país desde los años 80 hasta
mediados de los 90, el acceso a Internet era privilegio de las Universidades y
Centros de Investigación Científica y Tecnológica, a través de SAYCIT (Sistema
de Automatización de Información Científica y Tecnológica), en una primera
etapa, y después de 1994 a través de REACCIUN (Red Académica y Científica de
las Universidades Nacionales), la cual agrupa a 162 instituciones de Educación
Superior.
En 1996, según las Páginas Blancas de Internet,
Four 11, los usuarios universitarios en Venezuela apenas representaban un 8,67
% del total de 2.248 usuarios registrados en sus bases de datos (http://www.pc-news.com), es decir era una minoría la que podía
aplicar los servicios de la red para usos de investigación o académicos.
Mientras que ya existían alrededor de 400 empresas nacionales e internacionales
instaladas en nuestras redes con servicios de correo electrónico o páginas web
(IESA, 1999) de aplicación netamente comercial, manifestándose de ese modo un
traslado progresivo de los usos hacia ámbitos rentables y ajenos al interés
académico.
Esa tendencia es tan fuerte que a principios de
marzo de 1999, IBM y la cadena de franquicias de servicios postales y de
negocios Mail Boxes Etc. (MBE), anunciaron la firma de un acuerdo para iniciar
en la región Andina (Venezuela, Colombia y Ecuador) el negocio de ofrecer
acceso por Internet para impulsar las transacciones de compra y venta
electrónicas en la región (Hernández, 1999).
3.2) Los proveedores de servicios de
Internet en Venezuela: desarrollo desigual de oportunidades.
Para 1997, los proveedores de Internet en el país
eran aproximadamente treinta y uno (Colina,1998: 48), y aunque el crecimiento
desde 1994 para acá ha sido vertiginoso, las oportunidades de expansión de
estas empresas no han sido igualitarias entre ellas.
Según información suministrada por la Red Reacciun
para noviembre de 1998, de un total de 1.819 dominios registrados bajo la
denominación "ve", correspondientes a Venezuela sólo 274 eran no
comerciales (159 de organizaciones, 87 de gobierno y 28 educativas), el resto
corresponden a empresas proveedoras privadas (Lombo,1998).
Sin embargo, entre las privadas existen también
diferencias en cuanto a la absorción de números de clientes, inversiones,
ganancias, penetración, de manera que lo que comenzó siendo un mercado para
pequeñas empresas fue desplazado hacia la consolidación de grandes compañías
operadoras; en la actualidad, según Colina (1998) sólo cinco de los 31
proveedores dominan el mercado nacional de conexiones a Internet (Compuserve,
TNet; Etheron, NetPoint de Venezuela y CANTV Servicios).
En 1996, la revista PCNews&Report de Venezuela
señalaba que de 2.513 cuentas registradas en el país, el 88,65 % de ellas
tenían como proveedor a Compuserver, el 6,44% a Reacciun; el 2,26 % a NetPoint
y el 2,62 % restante se repartía entre Intercom,Net, Eldish e IBM (http://www.pc-news.com), todos de carácter comercial a excepción
del segundo.
En los dos últimos años es evidente que estas
cifras han crecido y aunque no se disponen de datos exactos, se percibe que las
tendencias no han cambiado en el sentido de la existencia de un predominio de
los proveedores privados sobre los públicos o académicos, así como de la
absorción de las empresas más grandes por las más pequeñas, del gran peso de la
compañía Compuserver como el proveedor más importante y del crecimiento
progresivo de la CANTV Servicios, debido a su tarifa un poco más económica (8,6
$ USA).
Con relación a la cobertura de los servicios
nacionales o regionales prestados por estas compañías, existen también
desigualdades, los proveedores más grandes tienen nodos para cobertura en todo
el país, especialmente en las zonas o estados más importantes o más densamente
poblados (Compuserve; NetPoint, CANTV; T-Net; Etheron), las más pequeñas sólo
ofrecen conexión en algunas regiones o localidades (Eldish, Interamerican Net
de Venezuela) con lo cual su mercado de usuarios es menor.
En cuanto a las tarifas de costos por llamada,
también las inversiones en el desarrollo de los nodos que hacen estas empresas
deciden la facilidad de acceso para el usuario nacional. De manera que las que
tienen nodos locales, facilitan el pago de tarifa de llamada local; las que
tienen nodo sólo en Caracas o regiones urbanas cobran tarifa de llamada
internacional y sólo la CANTV, por ser la empresa de telefonía básica del país,
cobra tarifas homogéneas en todo el territorio nacional (Uribe, 1997).
3.3) De las coberturas territoriales:
abismo entre la ciudad y el medio rural
En el territorio venezolano, Internet se ha
extendido progresivamente, especialmente a partir de los dos últimos años,
hasta el punto de que hoy tiene una cobertura respetable en las ciudades más
importantes del país. Pero se mantienen enormes distancias no sólo entre la
capital de la República y las provincias, sino fundamentalmente entre las zonas
urbanas más pobladas y las zonas rurales.
Según Four 11, para 1996, el 58,28 % de los
abonados venezolanos que se encontraban registrados en su base de datos,
residían en el Distrito Federal donde está ubicada la capital del país, y un
32,21 % de los abonados se localizaban en el estado vecino, Estado Miranda, con
lo cual un 90,49 % de las cuentas pertenecían a personas residentes en Caracas
o zonas metropolitanas y sus entornos. (PC. News, 1996).
Los estados de mayor población y crecimiento como
Zulia, Aragua y Lara sumados apenas tenían un 6,35 % de los abonados, el 2,78 %
restante se repartía entre ocho estados de mediano crecimiento. En ese
directorio de Internet (Four 11) no aparecía ninguna referencia a la cobertura
en zonas rurales o estados apartados y de bajo crecimiento.
Las distancias que arrojan las cifras anteriores
permiten formarse una idea de cómo los posibles beneficios ofrecidos por los
servicios de Internet son exclusivos para una minorías, residentes
fundamentalmente en zonas capitalinas y urbanas, lo cual es una fuerte
contradicción en países en desarrollo como Venezuela, donde existe todavía una
significativa porción de habitantes en zonas rurales, la mayoría de ellos de
bajos ingresos, para quienes todavía estarían muy lejos sus posibilidades de
acceso a unos servicios que actualmente son vistos como estratégicos para
lograr el desarrollo, pero que por el espíritu comercial como han sido
estatuidos resultan prohibitivos para las poblaciones no privilegiadas en
cuanto a ubicación geográfica o social.
El crecimiento de los abonados entre 1997 y 1998,
que son aproximadamente entre 120 y 150.000, no ha significado una distribución
equitativa porque las conexiones han aumentado pero siempre en las ciudades y
capitales más importantes del país. Ese desequilibrio se torna preocupante sobre
todo sí se tiene en cuenta las palabras de Fawzi H. Al-Sultan, presidente del
Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), según el cual el 75 %
de los pobres del mundo vive en zonas rurales. (Loza Schiano, 1999).
Aunque no hay que olvidar el esfuerzo que desde
este año están realizando algunas empresas privadas, especialmente Infonet y
Digitel, quienes obtuvieron, el año pasado, una concesión del gobierno
venezolano para comenzar a explotar la telefonía básica rural y móvil digital,
con previsiones de incorporar a las zonas fronterizas, rurales o alejadas de
las grandes ciudades a los servicios telefónicos. A Infonet, que cubre la
telefonía rural del occidente del país, la Corporación Andina de Fomento acaba
de otorgarle, el 11 de marzo de 1999, un crédito por 34 millones de dólares
para inversiones en este tipo de servicios y Digitel, que cubre el centro del
país, se encuentra en período de prueba ofreciendo un servicio público y
gratuito, hasta que CONATEL le apruebe sus bandas tarifarias (El Nacional,12-03-99).
3.4) De los usuarios: accesos
desiguales, condiciones de vida y oportunidades
De acuerdo con el número de usuarios registrados en
Four 11, para 1996,Venezuela ocupaba el quinto lugar en el continente
americano, sólo precedido por tres países de la región (Colombia, México y
Brasil), con 2.842 usuarios, lo cual representaba un 32,59 % del total de
registrados. A partir de la comercialización de Internet, el crecimiento fue
más explosivo y al siguiente año se alcanzó un promedio que oscilaba entre
15.000 y 25.000 cibernautas, disparándose la cifra, en 1998, a 150.000 cuentas
abiertas (Lombo,1998). Las estimaciones del presidente de la CANTV, Gustavo
Rosen, son que para el año 2000 se llegue aproximadamente a un millón de
abonados ( Rodríguez, 1997).
Sin embargo, ese crecimiento no es un síntoma de
democratización de la red entre la población venezolana (actualmente 26
millones de habitantes), debido a que desde 1996 en adelante, según un estudio
realizado en el Instituto Nacional de Investigaciones de la Comunicación
(ININCO), en el segundo semestre de 1997 (Colina, 1998), prevalecen los
siguientes indicadores:
El 60 % de los usuarios venezolanos de la red son
profesionales o técnicos.
El 70 % de ellos son hombres y sólo un 39 % son
mujeres.
El 60 % son personas relativamente jóvenes y
activos laboralmente hablando, con edades comprendidas entre los 26 y los 40
años.
La mayoría tiene un alto nivel socioeconómico y
educativo.
Mayoritariamente utilizan, en primer lugar, el
correo electrónico y las consultas a las páginas web; en segundo lugar,
discriminados de la siguiente forma: el 60 % usa los servicios de comunicación,
el 30 % utiliza los servicios de búsqueda de información y el 10 % restante los
servicios de acceso a información.
Y aunque según estimaciones de Four 11, para 1998,
el correo electrónico significaba un 98 % y la consulta a los sitiosweb un
93,83 %, la tendencia hacia el predominio del uso del correo electrónico se
mantiene.
Según esa misma fuente, la mayoría de los usuarios
venezolanos se conectan a Internet, pagando una cuenta a través de proveedores
comerciales (un 88,42%) y sólo un 11,5 % lo hacen desde las universidades o las
empresas donde laboran.
Se observa así que el venezolano que tiene acceso a
la red corresponde a un segmento de la población bastante restringido, porque
para poder hacerlo se requiere vivir no sólo en zonas urbanas o capitales sino
tener capacidad de pago y cierto nivel educativo, así como estar en edad de
actividad laboral o productiva.
Este comportamiento no es muy diferente al
manifestado en otros países de América Latina, como es el caso de Perú, donde
según un estudio realizado en 1997 (Eto Chero,1998), se detectó que la mayoría
de los usuarios de la red científica de ese país son también hombres (57%),
jóvenes (entre los 19 y los 29 años de edad), solteros, universitarios o
profesionales y con un nivel medio o alto de ingresos, los cuales utilizan el
servicio de correo electrónico predominantemente (77%) para comunicarse con
amistades reales o virtuales y muy pocas veces para darle un uso técnico o
profesional.
Parece ser que el acceso además de la ubicación
geográfica tiende a depender, en el contexto latinoamericano, de las
condiciones generales de vida de la población, de la distribución de la riqueza
y de los niveles de ingresos, que según un estudio del BID no han mejorado sino
empeorado en la década de los noventa, como lo demuestra el hecho de que
actualmente uno de cada tres latinoamericanos gana menos de 60 $ mensuales
(Panorama 1-3-99). En Venezuela, según la empresa Datos (Baptista, 1998), en
los últimos quince años los niveles de vida han desmejorado originando una
pérdida del poder adquisitivo de un 61%, una reducción de la clase media en un
50 % y un aumento de la clase marginal en un 32 %. Para 1999, sólo el 5 % de la
población goza de altos ingresos y más de un 82 % de los venezolanos pertenece
a las clases pobres (Escalante, 1999).
Ante esa realidad, el gran obstáculo a vencer para
el logro de oportunidades de acceso a los servicios de información y de
comunicación ofrecidos por la red, mayoritariamente de carácter privado o
comercial, es cómo superar la pérdida de la seguridad económica de los
habitantes del país, de los cuales un 35,7 % no tiene resuelto sus necesidades
básicas.
Actualmente a pesar de que se están introduciendo
adelantos tecnológicos para ampliar el acceso a la red (conexiones móviles
inalámbricas, acceso directo a la red, sin proveedores intermediarios con
tarifas equivalentes a una llamada local), ello no significa una masiva
disponibilidad debido a las difíciles condiciones de vida del venezolano.
Y si bien el acceso tiende también a hacerse desde
el hogar o desde las empresas, previéndose un alto crecimiento a futuro, no
existen garantías de que algunos grupos sociales, como las mujeres aumenten su
participación como usuarias de estos servicios. Aunque en Estados Unidos, desde
1997, se empezaron a desarrollar páginas especializadas para el público
femenino que incluso contienen publicidad, porque se comienza a considerar como
un grupo emergente en la red (El Nacional 14-11-97), hasta el punto de que en
ese país en 1998 ya había un 41 % de usuarias de sexo femenino, cuando en 1995
apenas eran un 21 % (Eto Chero, 1998), la situación no es igual en América
Latina y mucho menos en Venezuela.
En el país, la situación de desventaja de la mujer,
sobre todo de estratos inferiores, su escasa participación en el sistema
productivo, su baja escala de ingresos laborales -según el Banco Mundial en el
25 % de los casos se discrimina a la mujer venezolana en cuanto al derecho a
tener igual paga por igual salario (González, 1999)- la convierte en uno de los
sectores, conjuntamente con la población rural, más discriminados en cuanto a
sus posibilidades de disfrutar de las ventajas de la democratización de
Internet.
Las tendencias con relación a las diferencias de
género son tan evidentes, que según Four 11, para febrero de 1998, sólo tenía
registradas en Venezuela a un 7,41 % de cibernautas femeninas frente a un 92,55
% de cibernautas masculinos. Y todavía para esa fecha la base de datos de ese
directorio de Internet no registraba a cibernautas residentes en zonas rurales
o menos pobladas.
La explicación que dan la mayoría de los
divulgadores de las ventajas de tener acceso a Internet, frente a la escasa
penetración, es que el problema del país es que no ha desarrollado una cultura
sobre la red, que insista sobre los cambios producidos en el área productiva,
educativa, médica, a modo de motivar a la población. Sin embargo, el problema
de fondo es que si no se producen cambios cualitativos en las condiciones de
vida del venezolano, podría darse un crecimiento cuantitativo de la misma, pero
sin que ello implique desarrollo.
3.5) De los nuevos consumos:
perspectivas de crecimiento y proyecciones de los cambios
Debido a que como país conectado a la gran red de
redes no podemos escapar de los procesos de globalización de las
telecomunicaciones, es bastante probable que el mercado venezolano sufra
algunas transformaciones a partir de la próxima incursión de la televisión por
cable en Internet.
La aparición de los modems de cable en el mercado
nacional ya hacen posible la conexión a la red vía aparato de televisión, así
como la incursión de la televisión digital convierte en posibilidad real la
convergencia entre un PC y un televisor, con lo cual podría presagiarse un
desplazamiento de los accesos a Internet mediante la computadora a los accesos
mediante un aparato de televisión; sin embargo, las tendencias de usos y
consumos comerciales indicados a lo largo de este artículo parecen no afectarse
sino en la medida en que se abren grandes oportunidades de negocios para las
multinacionales del sector, quienes ya encuentran un terreno abonado para el
comercio a través de ella, debido a su utilización actual con fines
publicitarios.
Según un informe divulgado a principios de este
año, por la Oficina de Publicidad de Internet, Excite, en los Estados Unidos,
los ingresos por publicidad en línea crecieron, en 1977, más de tres veces
hasta alcanzar la cifra récord de 907 millones de dólares. Y aunque la
publicidad en la red apenas representa un 1 % de los 188.000 millones de
dólares facturados por todo el sector en 1997, es la que más ha crecido si se
la compara con los medios clásicos de comunicación: un 15,5 % en TV por cable,
un 10,7 % en revistas y un 7,3 % en periódicos (Panorama, 13-4-98).
Las perspectivas de rentabilidad económica han
despertado en empresas del sector informático y de computación un enorme
interés por incursionar en Internet, en la televisión digital y en la
televisión por cable.
En ese sentido, la compañía Microsoft Corp.
invirtió en 1997 mil millones de dólares en la unión de Internet y la
televisión, al adquirir acciones en operadoras de cable norteamericanas (Comsat
y Web TV Networks), como estrategia para no perder ninguno de los mercados de
la red. En 1999, esa misma empresa firmó un acuerdo tecnológico con COMPAQ para
que el motor de búsqueda de Internet "Alta Vista" ofrezca servicios
de Microsoft (Kehoe, 1999), y realizó una nueva incursión en la televisión por
cable en Europa al comprar acciones, por 300 millones de dólares, en United
Paneuropean Communication y por 500 millones de dólares en NTL, tercera empresa
de televisión por cable en Gran Bretaña (Panorama,10-6-97).
También otras compañías como Cisco Systems Inc, de
redes para computadoras, se alió con Motorola Inc, para invertir 1.000 millones
de dólares en los próximos cuatro años con el fin de comercializar un servicio
inalámbrico de Internet (Panorama, 9-2-99).
En América Latina, el consorcio RSL Comunications,
del área de las telecomunicaciones y en el cual tiene acciones la organización
venezolana Diego Cisneros (ODC), desde 1997 inició actividades operativas en la
región utilizando Venezuela como plataforma geográfica para expandir las
telecomunicaciones subregionales, incluyendo como uno de sus servicios
estratégicos las conexiones a Internet (Jiménez Moreno, 1997).
También la ODC, a través de su empresa Galaxy de
Venezuela, que ofrece el servicio de DirecTV desde 1996 -siendo éste el primer
país de América Latina y el segundo del mundo en contar con este servicio-
incluyó dentro de sus planes de expansión a partir del siguiente año la
instalación del DIRECPC en Internet (plataforma para la transmisión directa del
satélite a la telefonía) (González, 1997).
Todos estos planes y acciones hacen que en
Venezuela se perfilen cifras optimistas sobre los ingresos y la rentabilidad
del negocio del sector en los próximos cinco años, sobre todo porque el proceso
de apertura hace prever a CONATEL que el pago de impuestos y las concesiones
otorgadas a las empresas privadas alcanzarán la cifra de 150 millones de
dólares para la telefonía celular, 5 millones para la TV por cable, 15 millones
para la radiodifusión sonora y audiovisual y 650 millones de dólares para la
telefonía básica (Panorama 31-1-99). Sin embargo, ante tanto optimismo por el
crecimiento en cifras del sector, habrá que analizar cuál es la relación entre
los servicios de pago y el poder adquisitivo de los usuarios en América Latina.
Para 1997, la firma norteamericana
Audits&Surveis World Wide calculaba que en la región, el poder adquisitivo
era de 10 millardos de dólares y que la televisión de pago tenía una audiencia
potencial de 450 millones de personas, lo cual abría un enorme potencial para
el crecimiento de este tipo de televisión. Pero, esas perspectivas no pueden
hacernos olvidar que de los 80 o 90 millones de aparatos de televisión
encendidos por la noche en Latinoamérica, todavía entre un 80 y un 90 % de
ellos corresponden a la televisión abierta y gratuita (Panorama, 29-9-97),
ubicados en hogares que no pueden pagar y que no solamente están excluidos de
los servicios clásicos de la televisión por suscripción (películas, noticieros,
programas de entretenimiento) sino de los futuros servicios de Internet
disponibles a partir del momento en el que ella se conecte través del cable
digital, el satélite de difusión directa o el teléfono móvil.
Es cierto que las telecomunicaciones y
especialmente la red de redes nos están conduciendo cada vez más a una sociedad
de la comunicación, pero ésta parece no distribuirse equilibradamente entre
zonas del mundo, grupos sociales e individuos.
Y aunque existen posibilidades abiertas para
sectores sociales o movimientos marginales, de poder disponer de sus propias
páginas web gratuitas (Fernández, 1999), las cuales parecieran abrir una
alternativa para una mayor democracia en Internet, lo cierto es que las
tendencias apuntan hacia un crecimiento de las actividades de ocio y hacia el
consumo de entretenimiento a través de ella, lo cual podría convertirse en más
de lo mismo, si se le compara con la saturación actual que en este sentido
presentan los medios clásicos de comunicación, especialmente la televisión.
Actividades que coexistirían con el comercio y los negocios en el ciberespacio,
con lo cual no se revertiría el paradigma actual de los usos y consumos por la
red.
Nos estamos dirigiendo hacia una sociedad donde la
televisión y la computadora quizás se integren en un solo aparato, que facilite
los modos de uso y de acceso directamente desde el hogar, y en esa conjunción
habría que ver si la computadora, por un proceso de domesticación, llegue a
ocupar el espacio que venía ocupando la televisión en la vida cotidiana de las
personas y si su presencia va a tener un nivel de penetración tan masivo,
independientemente de los individuos, de los grupos sociales, de los países y
zonas del mundo, como el alcanzado por el aparato de televisión.
CONCLUSIONES
Si bien es cierto que en el entorno de América
Latina Venezuela aparece dentro de los cuatro más importantes países para
invertir en telecomunicaciones, no es menos cierto que esta situación es
privilegiada comercialmente, mas no social y económicamente.
El crecimiento del sector, en lo relativo a los
servicios de valor añadido, ha sido por etapas, primero se desarrolló la
telefonía celular, después la televisión de pago y últimamente el acceso a
Internet. Las disparidades en las formas de inserción de los mismos presentan
condiciones específicas dentro del contexto venezolano.
En cuanto a los esquemas de consumo en la red de
redes, existe un desarrollo desigual en lo relativo a la cobertura territorial
entre las zonas urbanas y las rurales y entre las grandes capitales y las
provincias, a favor de las primeras.
Con relación a los usos de Internet, se manifiesta
un predominio de los de tipo comercial, especialmente dirigidos a las
actividades gerenciales y de negocios, en mayor medida que los de tipo
académico o privado.
En el mercado venezolano es evidente que los
proveedores tienen oportunidades desiguales, de manera que éste tiende a estar
monopolizado por grandes empresas privadas; sólo cinco grandes compañías
dominan el mercado: Compuserve, TNet, Etheron, Net Point de Venezuela y Cantv
Servicios, frente a las pequeñas o públicas.
También se observa que el perfil del usuario de la
red está determinado por el sexo, la edad, el nivel socio-económico y
educativo, la zona donde se reside y la profesión. De manera que en Venezuela,
quien se conecta a Internet suele ser en su mayoría: hombre, joven,
profesional, de alto nivel económico y residente en zonas urbanas,
preferiblemente en la capital de la República o en las grandes ciudades.
Las tendencias desiguales demostradas con los datos
y cifras hacen posible afirmar que en el país, a pesar de que ha habido un
crecimiento vertiginoso de los servicios de valor agregado de
telecomunicaciones, eso no ha supuesto desarrollo en términos de significar
oportunidades iguales para diferentes sectores sociales, especialmente para los
no privilegiados. Las bajas condiciones de vida de más del 82% de la sociedad
venezolana hacen que el acceso no sea democrático, las altas tarifas de esos
servicios frente al poder adquisitivo de los usuarios, como se indicó a lo largo
de este trabajo, vuelven prohibitivas las alternativas de usos servicios de
valor agregado para la mayoría de las personas del país.
Frente a esas realidades, es bastante factible que,
de no ocurrir un cambio cualitativo en las condiciones de vida de la población,
no se pudiese hablar a futuro de un crecimiento de las telecomunicaciones con
miras al logro de un desarrollo social para el país. Lo que ocurriría sería un
crecimiento exponencial de servicio, que en términos cualitativos sería más de
lo mismo, es decir, mayor disponibilidad de programas y tecnologías, pero sin
alternativas reales frente a las opciones ofrecidas por las telecomunicaciones
clásicas.
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(*) Lic. Migdalia Pineda de Alcázar - Universidad
del Zulia. Facultad de Humanidades. Centro de Investigación de la Comunicación
(CICI). Maracaibo (Venezuela), Apartado aéreo: 15409
alcazar@iamnet.com / mipineda@luz.ve
Trabajo presentado en la II Bienal
de la Comunicación
(Cartagena, Colombia, mayo de 1999)
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre de la autora, 1999; título del
texto, en Revista Latina de Comunicación Social, número 18, de junio de 1999,
La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999gjn/83pineda.htm
Revista Latina de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) - junio de 1999 - número
18
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820
http://www.ull.es/publicaciones/latina