El
relato de una vida: apuntes teóricos-metodológicos en comunicación
(3.439 palabras - 8 páginas)
Lic. Nancy Díaz
Larrañaga ©
Facultad de Periodismo y
Comunicación Social
Universidad Nacional de
La Plata (Argentina)
1. INTRODUCCIÓN
La fragmentación planteada en torno de las
metodologías cualitativa/cuantitativa, sobre todo en ciencias sociales, ha
superado su primera instancia enmarcada en la razón dualista para adentrarse en
el terreno todo posible del cruce y la triangulación. Solución ilusoria si en
su intento conciliatorio se borran las discusiones profundas.
Lo anteriormente expuesto parece ser uno de los
grandes debates que estalla insistentemente en el campo de la comunicación. Da
indicios de estar precedido por la explicitación y el lamento de la carencia de
métodos y técnicas ‘autóctonos’; es decir, si la sociología y la antropología
lograron construir sus objetos y adentrarse en el terreno de la investigación
gracias a técnicas que se les atribuyen, la comunicación no posee tal
privilegio. Sin embargo, parece tomar prestadas las discusiones metodológicas y
las técnicas para con ellas avanzar en la conformación del propio campo.
Más allá de la conformación de la disciplina en sí,
existen técnicas, o mejor dicho enfoques, que responden a la construcción de un
sector de este vasto espacio académico llamado comunicación. En particular, la
técnica del relato de vida tiene una extensa tradición en ciencias sociales;
sin embargo, en comunicación se han registrado escasos usos de esta herramienta
metodológica.
La finalidad de este artículo es poder indagar,
conectar o develar algunas de las características del relato de vida, haciendo
un recorrido que nos lleve a las potencialidades de su aplicación en ciertas
áreas de estudio de la comunicación, centrando la mirada en América Latina.
2. SOBRE EL ESTATUTO Y OTRAS DISCUSIONES
Pensar en torno a la metodología de investigación
en comunicación obliga en primer término a esbozar algunos lineamientos sobre
la comunicación. Esta instancia no se presenta como puro formulismo, sino más
bien como búsqueda del punto de partida: preguntarnos de qué hablamos cuando
hablamos de comunicación.
La delimitación errática de la comunicación como
disciplina autosuficiente, donde lo que se privilegia es la transparencia de
dicho conocimiento, anula pensar la comunicación como cruce. Más bien, deberíamos
pensarla como la instancia donde prevalecen los nexos, las transversales, las
opacidades del camino único hacia la verdad. Un lugar, como afirmará Jesús
Martín Barbero (Barbero, 1990), desde donde mirar y pensar lo social. Pero
dicho lugar está poblado de regiones o mejor dicho, a la vez, la comunicación
-y esta vez siguiendo y adhiriendo a lo propuesto por Héctor Schmucler-
(Schmucler, 1997) debe ser pensada desde múltiples lados.
No estamos afirmando una simple concepción
transdisciplinaria, ya que seguir pensando desde las disciplinas nos vuelve a
colocar límites y fronteras, por más que se las intente cruzar, fusionar. La
propuesta es romper esas barreras disciplinarias para poner en el centro los
procesos, permitiendo crear y construir incesantemente nuevos objetos.
Preñada de posibilidad más que de límites, la
comunicación sobrepasa los medios de comunicación masivos para ser prácticas,
saberes, relaciones y producciones sociales de múltiples sentidos, donde la
técnica y lo tecnológico constituye sólo una parte. Lo anterior no implica
afirmar la subestimación de los medios en los procesos sociales, sino más bien
incluirlos en un debate aún mayor. Si la comunicación es esencialmente
producción de sentidos y de significaciones sociales, entonces se instala como
factor necesario de la cultura. Esta relación de necesidad se basa en el
carácter cambiante y renovador (y también altamente conservador) de la cultura;
es decir, la comunicación se instala como la parte dinámica.
Desde aquí, y con toda la implicancia
comunicacional por delante y por detrás, pensar una metodología de
investigación de la comunicación nos propone el reto de posicionarnos teórica y
epistemológicamente. El lugar desde donde pararnos nos guía la mirada, la
construcción y el abordaje de las producciones de sentido.
3. EL RELATO DE VIDA Y LA BÚSQUEDA DE LO SOCIAL
Preguntarnos sobre lo social nos presenta una
dificultad: su inaprehensión. Si bien todos creemos saber qué es y poder
definirlo, la relación del sujeto con lo social ha sido y sigue siendo la gran
problemática que congrega las ciencias sociales. La comunicación se instala en
este debate como uno de los lugares posibles para entender lo social. Pensar
que la sociedad se conforma con base en la producción de sentido y acuerdos de
significados (posibilitados por la comunicación) nos brinda indicios para
seguir nuestra búsqueda.
En este camino, los sujetos y sus relaciones son
base necesaria para un abordaje, donde no toda forma es igualmente válida según
el objetivo perseguido. El relato de vida es un intento por descubrir lo
social, en el cual la comunicación adquiere un lugar central, siendo el sujeto
el protagonista.
Es importante remarcar una primera diferencia que
distingue a lo que se denomina la ‘historia de vida’ del ‘relato de vida’.
Aunque a primera vista parecieran ser la misma técnica, no lo son. La primera
remite a estudios sobre una persona determinada, que sí incluye su propio
relato, pero que es complementado por el investigador con otras clases de
documentos o narraciones. Se basa en recorridos amplios en la vida de un
sujeto; lo que interesa es una suerte de totalidad, donde el orden cronológico
tiende a ser respetado. Tampoco es el testimonio, ya que este último toma al
individuo en calidad de partícipe u observador de un hecho, por lo tanto se
aleja de la entrevista biográfica. También se lo podría diferenciar de la
historia oral, siendo ésta, "el análisis de fuentes orales con un objetivo
histórico" (Panella, 1998).
Aunque indudablemente se comparten característica,
y tal vez la historia oral sea la técnica más abarcativa de las señaladas, las
diferencias existen a pesar que a veces parezcan sutiles. Poder explicitarlas
ayuda a una mejor comprensión de las posibilidades y potencialidades de cada
una.
A diferencia de todo lo anterior, el relato de vida
es una entrevista que busca conocer lo social a través de lo individual. Por
eso se sustenta en la experiencia del individuo, no teniendo que ser este
último una persona en particular ni especial, ya que sólo basta con ser parte
de la comunidad a la cual se estudia. Éstas han sido algunas de las
características que tanto Daniel Bertaux (Bertaux, 1988) como Franco Ferrarotti
(Ferrarotti, 1988) -ambos con una amplia trayectoria en la aplicación de esta
técnica en sus investigaciones- defienden, como parte de reivindicar lo
biográfico en tanto enfoque metodológico y no simplemente como herramienta o
técnica.
Así, cuando hablamos de entrevista biográfica nos
referimos a un relato pronunciado en primera persona, ya que lo que se intenta
rescatar son las experiencias de ese individuo. Casi nunca se pretende que sea
exhaustivo, sino que se centra en algún momento o aspecto de la vida. También
la ilusión de la totalidad está desterrada, porque se considera que todo sujeto
posee un mecanismo selectivo que desde el presente lo lleva a recordar u
olvidar determinados hechos, y dicho proceso debe ser respetado por el
investigador.
Es necesario aclarar que en tanto el individuo se
posiciona en primera persona y habla de sus experiencias, se lo considera el
personaje del relato. No importa si dice absolutamente todo, ni si respeta el
orden cronológico, sino los hechos que son iluminados por la selección del
recuerdo y la lógica de conexión que se evidencia en el relato. Hay que tener
presente que todo relato biográfico es focalizado, parcial, y su primer recorte
está dado por el investigador mismo con base en su interés de conocimiento.
Tampoco debe importar si las cosas ocurrieron tal cual lo contado, ni si es
absolutamente ‘verdad’. Esto se basa en que si no sucedió así, por lo menos
desde el presente se lo concibe de esa manera y por lo tanto se actuará en
consecuencia.
Por sobre todas las cosas, hay que evidenciar que
toda entrevista está coproducida, tiene dos autores: entrevistado y
entrevistador son indispensables para que este texto sea el que es. Si uno no
estuviese, o hubiese estado e interactuado de otra manera, el texto sería otro.
Lo biográfico es darle la palabra al individuo,
pero no es individualismo, ni exclusivamente la postura de darle la palabra a
los que no la tienen. A través de lo biográfico se puede llegar a dos puertos
básicamente: a conocer significados y contextos de significados de lo
individual en tanto parte de lo social o a indagar estructuras y normas sociales.
El sujeto no habla de lo íntimo como su sensación, sino que habla de su ‘mi’
social como lo definiría George Mead (Mead, 1990).
Una vez producido el relato, el análisis del mismo
nos lleva a tres pasos fundamentales: 1) presentar las acciones casi con lujo
de detalle, como una parte etnográfica y como base para interpretar; 2)
encontrar los códigos socioculturales de esos hechos; y 3) interpretarlos en
relación con la teoría. Esta aproximación se acerca a la descripción densa
propuesta desde la antropología (Geertz, 1987).
3.1. Potencialidades de su uso en comunicación
Las diversas aplicaciones que este enfoque ha
encontrado se centran mayoritariamente en los campos de la antropología y en
segundo lugar de la historia y la sociología. El ámbito de la comunicación, a
partir de la década de los 80, comienza a retomar este abordaje para instalarse
hoy en creciente auge.
Las bases epistemológicas del relato de vida dejan
traslucir aportes del interaccionismo simbólico, la fenomenología y la
etnometodología, entre otros (1). En tanto que las teorías inscriptas bajo la
línea de la acción social buscan encontrar la sociedad a través de los
individuos, en sus interacciones, en sus acontecimientos y en la forma en que
son organizados y revalorados esos hechos; en tanto lo que persiguen son los
contextos de significados en que dichos sucesos son inscriptos, dando cuenta
esto de lo que constituye a lo social, están valorando la comunicación (y a las
prácticas y actos comunicativos más puntualmente) como forma privilegiada de
acceso a ese conocimiento.
Desde nuestra óptica, los términos pueden modificar
su orden y su jerarquía para centrar la lupa en la comunicación como generadora
del cambio social, como la parte dinámica de la cultura, a la cual hacíamos
referencia.
Si uno desea alejarse de un enfoque funcionalista
(superando la disociación esbozada en los términos emisor, mensaje y receptor)
para buscar qué existe en, con, durante, por o detrás de cualquier acto
comunicativo, o cualquier proceso, se necesita un análisis que trabaje en
varios niveles a la vez. Muchas técnicas posibilitan la recolección de los
datos previos, y de ello dan cuenta las innumerables investigaciones que desde
la comunicación se han llevado (y se siguen llevando) adelante.
Sin embargo, el relato de vida aporta una
especificidad de datos en un texto, anclado en actos sociales. De por sí esta
narración está ‘procesada’ en un primer nivel de interpretación por el propio
sujeto, pero que necesita tener otros tipos de lectura para llegar a una
interpretación de segundo orden (primero desde el sentido común y luego desde
constructos teóricos).
Este texto brinda la posibilidad de acceso a los
contextos de significado de las acciones, superando el significado del acto en
sí. Los contextos también pueden leerse como las mediaciones (Martín Barbero,
1987), o como las significaciones sociales que son constructivas de la realidad
social.
Considerar en el campo de la comunicación que es
relevante estudiar la vida de un sujeto (o el relato que de ella se deriva),
indudablemente pone en evidencia por lo menos tres supuestos: 1) el estudio de
ese relato puede aportar algún conocimiento; 2) lo microcomunicacional
posibilita un acercamiento diferenciado a lo sociocultural de lo que lo hace lo
macrocomunicacional, que se centra básicamente en el conocimiento de
estructuras, dejando de lado a los actores; y 3) también se deja de lado la
concepción de que si se presta atención a los actores, éstos tienen que ser
relevantes en algún aspecto. Se busca más bien a alguien común, a alguien
anónimo, sin perder de vista su posicionamiento social, en los términos
planteados por Pierre Bourdieu (Bourdieu, 1991). Se busca, entonces, la
relación entre lo personal y lo cultural. Así, Carlos Piña nos dice: "Esta
fascinación por la vida de personas, más que de personajes, cataliza la
ambición por penetrar en los circuitos donde se cristaliza, se construye y
reconstruye la cultura" (Piña, 1986: 20).
4. EN BUSCA DE UN RECUENTO LATINOAMERICANO
Algunas de las líneas latinoamericanas de trabajo
en comunicación presentan una relación muy estrecha entre concepción teórica y
metodológica. Uno de los replanteos fuertes que desde finales de la década de
los 80 se vienen desarrollando pone el acento en los procesos culturales y el
lugar de la comunicación en ellos. Así, las propuestas aparecen íntimamente
ligadas a las situaciones particulares de América Latina (porque no es sólo una
situación, ni Latinoamérica es homogénea), sus ciudades y su gente. Estas
tendencias rescatan, la experiencia, y los significados compartidos de las
prácticas.
Desde estas perspectivas, los lugares desde donde
construir, pensar, hacer y sentir están estrechamente ligados a las matrices
socio-históricas-culturales que nos atraviesan vertical y horizontalmente. Para
intentar saber algo sobre los procesos comunicacionales, y si se desea indagar
sobre los significados de dichos procesos, es necesario partir de los sujetos,
pero no quedarse en ellos ni en sus palabras: la propuesta es ir más allá, que
sean punto de partida para, luego de un largo trayecto, ser nuevamente punto de
llegada.
Siguiendo estos lineamientos, existen estudios
inscriptos en el ámbito comunicacional que han utilizado la metodología
cualitativa, y dentro de ella los relatos de vida, para abordar sus objetos de
investigación. Un caso lo constituye las investigaciones que ha desarrollado
Jorge González, en la Universidad de Colima México, en su propuesta de frentes
culturales. Intentando indagar la ‘formación de los públicos y clientelas de
los campos culturales’, trabajaron el relato oral familiar (en tres
generaciones) en busca de diferentes trayectorias sociales. La investigación ya
cuenta con etapas finalizadas y una amplia publicación al respecto.
En Brasil, José Marques de Melo ha instaurado una
búsqueda de los principales pensadores e investigadores que han dado forma a lo
que él denomina "la escuela latinoamericana de comunicación". Para
ello, y en trabajo conjunto con sus alumnos, intenta reconstruir los aportes
teniendo en cuenta la obra del pensador, su historia y su trayectoria. Así ha
incentivado a sus colaboradores a que se acerquen desde la metodología de
relato de vida, aunque tal vez en este caso rescate más de la técnica de
historia de vida (véanse las diferencias más arriba). Hasta el momento se han
conformado dos grupos: uno en Brasil, que ya cuenta con una publicación, y otro
en México.
Jesús Galindo Cáceres es tal vez una de las
personas que mejor manejan esta técnica dentro del campo de la comunicación en
América Latina. Su enorme trabajo empírico, actualmente desde el Programa
Cultura de la Universidad de Colima de México, lo ha llevado a reflexionar
teóricamente sobre este abordaje (Galindo Cáceres, 1994). Dentro de su línea se
incluye mi trabajo (Díaz Larrañaga, 1998), intentando a través del relato de
vida incursionar en los significados de ser productor de vídeo, dando elementos
para una reconstrucción del campo en dicha actividad, para una interpretación
de los vídeos realizados, y la propuesta de diferentes formas de producción
audiovisual.
Las "chaps" (chavas activas punk) son las
entrevistadas de Inés Cornejo Portugal (Cornejo Portugal, 1998), quien intenta
acercarse a la identidad por ellas construida desde ese movimiento. Aquí
privilegió trabajar con las fundadoras y líderes, reconstruyendo sus
trayectorias como chavas banda. En Argentina, María Cristina Mata ha encontrado
que el relato de vida le posibilita acercarse a la construcción de significados
del consumo cultural en la ciudad de Córdoba, donde además trabaja con técnicas
cuantitativas.
Desde la antropología y la historia, Aceves Lozano
realiza un aporte teórico-práctico a la propuesta en comunicación del relato de
vida. Su punto de partida es, una vez más, la realidad mexicana.
Los nombres que se han enunciado son el comienzo de
un breve resumen que podrían seguir, explicitando una vez más variedad en los
enfoques, en los objetos y en las teorías que dan sustento a estas pesquisas.
Si bien da indicios de varios trabajos en América Latina, su nivel de esbozo
plantea, a la vez, la diversidad que lo atraviesa. El relato latinoamericano
aún está por hacerse, pero no existe sólo una voz que declare su derecho a
hablar.
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Notas
El interaccionismo simbólico cuenta con los aportes
de George H. Mead, quien considera que ‘la sociedad está dentro del individuo’.
Concibe que la sociedad precede al individuo y este último se debate
internamente entre su ‘yo’ (lo creativo e innovador) y su ‘mi’ (lo social,
incorporado a partir de los procesos de socialización, lo que logra un
acuerdo), ambos incorporados en el ‘self’: su juego, constituye la acción
social. El orden social emerge y se negocia en las interacciones cara a cara.
Los estudios fenomenológicos encabezados por Alfred
Schutz abordan el problema del mundo subjetivo y de los acuerdos de conciencia.
Para ello se basa en lo que denomina el mundo de la vida cotidiana,
preguntándose cómo construyen los individuos la realidad social. La clave la
encuentra en la ‘intersubjetividad’, que permite que los acervos de
conocimiento existan y se construyan cadenas de significados. Identifica dos
clases de motivos de la acción: los motivos ‘para’ y los motivos ‘porque’,
estos últimos son los privilegiados para indagar los significados. La inquietud
metodológica es cómo conocer objetivamente lo subjetivo.
La etnometodología, siendo H. Garfinkel uno de sus
máximos exponentes, propone indagar los métodos que sigue la gente para hacer
lo que hace, buscar las normas como constructoras de lo social. Si bien se
notan los resabios de la teoría parsoniana, también retoma abiertamente líneas
(entre las que se encuentran los aportes de Schutz y Mead) que se alejan de
esta perspectiva. La norma está planteada como aquello que se negocia
continuamente, como algo frágil y cambiante.
También existen otras corrientes teóricas-epistemológicas
que han influido en los relatos de vida: el marxismo sartreano, el
estructuralismo, el neomaterialismo, o simplemente empiricismo, teorías de los
roles, la hermenéutica, por nombrar los más trabajados.
Trabajo presentado en la
II Bienal de la Comunicación, celebrada
en la Universidad de Cartagena de Indias (mayo de
1999)
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN
BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre de la autora, 1999; título del texto, en
Revista Latina de Comunicación Social, número 22, de octubre de 1999, La Laguna
(Tenerife), en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999coc
Revista Latina de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) - octubre de 1999 - número 22
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820
http://www.ull.es/publicaciones/latina