OPINIÓN PÚBLICA
Líderes, imagen pública y medios de comunicación social
(6.207 palabras)
Dr. Iván Abreu Sojo
Escuela de Comunicación
Social
Universidad Central de
Venezuela
Caracas
"Los
hombres públicos valen tanto cuanto
es la
opinión que se tiene de ellos".
Simón
Bolívar
Introducción
El tema del liderazgo es uno del mayor interés para
Venezuela, y estimamos que para la región y el mundo entero, en estos momentos.
Los medios de comunicación en mi país han "puesto en agenda" el
asunto, de acuerdo con la gran cantidad de artículos y reportajes que en los
últimos años se han venido publicando. Ante la situación del país, caracterizada
por una ya larga crisis, el factor liderazgo aparece como crítico a la hora de
buscar explicaciones a nuestros males.
En este resumen se pasa
revista a un diagnóstico sobre el tema, se realizan algunas consideraciones
sobre el fenómeno del liderazgo, se analizan los resultados de una
investigación sobre el liderazgo carismático en Venezuela y se discute sobre el
liderazgo y la imagen pública, concluyendo en el análisis del liderazgo
necesario.
El
diagnóstico
El diagnóstico de situación
lo efectuamos mediante encuestas de opinión pública y a través de un conjunto
de 50 entrevistas calificadas en profundidad con personajes representativos de
la vida pública venezolana; entre ellos había psicólogos, periodistas, líderes
comunitarios, políticos, empresarios, militares, politólogos, historiadores,
economistas, gerentes, psiquiatras e intelectuales. A ellos se sometió una guía
de preguntas y los resultados más relevantes fueron:
Hay una responsabilidad
determinante del liderazgo en la situación venezolana actual, atribuyéndosele
incapacidad, incoherencia y escaso sentido histórico, centrados en el inmediatismo
de la función del poder.
Este liderazgo que
accede a posiciones de poder a partir de 1958 es señalado como uno sin conciencia
clara de los cambios necesarios para el adecuado funcionamiento del sistema
político.
Hay un derrumbe de los
criterios de liderazgo tradicionales y aunque no se pueda hablar propiamente de
que "no existen líderes", los criterios que se venían usando para
promover a las personas al liderazgo ya no son válidos, pues cambió la realidad
histórica, social y económica.
El liderazgo venezolano
está en total falta de sintonía con la sociedad debido a su incapacidad de
entender las fuerzas sociales que actualmente participan en la vida pública y
es hoy ilegítimo
El liderazgo dictó con
su ejemplo los comportamientos a seguir y sus actos y normas establecieron las
reglas del juego. El liderazgo tuvo como gran falla el hecho de que los
recursos humanos provenientes de la expansión de la matrícula educativa no
accedieron a las posiciones de mando en la sociedad, pues el liderazgo
tradicional no facilitó el relevo, aunque las nuevas generaciones no han
luchado suficiente o eficazmente para asumir ese relevo.
La
responsabilidad principal del fracaso del modelo se la atribuyen los personajes
entrevistados en primer lugar al liderazgo político y al liderazgo sindical,
aunque no deja de señalarse la cuota parte correspondiente a los liderazgos
empresarial y militar.
La mayoría de los
entrevistados consideró que hay una crisis de liderazgo en Venezuela. Se
señalaron varios factores. En primer lugar, el generacional, pues la mayoría de
los llamados líderes fundamentales está sobre los 60 años de edad. La
concepción del país es otro factor crítico, pues la dirigencia actual se formó
dentro de la concepción del estado petrolero tradicional, siendo su formación
política escasa o inexistente, resaltando la inconsistencia y la improvisación.
El sistema vertical de organización política es impuesto de arriba hacia abajo
y existe un problema de credibilidad de los líderes políticos, sindicales,
empresariales, militares, culturales, universitarios, etc., porque la confianza
y aprecio hacia ellos que solía haber hace ya mucho tiempo, hoy ha bajado
apreciablemente o, en algunos casos, es simplemente inexistente.
Para concluir este
diagnóstico, debemos referirnos a la percepción de la opinión pública sobre el
tópico. En primer lugar, señalemos que en una encuesta telefónica (n: 400)
realizada durante la primera quincena de febrero de 1996 en el área
metropolitana de Caracas, 49,5 por ciento de los entrevistados opinó que la
crisis venezolana se relaciona mucho con un problema de liderazgo y otro 31 por
ciento señaló que se relaciona bastante, lo que hace sumar en estas dos
modalidades más de 80 por ciento. 8,8 por ciento señaló que la crisis se
relaciona poco con un problema de liderazgo y 4,5 por ciento que no se
relaciona; el porcentaje faltante no contestó la pregunta. Al cruzar por
edades, se notó que al aumentar la edad aumentaba también el porcentaje de
quienes consideraban que la crisis se debía a un problema de liderazgo.
Durante la
primera quincena de julio de 1994, en una encuesta realizada en el área
metropolitana de Caracas (n: 432) 57,4 por ciento de los encuestados señaló que
el factor liderazgo era muy importante para superar la crisis venezolana y 30,1
por ciento dijo que era bastante importante, por lo que casi 90 por ciento
valoraba este factor en el sentido señalado. Sólo 6,0 por ciento y 3,5 por
ciento dijo que era poco importante o que no tiene ninguna importancia.
Los datos anteriores se
relacionan con el hecho de que en la misma encuesta 41 por ciento de los
encuestados expresa que en Venezuela existe una crisis total de liderazgo y
43,5 por ciento dice que existe una crisis parcial de liderazgo, mientras que
11,1 por ciento expresó que no existe crisis de liderazgo. No obstante, el que
consideramos un sabio matiz de la opinión pública, al pedirle que señalara los
cinco factores que de una lista explicaban la situación venezolana, sólo 32,2
por ciento señaló la falta de liderazgo, frente a 91,7 por ciento que señaló la
corrupción y 81,3 por ciento que señaló la mala administración.
Según la misma encuesta
de 1994, los sectores que están generando más líderes para Venezuela son el
militar (50,9 por ciento), el intelectual / universitario / científico (48,4
por ciento), el comunitario / vecinal (47,2 por ciento) y los medios de
comunicación social (39,8 por ciento).
Para finalizar este aparte, comentemos el
diferencial semántico efectuado en noviembre de 1992 sobre una muestra de 410
habitantes del área metropolitana de Caracas. Según los resultados, la
actuación del liderazgo ha conformado una imagen en la opinión pública,
notándose que los liderazgos sindical y político están más alejados que los
liderazgos militar y empresarial del liderazgo ideal. Algunas características
parecen críticas, como la honestidad y la solidaridad. En este gráfico se puede
detallar de una manera muy clara la situación de la imagen pública de los
liderazgos. También puede ser tomado como una guía acerca de cuál es la
tendencia de la opinión pública hacia un liderazgo modélico virtuoso, de
acuerdo con la línea seguida por el ideal.
Sobre el
concepto de liderazgo
Antecedentes
Podría afirmarse que el
estudio del liderazgo tiene relaciones que pueden considerarse en su base con
el mesianismo, la idea de los grandes hombres como motor de la historia y en
nuestro caso, con el caudillismo. Aunque en la era actual se minimiza la
importancia de ese tipo de conducción y la propia realidad social parece
apuntar en contra de esa clase de liderazgo, la desesperación del ciudadano se
orienta a la búsqueda del liderazgo mesiánico, lo que indicaría que en psique
de la gente permanece la idea de que un gran líder puede arreglar las cosas. La
idea no es nueva: líderes tales como profetas, pastores, jefes, guerreros,
reyes, han cumplido el rol de símbolos, representantes y modelos para sus
pueblos. En la Biblia, en otros textos antiguos, en los clásicos griegos y
latinos, en las sagas nórdicas, se encuentran numerosos ejemplos. La
consideración del liderazgo no estuvo limitada a la literatura occidental. Fue
de sumo interés para Lao Tse o Confucio, tanto como para Platón o Aristóteles.
De acuerdo con Bass, el
estudio del liderazgo rivaliza en antigüedad con la emergencia misma de la
civilización, que formó sus líderes tanto como fue formada por ellos. Desde sus
comienzos, el estudio de la historia ha sido el estudio de los líderes, lo que
hicieron y porqué lo hicieron. A través de los siglos, el esfuerzo para
formular principios de liderazgo se difunde desde el estudio de la historia y
la filosofía asociadas con dicho esfuerzo a todas las ciencias sociales en desarrollo.
En la moderna psicohistoria hay aún una búsqueda de generalizaciones sobre el
liderazgo, con base en el análisis en profundidad del desarrollo, motivación y
competencia de líderes mundiales, vivos y muertos. Ha existido la convicción
del papel del gran hombre.
El postulado sobre la
importancia del gran hombre se encuentra en algunos autores como Carlyle y
Emerson. El postulado de Carlyle sobre el rol del gran hombre en la historia
indica que ésta fue hecha en esencia por los hombres dominantes de cada época,
diferenciándose ellos de los demás por tener talentos especiales. Para Emerson,
era natural creer en los grandes hombres pues la naturaleza parece existir para
los excelentes. Aunque hoy pocos se atrevan a sostener la tesis del gran hombre,
no hay dudas de que en incontable oportunidades ellos pueden determinar el
curso de los acontecimientos, sea para adelantarlos o atrasarlos. El mesianismo
y la creencia en el gran hombre aparecen como atavismos. El escritor Uslar
Pietri ha dicho:
"Tal vez las
grandes figuras históricas le sirven a la mayoría de las gentes para
simplificar su comprensión del escenario político. Dan la impresión de que todo
se reduce a las dimensiones de una acción individual, más o menos previsible y
abarcable".
La persistencia de la
idea mesiánica parece demostrarse en el resultado de una pregunta efectuada en
mayo de 1993 y en julio de 1994. Al presentar tres frases para seleccionar una,
en 1993, 41,6 por ciento seleccionó la frase el gran hombre hace la historia,
porcentaje que sube en 1994 a 46,1 por ciento (50,5 por ciento en la clase
baja). La frase la historia es producto principalmente de las ideas es
seleccionada por 21,6 por ciento en 1993 y por 20,6 por ciento en 1994. La
frase la historia es producto principalmente de la economía es seleccionada por
15,2 por ciento de los encuestados en 1993 y por 14,8 por ciento en 1994. El
porcentaje remanente se reparte en las modalidades todas, ninguna o en la no
respuesta.
Visión
actual
El estudio actual del liderazgo se ha abordado
desde múltiples perspectivas. Las teorías del liderazgo intentan explicar los
factores involucrados en la emergencia de liderazgo o en su naturaleza y
consecuencias. Los modelos muestran el juego entre las variables que se
consideran pertinentes, como reconstrucción de la realidad. Bass expresa que, a
pesar de las quejas en contrario, no ha habido escasez de modelos y
teorizaciones acerca del liderazgo. Sin embargo, relativamente pocos modelos y
teorías han dominado la investigación y ha habido muchas cuestiones obvias.
Este autor ha clasificado y analizado varios conjuntos de modelos teóricos:
teorías personales y situacionales, teorías de la interacción y el aprendizaje
social, teorías y modelos de procesos interactivos y teorías perceptuales y cognitivas.
Implícito en los modelos descritos por Bass y en la propia literatura actual
sobre la materia está el desplazamiento de la noción del liderazgo de masas al
interés por el estudio del fenómeno en el pequeño grupo, sobre todo en el
contexto gerencial y administrativo de las corporaciones. Bass proporciona la
siguiente definición:
"Leadership is an interaction between two or more
members of a group that often involves a structuring or restructuring of the
situation and the perceptions and expectations of the members. Leaders are
agents of change -persons whose acts affect other people more than other
people’s acts affect them-. Leadership occurs when one group member modifies
the motivation or competencies of the others in the group".
Clasificaciones:
líderes transformadores
versus
líderes transaccionales
De las múltiples clasificaciones del liderazgo, en
las cuales se sigue como patrón taxonómico el ámbito del liderazgo, el estilo
del liderazgo, los tipos de personalidad o algún esquema de la dinámica social
o psicológica de los líderes y los seguidores, por su importancia nos referimos
a la clasificación de los líderes en transformadores y transaccionales. Apunta
Gardner que históricamente la mayor parte de los líderes ha aceptado y trabajado
dentro de la estructura de sistemas existentes. Los cambios casi siempre eran
lentos. Esto no ocurre así en la actualidad, pues el ritmo de cambio es
acelerado. Las instituciones que pierden su capacidad de adaptación pagan un
precio muy alto, pero el impulso de los líderes hasta ahora ha sido parecido al
de hace mil años: aceptar el sistema como es y liderizarlo. Esto comienza a
cambiar; la renovación constante es necesaria y los líderes deben comprender
cómo y porqué envejecen los sistemas humanos y conocer cómo se ponen en marcha
las renovaciones. Mucho de esto está implícito en la valiosa distinción hecha
por Burns entre el liderazgo transaccional y el liderazgo transformador.
Burns fue el
primero en ofrecer esta categorización. Los transaccionales se acercan a sus
seguidores con la mira de intercambiar una cosa por otra: trabajos por votos,
subsidios por contribuciones de campaña. Tales transacciones comprenden todo el
volumen de las relaciones entre líderes y seguidores, especialmente en grupos,
legislaturas y partidos políticos. El líder transformador también reconoce las
necesidades de un seguidor potencial, pero va más lejos, buscando satisfacer
necesidades más altas, atrayendo la persona completa del seguidor. El líder
transformador establece no sólo una relación de poder entre dirigente y
dirigido. Además, incluye necesidades mutuas, aspiraciones y esquemas de
valores, asumiendo los líderes completa responsabilidad y comprometiéndose
totalmente con sus propuestas.
Los líderes
políticos transaccionales son los líderes de opinión, los burócratas, los
líderes de partidos y legislativos y los líderes ejecutivos, al decir de Burns.
Los transformadores son categorizados como líderes intelectuales, líderes de
reforma o revolución, héroes e ideólogos. Los líderes que realmente mueven y
sacuden al mundo son los transformadores. En investigaciones reportadas por
Bass, las características que emergen como factores en lo que Burns llamó
liderazgo transformador son el liderazgo carismático, el liderazgo inspirador,
la estimulación intelectual y la consideración individual. El liderazgo
transformador está más cercano del prototipo de liderazgo que la gente tiene en
mente cuando describe su líder ideal. En nuestra investigación se coincide con
esto, aunque también hay que considerar que la gente puede estar apuntando
realmente a una necesidad sentida. En 1994, al presentar dos frases a
consideración de la muestra del área metropolitana, 56,9 por ciento escogió la
frase el líder debe pensar en la solución de los viejos problemas por nuevas
vías, transformando todo para lograr los objetivos (liderazgo transformador),
mientras que la mitad de ese porcentaje, 28,4 por ciento escogió la otra
opción: el líder debe pensar en la solución de los problemas sin rupturas,
haciendo negociaciones para lograr los objetivos (liderazgo transaccional). El
porcentaje remanente correspondió a la no respuesta. Vale la observación que
los dos grupos etéreos más jóvenes de la muestra (17-25 años y 26-39 años)
seleccionaron mucho más -64,4 % y 63,5 %, respectivamente- el liderazgo
transformador.
El liderazgo carismático
El término carisma es de origen griego y significa
"don", especialmente don o regalo de los dioses. Los poderes que no
podían ser explicados por medios ordinarios se denominaban carisma. La iglesia
Católica recupera la palabra para definir talentos como la profecía, la
sabiduría, el don de curar, los cuales se creía eran concedidos por Dios.
Posteriormente, Max Weber lo usa para referirse a una cualidad extraordinaria
por cuya virtud a quien la posee se lo considera en posesión de fuerzas
sobrenaturales o extracotidianas, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o
líder, suponiendo la dominación carismática un proceso de comunicación de
carácter emotivo. Tucker fue el primer autor que retomó a Weber y en un
interesante ensayo postuló algunas conclusiones de lo que en su análisis
comporta el liderazgo carismático. Las resumimos así: el liderazgo carismático
se asocia con un movimiento, inevitablemente dicho movimiento carismático busca
deliberadamente un cambio social; está prácticamente circunscrito al dominio de
la actuación política; se manifiesta allí donde prevalecen grandes sufrimientos
y crisis; es específicamente salvífico y mesiánico; es una reacción que se da
en ciertas circunstancias de crisis ante un líder que se presenta como el
salvador; puede ser situacional, cuando el líder que encarna este rol no es
específicamente carismático pero provoca la reacción, que desaparece una vez
cesan las circunstancias que provocaron su aparición; se tiende a identificar
cualidades carismáticas en líderes que tienen poder, y en oportunidades no se
trata de carisma, sino de un hábil uso manipulatorio de los mecanismos del
poder.
Como se puede observar,
la teoría del liderazgo carismático de Tucker es muy severa en establecer las
condiciones por las cuales se puede hablar de tal fenómeno, circunscrito a
situaciones muy específicas: movimientos sociales que pueden llegar a ser de
gran alcance y casi que descartando su manifestación en democracia. Para
Conger, la atención debe orientarse hacia la conducta que podría crear la
percepción del carisma y no a las características de la personalidad, además de
que el fenómeno es descrito para situaciones diferentes a las específicamente
políticas y de crisis. Se encontró que ciertos tipos de conducta podrían llevar
a la gente a percibir a un líder como carismático, con la condición de que para
que estas conductas induzcan tal percepción, debe observarse su carácter como
relevante para una situación específica. Conger trata de analizar cuál conducta
distingue a los líderes carismáticos de otros. Para él, él liderazgo es el
proceso de hacer avanzar una organización de un estado de existencia a otro
futuro a través de un proceso de cuatro etapas:
Intuir una oportunidad y
formular una visión: los líderes carismáticos se caracterizan, en esta etapa,
por su sensibilidad a las necesidades de la gente y una inusual capacidad para
percibir las deficiencias de la situación existente, al igual que las
oportunidades.
Comunicación de la
visión: los carismáticos tienden a diferenciarse de otros en virtud de sus
objetivos y de la manera como los comunican, caracterizándose por un sentido
profundo de la visión estratégica.
Creación del compromiso
con la visión: para ser eficaz, el líder carismático debe lograr que los
seguidores deseen fervientemente el cumplimiento de la visión propuesta, y lo
logra mediante la construcción de una confianza excepcional en sí mismo y en
sus objetivos entre los seguidores.
El logro de la visión:
los líderes carismáticos difieren de los demás por su amplia utilización del
ejemplo personal para modelar el comportamiento de los seguidores, su confianza
en tácticas no convencionales y el uso de técnicas de motivación para demostrar
la posibilidad del cumplimiento de los objetivos.
Aun con las
observaciones de Conger, el estudio de los rasgos, así como para los líderes en
general, es un permanente tema de investigación. Así, como apunta Bass, aunque
los seguidores caracterizan a un líder carismático como aquel que llena las
necesidades situacionales, no le endosan ese título a cualquiera. Sobre la base
de una exhaustiva revisión de investigaciones realizada por este autor,
efectuamos con los datos de la encuesta de 1994, en el área metropolitana de
Caracas, un análisis factorial de correspondencias, pidiéndole a los
encuestados que dijeran a cuáles de 20 personajes públicos le atribuían ciertas
características. Las características evaluadas fueron: buen juicio,
comunicador, persuasivo, asume riesgos, entusiasta, gran autoestima, generoso,
abierto, honesto, preocupado por los demás, sensible a las necesidades de
otros, agente de un cambio profundo, idealista en su visión del futuro,
confianza en sí mismo, perseverancia, libre de conflictos internos, convencido
de la rectitud de sus creencias, presencia poderosa, confiable, presencia
dinámica, atracción magnética, elocuente, enérgico, con mística, franco, osado,
es un líder carismático (como variable control). Se añadieron varios ítems
relacionados con la conducta del líder y las reacciones de los seguidores, en
una escala desarrollada por Bass: tengo completa fe en él, es un modelo a
seguir, me hace sentir orgulloso de ser asociado con él, tiene un don especial
para ver lo que es realmente importante de considerar por la gente, tiene un
sentido de misión que me transmite.
Se realizó, como se ha
indicado, un análisis factorial de correspondencias binarias seleccionando para
dicho análisis los nueve personajes públicos que más fueron señalados como
líderes carismáticos y añadiendo la categoría "ninguno". Según la
información estadística, los dos primeros ejes concentran más de las dos
terceras partes de la información recogida o de la inercia total de la nube de
puntos, concentrándose casi la mitad sobre el primer eje, por lo que la
interpretación se puede hacer por el primer factor, con el segundo como
complementario para la conformación del plano.
En el análisis gráfico
se pudo apreciar el eje 1 como un factor de moral en el liderazgo carismático,
o señalar que está dividiendo el plano en un aspecto de liderazgo moral y un
aspecto de liderazgo carismático. En efecto, se agrupan claramente de un lado
variables como libre de conflictos internos, me hace sentir orgulloso de ser
asociado con él, es un modelo a seguir, tengo completa fe en él, generoso,
confiable, con mística, honesto, preocupado por los demás, tiene un sentido de
misión que me transmite, sensible a las necesidades de otros y el sacerdote
Mario Moronta, por un lado y las características enérgico, osado, presencia
dinámica, gran autoestima, confianza en sí mismo y el personaje Carlos Andrés
Pérez, por el otro.
En relación con el ítem
control es un líder carismático, los puntos-características más cercanos son
presencia poderosa, idealista en su visión del futuro, entusiasta, agente de un
cambio profundo y atracción magnética. Los puntos-líderes más cercanos, Hugo
Chávez, al lado de un líder carismático, y Claudio Fermín, aunque
estadísticamente la calidad de la representación no sea la mejor.
El principal hallazgo
tendría que ver con la dimensión moral del carisma, pues no todo líder
carismático es un líder moral o, en todo caso, son dos dimensiones diferentes,
pues podría ser que no todo líder moral sea carismático.
En relación con esta
investigación, hubiera sido deseable realizarla como seguimiento, pues el
factor cronológico puede ser crítico para evaluar la cualidad carismática, pues
parece claro que el auténtico líder carismático debería ser señalado como tal
en repetidas mediciones de opinión pública.
Se podría puntualizar,
además: 1. El carisma también significa el rechazo virulento; los grandes
líderes carismáticos provocan reacciones polarizadas, 2. Parece comprobarse la
existencia del carisma situacional -caso Caldera en nuestra investigación-; 3.
El carisma se puede ir construyendo paso a paso, hasta acelerarse, como puede
ser el caso de Irene Sáez, la ex-reina de belleza que en 1994 queda casi en el
centro de gravedad del gráfico factorial y que presumimos que aparecería mucho
mejor representada en mediciones actuales, o súbitamente, como en el caso del
militar golpista Hugo Chávez, que con 30 segundos de televisión usados para
rendir las armas provoca la reacción carismática; 4. Así como se gana, el
carisma, que es principalmente atribuido por los seguidores, se puede perder y
recuperar; esto lo decimos especialmente para sociedades en las cuales los
medios de comunicación social conforman el espacio público. A este punto
dedicamos la última parte de esta ponencia.
Imagen
pública y medios
de
comunicación social
La mañana del cuatro de febrero de 1992, el
teniente coronel Hugo Chávez Frías, jefe del intento fallido de golpe de
estado, rinde las armas en una presentación de 30 segundos de televisión.
Observa un país expectante e inmediatamente, por el temple demostrado y ante
una audiencia desencantada del sistema político, se produce la reacción
carismática: en esos 30 segundos, el líder golpista pasa de una notoriedad
pública de 0 a 100 por ciento.
El hecho es que hoy el
liderazgo está determinado por la aparición en el espacio público, con todo lo
que eso implica y que trataremos de analizar. Hay tres problemas que habría que
dilucidar. Uno es si podemos asimilar como líder a toda persona notoria que
aparezca en los medios. Dos, el hecho de la comunicación social está afectando
de manera ostensible al liderazgo, pues éste es fácilmente construido pero
también demolido. Tres, el liderazgo para los asuntos públicos, como
consecuencia del desprestigio de la actividad política, puede tender a
desplazarse a otros actores del espacio público.
¿Líderes,
notorios
o modelos?
Habría que señalar que no todo verdadero líder es
notorio públicamente y no todo personaje con notoriedad pública es, en sentido
estricto, necesariamente líder. Esto es importante recalcarlo porque, según el
uso común y lo que responden los encuestados a ciertas preguntas en las
encuestas de opinión pública, hay la tendencia de etiquetar como líderes a los
personajes, especialmente de la actividad política, que aparecen constantemente
en los medios de comunicación social.
Un segundo aspecto es el
de los modelos. Los personajes públicos, especialmente del mundo del deporte y
del espectáculo, tienden a ser modelos para el resto de los mortales, produciéndose
un fenómeno de identificación. Y esto no puede confundirse con un liderazgo
modélico, que sería el que guía con el ejemplo virtuoso. No, en este caso, la
identificación con la estrella lleva a la imitación de comportamientos con el
peligro existente de que los baches en la vida privada de la estrella puedan
afectar, sin moralismos, especialmente a la juventud. Cazeneuve apuntaba que el
predominio de lo espectacular que ha traído la expansión de los medios de
comunicación impone nuevos criterios de evaluación, tanto en los status de
prestigio de los miembros de la sociedad como en el interés que se concede a
las cosas y a los hechos:
"El error comienza
cuando esta admiración se extiende al hombre en su totalidad y a aspectos de su
personalidad que nada tienen que ver con la actividad en que triunfa".
Se vuelven
personalidades fuera de serie, semidioses a los que se pregunta su opinión
sobre el mundo, la política y la moral. Y en los últimos tiempos comienzan a
pasar a la acción. Ya es común observar en el mundo cómo una estrella del mundo
del espectáculo se lanza al ruedo del liderazgo político. Esto no es bueno ni
malo per se, pero demuestra la crisis del liderazgo. Una estrella del
espectáculo deviene en líder político con la ventaja de su inmensa notoriedad y
un prestigio ganado en ese terreno.
Liderazgo y
medios
de
comunicación social
La poca aceptación que
tienen hoy los actores políticos está reconocida y no necesita mayores
comentarios, y el diagnóstico que presentamos al principio así lo demuestra. El
hecho de que el liderazgo político sea un producto de los medios de
comunicación social más que del diario contacto con la gente tiene el doble
efecto, reiteramos, de que los grandes ídolos pueden pasar a ser líderes
políticos y, por la otra, el hecho de que los medios de comunicación tienden a
construir liderazgos aceleradamente, como también a volatilizarlos rápidamente,
al no ser edificados dichos liderazgos sobre sólidas bases de compenetración
líder-seguidores. Ya se ha llamado la atención sobre el surgimiento, en los
tiempos que corren, de un nuevo tipo de político, el producido por la
televisión. Collor de Melo, Perot, Berlusconi y Shirinovski, para nombrar
algunos, son ejemplos sobre el cambio gestado en la relación entre los medios y
la política. De acuerdo con Sonntag, el fenómeno hay que entenderlo sobre el
trasfondo de dos elementos: el desencanto de la gente con las formas rutinarias
de hacer política, por lo cual estos nuevos personajes que ya han sido
bautizados como de la anti-política, aparecen como salvadores y, en segundo
lugar, el poder avasallante de los medios, especialmente de la televisión.
Ya mencionamos el
caso de Chávez. Podemos añadir los datos de la encuesta de 1994 en Caracas,
cuando a la pregunta "ahora que hablamos de Chávez, lo que piensa bueno o
malo de él, ¿a cuáles de estos medios se lo atribuye?", fue respondida
así: televisión, 78,9%; periódicos y revistas, 63,0%; conocimiento personal,
11,6 %; radio, 40,7%; gente que lo conoce o vio, 10,6 %; comentarios de la
gente, 39,4%; rumores, 31,9%.
Líderes, popularidad y
encuestas
de opinión pública
La situación del liderazgo público en relación con
el espacio público y los medios de comunicación social se relaciona con otro
problema adicional: los así llamados líderes están pendientes de su
popularidad, por lo cual tienden a privilegiar el cuidado de su imagen pública
y a basar su acción pública, en la lectura de las encuestas. Stoetzel y Girard
observaron que el planteamiento al público, en todo momento, de las cuestiones
relativas a las decisiones tomadas o por tomar, haciéndolo juez, compromete el
fundamento mismo de la autoridad o del poder por una especie de duda
permanente. Se ha considerado ya desde hace varias décadas que las encuestas
publicadas constituyen una presión que impide que el gobernante desempeñe el
rol que le corresponde. Termina por imponerse un estilo de liderazgo
espasmódico sujeto a las fluctuaciones de las encuestas, sin verdadero peso,
pendiente del tratamiento que le den los medios, que hoy lo elogiarán y mañana
lo vituperarán.
Empíricamente,
hemos construido un índice de líderes positivos y negativos (se le pide al
entrevistado que mencione cinco líderes positivos y cinco líderes negativos, de
cualquier actividad). Observaciones: los líderes son muy fluctuantes (lo que
demuestra con números los argumentos anteriores) y aunque los líderes políticos
tienden a dominar la percepción, son mucho más nombrados en la pregunta sobre
líderes negativos. En esas mediciones observamos, para poner un ejemplo, la
caída del presidente Caldera de ser mencionado como primero entre los líderes
positivos a desaparecer de esa lista en 1997 y la insurgencia de Irene Sáez, la
ex reina de belleza, quien no es mencionada en 1992 y encabeza los líderes
positivos en enero de 1997 con 71 por ciento en todas las menciones (cinco
posibles) y 46 por ciento en primera mención.
Conclusiones
La situación del liderazgo público que hemos
presentado lleva a la proposición de un liderazgo modélico que apueste por el
servicio público y no por servirse de lo público, desprendido, más humano,
honesto, responsable, principista y valiente, independientemente de su programa
político, que no es objetivo de esta ponencia, siempre dentro del esquema de
una verdadera democracia, para evitar el riesgo autoritario (en Venezuela, las
encuestas siguen demostrando el apego al principio de un liderazgo civil y
democrático). Resumimos nuestra visión del liderazgo necesario en dos ideas
principales: la horizontalización del liderazgo y el liderazgo moral.
Una de las
respuestas que se esgrimen para explicar la desaparición del escenario del gran
liderazgo de otrora es que en el mundo moderno las tareas de liderazgo están
más compartidas. Sea esto válido o no como explicación del declive del líder de
masas, sí debe tomarse como idea básica ante el futuro: lo ideal no es depender
de un sólo líder o de unos pocos, sino contar con numerosos líderes en todos
los escalones de la actividad social. Sin dejar de ver lo difícil que es crear
líderes virtuosos en una sociedad que hace surgir lo contrario, debe insistirse
en la necesidad de ese liderazgo moral, pues los cambios necesarios parecen
difíciles sin un liderazgo inspirador, que motive con sus metas y no con su
figura, como es el caso del líder carismático. El papel de la educación, en
contra de los anti-valores de la industria cultural, es clave. La renovación
descansa en la juventud. Y si no, nunca es tarde para comenzar con los niños.
Notas
1 El presente está basada en la investigación Líderes
e imagen pública en Venezuela. Elementos para el estudio del liderazgo,
Trabajo de Ascenso para la categoría de Profesor Titular. El autor reconoce la
contribución de los alumnos de sus cursos en la recogida de datos, en una
tradición que comienza a extinguirse debido a las condiciones de inseguridad
reinantes en Caracas.
2 Salvo
las entrevistas telefónicas, las encuestas reportadas cubren todos los estratos
sociales, siendo de carácter semi--probabilístico (Azorín Poch): selección de
sectores y segmentos aleatoriamente, selección de individuos por cuotas de edad
y sexo.
3 BASS, Bernard. Bass&Stogdill’s
handbook of Leadership. Theory, Research and Managerial Applications. Free
Press. New York. 1990.
4 Cf. La edición conjunta de las obras de estos dos
autores: Carlyle, Thomas y Ralph Waldo Emerson. De los héroes y Hombres
representativos. Ed. Cumbre. México. 1978.
5 USLAR PIETRI, Arturo. "Jefes y
secuaces". El Nacional. Caracas. 01/08/1982. P. A-4.
6 BASS, Bernard. Op. Cit.
7 Ibídem. p.p. 19-20. "El
liderazgo es una interacción entre dos o más miembros de un grupo que
frecuentemente involucra una estructuración o reestructuración de la situación
y de las percepciones y expectativas de los miembros. Los líderes son agentes
de cambio -personas cuyos actos afectan a otras personas más de lo que los
actos de otras personas las afectan a ellas- El liderazgo ocurre cuando un
miembro del grupo modifica la motivación o competencia de otros en el
grupo".
8 GARDNER, John W. Liderazgo. Grupo Editor Latinoamericano. Colección Estudios
Políticos y Sociales. Buenos Aires. 1991.
9 BURNS, James. Leadership. Ed. Harper and Row.
New York. 1978.
10 WEBER, Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México. 1981. p. 193.
11 TUCKER, Robert. "La Teoría del liderismo
carismático". En Rustow, Dankwart. Filósofos y Estadistas. Fondo de
Cultura Económica. Madrid. 1976.
12 CONGER, Jay A. El líder carismático. Ed. McGraw-Hill. Bogotá. 1991
13 En tal sentido, Bass (op. cit.) apunta que
el liderazgo carismático puede aparecer en la ausencia de una crisis. Sólo
porque no hay crisis los líderes visionarios no tienen que ser clasificados
como otro tipo de líderes y no carismáticos. Los líderes visionarios no
necesitan de una crisis, apunta Bass.
14 Bass, Bernard. Op. cit. El autor cita un gran número de investigaciones que
han empleado diferentes metodologías para indagar los rasgos asociados con el
carisma.
15 Lo personajes: Rafael Caldera, actual presidente
de la república; Andrés Velásquez, líder obrero y ex candidato presidencial;
Gustavo Cisneros, conocido empresario de comunicaciones; teniente coronel Hugo
Chávez, líder del intento de golpe de estado del 4 de febrero; Mario Moronta,
obispo de destacada figuración; Marcel Granier, conocido empresario de
televisión; Irene Sáez, ex miss universo y alcaldesa del municipio Chacao;
Aristóbulo Iztúriz, destacado político y ex alcalde, Carlos Andrés Pérez, ex
presidente de Venezuela; Claudio Fermín, ex alcalde y ex candidato
presidencial; José Vicente Rangel, político y periodista; Ramón Escovar Salom,
ex fiscal que solicita el juicio del presidente Pérez; Sofía Imber, destacada
periodista; Eduardo Fernández, ex candidato presidencial; Edgar Romero Nava, ex
presidente de Fedecámaras, organismo cúpula del sector empresarial; Luis Alfaro
Ucero, jefe del partido Acción Democrática; Gustavo Roosen, ejecutivo destacado
en el campo público y privado; vicealmirante Radamés Muñoz, ex ministro de la
Defensa; Lolita Aniyar, destacada política y ex gobernadora del estado Zulia.
16 La notoriedad pública es antecesora de la imagen
pública. Si adaptamos a Denis Lindon (Marketing político y Social.Ed.
Tecniban, Madrid. 1977) puede ser medida por el porcentaje de personas que
conocen por lo menos de nombre o, incluso y más estrictamente, saben algo de un
personaje.
17 El concepto clave para explicar esta nueva
relación que se da entre los líderes de masas y la opinión pública es el de espacio
público. En el contexto clásico griego, lo que hoy conocemos por espacio
público se refería a la plaza pública, el sitio en el cual los ciudadanos
debían reunirse para debatir sobre los asuntos relativos al gobierno de la
ciudad. El espacio público moderno es una creación de la Ilustración. Los
individuos, reunidos en clubes, salones y cafés, en Europa, constituyen las
primeras esferas públicas burguesas para intercambiar experiencias y puntos de
vista; la formación de un espacio público político obedecía al motivo de la
emancipación. El nuevo espacio público, en el contexto de una "sociedad de
medios" es, para Ferry ("la transformación de la publicidad
política". En Ferry, Walton y otros. El nuevo espacio público. Ed.
Gedisa. Barcelona. 1992), el "marco mediático" por el cual el
dispositivo institucional y tecnológico de las sociedades postindustriales está
capacitado para presentar al público los los aspectos variados de la
vida social. Dader (El periodista en el espacio público. Ed. Bosch.
Barcelona. 1992) ) lo define como el "espacio de concurrencia de
cuantos se sienten o se ven afectados en "asuntos público", de
realización también de todo tipo de intercambios de opinión sobre cuestiones de
trascendencia pública potencial, sean éstas de preocupación general,
mayoritaria, o de minorías significativas y con capacidad de reclamar atención.
Y sean éstas también de contenido estrictamente político o cultural, de usos y
costumbre, modas, etc."
18 CAZENEUVE, Jean. La sociedad de la ubicuidad.
Ed. Gustavo Gili. Barcelona. 1978.
19 Idem. p. 249.
20 No nos atrevemos a afirmar que esta situación sea
tan marcada con los denominados liderazgos regionales, en los cuales podría
haber una relación más fluida entre los líderes locales y la población, lo cual
permitiría un mejor crecimiento de esos liderazgos, lo que parece observarse
con la irrupción en el escenario nacional de esos líderes regionales y locales
en Venezuela.
21 SONNTAG, Heinz, R. "Hacia una
telecracia". El Nacional. Caracas.04/05/1994. P. A-4.
22 Entendida como el porcentaje de respuestas de aprobación
de una gestión pública, medida por las respuestas excelente, muy buena, buena y
regular hacia buena de una escala que incluye, además, las opciones regular
hacia mala, mala, muy mala y pésima
23 Dice Costa (Imagen pública. Una ingeniería
social. Ed. Fundesco. Madrid. 1992) que la imagen pública no es sólo el
resultado de percibir cosas, mensajes y estímulos sino también, y con mayor
fuerza, el resultado de experimentar hechos. Por eso, según este
experto, "hay que insistir en que la imagen pública no se hace solamente
con objetos…mensajes, anuncios…sino también y especialmente con acciones,
actuaciones, relaciones, interacciones, hechos y experiencias vividas (sic)
por el público"
24
STOETZEL, Jean y Alain Girard. Las encuestas de opinión pública.
Instituto de Opinión Pública. Madrid. 1972.
[* Ponencia presentada en el IX Encuentro
Latinoamericano de Facultades de
Comunicación Social, efectuado en Lima, Perú del 27
al 31 de octubre de 1997]
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