Los últimos intentos reformadores de la prensa del movimiento (1975-1976)
(4.706
palabras - 13 páginas)
Ricardo M. Martín de la Guardia ©
Universidad de Valladolid
Introducción
Durante
la década de los años setenta, la preocupación por la marcha económica de la
compleja red de publicaciones que constituía la prensa del Movimiento comenzó a
desplazar incluso a los afanes de control político sobre dichos medios. Los
gestores económicos comenzaban a imponer sus criterios sobre la dirección
política, más aún cuando en 1975 la muerte del general Franco dejó sin
objetivos claros al poderoso aparato propagandístico. Por si fuera poco, las
pérdidas continuaban su marcha ascendente, haciendo insostenible la permanencia
de la cadena como hasta entonces.
La
necesidad apremiante de mejorar los resultados económicos de las explotaciones
pasaba no sólo por aumentar las ventas de ejemplares -lo que justificaba
políticamente buena parte de las publicaciones- sino, de manera especial, por
incrementar la publicidad contratada, reducir costos en todas las partidas
presupuestarias y reestructurar la Delegación Nacional de Prensa.
Nuestro
objetivo es, dentro de este contexto crítico, analizar los últimos proyectos
reformadores que existieron para dar continuidad a la prensa del Movimiento
entre 1975 y 1976, sobre todo a partir de la llegada de Emilio Romero a la
Delegación Nacional. El fin de estos planes renovadores era acabar con la
situación lamentable de la economía empresarial y transformar las estructuras
heredadas. Sin embargo, el inicio de la transición política, el nacimiento de
nuevos diarios de opinión al amparo de las libertades democráticas y las
dificultades para recuperar la credibilidad de muchos de estos medios con una
competencia cada vez mayor fueron, junto a otras, algunas de las causas que
hicieron inviables estos últimos proyectos.
La
situación de la cadena en 1975
Los
planes de saneamiento para las explotaciones de la prensa del Movimiento no
eran precisamente desconocidos para los gestores de aquel complejo organigrama
empresarial. En la práctica, ya desde la década de los años cuarenta, bien
parcial, bien totalmente, los programas de mejora económica de la cadena fueron
una constante en la evolución de la misma.
Sin
embargo, a la altura de 1975, la situación real de los medios de comunicación
escritos del Movimiento comenzaba a revestir una gravedad especial. La acumulación
de pérdidas de dicha cadena de prensa -a pesar de la rentabilidad innegable de
algunos de los diarios-, la escasa o nula incidencia de otros muchos a tenor de
su limitada tirada, los abultados gastos de personal, en concreto de
determinadas plantillas que tenían a todas luces un número excesivo de
trabajadores (desde redactores a linotipistas), y, finalmente, la política
tradicionalmente seguida desde la Delegación Nacional de Prensa y Radio del
Movimiento, orientada a mantener bajo su vigilancia y control la amplia red de
publicaciones esparcidas por todo el territorio nacional sin tener en cuenta si
resultaban o no rentables, eran hechos contrastados que incidían de manera muy
negativa sobre las precarias finanzas de una empresa que debía acudir
regularmente a las ayudas estatales para poder subsistir.
Por
si fuera poco, según avanzaba la década de los setenta, las transformaciones
sociales y la tibia pero progresiva apertura política del país influyó en
muchos de estos medios cuya práctica periodística era netamente ideológica,
legitimadora del régimen franquista, y que cada vez tenía menor acogida entre
una opinión pública que se había desperezado y no mostraba interés por el
discurso retórico y efectista, propio todavía de algunas de las «unidades de
explotación» -en la jerga oficial al uso- de la prensa del Movimiento.
De
hecho, y como hemos comentado en otro lugar, «un análisis de la situación
económica de la cadena de prensa estatal en 1975 mostraba a las claras la
inviabilidad de la misma sea cual fuere el punto de referencia que se tomara»
(1). Por ejemplo, la publicidad contratada por los periódicos y revistas del
Movimiento totalizó algo más de 1.500 millones de pesetas sobre los 1.650
previstos, lo que significaba un estancamiento cuando no un retroceso efectivo
en las ventas por publicidad, una partida clave para la estabilidad económica
de la cadena. Incluso el espacio publicitario insertado fue menor respecto al
de 1974, y muy especialmente en el caso de Sur, La Voz de España, Córdoba o El
Eco de Canarias. En cambio, el aumento constatado en El Pueblo Gallego, Diario
Español, Arriba, La Voz de Almería, Línea y El Telegrama de Melilla, las seis
publicaciones con mayor crecimiento de superficie publicitaria contratada en
1975, no alcanzaba entre todas ellas la pérdida sufrida sólo por Sur (1.415.497
mm. frente a 2.294.380 mm.). (2).
Los
ingresos por venta de publicaciones en 1975 ascendieron a 998,3 millones de
pesetas, unos cien millones más que el año anterior, si bien debemos considerar
que el precio del ejemplar había pasado de seis pesetas en los tres primeros
meses de 1974 a siete pesetas entre mediados de marzo y junio, y a ocho a
partir de esta fecha y durante todo 1975. La tirada efectiva media diaria en
este año para los diarios del Movimiento fue de 462.083 ejemplares, también
mayor que la de 1974. Los aumentos más significativos fueron los de Marca
(5.034 ejemplares diarios más), Arriba (4.180) y Levante (4.153). Estas mejoras
eran, sin embargo, únicamente aparentes. Los ingresos brutos en 1975 habían
superado los 2.800 millones de pesetas, unos 90 millones más que en el
ejercicio anterior, pero 85 millones menos de lo presupuestado. En cambio, los
gastos ascendieron a 3.660 millones, casi 860 millones más que el año anterior
y 315 millones más de lo previsto. La cifra era desorbitada, sobre todo en
algunos gastos específicos:
«En el año 1974 la suma de los gastos de personal y
consumos representa el 74,40% de los ingresos típicos. En 1975 estas dos
partidas de gasto absorben el 100,57% de los ingresos típicos (se refiere a los
ingresos de publicidad más venta de prensa).» (3).
El
resultado de la explotación era, por tanto, desolador. Si en 1974 el déficit
rondó los 75 millones de pesetas, en el ejercicio de 1975 se disparó hasta los
842 millones, es decir, 400 millones más de lo presupuestado. Esta desviación
negativa era consecuencia en un 89,38% del incremento en los gastos de personal
(casi 245 millones más de lo previsto), como ya hemos comentado, y de la
disminución de la publicidad (113 millones menos).
El
proyecto de reforma de 1975
Ante
esta situación, las autoridades reaccionaron por fin con cierta contundencia.
En febrero de 1975, Emilio Romero, un periodista muy activo y con larga
experiencia, era designado nuevo delegado nacional. Pronto, respaldado por
Francisco Soler Valero, nombrado director económico-administrativo de la prensa
del Movimiento, pergeñó un vasto plan de transformaciones estructurales que
hiciera posible el mantenimiento económico de los medios estatales y los
mejorara en calidad y difusión. El plan resultaba un ejemplo cabal de aunar
medidas reformistas muy novedosas por lo radicales con otras ya conocidas por
haber sido experimentadas pero que habían resultado fallidas o no se habían
podido llevar a la práctica en su totalidad. En cualquier caso, este amplio
ensayo reformistas mostraba que «aunque los aspectos políticos y organizativos
siguen estando presentes es, no obstante, la necesaria adecuación a las nuevas
necesidades y circunstancias la que tildará desde una vertiente económica las
principales inquietudes de la cadena y de sus responsables en los últimos años
del franquismo».(4).
Era
éste, en efecto, un cambio sustancial. Los numerosísimos informes, análisis y
estudios de todo tipo elevados durante décadas a las autoridades competentes
por los expertos económicos de la prensa del Movimiento habían chocado en
muchas ocasiones con la primacía que estas últimas daban al objetivo
político-ideológico de las publicaciones del estado, el cual siempre primó
sobre cualquier otra consideración, lo que había frenado, cuando no paralizado
totalmente, numerosos programas de reforma. Por fin se iba a acometer una
renovación económico-financiera sin las cortapisas impuestas desde la esfera
política.
A
partir de los análisis realizados por los órganos pertinentes en la Delegación,
la finalidad prioritaria consistía en recortar gastos por todos los medios
posibles. (5). En un primer lugar, era evidente la hipertrofia de la plantilla
existente, no sólo la derivada del personal fijo, sino el exceso de horas
extraordinarias, plazas interinas, suplencias, etc. que, sin revertir en la
productividad, provocaban un aumento desmesurado de los gastos. Calculaba el
informe que la racionalización de los puestos de trabajo, reestructurando y
adaptando las plantillas, y eliminando los citados excesos, supondría un menor
coste anual en 1976 de 120 millones de pesetas. Una Junta de Admisión de
Personal designada por la Delegación consideraría los traslados de personal de
unos periódicos a otros cuando lo estimara oportuno. (6).
Así
mismo en mayo de 1975, la cadena había iniciado un programa de jubilaciones que
alcanzaba a 200 trabajadores de los distintos niveles (desde redactores hasta
linotipistas) con un ahorro previsto para 1976 de 70 millones de pesetas. Junto
a este programa, y ya en 1974, los responsables de la cadena habían puesto en
marcha un plan de regulación de empleo, que se pretendía reforzar en 1975 y
1976. Una vez consultado con el Ministerio de Trabajo para evitar cualquier
tipo de conflicto sindical, los expedientes de regulación iban a afectar
fundamentalmente a los trabajadores mayores de sesenta años. Quienes se
acogieran al plan podrían retirarse con la totalidad del sueldo mientras que
sus plazas quedarían amortizadas:
«La política de jubilaciones habrá de acelerarse
con la supresión inmediata de los cinco periódicos previstos (se refiere a
Amanecer, Diario de Cuenca, La Voz de Castilla, La Prensa y Libertad) ya que
supone la posibilidad de forzar más, en algún periódico, las jubilaciones, al
contar con personal trasladado procedente de las unidades de explotación que
han de cerrarse». (7)
Entre
1974 y 1975, 218 empleados de la prensa del Movimiento se habían jubilado
conforme a este plan, y si los cálculos de la Delegación eran correctos, otros
350 lo harían en 1976, con una economía en este año y por dicho concepto de 122
millones de pesetas. (8)
En
segundo término, y como complemento a las medidas sobre plantillas, el cierre
de ciertos diarios cuyas pérdidas económicas eran exageradas aparecía como otro
de los puntos capitales del plan. Según Begoña Zalbidea, Emilio Romero tenía en
mente suspender doce publicaciones, pero los numerosos problemas que se le
presentaron para llevar a cabo una medida tan extrema cercenaron esta
iniciativa. (9). Los matutinos Amanecer de Zaragoza, Diario de Cuenca y el
burgalés La Voz de Castilla deberían desaparecer definitivamente a partir del 1
de febrero de 1976, lo mismo que los vespertinos La Prensa de Barcelona y
Libertad de Valladolid, si bien aquí con alguna particularidad. En cuanto al
primero, el mando nacional entendía que con mantener en la ciudad condal el ya
de por sí ruinoso Solidaridad Nacional era suficiente siempre y cuando fuera
diseñada una profunda remodelación para este periódico. En el caso del veterano
«diario nacional-sindicalista» vallisoletano, éste aparecería renovado y
potenciado como diario de ámbito regional para Castilla. A tenor del fracaso
económico y de la exigua tirada de los órganos informativos del Movimiento en
Zamora, Burgos y el propio Valladolid, el nuevo proyecto debería cubrir el área
informativa castellana, otorgando mayor peso a las noticias locales con el
objetivo de ganar lectores tanto a la prensa privada provincial como a los
poderosos diarios nacionales editados en Madrid. La cancelación de las cinco
publicaciones conllevaría un ahorro de 145,5 millones de pesetas en 1976.
Sin
embargo, este programa de cierres no pudo llevarse a cabo tal como estaba
diseñado. La Delegación Nacional tuvo ya serias dificultades para integrar en
febrero de 1975 Voluntad de Gijón en La Nueva España de Oviedo, uno de los
diarios más rentables de la cadena, y hacer una operación parecida un año
después con la desaparición de Jornada en beneficio de Levante. Política que
provocó muchas reticencias cuando también en febrero de 1976 se decidía poner
fin a la salida diaria de tres publicaciones: el periódico navarro fundado por
Fermín Izurdiaga, Arriba España, así como el vespertina malagueño La Tarde y el
burgalés La Voz de Castilla. Arriba España constituía uno de los fenómenos más
espectaculares del desastre económico de algunos medios estatales: con 426
ejemplares de venta diaria media en 1974 tenía presupuestado un déficit para
dicho año de 10,6 millones de pesetas. (10).
Los
diarios Baleares, Sevilla, Línea de Murcia, Información de Alicante y La Voz
del Sur estaban ya inmersos en un plan de reforma que incluía la mejora
infraestructural y la adecuación de los puestos de trabajo a las necesidades
reales. La inversión estaba valorada en unos 340 millones de pesetas. (11).
Proyectos parecidos estaban pensados a medio plazo para reactivar Mediterráneo
de Castellón, Odiel de Huelva, El Pueblo Gallego de Vigo y Patria de Granada.
(12).
Finalmente,
la revista taurina El Ruedo pasaría a ser editado por Toydesa y 7 Fechas,
edición europea, por el Instituto Español de Emigración, con un ahorro conjunto
para 1976 de unos 29 millones de pesetas.
La
reducción de gastos debía pasar también por economizar el montante destinado a
papel-prensa, que era muy elevado al gestionar la Delegación casi cincuenta
publicaciones. De ahí que la disminución del gasto de papel y la apuesta por
racionalizar su distribución entre los distintos medios según el número de
páginas, formato, etc., hubiera sido desde años atrás otra preocupación
constante para las autoridades de la cadena y, a pesar de que algunas medidas se
habían tomado en la década de los sesenta fundamentalmente, la confusión fue la
tónica general. Así, algunos periódicos con pérdidas económicas elevadas,
escasa contratación publicitaria y difusión mínima, ofrecían día a día al
lector un número excesivo de páginas si se comparaba con otros más saneados y
con posibilidades reales de ampliar su mercado. Era el caso, por ejemplo, del
Diario Español de Tarragona, El Eco de Canarias o Solidaridad Nacional de
Barcelona que, con tiradas inferiores a 7.000 ejemplares, salían a la calle con
una media de 30 y 32 páginas, mientras que Levante o La Nueva España, rentables
en aquellos años, lo hacían con 36 o 32, respectivamente. De este hecho se
derivaba un gasto superfluo de papel así como la necesidad de ajustar tiradas,
formato y número de páginas a la capacidad real de venta (tanto de publicidad
como de ejemplares) para frenar el enorme volumen de devoluciones producidas:
«A partir del 1 de enero de 1976 y para el primer
semestre se establece reducción de páginas, sobre la base de: formato,
porcentaje, publicidad, competencia, área de difusión y promoción. El ahorro
año, en el consumo de papel prensa por esta medida se valora en 58 millones de
pesetas» (13).
El
plan establecía una segunda fase durante el segundo semestre de 1976 en la cual
los órganos nacionales elaborarían proyectos específicos para cada publicación
donde se establecería la paginación más adecuada e, incluso, cabría la
posibilidad de pergeñar una maqueta tipo de cada periódico de la cadena.
Como podemos
observar en el Anexo 1,
el número de páginas debía reducirse en todos los periódicos -excepto El
Telegrama de Melilla que contaba sólo con ocho y La Voz del Sur con doce- para,
con posterioridad, valorar el previsible aumento de superficie publicitaria y
volver a adecuar la paginación a esta nueva realidad.
Finalmente,
entraba dentro de las previsiones de la Delegación la enajenación de algunos
inmuebles ocupados por diarios del Movimiento, bien por cierre de éstos, bien
por cambio de ubicación. Sería el caso de los locales de Málaga, Córdoba,
Alicante, Gijón, Jerez de la Frontera y Zaragoza, cuyo valor conjunto rondaba
los 133 millones. (14).
Como
era lógico, el diseño del plan no contemplaba solamente la reducción y el
control exhaustivo sobre los gastos, sino la mejora en la partida de ingresos.
El aumento de la contratación publicitaria, auténtica obsesión de los gestores
económicos de la cadena desde el nacimiento de ésta, constituía una pieza clave
para el saneamiento financiero de la misma. El 28 de mayo de 1975, el delegado
nacional daba el visto bueno a un proyecto presentado por la Dirección
Económico-Administrativa de la Prensa del Movimiento, por el cual se constituía
una gerencia comercial con rango de dirección orgánica. Con la seguridad, como
hemos dicho, de que cualquier tipo de solución económica debía pasar por un
aumento de la publicidad contratada, además por supuesto de la venta de
ejemplares, se reestructuraban los servicios hasta entonces existentes y se
adscribían a esta gerencia los siguientes:
«El
Primer Servicio de Promoción de Prensa tiene como misión estimular la compra de
diarios y fomentar el número de suscriptores y perfeccionar los servicios de
distribución para lograr una oportuna difusión, con objeto de aumentar la
tirada y crear un estrato idóneo para que al amparo de una superior tirada se
posibilite una mayor demanda publicitaria.
»El
Segundo Servicio de Promoción de Publicidad de Prensa y Radio tiene como
principal gestión fomentar la demanda publicitaria (...) perfeccionando los
canales de oferta y ayudando a nuestros medios en la consecución de las
campañas publicitarias y sobre todo conseguir anuncios de tipo nacional y
regional (...) estableciendo un contacto directo en las agencias y anunciantes
(...).
»Al
Tercer Servicio [Coordinación Comercial] se le ha encomendado la Coordinación
de toda la acción comercial de la Gerencia, preparando los supuestos necesarios
para la toma de decisiones, mediante informes, estudios, análisis etc. ».(15)
Junto
a esta importante remodelación en los órganos nacionales, se querían potenciar
las funciones de la persona o del equipo encargado de promocionar la venta
publicitaria en cada una de las unidades de explotación, para lo cual debía estar
altamente cualificado con el fin de cumplir las esperanzas puestas en la mejora
de los ingresos por esta partida. Los informes hasta ahora citados estimaban
que la venta bruta por publicidad en 1976 aumentaría un 10% para toda la
cadena, aproximadamente unos 100 millones de pesetas.
Bastante
optimistas eran también los cálculos realizados sobre la venta de prensa. En
teoría, y tal como pensaba la Delegación, si el producto final -el ejemplar
diario- había mejorado en calidad (una vez suprimidos los no rentables y
reestructurados los demás), el público lector se acercaría otra vez a los
diarios del Movimiento. Si bien en los tres primeros meses de 1975 se vendieron
40.000 ejemplares más que en el mismo período de 1974, lo cierto es que el
aumento previsto no era notable y además estaba concentrado en unos pocos
diarios que eran los más vendidos tradicionalmente dentro de la prensa del
Movimiento. (16).
En
cuanto a la agencia PYRESA, con un déficit estimado de 81 millones para 1976,
la solución alcanzada por los órganos competentes no era muy imaginativa:
recurrir a una subvención del Consejo Nacional del Movimiento entre 50 y 60
millones de pesetas que al menos sirviera para eliminar los ahogos más
inmediatos. También el plan contemplaba una ayuda a fondo perdido del
Ministerio de Información y Turismo por valor de 50 millones a la vez que
contaba con que otros 43 del presupuesto de la Delegación Nacional fueran
sufragados por la Secretaría General del Movimiento.
Si
hacemos un resumen de las valoraciones hechas por la Delegación Nacional, el
resultado podría ser éste:
Concepto |
Millones
de pesetas |
Ahorro |
549.5 |
Subvenciones
y recursos |
243.0 |
|
792.5 |
Enajenaciones
previstas |
132.5 |
Sin
duda, y a tenor de lo que significaban estas cifras, las acciones puestas en
marcha a partir del 1 de enero de 1976 para sanear la prensa estatal eran
contundentes. Además de la reducción de páginas en las explotaciones de la
cadena y el consiguiente menor gasto de papel, las medidas continuaban y
aceleraban el plan de jubilaciones y la reacomodación de los puestos de
trabajo, sin olvidar los expedientes de regulación de empleo en aquellos medios
en que se estimara necesario.
En el
mes de febrero comenzó el cierre definitivo de algunos diarios, la venta de
inmuebles y el recurso a las subvenciones económicas del ministerio y la
delegación, que debían hacer otro tanto en la mejora futura. Por supuesto, el
aumento de ingresos publicitarios y por mayor venta de números diarios daría el
empuje definitivo a la consolidación de las publicaciones estatales en el nuevo
régimen que se perfilaba en España tras la muerte de Franco.
Sin
embargo, el gran plan transformador resultó tardío; algunas de sus disposiciones,
como hemos comentado con anterioridad, no se llevaron a la práctica y las
previsiones de mejora en determinadas partidas fueron completamente erróneas.
Los periódicos del Movimiento perdieron en 1976 cerca de 172,5 millones de
pesetas, un 36% más que en 1975. Los resultados, en comparación con lo
presupuestado para 1976, mostraban una desviación negativa de 136,6 millones,
de los cuales 41,3 eran menores ingresos y 95,3 mayores gastos(17). La pérdida
acumulada durante 1976 fue de 914,3 millones, mientras que un año antes había
alcanzado los 841,8 millones. Aunque el incremento de la misma era
aparentemente de 72,5, la realidad era más grave: los 34 millones de pesetas
que figuraban en los presupuestos de 1975 como ingresos a cargo de la
Secretaría General habían ascendido a casi 230, de tal manera que el aumento
del déficit real era de 267,8 millones (18).
Las
cifras corroboraban la imposibilidad de salir de la crisis no sólo ya por el
hecho de no conseguir más publicidad o de mejorar los ingresos por ventas -que
descendieron efectivamente en 1976, lo cual mostraba en algunos casos tiradas
efectivas ridículas, tal como podemos observar en el Anexo II- sino por la
absoluta desconexión entre la mayor parte de los medios del Estado y el público
lector. La progresiva ampliación de la oferta de prensa (entre otros, en abril
de 1976 aparecía El País y en octubre del mismo año Diario 16) y los déficits
todavía más abultados a partir de 1976 pusieron a la antigua Prensa del
Movimiento en el camino hacia su desaparición.
Publicaciones |
Paginación Ideal |
Media tres trimestres 1975 |
Desviaciones |
Observaciones |
ALERTA |
32 |
36 |
-4 |
|
AMANECER |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
ARRIBA |
50 |
54 |
-4 |
|
BALEARES |
38 |
42 |
-4 |
|
CÓRDOBA |
22 |
24 |
-2 |
Lleva paginación mínima |
DIARIO DE CUENCA |
14 |
16 |
-2 |
|
DIARIO ESPAÑOL |
26 |
30 |
-4 |
|
EL CORREO DE ZAMORA |
10 |
12 |
-2 |
Formato grande |
EL ECO DE CANARIAS |
28 |
32 |
-4 |
|
EL PUEBLO GALLEGO |
20 |
22 |
-2 |
Formato grande |
EL TELEGRAMA DE MELILLA |
8 |
8 |
|
Lleva paginación mínima |
HIERRO |
16 |
18 |
-2 |
Formato grande |
INFORMACIÓN |
36 |
40 |
-4 |
|
JAÉN |
24 |
28 |
-4 |
|
LA GACETA REGIONAL |
24 |
28 |
-4 |
|
LA HORA LEONESA |
24 |
24 |
|
Cambio formato y competencia |
LA MAÑANA |
26 |
28 |
-2 |
Competencia |
LA NUEVA ESPAÑA |
30 |
32 |
-2 |
Competencia. Páginas para Gijón y % publicidad
elevada |
LA PRENSA |
26 |
30 |
-4 |
|
LA VOZ DE ALMERÍA |
24 |
26 |
-2 |
Promoción y alto % de publicidad |
LA VOZ DE CASTILLA |
24 |
28 |
-4 |
|
LA VOZ DE ESPAÑA |
32 |
36 |
-4 |
|
LA VOZ DEL SUR |
12 |
12 |
|
Paginación mínima |
LEVANTE |
34 |
36 |
-2 |
Competencia y % de publicidad |
LIBERTAD |
20 |
24 |
-4 |
|
LÍNEA |
32 |
36 |
-4 |
Competencia |
LOS SITIOS |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
MARCA |
30 |
32 |
-2 |
Promoción y competencia |
MEDITERRÁNEO |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
NUEVA ESPAÑA |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
ODIEL |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
PATRIA |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande y competencia |
SEVILLA |
14 |
16 |
-2 |
Formato grande |
SOLIDARIDAD NACIONAL |
28 |
32 |
-4 |
|
SUR |
40 |
44 |
-4 |
|
UNIDAD |
16 |
20 |
-4 |
|
Fuente: Nota informativa de medidas a tomar y en
marcha, para la reestructuración de la Cadena de Prensa en el próximo
ejercicio, 1976. A.M.C. Caja nº 75.689.
ANEXO II
Promedio
anual de la tirada media efectiva diaria, correspondiente al año de 1976
DIARIOS |
EJEMPLARES |
ALERTA |
28.104 |
AMANECER |
2.223 |
ARRIBA |
14.559 |
BALEARES |
18.603 |
CÓRDOBA |
8.172 |
DIARIO DE CUENCA |
1.573 |
DIARIO ESPAÑOL |
7.337 |
EL CORREO DE ZAMORA |
4.459 |
EL ECO DE CANARIAS |
6.392 |
EL PUEBLO GALLEGO |
3.663 |
EL TELEGRAMA DE MELILLA |
1.182 |
HIERRO |
5.870 |
INFORMACIÓN |
20.678 |
JAÉN |
5.146 |
LA GACETA REGIONAL |
5.703 |
LA HORA LEONESA |
8.410 |
LA MAÑANA |
6.692 |
LA NUEVA ESPAÑA |
39.682 |
LA PRENSA |
2.068 |
LA VOZ DE ALMERÍA |
5.936 |
LA VOZ DE CASTILLA |
1.710 |
LA VOZ DE ESPAÑA |
34.704 |
LA VOZ DEL SUR |
4.708 |
LEVANTE |
39.157 |
LIBERTAD |
994 |
LÍNEA |
5.625 |
LOS SITIOS |
6.934 |
MARCA |
91.036 |
MEDITERRÁNEO |
5.874 |
NUEVA ESPAÑA |
3.372 |
ODIEL |
5.059 |
PATRIA |
2.902 |
SEVILLA |
2.840 |
SOLIDARIDAD NACIONAL |
3.630 |
SUR |
23.953 |
UNIDAD |
9.720 |
TOTAL DIARIOS |
441.952 |
SEMANARIOS |
EJEMPLARES |
HOJA
DEL LUNES/ALICANTE |
37.944 |
HOJA
DEL LUNES/LAS PALMAS |
20.208 |
7
FECHAS/ALEMANIA |
21.448 |
TOTAL SEMANARIOS |
79.600 |
TOTAL GENERAL |
521.552 |
Fuente:
A.G.A., M.C.S.E. Análisis de gestión. Caja nº 160.
Notas
FORMA
DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 2000;
título del texto, en
- Ámbitos 3-4, Revista
Andaluza de Comunicación, p. 169 y ss. y en
- Revista Latina de
Comunicación Social, número 32, de agosto de 2000, La Laguna (Tenerife), en la
siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kjl/y32ag/70martin.htm
http://www.ull.es/publicaciones/latina