Formación de capital social para fortalecer la institucionalización de
la gobernabilidad
Dr. José Guadalupe Vargas
Hernández ©
Centro
Universitario del Sur
Universidad
de Guadalajara
Guzmán,
Jalisco - México
Resumen
El objetivo de esta trabajo es analizar
algunas implicaciones de los movimientos sociales populares como “expresión” de la gobernabilidad y la
formación de capital social para fortalecer la institucionalización de la
gobernabilidad. Al mismo tiempo que se obtienen conclusiones se formulan los
posibles avances.
Palabras clave: Movimientos
sociales populares, capital social, institucionalización de la gobernabilidad.
The objective of this paper
is to analyze some implications of popular social movements as an “expression”
of governance and the formation of social capital to enhance
institutionalization of gobernability. At the same time that some conclusions
are obtained possible new developments are formulated.
Key
words: Popular
soc
El capital social se define como el poder
adicional para aplicar las reglas disponibles a las comunidades con una red
extendida de relaciones sociales horizontales (Banfield, 1958; Putnam, 1993a;
Helliwell and Putnam, 1995) La habilidad de una comunidad o grupo de agentes
ligados por relaciones sociales horizontales para disciplinar la conducta individual. Según varios autores, entre
otros, Coleman (1990), Portes & Sensenbrener (1993) y Putnam (1995), el
capital social se refiere no solamente al conjunto de recursos sociales
involucrados en las relaciones, sino también a
las normas y valores asociadas con dichas relaciones sociales.
El mismo Putnam (1995), por ejemplo, conceptualiza el capital social
como los “mecanismos de la organización social tales como las redes, normas, y
la confianza social que facilita la coordinación y cooperación para beneficios
mutuos”. El capital social es definido por el mismo Putnam (1993a) como los
elementos de la organización social, tales como la confianza, las normas y las
redes que establecen relaciones de reciprocidad activadas por una confianza
social que emerge de dos fuentes, las
normas de reciprocidad y las “redes de compromiso ciudadano”.
Para Woocklock (1998), el capital social es un concepto que se
relaciona con una estructura de relaciones sociales que tienen como base la
confianza de un grupo, lo que le permite lograr sus fines. Spagnolo (1999)
define el capital social como la holgura para aplicar el poder presente en una
relación social, la cantidad de poder de castigo social creíble y disponible
como una amenaza en exceso del requerido para mantener cooperación en la
interacción social. Putnam (2000) realiza un acercamiento empírico al capital
social enfatizando las evidencias en la membresía organizacional.
El capital social tiene importantes
implicaciones para el desempeño de las organizaciones y las instituciones, así
como en los mismos ciudadanos. Las sociedades pueden incrementar su capital social
propiciando, apoyando e invirtiendo en conocimientos, habilidades, valores y
talentos, etc. Recientes
investigaciones en economía y ciencia política atribuyen las altas tasas de
eficiencia organizacional e institucional, crecimiento e ingreso per cápita
entre las regiones italianas a diferencias en su capital social. El capital
social se define ampliamente como un activo que es inherente a las relaciones
sociales entre los individuos, comunidades, sociedades y redes, etc. Como
activo tiene que ser administrado para que adquiera valor, no puede comprarse
en un mercado pero que puede cambiar con el tiempo (Leana y Van Buren III,
1999)
Las relaciones sociales median entre las
transacciones económicas dimensionando el papel que juega el capital social,
definido así en los términos de relaciones de apoyo con otros actores
económicos, como por ejemplo, con los consumidores y usuarios potenciales. Las
relaciones de apoyo mutuo entre los diferentes actores son vistas como “redes
de compromiso cívico, por Putman (1993) Se consideran “redes de compromiso
mutuo” tales como las asociaciones de vecinos, las sociedades de coros, las
cooperativas, clubes de deportes,
partidos basados en las masas, etc. que son las formas esenciales del
capital social. Esto porque entre más densas sean éstas redes en la comunidad,
es más probable que los ciudadanos sean capaces de cooperar para beneficio
mutuo.
De acuerdo con Pennings, Lee y
Witteloostuijn (1998), tales relaciones se forman de muy diferentes maneras
como por ejemplo las enseñanzas mutuas, conexiones personales y familiares,
membresías que se interlapan, movilidad interorganizacional, inversiones
conjuntas y otros arreglos colaborativos. Estos arreglos colaborativos
institucionales reducen las condiciones de incertidumbre y las diferencias
existentes entre los diferentes agentes económicos. La economía no ha
considerado la importancia que tienen las redes de relaciones sociales en las
que se llevan a cabo las transacciones económicas. La consolidación de estas
redes de relaciones sociales promueve la participación directa.
Spagnolo (1999) ha desarrollado una
teoría de la influencia de las relaciones sociales como habilidad de los
agentes para cooperar en el lugar de trabajo se basa en las conexiones entre
las relaciones sociales y de producción. Sostiene que las relaciones a largo
plazo entre los miembros de un equipo de trabajo son también interacciones
estratégicas repetidas. Cuando los miembros de un equipo de producción
comparten relaciones sociales, el capital social disponible puede ser
transferido e invertido con utilidades para reforzar la cooperación en la
producción. Las transferencias de confianza de las relaciones sociales a las
relaciones de producción son siempre en el interés de la organización pero no
siempre en el mejor interés de los agentes. Por lo tanto, la cooperación y la
connivencia son términos que pueden ser usados para el mismo fenómeno entre
quienes tienen intereses opuestos.
El capital social es considerado como un
atributo de los actores individuales (Belliveau, O¨Relly, & Wade, 1996;
Portes & Sensenbrenner, 1993) que tienen ciertas ventajas debido a su
posición relativa o de localización en un grupo, como redes individuales (Burt,
1992), las interacciones entre empresas (Backer, 1990) A nivel macro, Putman (1993) describe el capital social
como un atributo de las comunidades, Fukuyama (1995) como un atributo de las
naciones o de las regiones geográficas y Walker, Kogut, y Shan (1997) como
redes industriales. Así, las investigaciones sobre capital social se han
enfocado a variaciones en Estados, regiones y países y a variaciones
individuales. Faltan estudios que determinen hasta donde las variaciones
individuales son el resultado de los grupos sociales a los que se pertenece.
La acumulación de capital social es un
proceso no bien entendido por los gobiernos, cuya política económica no
debe permitir que los efectos perversos de las fuerzas invisibles del mercado
destruyan el capital social de las comunidades, como la inestabilidad y la
inseguridad publica lo consiguen. Las investigaciones de Glaeser, Laibson y
Sacerdote, 2000: 29) concluyen que los patrones de acumulación de capital
social son consistentes con el modelo standard económico de inversiones. La resistencia
a la transición de la utopía neoliberal con sus desastrosas consecuencias y
efectos, tiene lugar gracias a la existencia de reservas de un capital social que protege los valores del orden
social viejo y no permite que se conviertan en anomia, al menos a corto plazo,
mientras duren, se renueven y preserven estas reservas. Estas fuerzas de
resistencia, argumenta Bourdeau, (1998) son fuerzas conservadoras que se
resisten al establecimiento del nuevo orden social y se convierten en fuerzas
subversivas.
Estas fuerzas existen adheridas a las
instituciones estatales y en individuos y grupos con orientaciones de ciertos
actores sociales y políticos que mantienen privilegios del Estado y del orden
social establecido. Una vez destruido el capital social de un pueblo por
políticas públicas irresponsables que solamente buscan el desempeño
racional economicista eficiente o la maximización de las utilidades, resulta
catastrófico reponerlo, como en el caso de la agenda de la Nueva Derecha cuya
orientación economicista tiene ciertas implicaciones moralistas de la sociedad.
Pero la respuesta economicista para la Nueva Derecha es la mercadización que alienta un consumismo activo.
El capital social es un recurso que es
conjuntamente poseído, más que controlado por un solo individuo o una entidad
organizacional. Tanto de la organización como de cada uno de sus miembros se
incorporan aspectos públicos y privados al capital social. Así, del capital
social emergen dos patrones, el énfasis en los bienes públicos y el énfasis en
los bienes privados. Desde la faceta de bienes públicos, el capital social es
un atributo de unidad social, más que de un actor individual, y los beneficios
individuales de su presencia o sufre de su ausencia de una manera secundaria.
El capital social es el principal componente de la sociedad civil, principal
actor sobre la cual recaen los procesos democratizadores.
El enfoque del capital social a los
bienes privados, se refiere al individuo y a sus activos sociales, tales como
prestigio, credenciales educativas, membresías a clubes sociales (Leana and Van
Buren, 1999). Los investigadores correlacionan las variables del capital
social, tales como la membresía a las organizaciones, con el desempeño
económico. En vez de considerar al capital social como un atributo de la
comunidad, el tratamiento de Glaeser, Laibson and Sacerdote (2000:7) es
considerarlo como una característica individual, es decir como un conjunto de
recursos sociales que ayudan a acumular capital humano. Las distinciones entre
los modelos de capital social como bienes públicos y bienes privados se
muestran a continuación:
DISTINCIONES
ENTRE LOS MODELOS DE CAPITAL SOCIAL DE BIENES PÚBLICOS Y BIENES PRIVADOS.
___________________________________________________________________________
Capital social como:
________________________________________________________
Atributo Bien público Bien
privado
______________________________________________________________________________
Nivel
de análisis Macro y meso
(unidad social)
Micro (individual)
Beneficio
individual Indirecto Directo
Beneficio
colectivo Directo Incidental
Ligas
necesarias
Frágil
Incentivos
individuales Débil o moderado
(función de evaluación de Fuerte
Beneficios indirectos.
______________________________________________________________________________
Fuente:
Leana and Van Buren (1999)
Sin embargo, el capital humano que es un
atributo individual y el capital social están siendo cuestionados y sometidos a
discusión bajo el enfoque basado en los recursos de las organizaciones en el
cual se concibe que la mercantilización, imitabilidad y apropiabilidad de los
recursos intangibles son vistos como preocupantes para las ventajas
organizacionales. Sin embargo, la reestructuración económica bajo el esquema de
la globalización, requiere de la
promoción y desarrollo de capital humano y organizacional. Leana y Van Buren
III, (1999) definen el capital organizacional social como un recurso que
refleja el carácter de las relaciones sociales dentro de la organización,
realizadas a través de los niveles de los miembros orientados por objetivos
colectivos y confianza compartida.
Es por lo tanto un atributo colectivo más
que una agregación de las conexiones sociales de los individuos, es un
subproducto de otras actividades organizacionales y por lo tanto constituye un
componente indispensable para la acción colectiva. El capital organizacional social es un activo cuya posesión
conjunta entre los miembros y la organización beneficia a ambos. Una nueva
organización tiene la ventaja de que puede crear su capital social
organizacional, en tal forma que mantenga un equilibrio óptimo entre los
intereses individuales y los intereses organizacionales, a pesar de su naturaleza
contingente de su relación con el desempeño organizacional.
Tanto las formas del capital humano
(específicamente en las organizaciones, es el conocimiento acerca de las
rutinas y procedimientos que tienen un valor limitado fuera de dichas organizaciones
en las cuales las bases del capital ha sido desarrollado) y el capital social,
varían en grados de acuerdo a su idiosincrasia con determinadas organizaciones.
Esto hace que a mayor grado de idiosincratismo existente con las
organizaciones, mayor es su contribución a la fortaleza de la organización.
Características de especificidad y no apropiabilidad del capital humano y
social se involucran en las relaciones sociales, económicas y políticas de los
individuos, quienes pertenecen a las organizaciones, complicando sus efectos.
Ambos capitales pueden ser importantes recursos de la ventaja competitiva,
asumiendo que reside en los miembros o es específico a las organizaciones como
partes integrales de recursos que son únicos y que son inobservables. Las
organizaciones con altos niveles de capital humano y social generan más
competitividad que aquéllas con bajos niveles. Una economía competitiva
sustentable requiere de programas de mejora del capital humano y social.
La teoría de la organización basada en
los recursos (Penrose, 1959; Wernerfelt, 1984) enfatiza los recursos que
mantiene una organización para explicar la rentabilidad. Por otro lado, la
teoría de la ecología de la población (Hannan & Freeman, 1984) enfatiza las
características de la población para explicar la disolución organizacional como
resultado de las tensiones que surgen entre los diferentes niveles de análisis:
los individuos, las organizaciones y las poblaciones. El ambiente ecológico de
las localidades tiene relaciones estrechas con el sistema local, también
denominado ecoware (Vázquez, 1993), el cual es un elemento importante del
sistema medio ambiente.
Conclusiones
La globalización de los fenómenos
económicos, políticos y sociales requiere de ser centrada en una humanización,
con el fin de establecer equilibrios y balances entre el crecimiento económico,
el desarrollo socio-político, la democracia y el bienestar de la sociedad. La
globalización está aquí para quedarse, pero el neoliberalismo puede ser
parcialmente manejado. Las políticas neoliberales que han llevado a una
creciente desigualdad necesitan una reversa urgente porque amenazan la
democracia global y complican la crisis del medio ambiente.
Los cambios tecnológicos, económicos,
políticos, y sociales acelerados que están ocurriendo en el medio ambiente, han
puesto en crisis la gobernabilidad de las instituciones del Estado-nación. La
emergencia de una nueva gobernabilidad,
base de una estructura de crecimiento sostenido, debe fundamentarse en cambios
profundos de comportamientos, estructuras y procedimientos. Investigaciones más
profundas se hacen necesarias para determinar los fundamentos sociales e
institucionales de la actual tendencia dominante de la globalización centrada
en el libre mercado.
Las nuevas formas de gobernabilidad de la
sociedad en un ambiente de globalización deben considerar como opciones la
democratización de los sistemas políticos, el desarrollo de una vida política
propia y la autogestión de los pueblos. Los procesos de descentralización
política y administrativa no toman ventaja de los beneficios de los grupos
sociales autogestivos, ni tampoco desarrollan una cultura que propicie su
implantación en las organizaciones del sector social.
Además, el imperativo de cualquier forma
de gobernabilidad es lograr el fortalecimiento de un sistema que propicie el crecimiento económico y
distribuya los beneficios equitativamente entre los pueblos, generando igualdad
de oportunidades efectivas y accesos al desarrollo social. Si se considera las formas de gobernabilidad como
coordinación, su efectividad se determina en función de los costos de
transacción. Cada una de las formas de gobernabilidad tiene sus propios costos
de transacción y el asunto es determinar cual forma de coordinación es la que
promete menores costos en circunstancias específicas.
La transición a las nuevas formas de
gobernabilidad de la sociedad requiere la construcción a largo plazo de los
equilibrios institucionales necesarios a través de sistemas más pluralistas. El
reto es crear un sistema de gobernabilidad y de gestión publica que implique la
interacción de los niveles locales, nacionales, regionales y mundiales y que,
además, den respuesta a las prioridades del
desarrollo social y crecimiento económico. Un acercamiento a la
gobernabilidad se traduce del macronivel de sectores a un mesonivel de
programas y a un micronivel de un oficial tomando decisiones de qué debe hacer.
Una orientación hacia la gobernabilidad se centra en estas circunstancias diferentes
y en las maneras en que cada una de las formas de gobernabilidad puede ser más
exitosa que otra.
La alternativa para que los Estados-nación
recobren su gobernabilidad con niveles saludables de interacción con los
componentes y actores del sistema global, con los que será necesario negociar
nuevas formas de interacción ajustadas a nuevas reglas del juego de tal forma
que equilibren los efectos de la globalización corporativa. Además, que
posibiliten un crecimiento económico y un desarrollo social más equilibrado e
incluyente de toda una ciudadanía capaz de racionalizar los proceso de
globalización, con la participación de todos los sectores económicos, más
equilibrado con las fuerzas e intereses capitalistas externos, más realista al
tomar en cuenta nuestras propias necesidades prioritariamente por sobre los
deseos o preferencias. A pesar de los
buenos deseos, la globalización económica guiada por las corporaciones ya se ha
expresado en crisis financieras recurrentes con resultados desastrosos para
algunos países, la quiebra de empresas y de cadenas productivas completas, la
polarización de la sociedad, etc., lo que hace que muchos analistas anuncien el
fin del neoliberalismo.
Un proceso de esta naturaleza requerirá la
creación de nuevas instituciones que fomenten y protejan la autodeterminación y
autonomía como garantía de la diversidad y pluralidad de intereses y que
fundamenten el ejercicio democrático de la sociedad. La hegemonía ideológica de
la democracia del mercado pregonada como
la única alternativa de los procesos de globalización, que sublima la política
y desdeña lo social, está socavando y
dañando las mismas bases democráticas de la sociedad global.
Las repercusiones de estas prácticas
globalizadoras del mercado alteran la funcionalidad de la sociedad mediante el
tratamiento de las relaciones de la
vida social como simples mercancías cuyos derechos de propiedad son más
importantes que los derechos humanos. El establecimiento de un régimen de
derechos de propiedad no es garantía de la creación de los incentivos que el
mercado necesita, ni tampoco puede prevenir de futuras interevenciones
políticas. La prevalencia de la ideología del mercado pone en riesgo las bases
mismas de la democracia, de tal forma que el mercado libre es un mito porque
limita y subordina la acción política promotora del desarrollo de los pueblos.
Cualquier teoría del cambio debe dar
poder a los individuos para oponer resistencia al modelo de los procesos de
globalización. Para que los movimientos populares tengan éxito en sus demandas,
tienen que reconstruir y fortalecer su identidad colectiva y sus prácticas
comunes, de tal forma que les permita preservar su propia integridad y
autonomía. Es la identidad colectiva la que crea el sentido de pertenencia de
los individuos a la comunidad y desarrolla los lazos de solidaridad, a través
de una red de relaciones.
El desarrollo lateral en red de las
relaciones sociales está intensificando las presiones por una mayor autonomía e
identidad culturales locales. Pero las disociaciones entre la identidad
cultural y los procesos de globalización económica provocan fuertes rupturas
sociales. Por otra parte, los movimientos populares tienen que ser capaces de
influir tanto a otros actores y operadores políticos, como al mismo medio
ambiente institucional en que operan, demostrando una mayor habilidad de
organización para reunirse en torno a otras estructuras de movimientos
populares, con quienes compartan preocupaciones comunes.
Las posibilidades para participar
exitosamente en los beneficios de la globalización dependen de la capacidad que
tienen los Estado-nación para desarrollar programas de capital humano y social
que involucre la formación y administración
de recursos humanos de alta competitividad y calidad con una orientación fuerte
hacia las tareas de investigación científica y tecnológica. Para avanzar en el
estudio del capital humano y social y sus implicaciones en el desempeño de las
instituciones, se necesita un enfoque teórico metodológico que combine el punto
de vista de la organización basado en los recursos con el punto de vista de la
ecología poblacional.
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FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 2004; título del texto, en Revista Latina de
Comunicación Social, número 57, de enero-junio de 2004, La Laguna (Tenerife),
en la siguiente dirección telemática (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040657vargas.htm
Revista Latina de
Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) – enero-junio de 2004 - año 7º - número 57
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 – 5820
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040657vargas.htm