Doctor en Ciencias de la
Información por la Universidad de La Laguna. Profesor Titular de la
Universidad Central de Venezuela
RESUMEN: El presente trabajo tiene como objetivo presentar
los lineamientos para analizar la fotografía periodística en sus vertientes
informativa, de opinión e interpretativa, desde un punto de vista cualitativo.
Para ello, se siguieron los planteamientos de Manuel Alonso y Luis Matilla,
Terry Barret y Luis Núñez Ladevéze.
PALABRAS CLAVE: Análisis cualitativo, fotografía
periodística, información, interpretación, opinión
Objetivo general: Hacer
un análisis cualitativo de la fotografía periodística en sus vertientes
informativa, de opinión e interpretativa
Objetivos específicos:
- -
Presentar un modelo de
fotografía informativa
- -
Presentar un modelo de
fotografía de opinión
- -
Presentar un modelo de
fotografía interpretativa
Para hacer el análisis cualitativo se siguieron los
planteamiento metodológicos de Manuel Alonso y Luis Matilla (1990) a fin de
ubicar al mensaje fotográfico dentro de la corriente informativa o de opinión.
Para el análisis de la fotografía y su entorno nos basamos, grosso modo, en las
ideas de Terry Barret (1990) sobre la Crítica de Fotografías. Los
planteamientos de Luis Núñez Ladevéze resultaron de gran utilidad para la
evaluar la parte lingüística que rodea a las fotos.
Alonso y Matilla sostienen que el mensaje icónico verbal de
la fotografía periodística se puede valorar apreciando dos puntos
representativos, uno para la imagen y otro para la palabra, en una escala
acontecimiento-comentario.
Las combinaciones más “objetivas” presentarán los
dos parámetros situados en la izquierda de la escala -altos porcentajes de
acontecimiento- mientras que las más opinativas obligarán a llevarlos a la zona
derecha -altos porcentajes de comentario-. También se representa la síntesis
conjunta (C) en el lugar correspondiente a la media de T e I.
El método de Terry Barret desglosa a la fotografía
en varios niveles que van desde el descriptivo hasta el interpretativo pasando
por lo explicativo, y conceptualización teórica acerca de las fotos. Igualmente
considera el contexto que la rodea.
Para este autor describir una fotografía es notar
cosas sobre ella y decirlas a otro. Es un
proceso de reunión de datos, una lista de hechos. Es responder a
preguntas como ¿Qué hay aquí? ¿Qué estoy mirando? ¿Qué sé con certeza acerca de
esta imagen? Las respuestas incluyen la identificación de lo evidente, pero
también de lo no tan obvio. Ello debido a que la experiencia indica que lo que
es obvio para un observador muchas veces es invisible para otro.
Barret considera que los críticos obtienen
información descriptiva de dos fuentes: interna y externa. Ellos consiguen
mucha al escudriñar dentro de la fotografía,
pero también la adquieren de fuentes externas que incluyen bibliotecas,
los artistas que hicieron las imágenes, y publicaciones de prensa.
Finalmente, el autor norteamericano incluye dentro
de la descripción de la foto la que se hace del sujeto principal de la misma.
También incluye la descripción de la forma, el medio, y el estilo.
El segundo nivel, vale decir, el interpretativo,
ocurre según Barret cuando la atención y discusión sobre la imagen va más allá
de ofrecer mera información sobre la misma. Interpretar sería entonces decir a
alguien que entiende uno sobre una fotografía, y sobre qué trata ella.
Interpretar es hablar, añade, sobre su importancia, significado, sentido, tono
y humor.
La interpretación va más allá de
la descripción al construir significados. Las interpretaciones son
articulaciones de lo que un intérprete entiende acerca de lo que trata una
imagen. Los intérpretes hacen más que descubrir significados; ellos ofrecen un
nuevo lenguaje acerca de una imagen para generar un nuevo significado.
Barret menciona a Roland Barthes como ejemplo de
cómo se puede analizar el significado de una fotografía a partir de los niveles
denotativo -lo que se muestra- y connotativo -lo que se sugiere-. Igualmente,
señala que la interpretación además de semiótica, puede ser psicoanalítica,
feminista, formalista, marxista, o basarse en las influencias estilísticas,
técnicas o biográficas. Todo depende de la foto a examinar y, sobre todo, de
las intenciones del crítico. También pueden combinarse varios enfoques.
En un tercer nivel de análisis Barret nos habla de
la evaluación de fotografías. Para él, los términos evaluación y juicio son
sinónimos. Un juicio, agrega, es un qué que exige un por qué. Los juicios, como
las interpretaciones, dependen de razones. Y cómo éstas, no son definitiva ni
absolutamente correctos o errados. Ambos son más o menos convincentes,
persuasivos o irresistibles según la manera como estén argumentados.
Finalmente, las fotos se pueden juzgar de acuerdo
con diferentes criterios, muchos de los cuales se pueden agrupar en categorías
derivadas de teorías comunes del arte tales como el realismo, el expresionismo,
el formalismo, el marxismo, el modernismo, el postmodernismo, y el
instrumentalismo. Mas estos criterios no son los únicos. La originalidad, por
ejemplo, es un criterio comúnmente usado, al igual que el análisis de la
composición.
La teorización es tan importante para Barret que
para él afecta la enseñanza de la fotografías en colegios y universidades.
Igualmente, presupone dónde son ubicados los departamentos de fotografía: si en
un departamento de una escuela de ingeniería, o en uno de periodismo, por
ejemplo. Finalmente, también determina, en parte, si la fotografía es enseñada
como arte, periodismo, etc.
Es conveniente señalar que, tal y como explica
Barrett, al momento de escribir, los
críticos no necesariamente describen primero, luego interpretan y después
juzgan. Ellos quizás describen en primer lugar para ellos mismos antes de
comenzar a escribir, pero al hacerlo quizás comiencen con un juicio, una tesis
interpretativa, una pregunta, una cita o cualquier otra modalidad a fin de
captar la atención de sus lectores.
Ellos probablemente
serían terriblemente aburridos si primero describieran y luego interpretaran y
después juzgaran. En la misma oración los críticos con frecuencia mezclan
información descriptiva con un argumento interpretativo o un juicio de valor...
Otro elemento a considerar dentro de la propuesta
de Terry Barrett es la información contextual de la fotografía, la cual supone
dar a conocer quién hizo la foto, cuándo, dónde, cómo, y con qué propósito. La información
contextual puede ser interna, original y externa.
El contexto interno se refiere a poner atención a
lo que es evidente en la foto. Como vimos antes, esto incluye la descripción
del sujeto principal de la foto, la forma, el medio y la relación entre ellos.
Algunas fotos son comprensibles sólo con mirarlas y pensar sobre lo que es
mostrado en ellas. Si estamos familiarizados con la cultura en la cual las
fotos han sido hechas, no necesitamos saber mucho acerca de su origen para
comprenderlas.
Pero así como muchas fotos son entendibles con sólo
mirar lo que hay en ellas, muchas otras son inescrutables sin alguna
información que vaya más allá de la que reunimos con una simple observación de
la imagen. A esta información Barret la denomina contexto original.
Y agrega que las fotos de prensa se benefician y
con frecuencia dependen del contexto del cual ellas emergen. Éste incluye las
condiciones psicológicas en que estaba el fotógrafo cuando hizo la foto.
Igualmente, conlleva considerar cierta información acerca del fotógrafo y las
condiciones sociales en los tiempos en que hizo las tomas
El contexto original también incluye la intención
del fotógrafo; que quería él o ella dar a entender cuando hizo la imagen. Por
esto también es relevante conocer la biografía del fotógrafo, sus influencias
personales y estilísticas. Por la misma razón es menester conocer la obra del
fotógrafo.
En fin, conocer la historia, la política, la
religión, y el ambiente intelectual del período en el cual el fotógrafo estaba
trabajando es importante para un completo entendimiento de una fotografía. El
contexto original es, pues, historia: social, del arte, del la foto que
analizamos y del fotógrafo que la hizo.
El contexto externo es la situación en la cual una
fotografía es exhibida. De acuerdo con las ideas de Barrett cada fotografía es
intencional o accidentalmente situada dentro de un contexto. Entonces el
significado de una foto depende en gran medida del contexto en la cual es
presentada: Cómo y dónde es vista afecta radicalmente su sentido.
El contexto externo confiere connotaciones a la
imagen. Es lo que Roland Barthes denomina canal de transmisión al referirse al
entorno que rodea a la foto de prensa influenciándola de manera radical. El
texto, el título, la leyenda, la ubicación de la foto y hasta el mismo nombre
del periódico condicionan el mensaje fotográfico.
Respecto de los títulos y de las leyendas nos
basamos, como indicamos anteriormente, en las ideas de Luis Núñez Ladevéze
(1991) respecto de los títulos informativos y los apelativos. En este sentido,
no está de más recordar con José de Pablos (1993) que “todas las fotos han de
ir apoyadas en un pie o leyenda que complemente el mensaje visual que captamos
al ver la imagen fotográfica”.
Para este autor, en efecto, los títulos
informativos son aquellos que permiten identificar la unidad de cambio de una
acción de manera singularizada aunque gramaticalmente no constituyan oraciones
de sujeto y predicado expreso.
En muchos casos, la tendencia a conceptualizar la noticia en el título como
una referencia singularizadora unida al principio de la economía de recursos
lingüísticos tiene como resultado la frecuente supresión del verbo en los
títulos.
A juicio de Núñez, los títulos propiamente
informativos son textuales, y son entendidos de manera autónoma sin referencia
al desarrollo informativo, singularizando la unidad de referencia. En cambio,
los títulos apelativos suelen ser meramente temáticos. Mencionan un tema pero
no dan información que permita identificar singularizadoramente el asunto. En
los géneros interpretativos y de opinión, puntualiza, suele recurrirse a este
tipo de títulos.
Núñez, no obstante, diferencia entre el título
meramente temático y el apelativo al indicar que “éste se elabora teniendo en
cuenta al destinatario en su contexto interpretativo, aunque sean simples no
son fáciles de elaborar; requieren por tanto un esfuerzo que muchas veces se
expresa mediante insinuaciones ingeniosas relacionadas con la función poética
del lenguaje que permiten vincular el contenido informativo con el acontecer”.
En cuanto a las diferencias entre un texto
informativo y uno interpretativo o de opinión, Núñez Ladevéze indica que el
primero excluye toda modalidad de enunciación que no sea asertórica, es decir,
se basa en el encadenamiento de afirmaciones con pretensiones de describir un
ámbito de referencia. Las oraciones en el texto informativo no se expresan,
entonces, como “oraciones de creencia” o de opinión, o de conjetura, sino como
oraciones de “estado de los hechos”.
Mientras, en el texto interpretativo o de opinión,
se encadenas distintas modalidades de enunciados; por ejemplo, dubitativos,
apreciativos, estimativos, juicios de valor, etc. De más está decir que todas
estas apreciaciones de Luis Núñez Ladevéze son válidas para distinguir entre
las leyendas de las fotos informativas, interpretativas y de opinión.
Estos modelos.- A continuación presentamos el análisis de tres
fotografías que se aproximan a ser un modelo de cada una de las tendencias
periodísticas existentes. Como en todo análisis cualitativo de este tipo, el
“corpus” escogido es reducido y, en consecuencia, arbitrario.
Al ser El Universal el diario en el que hubo más
fotos informativas en la primera plana, hemos escogido una de ellas. Por la
misma razón, las otras dos fotografías son de El Diario de Caracas, publicación
que “arrasó” en el análisis en cuanto a la difusión de fotos de opinión e
interpretativas.
1.- Fotografía informativa.- La fotografía que hemos escogido como paradigma de
la tendencia informativa apareció publicada en El Universal el 24 de enero de
1992. Para entonces, el país estaba encima de un volcán.
Ese día hubo disturbios en Coro, Barquisimeto y
Maracay. Los médicos estaban en huelga. Los tribunales fueron paralizados
parcialmente y las escuelas y los liceos totalmente El déficit fiscal andaba
por los 50 mil millones de bolívares mientras el hampa hacía de las suyas y los
trabajadores solicitaban nuevos incrementos salariales.
El centro de Caracas fue tomado policialmente
debido a un día de protesta nacional. Se pedía la renuncia de Carlos Andrés
Pérez. Los encapuchados encontraron un excelente caldo de cultivo en la
situación antes planteada y, una vez más, alteraron el orden público en las
inmediaciones de la Plaza Venezuela.
Enio Perdomo, veterano reportero gráfico de El
Universal, capta la acción en uno de sus momentos “culminantes”. Con un
teleobjetivo registra el instante en que tres jóvenes -dos de ellos con el
rostro parcialmente cubierto por un pañuelo- auxilian a uno de sus compañeros a
quien impiden caer al suelo.
Es fácil percibir que se trata de personas muy
jóvenes, casi adolescentes quienes visten con franela blanca, blue jeans y
zapatos de goma. Al lado de ellos un adulto con el miedo reflejado en su
semblante corre, seguramente huyendo de la agresión de la policía.
Para un observador que conozca lo suficiente a la
Ciudad Universitaria no le resulta difícil percibir que los sujetos están cerca
del arco de la UCV. Se percibe el comienzo de éste y parte del letrero colocado
allí, del cual se puede leer “..y P.M. ASESINOS”. Debajo del letrero está un
pipote de basura de los que se utilizan en el recinto universitario. También es
factible reconocer el sitio por los tubos y rejas aledañas a él y otro letrero que, sin embargo, resulta
imposible de descifrar en la foto. Es fácil determinar que Perdomo ha empleado
un teleobjetivo puesto que los distintos planos de la imagen están cerca unos
de otros, amén de las características del suceso.
Una buena escogencia ha hecho el diario El
Universal al enviar a este reportero gráfico a cubrir ese suceso, toda vez que
para Enio Perdomo la fotografía es un medio de denuncia de problemas y
situaciones sociales y humanas.
El trabajo de Perdomo ha sido reconocido con varios
premios municipales como el Cecilio Acosta, que otorga el Concejo Municipal del
Distrito Sucre. Igualmente, ha ganado el Premio Nacional de Fotografía
Deportiva y una distinción de Maraven, entre otros lauros. Su experiencia data
de 1961 cuando se inicia como laboratorista fotográfico en el diario La
República. La fuente que más le gusta cubrir a este fotorreportero es la ciudad
ya que le permite denunciar una serie de problemas sociales y humanos y lo hace
“sentir vivo”.
Perdomo siempre busca encuadrar en el objetivo los
elementos que necesita y los enfoca desde varios ángulos para lograr la
composición fotográfica que mejor denuncia lo que quiere decir. Su experiencia
en la fotografía deportiva le ha permitido desarrollar la velocidad para captar
hechos intempestivos como el que muestra la foto (El Universal, 17-6-87).
Además le da mucha importancia a la relación de un
reportero gráfico con diagramadores, periodistas y Jefes de Información. En el
caso de la foto que nos ocupa seguramente esa concepción se puso de nuevo de
manifiesto puesto que se ha logrado la publicación de una excelente
fotonoticia.
La foto es netamente documental tal y como se
recomienda en ese género periodístico fotográfico. Podemos adjudicarle 90 % de
acontecimiento y 10 % de comentario a la imagen, de acuerdo con la fórmula de
Alonso y Matilla. No hay uso deliberado de técnicas tendentes a producir
determinadas connotaciones.
El título es netamente informativo; se entiende de
manera autónoma sin necesidad de tener que recurrir a la lectura de un texto
escrito. En él están varios elementos de la noticia. Por un lado, el quién
queda plasmado en el antetítulo (Dos policías heridos) y en el título (40
encapuchados), que va precedido por el participio del verbo detener en plural,
se da respuesta al qué.
La leyenda es asertórica, vale decir, está basada
en el encadenamiento de afirmaciones que buscan describir un ámbito de
referencia. Expresa un “estado de hechos” y amplía la información contenida en
el titular. No hay uso de adjetivos, ni de juicios de valor. Tampoco se intenta
analizar una situación. Simplemente, se responde a los llamados elementos de la
noticia ampliando los datos colocados en el titular.
En razón de lo anterior también podemos conferir un
90% de acontecimiento al texto, conformado por el titular y la leyenda. El 10 %
otorgado al comentario de texto vendría a darse por aquello que autores como
Luis Angulo denominan “opinión implícita”, es decir, la inevitable subjetividad
presente en todo mensaje informativo.
En fin, por su estructura -título, foto y leyenda-
y por su intención -informar- estamos en presencia de una fotonoticia clásica
en la que todos los elementos se articulan de perfecta manera para transmitir
el mensaje editorial.
Paradójicamente, la única crítica que podemos
hacerle a este mensaje deriva precisamente de su característica clásica. Se
espera que algún día imperen las noticias -ora escritas, ora gráficas- sobre
hechos “suaves”, vinculados al desarrollo en lugar de las que rinden culto a
los hechos “duros” como el suceso plasmado en esta foto.
2.- Fotografía de
opinión.- La
foto escogida nos muestra a un sujeto en primer plano fuera de foco.
Probablemente un parlamentario. Se trata de una persona de avanzada edad puesto
que su cabellera es blanca y tiene una calvicie pronunciada. La mano colocada
sobre el lado izquierda de su rostro y la inclinación del rostro hacia abajo
parecieran ser indicativos de que está concentrado en alguna lectura y no
presta atención al personaje en segundo plano.
Al igual que el hombre de la calvicie pronunciada,
a quien no podemos identificar, el personaje en segundo plano -el Dr. David
Morales Bello- está enfluxado. En su caso, además se puede observar una corbata
que termina de darle un aire de formalidad a su vestimenta.
Morales Bello está de pie. Y la imagen nos muestra
claramente que pronuncia un discurso. El entrecejo está ladeado hacia arriba;
la boca, entreabierta, deja ver una dentadura casi perfecta. La mirada es un
tanto turbia y extraviada. No obstante,
paradójicamente el rostro ligeramente hacia arriba confiere al personaje un
aire enérgico.
Esta apreciación se refuerza con el gesto de la
mano, la cual está levantada casi a la altura de su hombro izquierdo y señala,
con el dedo índice, hacia un punto
imaginario. La mano derecha, entre tanto, permanece casi totalmente oculta por
el personaje en primer plano y en ella Morales Bello pareciera tener copia o al
menos una guía de su alocución.
El parlamentario adeco está a una distancia
moderada del micrófono, el cual se asoma ligeramente desde el lado izquierdo de
la imagen. Al igual que el personaje en primer plano, el fondo de la foto está
ligeramente desenfocado a fin de resaltar a Morales Bello. No obstante, se
pueden percibir unas paredes que permiten detectar que la alocución ha sido pronunciada
en un lugar cerrado.
La foto fue tomada luego de que Acción Democrática
sacrificara la postulación de David Morales Bello para la Presidencia del
Congreso Nacional, sustituyéndolo por Ramón J. Veláquez, quien a su vez fuera
propuesto por Luis Piñerúa Ordaz durante una reunión del CEN de AD y del
Gobierno en La Casona diez días atrás.
En esa reunión Piñerúa propuso el nombre de
Velásquez pero sin consultar con el CEN, razón por la que no tuvo el respaldo
necesario. Sin embargo, la situación cambió con los sucesos de febrero de ese año, y la consiguiente crisis
política del país.
En razón de lo anterior, ese mismo CEN apoyó a
Velásquez para la Presidencia del Parlamento. Morales Bello protestó esa
actitud y sostuvo que durante más de un año trabajó para conseguir la mayoría
de los votos del CEN.
Esa protesta es reseñada en la leyenda de la foto
publicada el 22 de febrero de 1992 en la primera plana, a la cual hemos hecho
referencia en los párrafos precedentes. Hasta ahí el pie de foto es meramente
informativo. No obstante, a continuación El Diario de Caracas fija posición
cuando agrega: “Lo que no dijo es que después del primer debate parlamentario,
en la discusión sobre la suspensión de garantías, quedó “rayado” como propulsor
de la pena de muerte para los golpistas”.
En tal sentido, no está demás recordar que pocas
horas después de la intentona militar que intentó derrocar a Carlos Andrés
Pérez, Morales Bello gritó “Mueran los Golpistas” para cerrar su vehemente
discurso en el Congreso, lo que propició la crítica de muchos políticos y
columnistas, incluyendo a su propio compañero de partido Luis Piñerúa Ordaz.
De hecho, la leyenda de la foto concluye así:
“Desde entonces, personalidades políticas, todos los partidos y por último, su
compañero Luis Piñerúa se han cansado de pedir su cabeza. En verdad, nadie lo
quiere”.
La última parte de la leyenda entronca con el
título colocado a la foto, el cual dice Nadie me quiere. La expresión no ha
sido colocada entre comillas puesto que es una apreciación de El Diario de
Caracas y no una cita de una afirmación hecha por Morales Bello en su discurso.
Con esto, el periódico de alguna manera ridiculiza
al personaje de marras puesto que dicha expresión suele atribuirse a los
infantes o a individuos con poco equilibrio emocional. Al utilizarla, El Diario
de Caracas rompe un tanto con el realismo consustancial al periodismo con la
finalidad de fijar posición respecto del personaje y su discurso.
El reportero gráfico que hizo la toma fue Freddy
Henríquez, quizás el más talentoso del staff, al menos si nos atenemos a que la
mayor parte de las fotos de primera plana de El Diario de Caracas de ese año
llevan su rúbrica.
Henríquez captó perfectamente la intención de sus
editores, y logró registrar un gesto de Morales Bello que articula
perfectamente con el Nadie me quiere, el cual es utilizado como leit motiv.
Como en la mayoría de sus fotos, en ésta Henríquez
emplea abiertamente los recursos propios del medio fotográfico. En este caso,
destacan un encuadre poco ortodoxo, y la técnica de
desenfoque-enfoque-desenfoque, como elementos retóricos de la imagen.
De otro lado, si bien el ángulo es ligeramente en
contrapicado -lo cual en teoría tendería a favorecer el personaje- el gesto de
Morales Bello, esa mirada y esas cejas que hacen que uno piense que está a
punto de estallar a llorar, hacen que la imagen encaje perfectamente con los
objetivos editoriales.
La foto tiene una fuerte tendencia a la opinión.
Dentro de la fórmula de Alonso y Matilla la imagen tiene un 40 % de reflejo icónico
(I) de los hechos y un 60 % de comentario, producidos por los elementos
retóricos usados por Henríquez. Ello, pese a la ausencia de técnicas de edición
sobre la imagen.
Por su parte, en el entorno lingüístico -título y
leyenda- el comentario es fuerte -un 70%- especialmente por las connotaciones
que hemos visto conlleva el Nadie me quiere y el uso de vocablos como “quedó
rayado”.
Por su estructura -título, foto, leyenda de 6 o más
líneas- estamos frente a una foto editorial, género mayor del periodismo
fotográfico de opinión. De por sí, la postura de rechazo del periódico hacia el
personaje la volvemos a encontrar en un editorial escrito dos días más tarde.
Allí, en efecto, El Diario de Caracas escribe que
“independientemente de los méritos que ese dirigente pueda tener para ocupar
tal cargo (la Presidencia del Congreso), un conjunto de elementos ha convertido
tal nombramiento en algo inadecuado, políticamente peligroso. No hay que ser un
genio para entenderlo”.
En fin, una muy buen lograda foto editorial la que
se anexó El Diario de Caracas con la publicación de este mensaje icónico-verbal
del líder de la tan cuestionada “Tribu de David”.
3.- Fotografía
Interpretativa.- La
foto de esta modalidad[1][1] nos muestra a Miguel Rodríguez subiendo
unas escaleras. La solemnidad de su vestimenta, el hecho de llevar una carpeta
llena de papeles en su mano derecha, más una columna cuya arquitectura nos
remite al Palacio de Miraflores, nos indican que el personaje probablemente va
a sostener una importante reunión. En el fondo se divisa un carro estacionado.
El rostro de Rodríguez muestra tensión y mira en
sentido opuesto a la entrada del Palacio como si alguien lo siguiera. El uso de
algunos mecanismos retóricos de la imagen confieren a la misma un aura de misterio.
Por ejemplo, el uso de la luz. Impera la oscuridad, elemento que da cierto
tinte de misterio, desesperanza y sosiego a los personajes que aparecen en
imágenes con esas características.
De otro lado, el uso del gran angular -un 28 mm
seguramente- no sólo permite ver elementos del contexto en el que está el
personaje, sino que además da cierta sensación de “vértigo” al mismo.
Y es que para el 20 de febrero de 1992 -día en que
apareció la foto- Miguel Rodríguez estaba en el ojo del huracán. Para entonces,
se efectuaban sin descanso los contactos presidenciales y políticos para
cambiar el gabinete, el cual renunciaría para facilitar al Presidente la
integración del nuevo Consejo de Ministros.
No pocos miembros de la Dirección Nacional de AD
habían hecho de la salida del ministro de Cordiplan un punto de honor. En
efecto, miembros del CEN de ese partido recomendaban al presidente Pérez que
sustituyera al planificador del “paquete económico” por un hombre de más
credibilidad como Domingo Maza Zavala.
El análisis de esta situación queda plasmada en
esta excelente fotografía de Carlos Hernández, reportero gráfico que sin tener
el background de Freddy
Henríquez logra, como vimos antes, captar la esencia del asunto por medio de el
uso consciente de recursos técnicos que otorgan a la imagen una pluralidad de
connotaciones.
Pero además de los méritos de Hernández, hay que
destacar la labor del Consejo de Redacción de El Diario de Caracas, que supo
sacar provecho a la imagen del mencionado fotorreportero para terminar de
configurar un acabado modelo de fotografía interpretativa.
El título, tal y como corresponde a los trabajos de
esta tendencia del periodismo, es apelativo. Recurre a una frase popular (Todo
llega a su final) que requiere del lector algunos conocimientos contextuales
para entender el mensaje.
En otras palabras, el título no singulariza el
asunto sino que menciona el tema en espera de que el público -con buenos
niveles culturales e informativos en el caso de este periódico- lo asocie con
la situación que está ocurriendo. De paso, el Todo llega a su final es
fácilmente vinculable con el final de las escalinatas
De otro lado, el texto de la leyenda además de
utilizar tiempos en condicional y futuro propios del periodismo interpretativo,
emplea vocablos que reflejan actitudes explicativas. Por ejemplo, cuando dice
que “Es difícil que se quede en
Cordiplan (...) y los hay que como César Gil, parecieran celebrar por
anticipado que se va. Lo cierto es que
parece haberse convertido en el blanco de quienes juzgan los efectos de
la política económica (...) Y una salida posible sería una movida hacia el Banco Central de Venezuela, en
el que pareciera que Pedro
Tinoco no tiene interés en seguir”.
Por lo demás, el comienzo de la leyenda indica que
los editores supieron sacarle partida al carácter connotativo de la luz cuando
señala que “El capitán de la política económica del presidente Pérez .. sube
los escalones.., entre velas, porque ahora, allí la luz se apaga después de las
ocho..”
De más está decir que el análisis de esta foto
interpretativa no se quedó en una mera especulación periodística. Cinco días
después de su publicación, Miguel Rodríguez, chivo expiatorio del CEN de Acción
Democrática, fue nombrado Presidente del
Banco Central de Venezuela.
ABREU, Carlos (1993). La fotografía periodística: Una aproximación teórico-práctica. Tesis doctoral. Universidad
de La Laguna. Tenerife. Islas Canarias
ALONSO, Manuel y Luis Matilla (1990). Imágenes en acción. Ediciones Akal. Madrid
ANGULO, Luis (1990). Dos estrategias retóricas en el periodismo de opinión. Trabajo de Ascenso. Facultad de
Humanidades y Educación. UCV. Caracas
BARRET, Terry (1990). Criticizing
Photographs. An Introduction to Understanding Images. The Ohio State University.
Mayfield Publishing Company. USA
DE PABLOS, José Manuel (1993). Fotoperiodismo
actual. Ediciones Xerach. Universidad de La Laguna. Tenerife. Islas Canarias.
-- (2003) “Siete leyes del fotoperiodismo”, en
Fotoperiodismo y edición / Historia y límites jurídicos. Editorial Universitas,
Madrid.
NUÑEZ LADEVEZE, Luis (1991). Manual para periodismo. Ariel Comunicación. Barcelona
FORMA DE
CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del
autor, 2004; título del texto, en Revista Latina de Comunicación Social, número
57, de enero-junio de 2004, La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección
telemática (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040757abreu.htm
Revista Latina
de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) – enero-junio de
2004 - año 7º - número 57
D.L.: TF - 135
- 98 / ISSN: 1138 – 5820
http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040757abreu.htm
[1][1] Esta foto aparece en nuestro
libro “Los géneros periodísticos fotográficos”. Igualmente, ha sido mostrada en
clase.