Vivimos la civilización de lo obvio, y, más que de lo obvio, casi de lo físico; de aquello que se puede ver y oler, tocar y medir, gozar y gustar. Parece que, tras veinte años de transición hacia la sociedad postcontemporánea en todos los países industrializados, hemos ido pasando de la crítica y el inconformismo, de la frescura de actitudes...
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