La evaluación es uno de los objetivos obligados en todo proceso docente, dado que con ella obtenemos una aproximación lo más fiable posible de los logros alcanzados por el alumno en el proceso de su aprendizaje, y nos sirve de diagnóstico de los aspectos susceptibles de mejora en el desarrollo docente (Stufflebeam, 1972). Con ella debemos ser capaces de valorar el conocimiento, las capacidades intelectuales y habilidades, así como la actitud del alumno (Bloom, 1956).
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