La mayoría de las personas vivimos en un entorno social nuevo. Gran parte de nuestras tareas diarias son realizadas con artefactos tecnológicos, como, el ordenador, la radio, el vídeo, la televisión... que ofrecen representaciones icónicas de la realidad.
Desde la hominización hasta la actualidad el único entorno real para cualquier persona era el que representaba su entorno más cercano, su pueblo, su familia, su trabajo. En las últimas décadas de este milenio, el hábitat en el que estamos inmersos en la conjugación de lo artificial con lo natural, lo icónico con lo real, inexorablemente, parece que nuestra biosfera cotidiana se aleja cada vez más de la realidad creada por la naturaleza para convertirse en una pseudo-realidad, engendrada por los nuevos medios.
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