El sector educativo durante la última década ha visto cómo las nuevas tecnologías y la sociedad de la información y el conocimiento están obligando a repensar sus medios y finalidades. Los continuos y mayores desafíos que conlleva una sociedad cada vez más compleja, dinámica, cambiante y global, obligan, entre otras cosas, a preguntarse las cuestiones siguientes: ¿Qué pueden aportar las nuevas tecnologías a la calidad del aprendizaje? ¿Qué objetivos educativos son más adecuadamente cubiertos por los “medios tradicionales”? ¿Cuáles son las nuevas necesidades educativas requeridas para aprovechar y solventar económica y humanamente las distintas oportunidades y riesgos planteados por la sociedad de la información? ¿Cuáles son las restricciones impuestas por las características estructurales de las economías emergentes?
|