En un año, el 2000, hemos pasado de la fascinación especulativa por las punto.com al desprecio inmisericorde de las mismas. Los medios encuentran titulares atractivos a partir de la defunción de empresas "de la nueva economía". De nuevo, como ocurrió cuando apareció Internet, no se han enterado de nada: que caigan algunas empresas, aunque sean miles, no significa que "todo" era un bluf.
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