En torno a la formación inicial de los docentes se ha discutido mucho recientemente en los marcos de las reformas curriculares de la normal básica y de la normal superior, en el marco también de los foros acerca de las políticas denominadas integrales de la for-mación y profesionalización de los docentes de educación básica.
A quienes compartimos el filos pedagógi-co de la profesión de enseñar nos queda me-dianamente claro que sin memoria histórica las condiciones de existencia en el aquí y ahora se diluyen. Sin memoria histórica los pueblos y las instituciones corren el riesgo de naufragio en las turbulentas aguas de la modernidad, obnubilados por la cortina de humo y el canto de las sirenas de un cambio curricular cosmético.
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