Mucho se habla hoy de las posibilidades educativas que traen consigo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC); posibilidades que actualmente son ya una realidad, pero que seguramente se extenderán a un ritmo acelerado en los próximos años; pues la sociedad actual parece caracterizarse por el rápido desarrollo de los conocimientos y el progreso de los medios tecnológicos, y en consecuencia, se requieren modelos de enseñanza flexibles, capaces de renovar y transmitir esos conocimientos y técnicas, así como de dar respuesta al aumento de la demanda educativa (Zapata Ros y García Martínez, 1999).
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