Un elemento constitutivo de la carrera académica es la dimensión del tiempo, en tanto que éste traspasa su estructura, sus requisitos y sus contenidos: ingreso, promoción y
definitividad; trayectoria escolar; antigüedad laboral; experiencia y reconocimiento
profesional; obra producida; formación de nuevas generaciones; y edades necesarias y
posibles tanto para obtener becas y reconocimientos como para ocupar ciertos puestos;
todo “está hecho” de tiempo. Sin embargo, poco se sabe todavía acerca de los ritmos y
contenidos de los “tiempos académicos” y, menos aún, sobre la lógica que los rige. A la
estadística sobre antigüedad y edad le falta la historia que desentrañe el significado de los fenómenos que las cifras ponen en evidencia. En este trabajo informamos algunos
resultados acerca de las diferencias entre los tiempos académicos reales registrados en el personal de carrera de la UNAM y los tiempos estatutarios que lo reglamentan.
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