Estimado padre de familia: En este momento de mi vida como maestra me permito expresarte sin cortapisas lo siguiente: eres importante para mi labor docente, y por ello quiero narrarte mi experiencia, en la que nos hemos acompañado tratando de realizar un ideal. Al terminar la escuela normal, donde forjé un sinfín de sueños y construí un ideal de escuela, no te visualicé como necesario en la comunidad escolar, sólo eras el ser que acompañaba a mi alumno en el proceso educativo y te demandé por medio de diferentes mensajes lo que quería de ti y tú me demandabas y exigías en algunas ocasiones lo que era propio como padre; en algunas de las veces me di cuenta que te concebía como un intruso en mi labor docente; disculpa pero no te he dicho que soy una maestra que desde los años sesenta realiza su docencia en escuelas primarias oficiales y que en este momento de mi vida siento una enorme necesidad de comunicarme contigo para expresarte que al hacer un alto en mi cotidianidad, para reflexionar sobre el contexto educativo, te descubrí con una nueva perspectiva y un nuevo valor de apoyo incondicional, que das para que tu hijo sea aceptado en la escuela y logre un grado académico que le permita incorporarse a la vida productiva de la sociedad.
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