Dentro de la didáctica de algunas disciplinas que, como las Ciencias, se han mostrado tradicionalmente reacias a la intromisión de temáticas no ligadas a la epistemología de las mismas, se han dado diversos intentos de interrelación con otras disciplinas, como respuesta a cierta crisis del planteamiento clásico de las Ciencias y la apertura hacia la complejidad del conocimiento. Un caso ilustrativo lo representan los llamados enfoques C-T-S (Ciencia-Tecnología-Sociedad), un movimiento curricular nacido en países anglófonos en los años setenta y que en nuestro contexto va empezando a tener aceptación por parte de determinados colectivos profesionales y diseñadores de currículos. De hecho, este enfoque se recoge entre los objetivos y contenidos del área de Ciencias de la Naturaleza de la Educación Secundaria Obligatoria y en algunas comunidades constituye una asignatura optativa en el Bachillerato del nuevo sistema educativo. Ahora bien, ¿es el enfoque CTS una forma diferente de contemplar la ciencia o se trata de una estratagema más para reforzar su papel en nuestra cultura? ¿Se alinearía a la filosofía de la transversalidad, o por el contrario revela un intento de globalizar el conocimiento científico, para conseguir dar funcionalidad a la ciencia académica?
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