La virtualidad es la nueva condición en que se regeneran los procesos sociales y donde, que duda cabe, la educación como práctica social ha encontrado un nuevo escenario de aprendizaje en y a través de Internet. Sin embargo, no se trata de ver a Internet, arquetipo de las actuales tecnologías virtuales semiinmersivas, como un artilugio frívolo o un material educativo -en el mismo sentido que un proyector multimedia o un mapa-, sino que a nuestro juicio representa un auténtico espacio educativo –un entorno- que demarca una nueva territorialidad, un no-lugar, con características propias que redefiniría las estrategias de enseñanza y aprendizaje propias de una educación anclada en la presencialidad, así como también los estilos de interacción educativa en virtud de los flujos temporales con que se genera la comunicación en red, síncrona o asíncrona, flexibilizando la secuencialidad de las actividades curriculares. No obstante, a pesar de estas posibilidades, existen diversos tópicos que se deben atender para hablar con propiedad de la pertinencia educativa del mundo virtual. Uno de ellos, imperativo, es la construcción de la dimensión pedagógica del uso educativo de Internet.
|