El autor del artículo reflexiona sobre el mantenimiento del papel tradicional que se ha venido atribuyendo a la Organización escolar.
Advierte de algunos peligros de la institucionalización.Argumenta contra la extendida falsedad de considerar las organizaciones como entes naturales y anuncia que el llamado cambio de las funciones socializadoras de las organizaciones escolares no sólo se realiza en términos progresivos, sino que al mismo tiempo se potencian respuestas acríticas.
Defiende la necesidad de incorporar las cuestiones organizativas a los procesos de transformación de la escuela, ligadas a los contextos concretos y a los individuos.
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